jueves, 30 de abril de 2020

In Memoriam Oscar Chávez


In Memoriam Oscar Chávez

Antecedentes de la 4T. Proyecto de investigación dedicado al investigador Oscar Chávez

José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
wa: 2223703233

Gracias A La Vida

1) Origen de la investigación.
Una exploración de la historia del filosofar en México. Se comenzará revisando el fragmento del texto de Guillermo Prieto Memorias de mis tiempos[1] escrito en 1851 y analizando una canción interpretada por Oscar Chávez intitulada “Mariana”.

Dice Prieto:
“La Cachuca atravesó por los años de 30 oliendo a brea y el Gato picarezco que parecía saltar entre la gente de trueno:

Mamá mía, su gato me araña,
Con su cola peluda me asusta:
Digasté si será justa
Que se vaya atrevido a mi cama.”

Continuá Prieto de inmediato:
“En las canciones de estrado tomó asiento gravedoso el físico que la pedantería y la ignorancia estropeaban a porfía:
Soy físico, retórico y poético
Astrónomo, geógrafo, hidráulico;
Y soy, sin duda, el hombre más científico
Si llego a enamorar.

Ya verán los maestros de la escuela moderna que esas grandes aspiraciones a lo científico vienen de tiempos muy atrás.”

La Mariana - Oscar Chavez



Se revisarán distintos materiales escritos y artísticos (pinturas: “Triunfo de la Ciencia y el Trabajo sobre la Envidia y la Ignorancia”, caricaturas, canciones (“Mariana” …) producidos durante el siglo XIX -la Reforma y la república restaurada- para explorar el cambio intelectual que tuvo lugar en la vida política mexicana donde es notable el ascenso del positivismo y su relación con la teoría de gobierno conocida como “política científica”, su origen, las fuentes intelectuales y modelos políticos que, en su mayoría, eran de orientación liberal.

Será importante la lectura de algunos textos que forman parte de tres polémicas importantes en la historia de la visión liberal-positivista en México:
1) Polémica Gabino Barreda-Justo Sierra
2) Polémica Sierra-Vigil
3)La gran controversia sobre el libro de texto.

Para ver de cerca el impacto del positivismo en México, haremos algunas visitas a la ciudad de México: al Colegio de San Ildefonso, Museo Diego Rivera, Palacio Nacional (visita a AMLO),  la Biblioteca y Hemeroteca nacionales.

2) Objetivo.Estas exploraciones y revisiones se harán con el propósito de comprender la relación que existe entre el filosofar, la política y el arte mexicano, y de todas ellas en la construcción de una identidad nacional.

3) Tema del proyecto. Los intentos de construcción de la identidad nacional durante el siglo XIX. Se centrará en establecer las relaciones entre el arte, el positivismo y el concepto de política científica.

4) Objeto de la investigación. Rastrear los postulados intelectuales sobre los que se basó la construcción de la identidad nacional durante el siglo XIX, años en que prevaleció el consenso ideológico gracias a los conflictos entre las facciones y a los debates continuos y con frecuencia acrimoniosos.

5) Problema: ¿De qué manera se construyó la identidad mexicana?

6) Hipótesis del proyecto.El proyecto se guiará por la convicción de que el estudio crítico de las ideas en su contexto histórico y comparativo puede ayudar a comprender los procesos políticos mexicanos.

7) Metodología.Acercamiento al proceso cultural de construcción de la identidad nacional mediante el análisis de procesos políticos del siglo XIX a  través de las artes y las ideas filosóficas y políticas.
Utilizaremos:
a) El análisis iconográfico
b) El método de IsahiaBerlin.
c) El análisis de obras artísticas.

#HastaProntoÓscar | Concierto de Óscar Chávez en #LosPinos: "El espíritu del 68"



8) Hilo central del proyecto.
Lo constituyen las ideas políticas de la élite intelectual y quasi-gubernamental de la generación posterior a la Reforma en México.
La importancia del filosofar se aprecia:
1.- Por los efectos que tuvo en el pensamiento político de la época:
1.1.- Un liberalismo triunfante y oficial que, aunque en lucha con los conceptos positivistas, acabó transformándose paulatinamente gracias a ellos. Aquí revisaremos la importancia del grupo juarista-positivista.
1.2.- Prevaleció el consenso ideológico gracias a los conflictos entre las facciones y a los debates continuos y con frecuencia acrimoniosos. Un indicador de este consenso fue el tema recurrente en los discursos de la unidad del Partido Liberal, que acompañaron las políticas seguidas por los presidentes Díaz y González con el fin de reconciliar a quienes habían sido partidarios de Juárez, Lerdo e Iglesias, y finalmente con la glorificación de Benito Juárez como el liberal perfecto y héroe nacional.
2.- Fue el elemento principal en la remodelación de la educación superior mexicana y
3.- En la formulación del pensamiento y de la política social.

9) Argumento principal.
La relación entre el filosofar y la política mexicana se inició mucho antes de lo que hasta ahora se ha defendido académicamente y está estrechamente vinculado a la formación del grupo liderado políticamente por Juárez y filosóficamente por Barreda.
La consolidación de esta relación se lleva a cabo a partir de la polémica sostenida entre Barreda y Sierra y sobre todo en la puesta en práctica del programa liberal-conservador y la defensa de la llamada política científica de 1878 y sus herederos, los Científicos de 1893. Su programa de 1878 consistía en reforzar el gobierno haciendo reformas a la Constitución y no en descartar o subvertir a la Constitución en nombre de la ciencia:
1.- Un mandato presidencial más largo.
2.- derecho de veto de suspensión.
3.- sufragio restringido.
4.- conservación del Senado.
5.- vicepresidencia autónoma
6.- tenencia de cargos a perpetuidad para los jueces: estos cambios harían que la Constitución se apegase a la realidad social y evitarían tener que suspenderla en momentos de crisis.

El llamado del periódico La Libertad a reforzar la Constitución hizo estallar un debate en 1878, que se prolongó también durante 1879, principalmente entre Justo Sierra y José María Vigil, quien defendía tenazmente la Constitución de 1857 en forma pura. El debate no tuvo lugar entre positivistas y liberales o entre suversores y defensores de la Constitución sino entre dos grupos de constitucionalistas, dos grupos de liberales: los liberales conservadores (o defensores de la política científica) y los liberales clásicos. En pocas palabras, este debate, al igual que otro que también examinaremos –el de Barreda con Sierra-, tuvo lugar en el seno de la institución liberal que surgió después de 1867.
Para demostrar el argumento de que debe verse la política científica como una forma de constitucionalismo, será necesario romper con la cronología y seguir tres rutas de investigación relacionadas entre sí:

1.- Exploraremos las circunstancias en que tuvo lugar la Convocatoria de 1867 a elecciones y la restauración del gobierno constitucional tras los diez años de guerra civil. Antecedentes del debate:
a) En nombre del “equilibrio constitucional”, Sebastián Lerdo, el autor de la Convocatoria, defendió lo que en realidad era la perpetuación de la fuerte presidencia de Benito Juárez durante la guerra.
b) El comentario de Francisco Zarco en el influyente diario El Siglo XIXque puso de manifiesto la ambivalencia de un exconstitucionalista doctrinario hacia el avance de la administración centralizada. Un antecedente notable fue la campaña oficial de fines de los años sesenta y principios de los setentas en pro de la reintauración de un Senado.

2.- Examinaremos las actividades y las ideas políticas del grupo de La Libertad antes de la fundación del periódico en 1878, sobre todo, su apoyo ferviente a la causa de José María Iglesias en 1876 y de nuevo al año siguiente. Se indagará quienes dirigían y escribían en La Libertady que oscilaron desde exagerados constitucionalistas, oponiéndose a la reelección de Lerdo, hasta su apoyo al juez de la Suprema Corte, Iglesias, en su legal pretensión a la Presidencia en 1876. La transición de los periodistas hacia la política científica ocurrió en el decisivo 1877, año de transición en el que su constitucionalismo se vio amortiguado por los nuevos imperativos políticos de la victoria militar de Porfirio Díaz. La experiencia de Justo Sierra y sus reflexiones sobre ella son particularmente reveladoras.

3.- Este argumento es más decisivo. Daremos un salto adelante hasta la fundación de la Unión Liberal Nacional en 1892 y el acalorado debate constitucional que siguió en torno a la inmovilidad de los jueces, un debate en el que hicieron su reaparición muchos temas y algunas personas que habían participado en el de 1878. Se identificó la política científica como constitucionalismo en el programa de la Unión Liberal de 1892, también encabezada por Justo Sierra. El manifiesto de Sierra reafirmaba los principios administrativos y centralizadores de la política científica pero todavía subrayaba más la necesidad de aplicar reformas constitucionales, esta vez para limitar, no aumentar la autoridad de Porfirio Díaz. Los argumentos tomados de la ciencia eran similares a los presentados en 1878; pero en las distintas circunstancias de 1892-1893, gobierno constitucional fuerte significaba instituciones vigorosas que restringieran el poder personal del Ejecutivo. En el intrincado debate de 1893 sobre la permanencia de los jueces, los reformadores constitucionales fueron apodados los “Científicos”, lo cual señaló el origen de un famoso grupo al que se ha definido de varias maneras. Los Científicos fracasaron en 1893 pero volvieron a intentarlo en 1903, ahora demandando que los partidos políticos garantizasen la continuidad en vista del cada vez más precario gobierno personal del presidente. Su segundo esfuerzo conducido por Francisco Bulnes, fue una especie de desenlace. Suscitó poca polémica y tuvo claramente menos apoyo que el primero. De esta manera, la política científica de 1878, desde sus precedentes en la convocatoria de 1867 hasta el momento de auge en el episodio de 1892-1893 y su desenlace en 1903, tuvo fuerte componente constitucionalista, a pesar de su desdén por las constituciones, de hecho por el propio liberalismo, que estuvo presente en la teoría positivista tradicional tal como la había elaborado Gabino Barreda.

10) Visión. Se trata de construir una visión distinta hasta ahora a partir de relacionar nuevas fuentes y considerar una bibliografía más actualizada. Nuestra visión será desde el interior de la cultura mexicana sin dejar de lado las construidas desde otras plataformas culturales.

11) Interlocutores.Haremos nuestras reflexiones frente a las realizadas por Daniel Cosío Villegas, Arnaldo Córdova, Jesús Reyes Heroles, Walter Beller, Bernardo Méndes Lugo, Santiago Ramírez, Charles Hale.

12) Período: 1830-1910.

13) Estructura general del proyecto.
I. Introducción: El problema de la construcción de la identidad nacional durante el siglo XIX.
1) La independencia y la pérdida de identidad.
2) La construcción del Estado nacional y su legitimidad.
3) La construcción de la identidad cultural como un problema de Estado.
4) El papel de la educación en la construcción de la identidad nacional.
5) Gabino Barreda y la ENP.
6) La polémica Barreda-Sierra.

II. El proyecto “liberal-conservador” y la estructura de la política científica.
Se señalan los elementos de la política científica. Aborda las implicaciones políticas derivadas de la “Oración cívica” de Barreda.

III.- La política científica y el constitucionalismo.El punto de partida serán las preguntas: ¿Fueron los directores de La Libertad menos apologistas de la dictadura, es decir, del régimen incipiente de Porfirio Díaz?, ¿su programa de revisar la Constitución fue un intento de subvertirla?

IV.- El positivismo y la Escuela Nacional Preparatoria.
Se expone como Sierra no sólo giró del legalismo constitucional a la política científica y de Iglesias a Díaz, sino que también pasó del espiritualismo filosófico al positivismo. Se ocupa de la fundación de la escuela Nacional Preparatoria (ENP) en 1867, y del plan de estudios científico y barredianoque impuso como requisito a todos los estudiantes que luego quisieran seguir alguna profesión.

V.- La gran controversia sobre el libro de texto.
Se expone como Sierra no sólo giró del legalismo constitucional a la política científica y de Iglesias a Díaz, sino que también pasó del espiritualismo filosófico al positivismo. El tema de este capítulo es la educación superior y la política se ensamblaron de manera inevitable a raíz de los grandes debates habidos entre 1880 y 1883 a causa de la adopción de textos de lógica por parte de la ENP. Surge el positivismo como filosofía oficial de la educación superior, lo cual fue consecuencia del Segundo Congreso Nacional de Instrucción Pública, celebrado en 1891, y la subsecuente ley de 1896.

VI.- Positivismo, liberalismo y sociedad.
Se adentra en los supuestos sociales de los intelectuales porfirianos. Se analiza al positivismo como conjunto de ideas sociales para poder así señalar los postulados sociales enclavados en la política científica y la relación de éstos con el liberalismo.

VII.- Conclusión: El legado.
Se trata de describir las influencias del positivismo en el corpus liberal y con ello mostrar como a partir de 1867 se estableció una tradición liberal oficial, que se asentó aún más con la Revolución de 1910. Es en este proceso que se construyó el mitologema generador de la identidad nacional.

14) Establecer las diferencias con otros estudios.

15) Tiempo para hacerlo. Un año.

16) Instituciones de apoyo. Se buscarán colectivamente.

Oscar Chávez 1974 Anatomía musical



Oscar Chávez 2006 Boleros. Tropicanías



Oscar Chávez 1988 Parodias Políticas y otras Yerbas Vol. 1



Oscar Chávez 1987- El pueblo y el mal gobierno



Oscar Chávez 1975- Añoranzas mexicanas, vol. 2



Oscar Chávez 1985- Décimas topadas



OSCAR CHAVEZ - MIS FAVORITAS






[1]Sepan cuantos…”, núm. 481, 151.

domingo, 26 de abril de 2020

La 4T avanza


La 4T avanza

José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
robledomeza@yahoo.com.mx
wa: 2223703233

Ganadas las elecciones en 2018 sobrevino un nuevo proceso: la reorganización de la sociedad. Esta reorganización debía modificar día a día las relaciones económicas, culturales y políticas que habían sido tocadas por la corrupción. El vacío dejado por la corrupción deberá llenarse con virtudes ciudadanas. La promoción de estas virtudes requiere de instrumentos disponibles en los espacios culturales, especialmente la escuela.

El Estado laico avanzó significativamente durante el proceso emergente de la pandemia Covid-19 al hacer descansar las decisiones sanitarias en la autoridad de los científicos del Consejo de Salubridad General y de la Secretaría de Salud.

Hubo avances significativos en el terreno democrático al involucrar a la población en la toma de decisiones de la campaña sanitaria con la información proporcionada en las conferencias vespertinas diarias.

La legitimidad del Estado laico y democrático creció haciendo frente a la sistemática campaña de algunos medios de comunicación.

Pasada la emergencia sanitaria deberán resolverse los problemas en el terreno económico. La cultura científica en asuntos político-económicos deberá consolidar la democracia mexicana.

Bajo la guía del Pueblo Soberano y caminando hacia una Nueva República, la Cuarta Trasformación avanza construyendo tradiciones.

Mi postura


Mi postura 

José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
robledomeza@yahoo-com.mx
wa: 2223703233

En un texto de un poco más de 350 palabras la más mencionada es la de “gobernador” con seis; “Hospital Universitario” y “universidad” le siguen con tres menciones cada una.

Juan Carlos Canales en defensa del HU

A continuación manifestaré mi postura con respecto a la cuestión sanitaria incluida en las palabras de Juan Carlos Canales. En otra ocasión daré cuenta de las diferencias con respecto a otras cuestiones como la visión de lo público y autónomo de la BUAP así como de su historia.

Es un hecho que nos encontramos en las circunstancias de una pandemia, esto es, en circunstancias donde los principios de la práctica médica cotidiana son desplazados por los principios de la práctica de salud pública. 

En el contexto de la práctica de salud pública la autoridad sanitaria está definida en la Ley General de Salud, en el Título Primero de las Disposiciones Generales.

Dos son los artículos que aquí reproduzco que define la relación de subordinación de autoridades en caso de circunstancias como la pandemia: 

ARTÍCULO 1o. La presente Ley reglamenta el derecho a la protección de la salud que tiene toda persona en los términos del artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece las bases y modalidades para el acceso a los servicios de salud y la concurrencia de la Federación y las entidades federativas en materia de salubridad general. Es de aplicación en toda la República y sus disposiciones son de orden público e interés social

ARTÍCULO 4o. Son autoridades sanitarias: 
I. El Presidente de la República; 
II. El Consejo de Salubridad General; 
III. La Secretaría de Salud, y 
IV. Los gobiernos de las entidades federativas, incluyendo el del Departamento del Distrito Federal.

De qué deliberaciones se desarrollaron para justificar la toma de decisión y del papel que debería jugar el Hospital Universitario es lo que la autoridad debe informar. Ya vendrá el momento de enjuiciar a los responsables de quienes intervinieron en la toma de decisiones. Estas personas estarán obligadas a responder cuando, pasada la epidemia, se les pida cuentas de los actos que realizaron en nuestro nombre. Así pues, este debate deberá continuar cuando deliberemos los resultados después de pasada la pandemia. Se tratará de averiguar cómo participaron, cómo hemos de llamar esta participación y qué nos parece, y deliberar sobre lo que proceda hacer con ellos.

Así las cosas en las circunstancias de una pandemia el gobierno estatal se constituye en la autoridad sanitaria, esto es, es el responsable de la toma final de decisiones. La resistencia o desobediencia tiene el nombre de desacato y se comete al calumniar, injuriar, insultar o amenazar a la autoridad en el ejercicio de sus funciones ya sea de hecho o de palabra.

sábado, 25 de abril de 2020

Juan Carlos Canales en defensa del HU


Juan Carlos Canales en defensa del HU



A continuación reproduzco las palabras de Juan Carlos Canales para Radio Buap (sic) que serán la base de mi análisis en la siguiente entrega. Por favor si alguien detecta un error en esta reproducción señálela para, de inmediato, corregirla.
José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
wa: 2223703233

Juan Carlos Canales:

“Es inadmisible que se intente descalificar el papel, la participación que tiene nuestra universidad y particularmente el Hospital Universitario respecto a la pandemia.
Lo que está en juego es que no se puede entregar el Hospital Universitario a ninguna autoridad… Primero porque es inadmisible en términos jurídicos de nuestra autonomía y porque en segundo término se pone en riesgo la atención a los 23 mil derechohabientes como acabas de decir.
Creo que nuestro Hospital Universitario pese a las deficiencias, pese a las críticas que podamos hacer, ofrece una atención a sus derecho habientes muy superior a cualquier instancia médica pública; entonces, más allá de la firma de los directores, yo personalmente me sumo a esta protesta e invito a los universitarios a que se sumen a esta protesta porque ya no solo se trata de un golpeteo personal al rector sino que ahora se está atentando contra un derecho laboral que no ganamos nosotros tu y yo sino que es producto de años de lucha sindical nacional y local; entonces esas declaraciones del gobernador del estado ya ponen en riesgo nuestra propia historia como institución.
No entiendo al gobernador de Puebla si tiene que vivirse peleando con todo el mundo, con Claudia Rivera, ahora con el sindicato de trabajadores de la educación porque no se cierran las oficinas de la SEP pese a que ya hubo un muerto por contagio, y si no es el rector… y lamento mucho que las conferencias matutinas del gobernador sean más bien ejercicios cortesanos… más que información de cara a una sociedad democrática… porque le rinden cuentas al gobernador. El secretario de salud le rinde cuentas al gobernador. No. Nos tiene que rendir cuentas a todos.
El lugar que tenemos de cara a esta sociedad, en lugar de restar su valor el gobernador tendría que conocerlo y aplaudirlo y llegar a un acuerdo con nuestra institución para ver que podemos aportar en este momento de crisis.
No puedes tratar a una universidad y menos a una universidad con nuestra historia como si estuvieras en el clero o en el ejército o con una cuadrilla de trabajadores que te tienen que obedecer…”


viernes, 24 de abril de 2020

Pierre Menard, autor del Quijote

“Pierre Menard, autor del Quijote”, por Jorge Luis Borges.
El jardín de senderos que se bifurcan (1941; Ficciones, 1944)

A Silvina Ocampo

La obra visible que ha dejado este novelista es de fácil y breve enumeración. Son, por lo tanto, imperdonables las omisiones y adiciones perpetradas por madame Henri Bachelier en un catálogo falaz que cierto diario cuya tendencia protestante no es un secreto ha tenido la desconsideración de inferir a sus deplorables lectores —si bien estos son pocos y calvinistas, cuando no masones y circuncisos. Los amigos auténticos de Menard han visto con alarma ese catálogo y aun con cierta tristeza. Diríase que ayer nos reunimos ante el mármol final y entre los cipreses infaustos y ya el Error trata de empañar su Memoria… Decididamente, una breve rectificación es inevitable.

Me consta que es muy fácil recusar mi pobre autoridad. Espero, sin embargo, que no me prohibirán mencionar dos altos testimonios. La baronesa de Bacourt (en cuyos vendredis inolvidables tuve el honor de conocer al llorado poeta) ha tenido a bien aprobar las líneas que siguen. La condesa de Bagnoregio, uno de los espíritus más finos del principado de Mónaco (y ahora de Pittsburgh, Pennsylvania, después de su reciente boda con el filántropo internacional Simón Kautzsch, tan calumniado, ¡ay!, por las víctimas de sus desinteresadas maniobras) ha sacrificado “a la veracidad y a la muerte” (tales son sus palabras) la señoril reserva que la distingue y en una carta abierta publicada en la revista Luxe me concede asimismo su beneplácito. Esas ejecutorias, creo, no son insuficientes.

He dicho que la obra visible de Menard es fácilmente enumerable. Examinado con esmero su archivo particular, he verificado que consta de las piezas que siguen:

a) Un soneto simbolista que apareció dos veces (con variaciones) en la revista La Conque (números de marzo y octubre de 1899).

b) Una monografía sobre la posibilidad de construir un vocabulario poético de conceptos que no fueran sinónimos o perífrasis de los que informan el lenguaje común, “sino objetos ideales creados por una convención y esencialmente destinados a las necesidades poéticas” (Nîmes, 1901).

c) Una monografía sobre “ciertas conexiones o afinidades” del pensamiento de Descartes, de Leibniz y de John Wilkins (Nîmes, 1903).

d) Una monografía sobre la Characteristica Universalis de Leibniz (Nîmes, 1904).

e) Un artículo técnico sobre la posibilidad de enriquecer el ajedrez eliminando uno de los peones de torre. Menard propone, recomienda, discute y acaba por rechazar esa innovación.

f) Una monografía sobre el Ars Magna Generalis de Ramón Llull (Nîmes, 1906).

g) Una traducción con prólogo y notas del Libro de la invención liberal y arte del juego del axedrez de Ruy López de Segura (París, 1907).

h) Los borradores de una monografía sobre la lógica simbólica de George Boole.

i) Un examen de las leyes métricas esenciales de la prosa francesa, ilustrado con ejemplos de Saint­ Simon (Revue des Langues Romanes, Montpellier, octubre de 1909).

j) Una réplica a Luc Durtain (que había negado la existencia de tales leyes) ilustrada con ejemplos de Luc Durtain (Revue des Langues Romanes, Montpellier, diciembre de 1909).

k) Una traducción manuscrita de la Aguja de navegar cultos de Quevedo, intitulada La Boussole des précieux.

l) Un prefacio al catálogo de la exposición de litografías de Carolus Hourcade (Nîmes, 1914).

m) La obra Les Problèmes d’un problème (París, 1917) que discute en orden cronológico las soluciones del ilustre problema de Aquiles y la tortuga. Dos ediciones de este libro han aparecido hasta ahora; la segunda trae como epígrafe el consejo de Leibniz Ne craignez point, monsieur, la tortue, y renueva los capítulos dedicados a Russell y a Descartes.

n) Un obstinado análisis de las “costumbres sintácticas” de Toulet (N.R.F., marzo de 1921). Menard ­recuerdo­ declaraba que censurar y alabar son operaciones sentimentales que nada tienen que ver con la crítica.

o) Una transposición en alejandrinos del Cimetière marin, de Paul Valéry (N.R.F., enero de 1928).

p) Una invectiva contra Paul Valéry, en las Hojas para la supresión de la realidad de Jacques Reboul. (Esa invectiva, dicho sea entre paréntesis, es el reverso exacto de su verdadera opinión sobre Valéry. Éste así lo entendió y la amistad antigua de los dos no corrió peligro.)

q) Una “definición” de la condesa de Bagnoregio, en el “victorioso volumen” ­la locución es de otro colaborador, Gabriele d’Annunzio­ que anualmente publica esta dama para rectificar los inevitables falseos del periodismo y presentar “al mundo y a Italia” una auténtica efigie de su persona, tan expuesta (en razón misma de su belleza y de su actuación) a interpretaciones erróneas o apresuradas.

r) Un ciclo de admirables sonetos para la baronesa de Bacourt (1934).

s) Una lista manuscrita de versos que deben su eficacia a la puntuación.[1]

Hasta aquí (sin otra omisión que unos vagos sonetos circunstanciales para el hospitalario, o ávido, álbum de madame Henri Bachelier) la obra visible de Menard, en su orden cronológico. Paso ahora a la otra: la subterránea, la interminablemente heroica, la impar. También, ¡ay de las posibilidades del hombre!, la inconclusa. Esa obra, tal vez la más significativa de nuestro tiempo, consta de los capítulos noveno y trigésimo octavo de la primera parte del Don Quijote y de un fragmento del capítulo veintidós. Yo sé que tal afirmación parece un dislate; justificar ese “dislate” es el objeto primordial de esta nota.[2]

Dos textos de valor desigual inspiraron la empresa. Uno es aquel fragmento filológico de Novalis —­el que lleva el número 2005 en la edición de Dresden­— que esboza el tema de la total identificación con un autor determinado. Otro es uno de esos libros parasitarios que sitúan a Cristo en un bulevar, a Hamlet en la Cannebiére o a don Quijote en Wall Street. Como todo hombre de buen gusto, Menard abominaba de esos carnavales inútiles, sólo aptos ­decía­ para ocasionar el plebeyo placer del anacronismo o (lo que es peor) para embelesarnos con la idea primaria de que todas las épocas son iguales o de que son distintas. Más interesante, aunque de ejecución contradictoria y superficial, le parecía el famoso propósito de Daudet: conjugar en una figura, que es Tartarín, al Ingenioso Hidalgo y a su escudero… Quienes han insinuado que Menard dedicó su vida a escribir un Quijote contemporáneo, calumnian su clara memoria.

No quería componer otro Quijote —lo cual es fácil— sino el Quijote. Inútil agregar que no encaró nunca una transcripción mecánica del original; no se proponía copiarlo. Su admirable ambición era producir unas páginas que coincidieran ­palabra por palabra y línea por línea­ con las de Miguel de Cervantes.
“Mi propósito es meramente asombroso”, me escribió el 30 de septiembre de 1934 desde Bayonne. “El término final de una demostración teológica o metafísica —el mundo externo, Dios, la causalidad, las formas universales— no es menos anterior y común que mi divulgada novela. La sola diferencia es que los filósofos publican en agradables volúmenes las etapas intermediarias de su labor y que yo he resuelto perderlas.” En efecto, no queda un solo borrador que atestigüe ese trabajo de años.

El método inicial que imaginó era relativamente sencillo. Conocer bien el español, recuperar la fe católica, guerrear contra los moros o contra el turco, olvidar la historia de Europa entre los años de 1602 y de 1918, ser Miguel de Cervantes. Pierre Menard estudió ese procedimiento (sé que logró un manejo bastante fiel del español del siglo diecisiete) pero lo descartó por fácil. ¡Más bien por imposible! dirá el lector. De acuerdo, pero la empresa era de antemano imposible y de todos los medios imposibles para llevarla a término, éste era el menos interesante. Ser en el siglo veinte un novelista popular del siglo diecisiete le pareció una disminución. Ser, de alguna manera, Cervantes y llegar al Quijote le pareció menos arduo ­por —consiguiente, menos interesante— que seguir siendo Pierre Menard y llegar al Quijote, a través de las experiencias de Pierre Menard. (Esa convicción, dicho sea de paso, le hizo excluir el prólogo autobiográfico de la segunda parte del Don Quijote. Incluir ese prólogo hubiera sido crear otro personaje —Cervantes— pero también hubiera significado presentar el Quijote en función de ese personaje y no de Menard. Éste, naturalmente, se negó a esa facilidad.) “Mi empresa no es difícil, esencialmente” leo en otro lugar de la carta. “Me bastaría ser inmortal para llevarla a cabo.” ¿Confesaré que suelo imaginar que la terminó y que leo el Quijote —todo el Quijote— como si lo hubiera pensado Menard? Noches pasadas, al hojear el capítulo xxvi —no ensayado nunca por él— reconocí el estilo de nuestro amigo y como su voz en esta frase excepcional: las ninfas de los ríos, la dolorosa y húmida Eco. Esa conjunción eficaz de un adjetivo moral y otro físico me trajo a la memoria un verso de Shakespeare, que discutimos una tarde:

Where a malignant and a turbaned Turk…

¿Por qué precisamente el Quijote? dirá nuestro lector. Esa preferencia, en un español, no hubiera sido inexplicable; pero sin duda lo es en un simbolista de Nîmes, devoto esencialmente de Poe, que engendró a Baudelaire, que engendró a Mallarmé, que engendró a Valéry, que engendró a Edmond Teste. La carta precitada ilumina el punto. “El Quijote”, aclara Menard, “me interesa profundamente, pero no me parece ¿cómo lo diré? inevitable. No puedo imaginar el universo sin la interjección de Edgar Allan Poe:

Ah, bear in mind this garden was enchanted!

o sin el Bateau ivre o el Ancient Mariner, pero me sé capaz de imaginarlo sin el Quijote. (Hablo, naturalmente, de mi capacidad personal, no de la resonancia histórica de las obras.) El Quijote es un libro contingente, el Quijote es innecesario. Puedo premeditar su escritura, puedo escribirlo, sin incurrir en una tautología. A los doce o trece años lo leí, tal vez íntegramente. Después, he releído con atención algunos capítulos, aquellos que no intentaré por ahora. He cursado asimismo los entremeses, las comedias, la Galatea, las Novelas ejemplares, los trabajos sin duda laboriosos de Persiles y Segismunda y el Viaje del Parnaso… Mi recuerdo general del Quijote, simplificado por el olvido y la indiferencia, puede muy bien equivaler a la imprecisa imagen anterior de un libro no escrito. Postulada esa imagen (que nadie en buena ley me puede negar) es indiscutible que mi problema es harto más difícil que el de Cervantes. Mi complaciente precursor no rehusó la colaboración del azar: iba componiendo la obra inmortal un poco à la diable, llevado por inercias del lenguaje y de la invención. Yo he contraído el misterioso deber de reconstruir literalmente su obra espontánea. Mi solitario juego está gobernado por dos leyes polares. La primera me permite ensayar variantes de tipo formal o psicológico; la segunda me obliga a sacrificarlas al texto ‘original’ y a razonar de un modo irrefutable esa aniquilación… A esas trabas artificiales hay que sumar otra, congénita. Componer el Quijote a principios del siglo diecisiete era una empresa razonable, necesaria, acaso fatal; a principios del veinte, es casi imposible. No en vano han transcurrido trescientos años, cargados de complejísimos hechos. Entre ellos, para mencionar uno solo: el mismo Quijote.”

A pesar de esos tres obstáculos, el fragmentario Quijote de Menard es más sutil que el de Cervantes. Éste, de un modo burdo, opone a las ficciones caballerescas la pobre realidad provinciana de su país; Menard elige como “realidad” la tierra de Carmen durante el siglo de Lepanto y de Lope. ¡Qué españoladas no habría aconsejado esa elección a Maurice Barrès o al doctor Rodríguez Larreta! Menard, con toda naturalidad, las elude. En su obra no hay gitanerías ni conquistadores ni místicos ni Felipe II ni autos de fe. Desatiende o proscribe el color local. Ese desdén indica un sentido nuevo de la novela histórica. Ese desdén condena a Salammbô, inapelablemente.

No menos asombroso es considerar capítulos aislados. Por ejemplo, examinemos el xxxviii de la primera parte, “que trata del curioso discurso que hizo don Quixote de las armas y las letras”. Es sabido que don Quijote (como Quevedo en el pasaje análogo, y posterior, de La hora de todos) falla el pleito contra las letras y en favor de las armas. Cervantes era un viejo militar: su fallo se explica. ¡Pero que el don Quijote de Pierre Menard —hombre contemporáneo de La trahison des clercs y de Bertrand Russell— reincida en esas nebulosas sofisterías! Madame Bachelier ha visto en ellas una admirable y típica subordinación del autor a la psicología del héroe; otros (nada perspicazmente) una transcripción del Quijote; la baronesa de Bacourt, la influencia de Nietzsche. A esa tercera interpretación (que juzgo irrefutable) no sé si me atreveré a añadir una cuarta, que condice muy bien con la casi divina modestia de Pierre Menard: su hábito resignado o irónico de propagar ideas que eran el estricto reverso de las preferidas por él. (Rememoremos otra vez su diatriba contra Paul Valéry en la efímera hoja superrealista de Jacques Reboul.) El texto de Cervantes y el de Menard son verbalmente idénticos, pero el segundo es casi infinitamente más rico. (Más ambiguo, dirán sus detractores; pero la ambigüedad es una riqueza.)

Es una revelación cotejar el Don Quijote de Menard con el de Cervantes. Éste, por ejemplo, escribió (Don Quijote, primera parte, noveno capítulo):

… la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.

Redactada en el siglo diecisiete, redactada por el “ingenio lego” Cervantes, esa enumeración es un mero elogio retórico de la historia. Menard, en cambio, escribe:

… la verdad, cuya madre es la historia, émula del tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir.

La historia, madre de la verdad; la idea es asombrosa. Menard, contemporáneo de William James, no define la historia como una indagación de la realidad sino como su origen. La verdad histórica, para él, no es lo que sucedió; es lo que juzgamos que sucedió. Las cláusulas finales —ejemplo y aviso de lo presente, advertencia de lo por venir— son descaradamente pragmáticas.

También es vívido el contraste de los estilos. El estilo arcaizante de Menard —extranjero al fin— adolece de alguna afectación. No así el del precursor, que maneja con desenfado el español corriente de su época.

No hay ejercicio intelectual que no sea finalmente inútil. Una doctrina es al principio una descripción verosímil del universo; giran los años y es un mero capítulo —cuando no un párrafo o un nombre— de la historia de la filosofía. En la literatura, esa caducidad es aún más notoria. El Quijote —me dijo Menard— fue ante todo un libro agradable; ahora es una ocasión de brindis patriótico, de soberbia gramatical, de obscenas ediciones de lujo. La gloria es una incomprensión y quizá la peor.

Nada tienen de nuevo esas comprobaciones nihilistas; lo singular es la decisión que de ellas derivó Pierre Menard. Resolvió adelantarse a la vanidad que aguarda todas las fatigas del hombre; acometió una empresa complejísima y de antemano fútil. Dedicó sus escrúpulos y vigilias a repetir en un idioma ajeno un libro preexistente. Multiplicó los borradores; corrigió tenazmente y desgarró miles de páginas manuscritas.[3] No permitió que fueran examinadas por nadie y cuidó que no le sobrevivieran. En vano he procurado reconstruirlas.

He reflexionado que es lícito ver en el Quijote “final” una especie de palimpsesto, en el que deben traslucirse los rastros —Tenues pero no indescifrables— de la “previa” escritura de nuestro amigo. Desgraciadamente, sólo un segundo Pierre Menard, invirtiendo el trabajo del anterior, podría exhumar y resucitar esas Troyas…

“Pensar, analizar, inventar (me escribió también) no son actos anómalos, son la normal respiración de la inteligencia. Glorificar el ocasional cumplimiento de esa función, atesorar antiguos y ajenos pensamientos, recordar con incrédulo estupor que el doctor universalis pensó, es confesar nuestra languidez o nuestra barbarie. Todo hombre debe ser capaz de todas las ideas y entiendo que en el porvenir lo será.”

Menard (acaso sin quererlo) ha enriquecido mediante una técnica nueva el arte detenido y rudimentario de la lectura: la técnica del anacronismo deliberado y de las atribuciones erróneas. Esa técnica de aplicación infinita nos insta a recorrer la Odisea como si fuera posterior a la Eneida y el libro Le jardin du Centaure de madame Henri Bachelier como si fuera de madame Henri Bachelier. Esa técnica puebla de aventura los libros más calmosos. Atribuir a Louis Ferdinand Céline o a James Joyce la Imitación de Cristo ¿no es una suficiente renovación de esos tenues avisos espirituales?

Nîmes, 1939

[1] Madame Henri Bachelier enumera asimismo una versión literal de la versión literal que hizo Quevedo de la Introduction à la vie dévote de san Francisco de Sales. En la biblioteca de Pierre Menard no hay rastros de tal obra. Debe tratarse de una broma de nuestro amigo, mal escuchada.

[2] Tuve también el propósito secundario de bosquejar la imagen de Pierre Menard. Pero ¿cómo atreverme a competir con las páginas áureas que me dicen prepara la baronesa de Bacourt o con el lápiz delicado y puntual de Carolus Hourcade?

[3] Recuerdo sus cuadernos cuadriculados, sus negras tachaduras, sus peculiares símbolos tipográficos y su letra de insecto. En los atardeceres le gustaba salir a caminar por los arrabales de Nîmes; solía llevar consigo un cuaderno y hacer una alegre fogata.

La revocación de mandato para el 2021

La revocación de mandato para el 2021
José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
robledomeza@yahoo.com.mx
wa: 2223703233

¿De dónde proviene en México la autoridad del presidente para gobernar? De la voluntad del pueblo que gobierna; de nadie más. Esta autoridad y voluntad son temporales, esto es, dependen de las circunstancias y estas y aquéllas pueden cambiar. Quien gobierna es responsable ante el pueblo que participó en su elección. La deposición del gobernante o la restricción del poder y prerrogativas del gobernante son actos que dependen de la decisión del pueblo.

¿En dónde está expresada esta voluntad popular? En la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. La Constitución es la voz del Pueblo Soberano y conforme al artículo 39 Constitucional “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste”; el artículo 40 establece que “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal”. Como República representativa el artículo 41 puntualiza: “El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de éstos”.

El 22 de abril de 2018 durante el debate organizado por el INE el candidato Andrés Manuel López Obrador, de la coalición Juntos Haremos Historia, planteó someterse a la revocación de mandato. El 3 de mayo de 2018 durante el proceso de campaña reiteró que de llegar al poder haría reformas constitucionales hacia la mitad del mandato para eliminar el fuero de los servidores públicos e incluir la revocación de mandato del presidente cada tres años. 

El 1 de julio del 2018, más de 30 millones de mexicanos (30,113,483), el 53.19% del total de votantes decidieron que tanto la revocación de mandato como la facilitación de las consultas populares debían formar parte de la vida democrática en México. En el caso de la primera consulta sobre la revocación de mandato fuera en 2021 fue decidida por el Pueblo Soberano el 1 de julio de 2018. Con la decisión electoral el presidente Andrés López Obrador debe ser el primer presidente sometido a la revocación de mandato en 2021.

De esta manera, el cumplimiento de la consulta por confirmar o revocar el mandato del actual presidente no depende de la voluntad de los partidos que no contaron con el aval de los votantes, tampoco de la voluntad de los representantes del pueblo que tienen el mandato de implementar la primera consulta para el 2021.

El 15 de octubre del 2019, el Senado aprobó las reformas constitucionales en materia de revocación de mandato y consulta popular. En noviembre de 2019, tras el aval de ambas cámaras, se concretaron las reformas constitucionales en materia de revocación de mandato y consulta popular fueron aprobadas por el pleno de la Cámara de Diputados. El dictamen fue avalado en lo general con 372 votos a favor y 75 en contra, y en lo particular, con 356 votos a favor y 84 en contra. ¿Qué se reformó? Los artículos 35, 36, 41, 73, 81, 83, 99, 116 y 122 de la Constitución federal, con el objetivo de que la ciudadanía tenga instrumentos legales para decidir si, al término de la mitad de su gobierno, el presidente, un gobernador o un alcalde pueden o no seguir en el cargo.

domingo, 19 de abril de 2020

Las razones de mi apoyo a la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica


Las razones de mi apoyo a la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica.
José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
wa: 2223703233

Varias son las posibles controversias y debates que sobre la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica pueden sostenerse; son dos cuestiones de acciónlas que nos ocuparán ahora, a saber:

a) la deliberación sobre qué hacer y
b) el enjuiciamiento sobre la responsabilidad.

En la deliberación y el enjuiciamiento nos formulamos preguntas que nos orientan en la discusión al servicio de la acción (praxis)y de la toma de decisiones.

Deliberamos cuando nos vemos precisados a tomar una decisión, es decir, a escoger entre varias opciones aquella que mejor nos permita alcanzar un propósito.

En la deliberación nos ocupamos del futuro, no para vaticinarlo sino para escoger cómo nos conviene actuar.

Estamos ante un debate sobre los medios que mejor conducen a un fin. Deliberar consiste en comparar las ventajas y los inconvenientes de cada opción.

Deliberar es una palabra que deriva del latín libra (balanza) y que nos permite expresar nuestra actitud de ponderar, sopesar los pros y los contras de una determinada iniciativa, o comparar varias para ver cuál es preferible.

Al deliberar, recorremos las tres cuestiones básicas, igual que en las cuestiones de conocimiento, salvo que ahora lo hacemos al servicio de un objetivo mucho más exigente: ¿Qué hacer?: ¿Es posible hacerlo? ¿Cómo lo llamaremos? ¿Qué nos parece?

Tomemos el ejemplo de laGuía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica. Frente a las controversias de valoración ésta resulta más bien útil que perniciosa, justaque injusta, en razón de las circunstancias y es conveniente por sus consecuencias.

La Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Críticaes pertinente en dos aspectos: es posible que en el futuro se presenten conflictos en la asignación de recursos y en esos casos la Guía es posible implementarla y porque es una propuesta moral, porque es posible, es lícita, y ofrece más ventajas que inconvenientes.

En resumen:

Quienes propusieron la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Críticahan probado:

Que existirá un problema derivado de la situación, grave e inminente que es la tercera etapa de la pandemia.

Que disponen de un plan: eficaz y factible.

Que, hasta el momento, es el único plan que ofrece ventajas verosímiles y significativas.

Que no existe otra propuesta más ventajosa.

Hasta el momento quienes han manifestado oposición a la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Críticano han ofrecido un plan: eficaz y factible que ofrezca mejores ventajas y que no conlleve los inconvenientes señalados

En torno a la cuestión del enjuiciamiento, esto es, ¿quién es responsable? ¿Quiénes deben intervenir? Se refiere a las personas que participarán en las decisiones y de las que se derivanresponsabilidades. En este sentido en la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica están claramente explicitadas las características de los equipos de triaje y no hay ninguna propuesta diferente.

Estas personas estarán obligadas a responder cuando, pasada la epidemia, se les pida cuentas delos actos que realizaron en nuestro nombre. Así pues, este debate deberá continuar cuando deliberemos los resultados después de pasada la pandemia. Se tratará de averiguar cómo participaron, cómo hemos de llamar esta participación y qué nos parece, y deliberar sobre lo que proceda hacer con ellos.

Por todo lo anterior, y porque la Guía Bioética de Asignación de Recursos de Medicina Crítica es una propuesta que da respuesta universal a los problemas éticos que plantean,que reconozco que consideran no sólo el respeto debido a la dignidad de la persona humana, sino también el respeto universal y la observancia de los derechos humanos y las libertades fundamentales, y porque establecen principios universales que sirvan de fundamento para una respuesta a los posibles conflictos que se presenten por la demanda en cada centro de salud donde se provea atención de medicina crítica es que la apoyo.



Filosofar en la calle. Hacia una nueva universidad.

Filosofar en la calle. Hacia una nueva universidad. José Antonio Robledo y Meza   En esta reflexión trataré de sugerir ideas que pueda...