Foro “Retos y perspectivas de las humanidades en México”, 21 al 24 de enero de 2020
Auditorio Luis Villoro, de la FFyL (avenida Juan de Palafox y Mendoza 410, Centro).
Facultad de Filosofía y Letras-BUAP.
Gonzalo Salgado Villa.
WA: 2213641511
Este espacio para el dialogo sobre las humanidades, responde al contexto particular que la sociedad mexicana demanda. Ante los cambios coyunturales, en el escenario político y social, se nos invita a hacer una reflexión sobre su papel en lo académico, en relación con la sociedad y a nivel personal. De ahí que los ejes de este foro sean un motor para replantearnos la forma en cómo se vinieron desarrollando los estudios de las humanidades en los últimos años y qué es lo que podemos hacer para revirar o mejorar su estudio y utilidad.
Los temas parten, quiero creer, para esclarecer y debatir sobre los alcances y las áreas de oportunidad que se tienen en la investigación de las humanidades, en la docencia y los planes de estudio de cara a cumplir con la perspectiva político social en la que se desenvuelven, en la vinculación con las ciencias y otros conocimientos, y su divulgación.
Echando mano de mi profesión, quisiera aportar una reflexión pero empezando por atender a las preguntas que surgen de todos estos temas. El primero es sobre la esencia de las humanidades ¿Qué son?
La respuesta a tal pregunta se encuentra en la raíz de la palabra humano o humanidad ¿Qué quiere decir humanidad? El término usado para definir la humanidad, es originario del latín “humanitas”; humus –tierra, anus-procedencia o genuino, dad-cualidad: cualidad de quien procede o es genuino de la tierra, haciendo referencia aquella versión del Génesis, de que el hombre fue hecho de barro; la humanidad no se entiende como termino general sino como particular. La palabra humanidades es el plural del termino humanidad; a las humanidades se le conoce comúnmente como aquellos conocimientos que tratan dar cuenta del desarrollo del género humano. Lo anterior nos puede llevar a la cuestión de que no existe una sola noción de humanidad.
Una versión general de humanidad podemos encontrarla en la noción que abarca al conjunto total de la especie humana. Otro sentido conocido comúnmente es aquel que tiene que ver con la capacidad de sentir afecto, compasión, comprensión o solidaridad por los demás seres vivos de nuestro planeta(perros, gatos, panteras, tigres leones, pandas, otro ser humano, plantas, bosques, cordilleras, tantos seres y cosas como sean posibles de valorizar como buenaspara nuestro proceder).
Otra versión no tan general sobre humanidad, sino más bien ideal, y como tal es necesaria de la aceptación de la divulgación y de la enseñanza del interesado en difundirla, es la que tiene que ver con aquella dualidad: naturaleza racional del hombre, por un lado, y el espíritu humano por otro. Las dos son consideradas como escindidas de la condición orgánica, material —aunque no necesariamente desprendido de lo orgánico, si como parte fundamental; la razón por ejemplo es una cualidad un tanto independiente, cuando se toma en el conjunto: llámese Estado, regla, norma o idea directriz— como la esencia de la existencia del ser humano.
La humanidad entendida como naturaleza racional del hombre, encuentra que el género humano cobra fuerza como entidad biológica que es capaz de evolucionar para llegar a construir un cumulo de conocimientos sobre su entorno y sobre él mismo, que derivarán en una trascendencia de tipo ideal sobre aquello que lo configura dentro de su grupo.
La humanidad entendida como espíritu es aquella peculiaridad que trasciende lo biológico para posicionarse en un plano de acción creadora, factor de orden y armonía, en ella el sentimiento creador lo coloca como parte del todo, como ente metafísico que traspasa lo individual y la frontera del tiempo.
Desde la vista peculiar de la filosofía, la humanidad se ha visto como un fin, algo a lo que se ha de llegar, o como algo que tiene que descubrirse. Aristóteles define al hombre en su Política, como un “animal- racional-político”, es decir, es un proceso de conseguir pasar de lo animal a la razón y de la razón a la participación en la sociedad por medio de la comunicación; el hombre, refiriéndose al género, no está en acto sino en potencia. Dos mil cien años después Nietzsche pensaría que la noción de la humanidad debería superarse, y de la idea cristiana de humanidad dar pie al super-hombre, para ello tendríamos que empezar a posicionarnos por encima de nuestra condición orgánica, pero no haciéndonos más santos sino menos primates; ser superhombres es un proceso que inicia con nuestra condición biológica-selectiva, en donde el más fuerte es quien sobrevive, pero éste es quien debe dejar de pensar en sobrevivir y debe empezar a vivir: bailar es sinónimo de saber depositar nuestras ilusiones a la voluntad de nuestros deseos y apetencias para crear valores que superen a los ya establecidos. El filósofo mexicano A. Caso consideró que lo humano era una condición de superación de lo orgánico-biológico: el nacer, nutrirse, reproducirse, apuntaban a una visión económica de la vida, en donde la cualidad racional del hombre locoloca en una posición elevada de las especies, pero para dominarlas y seguir el mismo proceso de preservación de su especie; la humanidad, se daría mediante el proceso de salir del problema de la existencia como economía, primero por medio de un momento de contemplación de lo sublime, de lo ideal, lo en sí, para poder entender lo esencial de la existencia; ese momento era la existencia como desinterés: el freno estético para salir de la existencia como animal; pero habría que volver a lo orgánico como una síntesis de lo económico y lo desinteresado, por medio de la otra forma de vida: la caridad: hacer el bien que hay en nosotros para con el prójimo. La fórmula anterior exige un sacrificio de nuestra propia existencia por la de alguien más.
Como se puede observar en las reflexiones anteriores, la humanidad pretende unas veces hacer el freno de lo animal, cambiar la condición predadora de nuestra existencia en el entorno; otras hacer que el dominio se prolongue por más tiempo. Antes del homo sapiens-sapiens existieron nueve especies similares a él, todas ellas superadas, ya sea por la combinación genética mediante la reproducción o, en su mayoría, por la lucha y la depredación. Hoy en día, ese mismo homo sapiens-sapiens, ha construido caminos, edificios, ciudades, computadores, maquinas que le llevan a prolongar su existencia en un ecosistema, pero no ha dejado de ser un depredador. Nietzsche, nos decía que somos animales depredadores todo el tiempo y que no hemos aprendido a superar nuestra condición animal, la humanidad nos invita seguir prolongando nuestra condición inferior sobre el resto de los seres, el superhombre es armonía. La humanidad entonces radica en la defensa no de la especie, no del entorno, sino de la naturaleza misma de lo humano: el nacer crecer, reproducirse y defender el final del ciclo: “morir”. La muerte es el único paso armonioso del hombre, aunque se crea lo contrario (espiritualmente o racionalmente).La humanidad no se completa sin el fin del ciclo, la vida y su antinomia la conforman, ella es la analogía de las dos. En este sentido no se debe entender como un freno de lo animal, ni como la salvación de nuestra especie. La humanidad es la conciencia de nuestro estado en el mundo, como seres orgánicos, como seres sociales, como seres estéticos, como seres empáticos, y como especie que tiende a dejar de existir.
Entonces hasta cierto punto el sentido de las humanidades y de la humanidad sigue dos criterios: uno en el que va de la mano con la forma biológica para poder preservar el orden de cosas establecido por su misma especie; el otro, como un medio para desacelerar el impacto creado por su condición animal. En ese sentido los saberes creados desde uno de los criterios de humanidad contrastan: por un lado las humanidades pueden ser las aliadas de todos aquellos saberes y conocimientos que permitan establecer el orden y el progreso de la humanidad, respondiendo a las circunstancias y a las exigencias de un cumulo social determinado. Por otro lado, las humanidades se pueden visualizar como una piedra en el zapatoque atenta contra la jerarquización del orden establecido; deben responder a las necesidades de explicar en un momento determinado nuestra estancia en el mundo y prepararnos para entender el fin de la misma, o el de otras especies y el entorno mismo, en pos de la armonía. Entiéndase por armonía el efecto natural de permanencia y hegemonía entre las partes componentes de un ecosistema, del planeta, del universo mismo.
Esto hace pensar en la dificultad de poder develar el criterio a elegir para divulgar y comprender a las humanidades como materia de conocimiento. Las perspectivas antes mencionadas, no permiten ponernos de acuerdo sobre las mejores formas de guiar la investigación y el estudio, su divulgación y su relación con otros conocimientos. El dialogar desde estas dos perspectivas, poner el tema sobre la mesa, el identificar las divergencias, en un espacio como el que hoy se abre, es loable para llegar a entablar diálogos que permitan avanzar hacia una mejor criterio sobre los alcances de las humanidades y su impacto social. Por ello no hay que dejar de entender que las humanidades y los saberes específicos se generan desde el mismo punto: el humano. La separación depende de una valoración contextual, utilitaria, productiva. Si se piensa que las humanidades no alcanzan a hablar el idioma de las ciencias puesto que no tienen métodos definidos y cuando los tienen se convierten en saberes específicos, entonces son absorbidas por las ciencias. Los procesos de aceptación en la construcción del saber pasan por un filtro utilitario y comprensible. Las investigaciones de las ciencias y sus intereses parecen estar alejados de las humanidades más no de lo humano porque responden también a necesidades que le competen.
El gobierno mexicano actual está construyendo caminos para que las humanidades puedan participar en la construcción del país; las reformas a la educación, la creación de la nueva universidad, el cambio del sistema judicial, son el inicio. Por tal motivo, debemos apuntar la mirada a un horizonte que pueda enseñarnos que las dos perspectivas de las humanidades pueden construir las transformaciones que el país necesite.
Lic. en Filosofía BUAP Gonzalo Salgado Villa, profesor del Instituto de estudios superiores VW.
Mtro. en Historia José Antonio Robledo y Meza, P.I. Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP y fundador y director del proyecto “México el árbol de los mil frutos”.
Miguel Nava, Coordinador de la Asociación Filosófica de Puebla A.C., “Ecos del Espejo”.
C. Mtra. en Filosofía UNAM Karla Pérez Rodríguez, profesora Escuela Preparatoria 2 de Octubre de 1968, BUAP y Secretaria de actividades y proyectos de la Asociación Filosófica de Puebla A.C., “Ecos del Espejo”.
Lic. en Filosofía BUAP Lizzet González García, profesora del Colegio Liceo Reforma.
Estudiante del Colegio de Filosofía BUAP, Martín González Rojas, miembro de Sphaera.
Estudiante del Colegio de Filosofía BUAP, Angélica Guadalupe Salazar Ruiz, miembro de Sphaera.
Proyectos participantes:
México el árbol de los mil frutos.
Tlciudadana, la televisión para todos.
Temiki Radio.
Sphaera.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario