jueves, 22 de abril de 2021

Ideas y no ideas

Ideas y no ideas

José Antonio Robledo y Meza

 

Partamos de lo básico.

Toda proposición (enunciado) lo es porque está sometida a tres criterios:

1) La jurisdicción de la lógica y la matemática (demostración),

2) al tamiz de la verificación y

3) forma parte de un sistema conceptual (principios (premisas), reglas de la lógica y la matemática, y conclusiones).

Las proposiciones tienen básicamente dos valores: verdad, falsedad.

Tipos de ideas.

Las ideas científicas.

Una idea es científica si se ajusta a los tres criterios mencionados y que cuentan con los mejores elementos de juicio, en un momento dado, para ser aceptadas como verdaderas (principio de racionalidad crítica). No hay ideas científicas falsas. Sus objetos de estudio son abstractos-concretos. Abstractos en cuanto que son construidos teóricamente sujetándose a los criterios 1) y 3) y concretos en cuanto que se ajustan al criterio 2). Por ser abstractos existen, por ser concretos son.

Ideas filosófico-teológicas.

Su una idea solo se ajusta solo a los principios 1) y 3) es una idea filosófica-teológica… Sus objetos de estudio son abstractos, son conceptos y existen sin ser objetos de percepción, no se pueden verificar; sus objetos existen, pero no son.

No-ideas

Un enunciado que no se somete a ninguno de los criterios mencionados es una no-idea.

Conclusiones.

De esta manera, hay tres tipos de creencias:

1) científicas,

2) filosófico-teológicas y

3) asistémicas (no-ideas).

Todo sistema de creencias es intersubjetivo, no hay elementos idiosincráticos.

Puede haber o no coherencia entre ideas científicas e ideas filosóficas-teológicas. Serán coherentes si parten de las mismas premisas (principios).

Es imposible la coherencia entre ideas y no-ideas, ideas y no-ideas son excluyentes epistemológicamente hablando.

¿Dios es una idea o no-idea? ¿Qué clase de idea es?

Dios es una idea si se ajusta a los criterios mencionados. Al no ajustarse al criterio 2) no es una idea científica, pero si es una idea filosófica-teológica si se ajusta a los criterios 1) y 3).

Creer en Dios sin justificación alguna es una no-idea.

Todos tienen derecho a tener creencias a partir de ideas o no-ideas porque todos tienen el derecho a elegir con entera libertad.

 

José Antonio Robledo y Meza

Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP

robledomeza@yahoo.com.mx

wa: 2223703233

Paseo de las Fuentes, Puebla, Pue.

22 de abril de 2021

 

domingo, 11 de abril de 2021

En busca de una didáctica para la Guía Ética para la Transformación de México

En busca de una didáctica para la Guía Ética para la Transformación de México

Laura Serrano Kérlegan

Hace ya algunos meses, el 26 de noviembre de 2020, el Gobierno Federal presentó la Guía Ética para la Transformación de México (GETM) para fomentar su difusión y discusión. El hecho de que un documento de esta índole (me refiero a su contenido) se haga público y que apele a todos y a cada uno de los ciudadanos de este país, sin importar absolutamente ninguna de nuestras diferencias, me parece esperanzador pues me hace creer nuevamente en la posibilidad de que nuestra realidad nacional cambie y, con ello, podamos transitar hacia un nuevo y mejor mundo posible creado a partir de nuestras necesidades y carencias con la fuerza de nuestra voluntad.

Sintetizo a continuación algunas de las ideas que me parecen importantes sobre la GETM y su contenido:

Rescata el pensamiento filosófico y ético en la vida pública, no como meras disciplinas teóricas sino como prácticas de la vida diaria y común a todo ciudadano; además de que las perfila como actividades que nos son comunes, naturales y que forman parte del sentido común.

Ensalza las capacidades y virtudes más humanas y sus diferentes manifestaciones: la razón (conciencia, entendimiento, conocimiento, reflexión), la palabra (el diálogo, la verdad, los acuerdos) y su actuar en interrelación con los otros y con el mundo (el aprendizaje, la educación; la voluntad, el honor, la congruencia, el compromiso, la responsabilidad, la reparación del daño).

Devuelve el poder al individuo, por lo menos en su dimensión moral de inicio al reconocerle dichas capacidades y virtudes y su responsabilidad para generar un cambio social. Pero, sin embargo, no lo empodera en un sentido individualista y egoísta, sino que le brinda al Otro un lugar privilegiado de esa relación (sobre todo del Otro desfavorecido).

Concatena pasado-presente-futuro en una visión pantemporal del actuar humano en dos dimensiones: en la ética y en la histórico-práctica. Busca rescatar los valores tradicionales y culturales de nuestros ancestros (pasado) y nutrirlas, desde el aquí y el ahora, con nuevas nociones morales para resolver dilemas éticos de nuestro tiempo que nos permitan incrementar, aumentar, expandir y mejorar el bienestar (presente) y así lograr heredar un país más justo, libre, democrático y soberano a las generaciones venideras (futuro).

Presenta una ambiciosa intención de generar una Revolución de las Conciencias para lograr una 4T de la Vida Pública Nacional. Una idea que es aparentemente contradictoria pues “revolución” denota un cambio con carácter violento y radical, sin embargo, en la GETM se le describe como fruto de acuerdos y de un proceso educativo que, sin perder su pretensión de ser un punto de inflexión de la historia al generar un cambio profundo y perdurable, no tendrá su anclaje en la imposición ni en la coerción.

A partir de un análisis comparativo de la GETM y la Cartilla Moral de Alfonso Reyes –en la cual está inspirada, les presento, a mi juicio, los aspectos menos coincidentes y hasta antagónicos de ambas obras: uno es su visión del público o los educandos a los que se dirigen (1) y otro su actitud ante lo dado, lo determinado (2).

Hay que recordar que serían analfabetos quienes recibieran las lecciones de la Cartilla Moral, por lo que su estructura y redacción debía adaptarse a dicha carencia, pero no por esto debía considerarse estúpidos o deficientes a los destinatarios sino suponerlos hombres normales. En la GETM este público no lo constituye un sector de la población o un grupo con ciertas deficiencias, sino que lo conforma el total de la población mexicana; y si bien hay un diagnóstico desolador al afirmar “la distorsión y la erosión de la ética”, “el declive moral generalizado del país”, “la descomposición y la decadencia de México”, no hay que olvidar que la causa no está en el ciudadano de a pie, ni en el pueblo que es “sabio y bueno”. Fueron el régimen neoliberal y oligárquico quienes difundieron una visión de la cultura tradicional del pueblo mexicano como sinónimo de atraso y fomentaron valores como la competitividad, la rentabilidad, la productividad y el éxito personal; acarreando con tal visión y tales valores la normalización de comportamientos corruptos y delictivos hasta introducirlos incluso al seno de núcleos familiares. Sin embargo, aunque la culpa de esta situación no es del ciudadano común, tampoco lo exime de su responsabilidad y aun lo convoca a transformarse, a revolucionar su conciencia por medio de los acuerdos y la educación. Esta visión del individuo le concede características muy superiores (razón, conciencia, voluntad y poder) a la vez que le confiere virtudes tales (amor, fraternidad, libertad, justicia, esperanza, gratitud, perdón, redención) que lo elevan muy por encima de aquel diagnóstico esbozado anteriormente y lo hace mirar al futuro y lo capacita para procurar generar un país más justo, cuyo objetivo sea el bienestar de todos.

Esta diferencia nos lleva a la segunda, a la actitud ante lo dado, lo determinado. La Cartilla Moral de Reyes no hace un llamamiento a la voluntad y a la confianza del poder transformador de la razón y la conciencia bien encausadas del ser humano; más bien me parece que, en general, constituye una convocatoria a la obediencia de todas las estructuras sociales y políticas que describe en cada uno de sus respetos; y redondea esta actitud con la virtud de la resignación, definida como el respeto a lo que escapa a nuestra voluntad y poder humanos; el respeto a la circunstancia de que dependemos de algo ajeno y superior a nosotros, para no vivir una vida imposible destruyéndola con rebeldías estériles y cóleras sin objeto. La resignación de Reyes es una resignación pasiva que implica soltar las riendas de la voluntad, sepultar la esperanza y mutilar el poder transformador del ser humano, en contraste la resignación de la GETM se me presenta como un ejercicio voluntario e ineludible de toda conciencia moral para re-significar la realidad, para darle un nuevo significado y sentido a lo que hacemos en ella pues nos invita a modificarnos y adecuarnos a las cambiantes realidades humanas y sociales, nos llama a trabajar para expandir nuestra propia libertad y la de los otros combatiendo las prohibiciones sin sentido, las leyes injustas, las limitaciones absurdas y el autoritarismo; nos convoca a utilizar las herramientas de la palabra, la organización social y los recursos legales para luchar por esa transformación.

Llegada a este punto, colmada de esperanza y entusiasmo para contribuir constructivamente con la idea de una posible transición a un mundo mejor, me asaltan varias preguntas dirigidas a mi entorno actual y presente: ¿qué clase de ciudadano requiere la Cuarta Transformación de México?, ¿qué fronteras tendrá que romper cada individuo para lograr una verdadera revolución de su conciencia y así ser co-constructor de un mejor mundo?, ¿qué podemos hacer como individuos en las ámbitos público, privado e íntimo para ayudar a la concreción de este proyecto político tan ambicioso?, ¿qué cambios deberían generarse en los individuos para que el pueblo llegue a ser este Pueblo Soberano necesario para la nueva realidad política de México?

Y en la búsqueda de respuestas a estas preguntas me asalta mi oscura yo pesimista y negativa que me baja a golpe de prejuicios de la cima a la que la esperanza me había subido previamente. Y me martillea constantemente con dos ideas básicas inquietantes:

(1) Padecemos en general de un analfabetismo moral que en nada ayuda a la transformación porque no sabemos leer a los otros ni a nosotros mismos en nuestro actuar cotidiano, no encontramos la diferencia entre una interpretación realmente personal de una imbuida, no sabemos descifrar los motivos profundos que nos impulsan, no sabemos cómo indagar ni nombrar los sentimientos, emociones y necesidades ni propios ni ajenos, somos incapaces de comprender el sentido al que nos conducirán en el futuro nuestros actos, no podemos siquiera posar nuestra mirada en el mundo y en los otros de manera que podamos significarlos y darles sentido y lugar en nuestra existencia. Y si no sabemos hacer esas lecturas básicas, menos podemos cuestionar lo que creemos ni por qué lo creemos ni a quienes nos hicieron creer lo que creemos, no sabemos a ciencia cierta por qué y para qué hacemos lo que hacemos, no podemos tampoco calcular las consecuencias de nuestros actos y omisiones para nosotros mismos, para los demás y para nuestro entorno.

(2) Los preceptores que han de encargarse de la transmisión de los principios y valores sintetizados en la GETM son los adultos mayores, dado que son ellos los depositarios y custodios de la cultura y las normas tradicionales del pueblo mexicano; y la inquietud reside en que desde mi experiencia personal dudo de la calidad de dichos preceptores, pues cuestiono que vayan ligados necesariamente a la edad habilidades intelectuales como la inteligencia, la apertura de criterio, la sabiduría, la madurez, y valores como la prudencia, la templanza, la ecuanimidad, la empatía, la tolerancia y, también, la autoridad moral que le debieran ser intrínsecas a un tal preceptor. Es decir, me parece que incluso esos preceptores requieren de una re-formación que les haga posible transmitir esos principios y valores condensados de la GETM de una forma crítica y con un afán de construcción de una nueva realidad; para evitar que se convierta en una herramienta más de adoctrinamiento que perpetué el adormecimiento del razonamiento, el silenciamiento de la voz, el entumecimiento de la voluntad y la atrofia de la libertad. Máxime si de contenidos éticos se trata, pues el campo de nuestras creencias es el más difícil de cuestionar, de de-construir; el cuestionarlo, criticarlo, el solo indagarlo nos mueve el suelo firme en el posamos cada paso que hemos dado hacia nuestra construcción como personas y como humanos y nos desquicia las autoridades morales a las que nos atuvimos a la hora de esa construcción. Si ya de sí los cambios nos repelen como seres buscadores de estabilidad y procuramos la permanencia de lo conocido, la transformación –y más aún la interior- se nos presenta como repulsiva, aversiva y repugnante o, en el mejor de los casos, se nos desdibuja en etérea utopía para quienes la procuramos.

Haciendo un esfuerzo constructivo nacido de la esperanza y el valor, me remito nuevamente al intento de dar respuesta a esas preguntas y termino formulando una nueva: ¿hemos construido una didáctica adecuada que permita la completa y correcta difusión de la GETM teniendo incluso como premisa negativa la existencia de sujetos reacios al cambio, que padecen el analfabetismo moral y que requieren de una re-formación para ser preceptores idóneos? Debe haberla, me respondo, y si no la hay, debemos crearla.

La didáctica es importante porque se encarga de articular un proyecto pedagógico desarrollando modos de enseñanza adaptados a las necesidades de los estudiantes y su entorno que facilitan el aprendizaje. Hay un sinnúmero de propuestas didácticas relacionadas con contenidos instruccionales y entornos escolarizados, abiertos y hasta autodidactas; pero mi interés se mueve por la invitación explícita que se hizo el día de la presentación de la GETM para que la difusión de su contenido –que se enmarca más bien en lo formativo- se dé en el ámbito de las familias y, yo le agrego uno más, el de la intimidad personal de cada individuo. Buscando didácticas específicas para la transmisión de contenidos de ética y moral en ambientes no formales, particulares e íntimos de la familia o inclusive para el personal e individual que se refieran a la actividad autodidacta en estos temas específicos: nada. Además, la mayoría de ellas están enfocadas en alumnado infantil y joven, muy pocas para adultos cuyo des-aprendizaje y re-aprendizaje sea una búsqueda consciente. En resumen, no existe una didáctica adecuada para la GETM y, por ello, debemos construirla. Y me doy cuenta de que, en el intento previo de buscarla, he encontrado su esbozo inicial en la propia GETM, pues abordarla, charlarla, dialogarla, discutirla, devanarla nos abren nuevas ventanas a posibles realidades que antes nos permanecían ocultas tras las cortinas del olvido de la ética y de su aparente inutilidad, sin por supuesto asumirla como un contenido unívoco y terminado.

No me siento capacitada para proponer una didáctica específica pues no soy experta en el tema. Sin embargo, por intuición y por inclinación tomaría ingredientes de dos autores cuya labor me inspira profundamente: Paulo Freire con su Pedagogía Crítica y Matthew Lipman con su programa de Filosofía para Niños. Me parecen idóneos por dos razones: ambos iniciaron sus trabajos con adultos en situaciones de desventaja social y ambos comparten una visión ética de su labor al buscar ayudar al Otro. Tanto el amor y el servicio a los demás como punto de partida del actuar y como el otorgarle un lugar privilegiado al Otro, y más aún, al Otro desprotegido, al desfavorecido, son valores que están presentes en la GETM. En términos generales, y sin abordar sus particularidades, las propuestas de estos autores:

Comparten su visión del individuo y la convicción y confianza en sus capacidades

Consideran relevantes todas las dimensiones del ser humano teniendo una visión integral de su persona

Dan relevancia al asombro, la curiosidad, la búsqueda de sentido

Les son esenciales los procesos de cuestionamiento, reflexión y argumentación

La pregunta y la lectura juega un papel crucial en el aprendizaje

Privilegian el diálogo y la comunidad como fuentes de aprendizaje

Su objetivo es ayudar a construir la identidad personal y a visualizarse como factores de transformación del mundo

La didáctica que pudiéramos construir a partir de estos elementos tendría por objetivo despertar y desarrollar todas las capacidades y virtudes más humanas y sus diferentes manifestaciones a los que alude el contenido de la GETM: la razón (conciencia, entendimiento, conocimiento, reflexión), la palabra (el diálogo, la verdad, los acuerdos) y su actuar en interrelación con los otros y con el mundo (el aprendizaje, la educación; la voluntad, el honor, la congruencia, el compromiso, la responsabilidad, la reparación del daño), que lo capaciten para procurar generar un país más justo, cuyo objetivo sea el bienestar de todos.

Pero además se requeriría de un perfil del que quiere transformarse y ayudar a la transformación de los otros y del país: no sólo debe tener y desarrollar continuamente sus habilidades para indagar, cuestionar e interrogar, sino que debe estar armado de tal valentía que le permita cuestionar a sus preceptores y autoridades morales, a sus ancestros, a su sistema familiar, a la historia que éstos le han contado, y a las creencias y valores que le han inculcado. Además, deberá no sólo desarrollar habilidades intelectuales y de razonamiento que le permitan detectar las mentiras que otros han dicho en los ámbitos públicos y privados a los que pertenece, sino que deberá tener la disposición de ánimo y el valor para desvelarlas, para erradicar los silencios y los secretos que nos niegan el acceso a la verdad, pero por sobre todas las cosas, para decir la verdad a sí mismo y a los demás. No sólo se conmoverá con la injusticia, sino que estará determinado a transformar las circunstancias para erradicarla utilizando la razón, alzando su voz y organizándose socialmente. Y si quisiera ser preceptor de otros, deberá ser un modelo a seguir y educar con la fuerza del ejemplo… pues éste constituye la mejor de las herramientas didácticas.


Laura Serrano Kérlegan

Puebla, Pue., a 14 de abril de 2021

 

jueves, 8 de abril de 2021

La Ética, campo de la construcción de mundos posibles. Pensar para actuar.

 


La Ética, campo de la construcción de mundos posibles. Pensar para actuar.


José Antonio Robledo y Meza

México, hoy.

En México está en marcha el proyecto de construcción de un “Nuevo Proyecto de Nación” que implica caminar hacia una Nueva República, hacia un mundo preferible entre distintos mundos probables y posibles. El camino del presente hacia el futuro -la Nueva República- deberá construirse intencionalmente en el terreno donde se discuten los mundos posibles, esto es, en el campo de la ética. Es, a partir de estas discusiones, que la política irá configurando el camino hacia la Nueva República y que deberá ser coherente con el principio de la Soberanía del Pueblo; en eso consiste la Cuarta Transformación, en formular y discutir en torno a probables y posibles mundos para elegir el preferible.

Los humanes somos quienes tenemos experiencias y hemos aprendido a comunicarlas, produciendo lenguajes para producir nuevas experiencias. A lo largo de su historia, los humanes hemos mantenido algunas preguntas fundamentales y las hemos respondido produciendo mitos, religiones, filosofías y ciencias. Todo lo hemos hecho, lo hacemos y seguiremos haciéndolo utilizando lenguajes corporales e icónicos, lenguas, escrituras, cálculos y distintas formas de comunicación.

Todo el tiempo se producen nuevas experiencias, nuevas informaciones, y en base a ellas cambiamos las respuestas; sin embargo, hay respuestas del pasado que se siguen repitiendo como si nada hubiéramos aprendido. Nuevamente surge la cuestión de ¿qué conservar?

Respondo: debemos conservar las preguntas fundamentales que han permitido a la especie sobrevivir.

1) ¿Quién soy y dónde estoy? (presente) De responder esta pregunta se encargan la sociología, la economía, las ciencias políticas, las humanidades.

2) ¿De dónde vengo? (pasado) Responder esta pregunta es tarea de la arqueología, la historia (arte, literatura), la etnología, la geografía, la geología, la lingüística, la semiología, la ciencia de la información, la química, la estadística, la paleocología, la paleografía, la paleontología, la paleozoología, la paleobotánica…

3) ¿A dónde voy? (futuro). Las propuestas intencionales son consideradas por la futurología y los proyectos de inteligencia y conciencia artificiales.

Representemos estas preguntas con una sencilla gráfica.



La ética y la construcción de mundos posibles, un espacio para la creatividad y la racionalidad crítica.

Responder la pregunta ¿A dónde vamos? Equivale a la pregunta ¿A dónde queremos ir? Esta pregunta genera respuestas diversas produciendo con ello una gama de posibilidades, de mundos posibles. Los humanes diseñamos, producimos respuestas que ofrecen la oportunidad de discutirlas. El campo de la discusión es el de la ética. La ética es la arena de la discusión de posibles, probables y preferibles futuros e impulsando nuevas combinaciones en los subsistemas económico, cultural y político del presente.

Es en el campo de la ética donde se producen los cambios en los lenguajes y conceptos intencionales que se traducen en políticas específicas y comportamientos morales. Es en el campo de la ética donde cambian creencias y conductas, donde cambia la moral.

Lo anterior es posible porque es por los lenguajes que poseemos el poder del pensamiento abstracto que nos permite conceptualizar y relacionarnos con el mundo tal y como lo hacemos. Por medio de los lenguajes nos hacemos personas, i.e., nos hacemos individuos dentro de una amplísima comunidad: la humanidad. Por medio de los lenguajes nombramos nuestras experiencias, nuestras relaciones sociales, los objetos con los que nos encontramos; sin el lenguaje serían imposibles todas las manifestaciones característicamente humanas. Sin el lenguaje sería imposible la ética.

Los lenguajes son la vía por la cual transmitimos y aprendemos conceptos y éstos son los componentes más importantes del intercambio cultural. Sin conceptos, o mejor dicho, sin sistemas conceptuales serían imposibles las experiencias humanas. Sin conceptos sería imposible la ética.

Considerando lo anterior, ¿es posible generar racional y críticamente propuestas éticas que orienten intencionalmente la moral y la política? La respuesta es sí. Y las mejores propuestas serán las que integren dos aspectos: las mejores experiencias y la mejor justificación posible. Por mejor justificación posible se entiende las racionalmente críticas y que las encontramos en los resultados de la investigación científica.

Las propuestas éticas toman en cuenta las condiciones específicas del desarrollo de una cultura (pasado-presente) y deberán responder preguntas, por ejemplo, como las siguientes:

¿Qué tipo de sociedad se propone? ¿Cómo formar a los humanes para que se integren libre y racionalmente a alguna de las propuestas?

Las preguntas que en México nos hemos hecho y cuyas respuestas debemos construir son: ¿qué Nueva República debemos construir? ¿Cómo caminar hacia ella desde el presente? ¿Qué necesidades en la formación de ciudadanos requiere satisfacer la sociedad contemporánea para comenzar el camino hacia la Nueva República? ¿Qué ideas y proyectos? ¿Cómo hacer que la educación no dependa solamente de las necesidades productivas? ¿Qué tipo de formación requieren los mexicanos, individual y colectivamente, de manera que el objetivo sea el hombre y no la empresa?

Se trata de formular propuestas que orienten y encaucen la conducta humana hacia lo virtuoso, lo correcto, lo bueno, el buen vivir, la felicidad y el deber. En esto último consiste la moral.

Se trata de ayudar y encauzar la conducta humana y realizar las acciones morales de manera libre, ya sean privadas, interpersonales o políticas que permitan avanzar hacia una sociedad cuyos valores prioritarios sean la libertad, la solidaridad, la igualdad, la seguridad, la paz y el orden.

En las tres ideas-fuerza 1) el “Pueblo Soberano” como fundamento, 2) la “Nueva República” como fin y 3) la “Cuarta Trasformación” como el camino que une presente y futuro está contenida la justificación filosófica de la propuesta “Nuevo Proyecto de Nación”. Es una propuesta racional, crítica e integral porque abarca la metafísica, la ética, la política y la epistemología.

José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFYL-BUAP
WA: 2223703233
Paseo de las Fuentes, Puebla, Pue. 8 de abril de 2021

 

Sobre los tres modos de pensar la ciencia jurídica de Carl Schmitt

Sobre los tres modos de pensar la ciencia jurídica de Carl Schmitt José Antonio Robledo y Meza   EI espíritu lucha contra el espíritu,...