viernes, 31 de enero de 2020

La Mariana. Una canción-pista del filosofar en México

La Mariana
Una canción-pista del filosofar en México


José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
Curso-proyecto de investigación sobre el filosofar en México
Grupo WhatsApp: Filomexibero
WA: 2223703233

Una exploración de la historia del filosofar en México puede hacerse revisando canciones de la época. Aquí se revisará el fragmento del texto de Guillermo Prieto Memorias de mis tiempo (“Sepan cuantos…”, núm. 481, 151)  escrito en 1851 y analizando una canción interpretada actualmente por Oscar Chávez titulada “Mariana”.

Mariana


Dice Prieto:
“La Cachuca atravesó por los años de 30 oliendo a brea y el Gato picarezco que parecía saltar entre la gente de trueno: 
Mamá mía, su gato me araña,
Con su cola peluda me asusta:
Digasté si será justa
Que se vaya atrevido a mi cama.

Continua Prieto de inmediato:
“En las canciones de estrado tomó asiento gravedoso el físico que la pedantería y la ignorancia estropeaban a porfía:
Soy físico, retórico y poético
Astrónomo, geógrafo, hidráulico;
Y soy, sin duda, el hombre más científico
Si llego a enamorar.

Ya verán los maestros de la escuela moderna que esas grandes aspiraciones a lo científico vienen de tiempos muy atrás.”

Escucha la canción, copia la letra y envíame tus preguntas y reflexiones al respecto.

jueves, 30 de enero de 2020

Jo Jones

Jo Jones


Jonathan David Samuel Jones (7 de octubre de 1911 – 3 de septiembre 1985), más conocido como Jo Jones (y más tarde como Papa Jo Jones), uno de los más influyentes bateristas de jazz.


Jo Jones – The Drums (Full Album/Vinyl) 1973



JO JONES TRIO (full album)



Jo Jones - The Main Man (Full Album)


miércoles, 29 de enero de 2020

250 años del natalicio de Ludwig van Beethoven 1


250 años del natalicio de Ludwig van Beethoven 1
(Bonn, Arzobispado de Colonia, 16 de diciembre de 1770​-Viena, 26 de marzo de 1827).

Durante este año escucharemos la obra de Ludwig van Beethoven.

Beethoven compuso obras en una amplia variedad de géneros y para una amplia gama de combinaciones de instrumentos musicales. 

1) Sus obras para orquesta sinfónica incluyen:

1a) nueve sinfonías (la Novena sinfonía incluye un coro) y 

1b) alrededor de una docena de piezas de música «ocasional». 

2) Compuso nueve conciertos para uno o más instrumentos solistas y orquesta. 

3) Cuatro obras cortas que incluyen a solistas acompañados de orquesta. 

4) Fidelio es la única ópera que escribió y 

5) Entre sus obras vocales con acompañamiento orquestal se incluyen dos misas y una serie de obras cortas.

6) Compuso un amplio repertorio de obras para piano, entre ellas treinta y dos sonatas para piano y numerosas obras cortas, incluidos los arreglos (para piano solo o dúo de piano), de algunas de sus otras obras. 

7) Las obras en las que usa el piano como instrumento de acompañamiento incluyen:

7a) Diez sonatas para violín.

7b) Cinco sonatas para violonchelo y 

7c) Una sonata para corno francés.

8) Numerosos lieder.

9) La cantidad de música de cámara que produjo fue notable. 

9ª) Dieciséis cuartetos de cuerda. 

9b) Cinco obras para quinteto de cuerda. 

9c) Siete para trío con piano. 

9d) Cinco para trío de cuerda y 

9e) Más de una docena de obras para gran variedad de combinaciones de instrumentos de viento.

Comencemos con las nueve sinfonías:

Beethoven, Symphony Nr 1 C Dur op 21 Georg Solti, Chicago Symphony Orchestra, 31:01


Beethoven: Symphony No.2 / Georg Solti (1993), 35:18


Beethoven Symphony No.3 in E flat major op.55, 50:13


Beethoven "Symphony No 4" Karajan, 34:08


Beethoven: "Egmont" Overture & Symphony No.5 / Solti Chicago Symphony Orchestra (1990 Movie Live), 45:35


Beethoven "Symphony No 6" Karajan, 37:36



Beethoven Symphony No 7, Mvmt I, 14:32


Beethoven Symphony No 7, Mvmt II, 8:24



Beethoven Symphony No 7, Mvmt III, 7:02


Beethoven "Symphony No 7" Karajan, 37:39


Beethoven Symphony No 8, Mvmt I, 9:11


Beethoven Symphony No 8, Mvmt II, 3:58


Beethoven Symphony No 8, Mvmt III, 5:15


Beethoven Symphony No 8, Mvmt IV, 7:42


Beethoven Symphony No 8 in F Major, Op 93 George Solti Chicago Symphony Orchestra, 27:54


Beethoven: Symphony No.9 / Solti London Philharmonic Orchestra (1986 Live Movie), 1:19:20



(Continuaremos)

martes, 28 de enero de 2020

Metodología socrática para el curso Filosofía en México II

Metodología socrática para el curso Filosofía en México II
Mtro. José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía- FFyL-BUAP
robledomeza@yahoo.com.mx
wa: 2223703233

Estimado alumno te invito a presentar las preguntas que te gustaría fueran respondidas en el curso “Filosofía en México II”. No temas preguntar porque casi cualquier pregunta puede ser de gran beneficio para un diálogo significativo. Haz todas las preguntas que tengas en menta. De hecho, con frecuencia la pregunta que parecería la menos apropiada para una exploración filosófica, es la que demuestra ser una de las más fructíferas e inolvidables. Si bien las preguntas filosóficas "tradicionales" son bienvenidas, tus preguntas no tienen que pertenecer a esta tradición.

Ya que tengamos una lista de preguntas se votará por las tres preguntas que más interesen y de esa manera tendremos la lista de preguntas que más perplejidad han provocado. Con las preguntas seleccionadas iniciaremos la charla filosófica donde todos participemos.

Iniciaremos examinando una a una cada pregunta para esclarecer su contenido (método socrático). 

Tomemos como ejemplo la pregunta "¿Qué es una buena comida?" Después de escuchar algunas consideraciones que esclarezcan la pregunta el profesor deberá: 1) examinar y retar las suposiciones escondidas o que sirven de base de la pregunta. 2) Examinar y explorar exhaustivamente los conceptos que están implicados en la pregunta. 

Por ejemplo, en la pregunta "¿Qué es buena comida?" algunas de las suposiciones contenidas son: Existe algo llamado comida. Existe algo llamado bueno. Existe algo que es la buena comida. Así pues, en un determinado momento alguien necesita preguntar: ¿Definitivamente existe la buena comida? ¿Hay tal cosa llamada comida? ¿Existe lo bueno? 

Muy probablemente todos estaremos placenteramente sorprendidos por la diversidad de respuestas, lo provocativo de éstas y como "abren los ojos" a nuevas perspectivas. 

Una de las máximas clave en la indagación filosófica es: el concepto sin examinar no vale la pena ser usado. En la pregunta "¿Qué es la buena comida?" las siguientes preguntas (entre otras) deben ser tocadas en algún momento de la conversación: ¿Qué es bueno? ¿Qué es comida? Al explorar esos conceptos, los participantes revelarán y articularán sus propias reflexiones sobre esos conceptos. También deberán revelarse los criterios usados y los esquemas de pensamiento, así como el instrumento para "medir" su validez y los procesos para hacer juicios de valor que hayan usado para determinar porqué un concepto es el concepto único que es. El separar los conceptos de la pregunta en cuestión, y examinarlos individualmente por un tiempo corto para más tarde en la plática unirlos nuevamente, proporcionará al grupo una perspectiva más enriquecedora a partir de la cual se explore más a fondo la pregunta en cuestión. 

¿Otra forma de explorar la pregunta? Buscar diferencias de tipo y diferencias de grado. 

¿Qué son las diferencias de tipo y cómo las encontramos? En nuestro ejemplo: "¿Qué es buena comida?", preguntarnos si es que existen diferentes tipos de comida y diferentes tipos de buena comida. Las respuestas pueden oscilar desde los diferentes tipos de comida con la que nos "atiborramos", hasta comida para el pensamiento, comida para el espíritu o comida para el alma. Los participantes deben ahondar en lo que estos tipos de comida tienen en común -los rasgos que comparten- y en lo que difieren. Durante el proceso, los participantes alcanzarán una perspectiva más amplia y profunda de lo que hace que la comida sea comida, y de lo que hace que una buena comida sea una buena comida, así como de lo que se considera al determinar que algo sea o no sea comida y que sea o no buena comida. 

¿Qué son las diferencias de grado y cómo las hallamos? Nuevamente, con nuestro ejemplo: "¿Qué es buena comida?", seguramente querrás preguntar: ¿Existe algo que podamos considerar como absolutamente buena comida? ¿Existe cualquier cosa que podamos considerar absolutamente bueno? ¿O es que lo "bueno" existe solamente en relación a algo -es que podemos hablar de éste concepto solamente en relación a cosas específicas (por ejemplo buena comida, buen comportamiento, buenas creencias, buenas acciones, buenas referencias)? Y ¿Podemos hablar de lo "bueno" solamente en relación a otros valores como malo, maldad o excelente? Por ejemplo, para que exista la buena comida ¿debe de existir la mala comida? ¿Tiene que existir una comida "maligna"? ¿O es que puede haber una serie de juicios de valor que vaya de lo malo a lo bueno, a lo magnífico a lo excelente? (¿o esta serie puede extenderse de lo bueno a lo estupendo a lo perfecto? ¿Podemos descartar lo malo completamente de nuestra serie?) ¿Cómo llegamos a estas valoraciones? ¿Es subjetivo, o existe la posibilidad de que aunque lleguemos a conclusiones muy distintas acerca de lo que es o no es buena comida, podamos tener en común la manera notablemente similar en que llegamos a estas determinaciones? ¿Existe la comida como un absoluto -lo que consideramos comida es solamente comida, o puede ser considerado como algo más? ¿Es que ésto depende del contexto? 

En todo momento los participantes deben ofrecer ejemplos específicos. Es importante retarnos y bajarnos de las nubes, de nuestras abstracciones y generalizaciones, para ofrecer ejemplos específicos que puedan respaldar aquello que consideramos como universales o generalidades. Los ejemplos concretos que ellos ofrezcan pueden ser de cualquier cosa que se nos ocurra (experiencias personales, situaciones imaginadas, algo que leyeron,etc). Así pues, en la plática sobre "¿Qué es buena comida?", si alguien diga con presunción que, "todos sabemos lo que es buena comida cuando la probamos", hay que pedirle un ejemplo específico que respalde ésta opinión. Después, todos los demás deberán aportar ejemplos específicos que apoyen o contradigan éste punto de vista (o que apoye y a la vez contradiga ésta opinión). 

Todos deberemos hacer un esfuerzo para poner en duda y explorar las perspectivas presentadas por otros y a examinar cualquier inconsistencia lógica aparente. El objetivo común es que todos lleguemos a ser interrogadores más expertos. 

El método socrático asegurará por sí mismo que las respuestas propuestas sean rigurosamente examinadas con profundidad, sin importar la dirección que el diálogo tome. Lo que importa es que tú y los demás participantes examinen las respuestas en una "forma decididamente socrática", esto es, explorando las suposiciones y los conceptos implicados en las respuestas, buscando las diferencias de grado y de tipo, las consistencias e inconsistencias lógicas, y presentando objeciones convincentes y puntos de vista alternativos. 

No se trata de buscar el consenso general. No hay la necesidad de tratar de forzar artificialmente algún tipo de acuerdo. De hecho, generalmente las diferencias en perspectivas son para el bien (yo nunca he conocido dos personas que compartan exactamente las mismas opiniones en ninguna cuestión). Lo más importante es que todos tengamos la oportunidad de articular y expandirnuestras perspectivas con mayor profundidad, de tener la oportunidad de ampliar nuestras habilidades del pensamiento crítico e imaginativo a la vez que descubrir "matices" en las que están en acuerdo o desacuerdo ( y en las que descubren porqué están en acuerdo o desacuerdo). 

Dicho lo anterior, espero envíes tus preguntas al grupo “Filomexibero”.

Muchas gracias por participar.

lunes, 27 de enero de 2020

Carta Abierta

Carta Abierta
A la Ciudadanía
Al H. Consejo Universitario.
Al H. Congreso del Estado de Puebla

El día 13 de enero de 2020 presenté una “Carta abierta” dirigida a la Ciudadanía, al H. Consejo Universitario y al H. Congreso del Estado de Puebla. Hoy nuevamente reitero que el debate que nos importa es el del supuesto desvío de recursos del rector de la BUAP Alfonso Esparza Ortiz. Este debate se refiere a una persona, porque de su participación en los hechos se pueden derivar responsabilidades. Decimos que una persona es responsable (obligada a responder) cuando se le pueden pedir cuentas de los actos que realiza en nombre propio o de otros. El que se aclaren estos hechos es lo que tienen que hacer la AUDITORÍA SUPERIOR DEL ESTADO y la AUDITORÍA SUPERIOR DE LA FEDERACIÓN y sus resultados deberán ser presentados en un informe público.

Se trata de tener información contable y hacendaria del caso “Lobos BUAP A.C.” y su relación con los recursos públicos administrados por la BUAP. Con esa información se tiene que deliberar sobre las medidas que, de haber existido, se corrijan y eviten que se repita. De esta manera nos importa saber si hay o no delitos que sancionar frente a los documentos presentados por el señor Mendívil Blanco. Debe discutirse, pues, si frente a la denuncia el rector de la BUAP es culpable de los hechos en todo o en parte, o es inocente. Es un debate mixto que toca tres tipos de cuestiones, pues se trata de averiguar a) si existió participación, b) cómo hemos de llamarla y c) qué nos parece, antes de deliberar sobre lo que proceda hacer con el responsable. Estas cuestiones, por tratarse de recurso públicos, deben ser respondidas por la AUDITORÍA SUPERIOR DEL ESTADO y la AUDITORÍA SUPERIOR DE LA FEDERACIÓN. 

Quienes están involucrados en esta polémica son el señor Mario Mendívilacusador y el H. Consejo Universitario BUAP defensor. Al tratarse de recursos públicos cualquier ciudadano puede integrarse al mismo como quien esto escribe que ni acusa ni defiende pero si exige claridad en la información para poder decidir si calificar al acusado de inocente o culpable. 

Hasta donde los medios lo han informado el señor Mendívil Blanco acusa y ha presentado documentos que supuestamente prueban tres cosas:

a) que el rector de la BUAP intervino voluntariamente en los actos denunciados y que su intervención fue significativa para el resultado;
b) que transgredió voluntariamente normas establecidas;
c) que su actuación es injustificable y que no se deben admitir sus excusas. 

Hasta ahora el H. Consejo Universitario, al no presentar documentos, no ha podido negar ninguno de los tres puntos anteriores, esto es, 

a) que el rector de la BUAP no participó en los hechos y, por lo tanto, no abandonó obligación alguna; 
b) no ha presentado justificación de los hechos; 
c) no ha alegado excusa alguna en su favor.

La investigación realizada debe dar respuestas a las siguientes preguntas:

1) ¿El rector Alfonso Esparza intervino en la desviación de recurso públicos o no? Se trata de una cuestión de hechos para determinar el grado de participación y su importancia.

2) ¿El rector transgredió alguna normativa, en que se intenta calificar la participación en razón de la obligación incumplida?

3) ¿Si el rector lo hizo tiene alguna justificación? 

4) ¿Lo hecho por el rector de la BUAP estuvo bien realizado o es censurable, o se puede excusar?

Corresponde al H. Consejo Universitario definir lo anterior frente a las pruebas aportadas por las auditorías realizadas por la AUDITORÍA SUPERIOR DEL ESTADO y la AUDITORÍA SUPERIOR DE LA FEDERACIÓN. Es el H. Consejo Universitario quien debe exigir que los resultados de las auditorías realizadas del 2011 al 2017 se hagan públicas para disipar las dudas sobre la responsabilidad del rector Alfonso Esparza Ortiz.

Hacerlo así sería la mejor defensa de la autonomía otorgada constitucionalmente tal y como está establecido en los siguientes artículos de la Ley de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.

Artículo 3.- La universidad como organismo constitucionalmente autónomo tiene libertad para organizarse y gobernarse a sí misma, (…) y administrar su patrimonio.

Artículo 7º.- (…) La Universidad tiene la obligación de aplicar sus recursos en la consecución de su objeto; administrándolos con probidad, transparencia, eficiencia y eficacia.

Puebla, Pue. 27 de enero de 2020



Mtro. José Antonio Robledo y Meza
P.I. Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
cel: 2223703233

Para mayores detalles consultar:
https://mexicoelarboldelosmilfrutos.blogspot.com/2020/01/tres-debates-distintos.html

c.c.p. Mtra. Guadalupe Grajales Porras, Secretaria General de la BUAP.
c.c.p. Mtro. Julio Galindo Quiñonez, Secretario Técnico del Consejo Universitario BUAP.

viernes, 24 de enero de 2020

La identidad mexicana después de la Revolución

Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, Diego Rivera, 1948.

La identidad mexicana después de la Revolución
José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL, BUAP
robledomeza@yahoo.com.mx
2223703233

Si nos preguntaran a los aquí presentes qué somos, cuál es nuestra nacionalidad prontamente responderíamos: ¡Mexicanos!

Si posteriormente se nos preguntara que es ser mexicano ¿qué responderíamos? 

Si todavía más nos preguntaran que características son las propias de un mexicano, probablemente tendríamos que pensar mucho para dar una respuesta.

Y todavía más ¿cuál es la diferencia entre el mexicano de antes de la revolución y el mexicano después de la revolución?

Pero a pesar de la dificultad de responder estas últimas preguntas, nadie dudaría que los que estamos aquí estamos unidos por una identidad: ser mexicanos porque según Octavio Paz A todos, en algún momento, se nos ha revelado nuestra existencia como algo particular, intransferible y precioso (El Laberinto de la Soledad). Esto nos da pié a preguntarnos: ¿qué nos significa ser mexicano? Porque ser mexicano implica una identidad.

Pero ¿qué significa tener una identidad? Identidad, viene del latín identĭtas, -ātis. Y se refiere al conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás. Conciencia que una persona tiene de ser ella misma y distinta a las demás. Y nosotros, decimos, tenemos rasgos propios que nos distinguen frente a los demás. Pero ¿qué es ser mexicano?

Concepto de mexicano

Es un concepto de origen prehispánico. 

Existen varias hipótesis sobre el significado de la palabra “México”. Setrata de un vocablo de origen náhuatl, con el que los mexicas designaban la capital de su Estado. Lo más comúnmente aceptado es que el nombre proviene de los vocablos mētztli= luna, xictli= ombligo o centro, y -co= sufijo de lugar. De esta forma, el nombre de México significa Lugar en el centro de la luna, o más precisamente, en el centro del lago de la luna, que era uno de los nombres con que los mexicas conocieron el Lago de Texcoco.

La toponimia  náhuatl, además de describir algunas características de los lugares geográficos, estaba cargada de sentido esotérico , como señala Bernardino de Sahagún en su Historia de las cosas de la Nueva España. En su interpretación mística, el nombre concedido a México puede significar Centro del mundo, y de esta manera es representada la capital mexica en varios códices, como el lugar en donde concluyen todas las corrientes de agua que atraviesan el Anáhuac (que en náhuatl significa el mundo, o Tierra rodeada por los mares).

Otra hipótesis es la que relaciona el nombre del país con el del dios Mexi (pronunciado en náhuatl ['me∫i]), dado por los mexicas a su dios tutelar Huitzilopochtli, el colibrí siniestro. De esta forma, México es el lugar donde habita Huitzilopochtli. Según cuentan las crónicas mexicas, Huitzilopochtli sacó a esta tribu de Aztlán (un sitio mítico, que algunos creen localizado en Nayarit lugar conocido como tierra de la Mexicanidad) con el propósito de llevarlos a una tierra donde serían los señores. Para llegar a ese lugar, la tribu debió peregrinar durante doscientos años. Al encontrar en el islote de Mexihco la señal dada por su dios -Tenochtitlan]], en recuerdo de su dios y de su principal sacerdote, llamado Ténoch.

Cuando los conquistadores se encontraron con este pueblo y transcribieron su idioma, naturalmente lo hicieron siguiendo las reglas del idioma castellano de aquel tiempo. La lengua náhuatl tiene un sonido /sh/ (como shop en inglés), y este sonido fue representado con la letra x en castellano tal como se hacía en aquella época (compárese: Ximénez). Aunque la pronunciación cambió, la grafía de México conservó la equis por razones etimológicas e históricas, como otros tantos nombres de sitios y objetos cuyos nombres tienen origen en alguna lengua indígena mesoamericana. Por otro lado, las palabras en náhuatl son graves, es decir, se acentúan en la penúltima sílaba. La tilde en el nombre México fue agregada debido a un cambio en la pronunciación por parte de los conquistadores. La pronunciación original del nombre de la nación es Mexíco (con acentuación en la i y pronunciado la x como sh en inglés).

Algunos autores (especialmente en España) escriben el nombre del país o la capital como Méjico. Aunque ambas formas eran consideradas como correctas por la Real Academia Española (RAE), ahora esta misma institución sugiere como preferible la forma México y el uso de la x en todos sus derivados, según el Diccionario panhispánico de dudas de la RAE (primera edición, octubre de 2005).

Ya en 1604 Bernardo de Balbuena lo alude en su texto titulado Grandeza Mexicana y ratificado en 1780 por Francisco Xavier Clavijero en su texto Carácter de los mexicanos y demás naciones de Anáhuac. 

México tal y como hoy se conoce es una entidad política que nació en el siglo XIX. Como una curiosidad diremos que algunos precursores de la Independencia llamaban al país que todavía no había nacido de muchas maneras:

Hidalgo (1810) en sus manifiestos y proclamas habla de la nación americana.

López Rayón (1812) en sus Elementos constitucionales habla de “la América”.

José María Morelos (1813) habla de “la América” en los Sentimientos de la nación.

El último debate sobre el nombre del país fue el sostenido en el Congreso de Chilpancingo (1813), donde algunos diputados propusieron que el nombre del país fuera Anáhuac, nombre con el que los mexicas denominaban a los territorios bajo su dominio (Cem Anáhuac Tenochca Tlalpan = El Mundo, Tierra Tenochca).
Sin embargo en el Acta de la declaración de la independencia (6 de noviembre 1813) se habla de “la América Septentrional”.

En la carta política de Apatzingan el 22 de octubre de 1814 se habla de “la América Mexicana”.

En la Constitución de Cádiz (1812) se habla de “las Españas”.

En el Plan de Iguala (1821) se habla de “América Septentrional”.

En los Tratados de Córdoba (1821) se habla de “esta América”.

Desde su conformación como federación, el nombre oficial del país es Estados Unidos Mexicanos, aunque la constitución de 1824 usaba indistintamente las expresiones Nación Mexicana y Estados-Unidos Mexicanos. La constitución de 1857 oficializa el uso del nombre República Mexicana, aunque indistintamente en el texto utilizaba la forma Estados-Unidos mexicanos. La constitución vigente, escrita en 1917, confirma el nombre oficial del país como Estados Unidos Mexicanos.

Sin embargo, popularmente los mexicanos llamamos a nuestra nación como México. Y consideramos tener la capacidad de libertad y autonomía para dotarnos de leyes y en nuestro libre albedrío, la voluntad autónoma para decidir sobre nuestros actos.

La celebración del bicentenario y centenario de lasrevolucionesmexicanas es un buen paréntesis para reflexionar sobre los acontecimientos delos siglos XIX y XX y de lo que va de este nuevo milenio que nos han marcado, que nos han influido para ser lo que somos. Como se sabe, en lasrevoluciones de nuestro País se replantearon los ideales, las leyes, nuestra noción de justicia y libertad; consecuentemente se replanteó nuestra mexicanidad.

México, o mejor dicho, los mexicanos, no hemos podido superar nuestros rezagos educativos, de producción y económicos. Las crisis se suceden, y ya no son más momentos álgidos, sino una realidad permanente que en ocasiones se alivia un poco y en otras se agudiza todavía más. Las crisis sociales provocaron una revolución a principios delos siglosXIX y XX, ¿se suscitará otra? Parece que es necesario. Pero ¿qué tipo de revolución? Una revolución que recapitule nuestros valores y destierre los lastres que han minado la salud de nuestro pueblo. No olvidemos que se entiende por revolución; significa un cambio radical, drástico y polarizante (extremo) en la manera de pensar, concebir, proyectar y ejecutar lo que se cree es justo para un país. Comúnmente este cambio se consigue a través del movimiento armado debido a la lucha por privilegios entre las diferentes clases sociales, aunque esta no es la característica que define a la revolución. Hay de hecho revoluciones sin derramamiento de sangre. No podemos dejar de mencionar el párrafo 94 de la Oración cívica pronunciado por Gabino Barreda en septiembre de 1867: Que en lo sucesivo una plena libertad de conciencia, una absoluta libertad de exposición y de discusión, dando espacio a todas las ideas y campo a todas las aspiraciones, deje esparcir la luz por todas partes y haga innecesaria e imposible toda conmoción que no sea puramente espiritual, toda revolución que no sea meramente intelectual. Que el orden material, conservado a todo trance, por los gobernantes y respetado por los gobernados, sea el garante cierto y el modo seguro de caminar siempre por el sendero florido del progreso y de la civilización.

La identidad nacional es un concepto de difícil definición, pero desde luego sólo puede entenderse a partir del entramado histórico que vincula a la nación con el Estado, estando a su vez relacionado con el proceso evolutivo que ha sufrido éste desde su formación.

Pero ¿Cuál fue la identidad que se pretendió crear a partir de las luchas contra el régimen de Porfirio Díaz? Es importante recordar que la bandera de Francisco Madero fue: sufragio efectivo y no reelección... El lema de Emiliano Zapata: Tierra y Libertad, o el formulado en el Plan de Ayala el 25 de noviembre de 1911: 
“Reforma, Libertad, Justicia y Ley!”.Y dentro de esos los 20 años convulsivos, México se dio en 1917 una Constitución.

¿Qué valores se perseguían en dicha Constitución?

1. Sentido de justicia reivindicativa
No se refiere a un tipo de venganza, sino a la búsqueda de la justicia que es para todos. Eran intolerables las condiciones sociales en las que vivían la mayoría de los mexicanos. El pueblo había sufrido a esas alturas de la historia. La Conquista, el Colonialismo y el período de la Reforma con un liberalismo económico que pesaba mucho.

2. Sentido de fraternidad nacional
Hay una toma de conciencia nacional a la luz de la dignidad cristiana, es decir, México se convenció de que era un País y la Revolución lo dejó ‘más México’. Fue dramático descubrirnos hermanos en una guerra fratricida. Se reafirmó una identidad nacional al luchar juntos por ideales comunes.

3. Nos legó una reflexión sobre la crueldad de la sangre derramada
Aprendimos a valorar la paz y a valorar los motivos de lucha. Muchos mexicanos no sabían por qué peleaban o a qué intereses respondían sus caudillos.

4. Sentido histórico de la conquista de la libertad y la justicia
La Revolución nos dio un proceso que ahora podemos observar, es decir, un camino hacia la conquista de la paz y la justicia. El periodo de la Reforma estuvo más definido por las ideologías o los planteamientos intelectuales; pero la Independencia y la Revolución son momentos históricos donde el pueblo toma conciencia de su situación, del País al que pertenece y actúa en consecuencia.

5. Sentido de Patria y de identidad nacional
Se da con mucha fuerza, la integración de esos «muchos Méxicos’ que conformaban nuestra Nación. La Nación se dirige al destino que ‘por el dedo de Dios’ se escribió. Hay una conciencia histórica de peregrinaje y una confianza que resurge en la lucha, en que hemos de alcanzar el bienestar de la Patria.

6. Ejemplos de generosidad y compromiso
Los ejemplos de congruencia entre el pensar, al actuar y el decir, abundan en los auténticos líderes de la Revolución, Villa, Zapata y otros muchos que llevaron hasta sus últimas consecuencias su compromiso con los ideales que perseguían. Nos legó la Revolución ejemplos de nobleza y de lealtad a toda prueba.

7. Reflexión profunda del sentido cristiano de la paz
La Revolución fue muy cruenta. La búsqueda de la justicia se pagó con mucha sangre. La Revolución nos dio un anhelo y una utopía de fraternidad. El pueblo mexicano buscó una paz con sentido cristiano, esto es, una paz cimentada en la verdad, en el amor y en la justicia.

Ser mexicano es...

Hay muchas formas de ser mexicano
— ¿Cómo está formado el Estado mexicano?
— Está formado por el pueblo, por su territorio y el gobierno.
— ¿La gente es el pueblo?
— Sí. El pueblo somos todos los mexicanos, tú y yo, y los que nacimos en territorio mexicano.
— Entonces, ¿mi hermanito que nació durante un viaje, no es mexicano?
— Sí, porque nacer en México no es la única forma de ser mexicano. La Constitución dice que si naciste en otro país, pero eres hijo de madre o padre mexicano, también eres mexicano.
— ¿Cómo es posible que mi vecina que nació en Paraguay diga que es mexicana?
— Porque también hay mexicanos por naturalización. Son los extranjeros que deciden ser mexicanos y que cumplen los requisitos que establece la Constitución.
— Los extranjeros que se casan con mexicanos y viven en México también adquieren la nacionalidad mexicana.
— También es mexicano el que nace en un avión o barco mexicano, aunque en el momento de nacer se encuentre sobre territorio o mares extranjeros.
— ¡Ah, ya entendí! Hay muchas formas de ser mexicano.

Diversidad cultural
— Mis primos de Veracruz tienen costumbres distintas a las mías, ¿también son mexicanos?
— Sí, como también son los oaxaqueños, los regiomontanos, los michoacanos y los de todos los Estados y el Distrito Federal
— ¿Varían las costumbres entre una región y otra?
— Sí, varían tradiciones, platillos, ropas y hasta lenguas.
— ¿Por qué?
— Porque México es una nación formada por muchas culturas.
— ¿Y por qué?
— Porque el origen de nuestra nación está en los pueblos indígenas.
— ¡Ah, ya entendí!, y todos esos pueblos tenían costumbres y lenguas distintas.
— Es más, el Estado mexicano debe proteger y fomentar las lenguas y tradiciones de los distintos pueblos.
— A mí me gusta viajar para conocer todas esas tradiciones distintas.
— Voy a pedirles a mis papás que me lleven de viaje por todo México para conocer muchas, muchas tradiciones.
— Parte importante de la riqueza de México está en su gran diversidad cultural.
— ¡En sus distintas tradiciones, en sus platillos distintos y en sus lenguas diferentes!

La muerte de Artemio Cruz
Carlos Fuentes

Sin la posibilidad del movimiento, en su lecho final, hombre recuerda su pasado de soldado revolucionario y los oscuros caminos que lo llevaron a convertirse en un personaje de inmensa influencia y fortuna. Horas de agonía que enfrentan los recuerdos a la inevitable inminencia del destino final. En La muerte de Artemio Cruz, asistimos al retrato de una vida corrupta por la que desfilan como nunca antes en nuestra narrativa la historia imaginada de la Revolución, el intrincado sistema político mexicano y la forma de pensar e idiosincrasia de quienes dirigen los destinos del país. Haciendo uso de una maestría narrativa insuperable, Carlos Fuentes nos presenta una novela que es ya un clásico en la historia de la literatura mexicana.

Desde su lecho de muerte Artemio Cruz recuerda y recrea la época cuando luchó en la Revolución Mexicana.

Posteriormente a esa lucha, poco a poco, fue perdiendo sus ideales a la par que perdió el amor de la única mujer que de verdad lo amó. Se casó entonces con la hija de un terrateniente y utilizó los nexos de su familia política para comenzar a amasar una inmensa fortuna. Malhablado, audaz, corrupto, oportunista, Artemio Cruz representa las paradojas de la historia reciente de México. Esta novela se inserta en la tradición literaria mexicana de la visión decepcionada y desmitificadora de la Revolución, que inicio con Los de abajo de Mariano Azuela. 

 1 Estudio del origen y significación de los nombres propios de lugar.
 2 Oculto, reservado.

¿Existe una identidad nacional?


¿Existe una identidad nacional?

Amaranta Dafne Pérez Hernández
Curso: Antropología Filosófica Contemporánea, 2019
Colegio de Filosofía, Facultad de Filosofía y Letras- BUAP

“Hombre de arcilla y maíz, dorado, ambarino, quemado; ocre ocredad y cimiento, barro con barro pegado”… El mexicano lleva en su constitución una túnica de fantasía, una prolija creación; proveniente de una casta de hombres aguerridos, de guerreros que gobernaban en los albores del viejo mundo, de hombres que enfrentaban la muerte y se consagraban a la infinitud de la vida, el mexicano es el culmen perfecto del arraigo al maíz y la extranjera religión que se impuso cuando este nuestro territorio era Nueva España. El mexicano está cargado de una extensa carga conceptual; es hombre, es fuerte y en su más ínfima instancia es ser ancestral; es sacerdote y chamán y lleva consigo en cada palabra que es pronunciada por sus labios de mezcal una identidad que está fundada en un patriarcado matriarcal. Se preguntarán ¿cómo es posible que donde manda el padre se asiste un reinado femenino? Desde nuestros arquetipos más exiguos al pasado encontramos enraizada una trama donde el poder masculino se encuentra bajo el resguardo de la dádiva femenina. Si nos remontamos a la era paleolítica, el hombre era aquel que cazaba, el símbolo masculino del poderío pero siempre resguardado por esa madre protectora que era la cueva. Si venimos un poco más al presente, en la religión encontramos la dupla perfecta de una síntesis del padre victorioso ante la figura de la madre progenitora; Dios el ser perfecto por naturaleza, masculino y poderoso, omnipotente en todo su esplendor, se contempla como una figura masculina pero siempre en el resguardo de una Iglesia madre protectora. La identidad del mexicano es una y es de todos común, se proclama la victoria del “macho” pero siempre exaltando el referente de la fémina cadenciosa. 

El mexicano es un constructo de nacionalidad; el mexicano no se “raja” porque rajarse es de vencidos, es menospreciar esas aptitudes que van más allá del alma. El mexicano se pinta fuerte y valeroso porque no se humilla ante el rival o el atacante pero muestra una cabeza gacha y dócil ante aquel que le abre la sensibilidad de su esencia. Los mexicanos somos cálidos y fiesteros porque no importa la carencia con que se transcurra nuestra existencia hacemos reuniones colectivas donde damos gritos de ¡viva México! al unísono. No importa que tan recortada sea nuestra quincena o si hemos de pasar días en la penumbra monetaria, el mexicano despilfarra cuando puede, cuando se trata de ser uno con el pueblo. Da saltos y baila contento cuando se trata de las ocasiones especiales, olvida eso malo que continuamente le acontece. El mexicano no es inglés ni norteamericano, el mexicano es mexicano porque su linaje así lo dicta, porque en las venas lleva sangre indígena y en la tez un ligero rastrojo de la piel española; es mezcla y aseveración. El mexicano dice groserías cuando está enojado porque quiere verse fiero pero en la intimidad de los adentros el hombre de esta nación es un personaje cálido pero intempestivo. Así somos, la proclamada raza del maíz; somos un sentir, una nación; somos la ideología de la tierra llamada México en donde nos dispersamos a través de su territorio dando particularidades a esa identidad que nos hace connacionales; los del norte con un hablar más hosco y golpeado, los del sur con un habla más queda y cantada. El hecho de afirmarse como perteneciente de esta tierra nos transmite orgullo y nos plaga el estómago de enchiladas y quesadillas porque los que nacimos aquí simbolizamos el amor con la comida, nos gusta comer en compañía y siempre hablando por eso el mexicano necesita dos horas de comida en los trabajos comparado con el chino o el japonés que tan solo dispone de algunos escuálidos minutos. Somos padres del amor por esta tierra, protestamos por las injusticias, amamos los símbolos patrios y adornamos con ellos las casas los 16 de septiembre. No me queda más que decir, que el mexicano es así, fuerte pero sublime, hablador pero penoso, una mezcla y la idealización del hombre aguerrido que lucha por su honor.

jueves, 23 de enero de 2020

La labor del humanista

La labor del humanista

Foro “Retos y perspectivas de las humanidades en México”, 21 al 24 de enero del 2020
Auditorio Luis Villoro, de la FFyL (avenida Juan de Palafox y Mendoza 410, Centro).
Facultad de Filosofía y Letras- BUAP
Lizzet González García
Docente en Liceo Reforma
lizzet@gnzlzgmail.com
wa: 2225501220

A partir del surgimiento de las ciencias del espíritu las Humanidades adquirieron el suficiente rigor para ser consideradas disciplinas importantes e integradoras de las demás disciplinas. No es que antes carecieran de rigor, simplemente fue hasta el siglo de las luces cuando se volteó a mirar al hombre como algo más que simple materia. De esta manera se abre camino para mirarlo como un ente incluso más complejo que una ecuación u operación matemática. Lejos de ser predecible y medible en sus acciones; el hombre antropológico, resulta ser un conglomerado de formas de actuar, de ser y de pensar que resultan de experiencias y vivencias propias, mismas que se derivan de un contexto único.
Con lo anterior quiero dar a entender que el hombre es un ser lo suficientemente complejo como para gastarnos la vida tratando de comprenderlo e incluso de regularlo; lo que hicieron las ciencias del espíritu fue mostrarnos una parte del hombre que también puede ser analizada, estudiada o abordada. Las humanidades tienen cimientos fuertes basados en parámetros de análisis antropológico que pueden ser de utilidad a nivel social.

Esa es la definición que he decidido adoptar al respecto de las disciplinas como la antropología, filosofía, arte, psicología, ética, política, sociología. Las humanidades son y fueron disciplinas que se encargan de un análisis profundo y serio del hombre y los diversos aspectos que engloba su paso por este mundo; desde estudios introspectivos del hombre hasta su actuar en las diversas estructuras sociales. 

Las humanidades deben seguir siendo ese análisis profundo, esa reflexión que conlleva a la elaboración de teorías explicativas del fenómeno social y antropológico, sin olvidar que cada uno de los hombres son contenedores de un contexto, experiencia y vivencias propias.

Decir que hoy las humanidades son dominio solamente de un grupo de intelectuales es inválido. Tomando en cuenta que un humanista se encuentra interesado en el análisis socio-antropológico, ¿de qué le serviría solo la teoría? El papel de un humanista debe involucrar realizar un cambio a nivel social; ésta debería ser la labor de los humanistas actuales, arriesgase a rebasar el nivel teórico, pues lo que le interesa finalmente es el bien común de la sociedad. Pero no solo interesa a los humanistas este bien común; demás personas se encuentran interesadas en un cambio y mejora social y esto les abre las puertas del humanismo.

Las humanidades son accesibles para cualquier persona sea cual sea su interés con respecto al hombre o la sociedad. Sí, las humanidades son del dominio público y su finalidad es, aunque suene redundante, humanizar al hombre. Esta humanización consiste en el hecho de poder vernos en el otro; algo así como la empatía; humanizarnos es convertirnos en seres empáticos con la suficiente capacidad de sumergirnos en el otro, conocerlo hasta el punto de experimentar la necesidad de ayudarlo a transformar su realidad.

Claro que cada uno de los humanistas tendrá opiniones diferentes sobre lo que hay que corregir dentro de la sociedad; para algunos será la política, para otros tendrá que ver con aspectos antropológicos; etc. Para mí tiene que ver con la educación; tengo la firme convicción de que utilizando las herramientas y estrategias correctas dentro de la educación la sociedad puede llegar a mejorar a niveles micro y macro.

Es válido revisar las diversas teorías nuevas y clásicas sobre educación que existen en nuestro país y en otros. El reto se encuentra en retomar las teorías que mejor se adapten a nuestros tiempos con la finalidad de formar alumnos que se puedan enfrentar a las exigencias del mundo actual. Para ello debemos tomar en cuenta la transversalidad y la multidisciplinariedad de los conocimientos que se imparten en un aula. 

El humanista que se dedica a impartir conocimientos en el aula debe asegurarse de ser lo más concreto y conciso posible al momento de aterrizar las diversas conceptualizaciones y abstracciones que a lo largo de sus estudios ha descubierto y aprehendido. Es bien sabido que algunas de las personas o la mayoría no comprenden las conceptualizaciones y abstracciones que se manejan en las humanidades y parece  ser esa la razón principal del desinterés y desconocimiento del actuar humanista, muy pocos lo conocen y lo comprenden. 

Ciertas conceptualizaciones propias del humanismo como lo son la ética, la moral y los valores; son necesarias dentro de nuestra sociedad y es parte de la labor humana propagarlas aterrizando cada uno de estos conceptos para que se puedan aplicar en la vida cotidiana.

El humanista debe mediar entre los conceptos más abstractos y la comprensión humana cotidiana, debe ampliar cada vez más sus parámetros de conocimientos multidisciplinarios para tener una mayor comprensión de lo que sucede en el mundo en el que vive. Debe mantenerse al día pero sobre todo consciente de que aún en la pluralidad social, se puede encontrar con singularidades  en cada uno de los sujetos con los que trata y convive día a día. 

Proyectos participantes:

México el árbol de los mil frutos.

Tlciudadana, la televisión para todos.

Temiki Radio.
Sphaera.

Asociación Filosófica de Puebla A.C. Ecos del Espejo
  

Pensar, evaluar y vivir el mundo. Las humanidades a debate.

Pensar, evaluar y vivir el mundo. Las humanidades a debate.
José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
robledomeza@yahoo.com.mx
wa: 2223703233

“Ser educado no es haber llegado a un destino; es viajar con una manera diferente de ver el mundo y la vida. Lo que es necesario no es la preparación febril para algo que está por delante, sino trabajar con precisión, pasión y gusto en lo valioso que está a nuestro alcance”. 
 R.S. Peters en Educación como Iniciación

¿Formar mentes o formar profesionales? ¿La formación profesional un peligro intelectual? ¿Formar una mente libre o subordinada? ¿Formar mentes como herramientas o como potenciales detonadores de la creatividad? ¿Formar mentes para facilitar la realización de tareas mecánicas que sólo requieren del uso de una “correcta” energía, mentes consideradas como utensilios útiles para realizar labores rutinarias o mentes que estén formadas para realizar actividades que no se les enseñó hacer?

Las preguntas anteriores me surgieron al reflexionar sobre las palabras dichas en 1910 por Woodrow Wilson, director de Princeton, quien dirigió un discurso en Madison, Wisconsin, a la Asociación de Universidades Americanas; en ese discurso planteó: “Toda especialización, incluida la formación profesional, es nítidamente individualista en su objetivo... El objetivo... es el interés particular de la persona que busca esa formación”. Manifestaba que dicha exclusividad era “el peligro intelectual y económico de nuestra época”: un peligro intelectual porque el individuo que sólo así ha sido formado es una herramienta y no una mente, y un peligro económico porque la sociedad requiere de mentes y no sólo de herramientas. Wilson consideraba que “para cuando un hombre llega a la edad en que su hijo puede asistir a la universidad, está tan inmerso en una especialización que ya no puede entender el país ni la época en que vive”. Por ello -decía Wilson- la tarea de la universidad (debía ser) re-generalizar cada generación a medida que apareciera”.

Estamos hoy en el año 2016, ciento diez años después del discurso de Wilson y, por lo tanto, debemos admitir que las condiciones han cambiado. Si esto es así, entonces debemos admitir que las preguntas anteriores son irrelevantes porque debemos admitir que las universidades deben limitarse a la formación profesional, formar mentes que sirvan como herramientas para realizar labores bien especificadas en los manuales correspondientes. Admitir que es correcta la propuesta de concebir a quien enseña ya no un “maestro” sino un “facilitador del aprendizaje” y al aprendiz una herramienta solo capaz de hacer lo que está definido como “correcto”; admitir todo esto sin detenerse a pensar en que significan los conceptos de “enseñar”, “aprender” y “contenido” de la enseñanza-aprendizaje.

En una facultad como la de FyL ¿Es pertinente preguntarse a qué está obligada la comunidad en la formación de los jóvenes? ¿Sigue siendo válido sostener que el paso de los jóvenes por la universidad debe ayudarles a adquirir saberes que les permita orientar el pensamiento y la conducta a largo plazo, les permita su refinamiento y la posibilidad de embellecer su vida?

En una facultad como la de FyL ¿Es pertinente preguntarse a qué está obligada la comunidad en la formación de los jóvenes? ¿Sigue siendo válido promover saberes que permitan reconocer la bondad, la belleza y la calidad intelectual de los productos humanos? En otras palabras, ¿Qué el tránsito por la universidad les ayude a transformarse en personas educadas, i.e., en personas cuya mente y cuya conducta exhiban conocimiento y comprensión, sentido de responsabilidad, consideración hacia lo demás,  adquisición de una conciencia crítica?

Si la pretensión de las humanidades es formar personas educadas ¿Deben cultivarse las humanidades como parte de la formación de los jóvenes en la BUAP?

Como puede verse son innumerables los “objetivos de la educación” que pueden considerarse. ¿Cómo elegirlos? Necesitamos criterios para hacerlo. Así pues pasemos a reflexionar sobre tales criterios.

En primer lugar está el criterio epistemológico o de comprensión de los principios. Una persona educada es alguien que no sólo es capaz de realizar una actividad particular, como la abogacía o la investigación o el fútbol, sino además, es capaz de realizarlas por lo que es ella misma (la búsqueda de la verdad por ella misma, hacer algo por lo que tiene de encomiable, hacer algo de la mejor manera posible), a diferencia de cultivarla por algo a lo que podría llevar: riqueza o prestigio, por ejemplo. Pero esto no es suficiente ya que es necesario que el hombre educado posea un conjunto de conocimientos y algún esquema conceptual que eleve esos conocimientos por encima de una serie de datos inconexos. Lo cual implica comprender los principios para poder organizar los datos, tal y como lo hacían Sherlock Holmes, Guillermo de Baskerville o el viejo detective de la película Seven, William Somerset. Tampoco basta estar bien informado sino también tener alguna comprensión del “por qué” de las cosas. Es necesario un desarrollo profundo del conocimiento y de la conciencia. Todo esto es necesario pero no suficiente. Así que pasemos al segundo criterio.

El segundo criterio para reconocer a alguien educado es el criterio sistémico. Alguien, por ejemplo, podría ser un abogado o científico bien preparado y sin embargo negarnos a llamarlo un hombre educado. ¿Por qué? No lo hacemos porque la ciencia carezca de valor intrínseco, tampoco porque al hombre no le importe la ciencia, o porque no comprenda sus principios, entonces ¿cuál es su limitación? Su limitación se muestra en su unidimensional especialización y en su incapacidad para conectar lo aprendido con muchas otras cosas –el teatro, la música, la poesía, etc.- que le permitan captar una estructura coherente de la vida. La función principal de este principio sistémico es descartar un especialismo estrecho, más que la de sugerir requisitos positivos.

Finalmente podemos formulas un tercer principio y es el criterio praxiológico. Un hombre puede estar bien informado pero sin embargo no lo calificaríamos de educado. ¿Por qué? Estar educado implica que la manera que un hombre tiene de ver y entender el mundo ha sido transformada por los conocimientos adquiridos. Gracias a lo aprendido transforma el mero vivir en cierta calidad de vida. Pues la manera de vivir del hombre depende de lo que ve y entiende. En la universidad hay actividades concentradas en la literatura, la ciencia, la historia que poseen mucho contenido cognoscitivo, pero la persona educada no es simplemente la que sigue dedicándose a tales actividades cuando sale de dicha institución, sino aquella cuya gama total de actos, reacciones y actividades se han ido transformando gradualmente al profundizar y ampliar su comprensión y sensibilidad. Y este proceso no termina jamás.

Hace algunos años un joven estudiante,que llamaré Paco, formulaba una serie de preguntas en un seminario organizado para adiestrarnos en el arte de preguntar. En ese entonces participábamos cinco personas y ahora quiero compartir con ustedes tanto las preguntas como algunas de las respuestas ensayadas por el grupo.

Como joven y estudiante que soy –decía Paco- ¿puedo reclamar el derecho a tener una formación que me permita orientar el pensamiento y la conducta a largo plazo? ¿Puedo,a la institución a la que pertenezco, demandar como derecho para que se comprometa con el desarrollo de mi capacidad de comprensión?¿Estaré exigiendo demasiado si pido a mis maestros me ayuden a adquirir criterios para reconocer lo excelente y duradero, para desarrollar el sentido crítico,el sentido de las virtudes ciudadanas y valores ideales, la simpatía por el trabajo bien hecho de un hombre dondequiera que se haya realizado, para reconocer la sabiduría? ¿Tendría sentido demandar la posibilidad de conjuntar las experiencias indirectas –por medio de lecturas, audiciones musicales, proyecciones de películas, visita a museos, etc.- con las experiencias que directamente me proporcione la vida? ¿Seré racional si exijo que al terminar mis estudios haya logrado tener una mente disciplinada y mejor organizada, capaz de inquirir y distinguir lo falso de lo verdadero y los hechos de la mera opinión; tener una mente formada y capacitada para escribir, leer y calcular, una mente atenta al mundo y abierta a cualquier buena influencia, aunque sólo sea por estimular mi curiosidad, una mente que me permita seguir desarrollando formas de pensamiento y sentimientos? ¿Estaré fuera de lugar si exijo una formación vinculada al desarrollo del método de la discusión que supone un intercambio dirigido y disciplinado, que se caracteriza por el orden y la secuencia lógica? Y finalmente, ¿no seré un iluso si demando una formación que me permita tener un cuerpo de conocimiento, un lenguaje común y la habilidad para conversar y exigir que se concrete el principio de “pensar bien para vivir mejor”, para con ello ser un ciudadano comprometido con la construcción de una buena sociedad y una buena vida?

Hoy ese joven es ya un profesional pero continúa manifestando entusiasmo por incluir en la formación de los universitarios el contacto con las humanidades.Yo preguntaba en aquellos momentos -cómo lo hago ahora con ustedes- ¿Por qué es necesario o al menos recomendable el estudio de las humanidades en la Facultad de Derecho de la BUAP? Señalo que son varias las preguntas que se derivan de la pregunta formulada y que es necesario responder antes: ¿Qué son las humanidades? ¿Cómo deben enseñarse y aprenderse? ¿Cuál debe ser el propósito de su estudio?

Durante algún tiempo se consideró que las humanidades (del latín humanitas) eran las disciplinas relacionadas con la cultura humana, con los estudios clásicos –arte y cultura de la Antigüedad grecorromana-. Las humanidades eran consideradas distintas a las disciplinas profesionalizantes y entre aquellas estaban la filosofía, la filología (lingüística, semiología, literatura, historia de la literatura, crítica literaria), la historia, la geografía, el derecho, la economía, la ciencia política, la antropología, la sociología, los estudios de arte –artes plásticas, artes escénicas, música, musicología, teoría del arte, crítica de arte, ciencias de la comunicación periodismo, publicidad, documentación, biblioteconomía-, etc. Se decía que las humanidades eran las disciplinas que estudian al hombre y su comportamiento en la sociedaderan las ciencias del espíritu frente a las ciencias centradas en la materia. Este divorcio existente entre ciencias materiales y ciencias del espíritu se intenta superar hoy día con,por ejemplo, la teoría del constructivismo. Hoy se plantea que las humanidades son el medio para que los humanes desarrollemos autoconciencia y que la mejor forma para desarrollar esta autoconciencia son los estudios del lenguaje y las matemáticas ya que desarrollan las inteligencias compartidas por todos los humanes. Edgar Morin ha señalado que la formación de la ciudadanía terrestre pasa por la enseñanza de la condición humana; esta condición puede estudiarse mediante triadas: cerebro-mente-cultura, razón-afecto-impulso, impulso-sociedad-especie.

Si tomamos a las humanidades en su sentido amplio el término se refiere fundamentalmente a la literatura e incluso, en un sentido más amplio, al estudio de las grandes obras maestras en prácticamente cualquier campo de la actividad humana. La literatura que se compone de obras literarias y trata en gran medida con obras maestras en dónde se encuentran los logros humanos en todos los campos del saber,se reconoce como parte de las humanidades sobre todo si no sólo se estudian como “logros” sino como resultados de procesos que involucran la generación de preguntas y los intentos de respuestas que incluyen el ensayo y el error, esto es, como logros históricos; las humanidades son también la historia y filosofía de la ciencia, donde se estudia la creación científica como parte de la biografía y la historia cultural humanas. Dice Jacques Barzún en Adiós a las humanidades “La criba de la creación humana: a eso debemos referimos cuando hablamos de humanidades.”

En cualquier facultad no hay duda de que se estudia con un enfoque vocacional o profesional, i.e., se reproduce un conocimiento práctico; pero existe también la posibilidad de realizar estudios para refinar la condición de los estudiantes y futuros profesionales.Un obstáculo que hay que superar es la confusión existente entre los dos usos del término conocimiento: el que sirve a un propósito inmediato y el que orienta el pensamiento y la conducta a largo plazo. 

En la FFyL ¿cuál es el enfoque de sus planes de estudios especialmente en el colegio de filosofía? ¿Cómo se concibe al filósofo? Si hay algo que debe caracterizarlos está muy lejos de lo que el día de hoy ocurre.

Hoy día todas las instituciones están involucradas en la doble empresa de satisfacer la demanda social de profesionales y la demanda académica de especialistas. Los compromisos con las nuevas generaciones no deben quedar en objetivos tan chatos.


Mtro. en Historia José Antonio Robledo y Meza, P.I. Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP y fundador y director del proyecto “México el árbol de los mil frutos”.
Miguel Nava, Coordinador de la Asociación Filosófica de Puebla A.C., “Ecos del Espejo”.
C. Mtra. en Filosofía UNAM Karla Pérez Rodríguez, profesora Escuela Preparatoria 2 de Octubre de 1968, BUAP y Secretaria de actividades y proyectos de la Asociación Filosófica de Puebla A.C., “Ecos del Espejo”.
Lic. en Filosofía BUAP Lizzet González García, profesora del Colegio Liceo Reforma.
Lic. en Filosofía BUAP Gonzalo Salgado Villa, profesor del Instituto de estudios superiores VW.
Estudiante del Colegio de Filosofía BUAP, Martín González Rojas, miembro de Sphaera.
Estudiante del Colegio de Filosofía BUAP, Angélica Guadalupe Salazar Ruiz, miembro de Sphaera.

Proyectos participantes:

México el árbol de los mil frutos.

Tlciudadana, la televisión para todos.

Temiki Radio.
Sphaera.

Asociación Filosófica de Puebla A.C. Ecos del Espejo


Foro “Retos y perspectivas de las humanidades en México”, 21 al 24 de enero de 2020 Auditorio Luis Villoro, de la FFyL(avenida Juan de Palafox y Mendoza 410, Centro). Facultad de Filosofía y Letras-BUAP.


Las humanidades hechos y razones.

Foro “Retos y perspectivas de las humanidades en México”, 21 al 24 de enero de 2020
Auditorio Luis Villoro, de la FFyL(avenida Juan de Palafox y Mendoza 410, Centro).
Facultad de Filosofía y Letras-BUAP.
José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
robledomeza@yahoo.com.mx
wa: 2223703233

El foro fue convocado para llevarse a cabo en la Facultad de Filosofía yLetras de la BUAP con el nombre “Retos y perspectivas de las humanidades en México”. Aprovecharé la oportunidad para actualizar la discusión sobre la producción actual del conocimiento social y su relevancia para el desarrollo de una sociedad que cada día requiere y exige de mayores destrezas intelectuales en cada uno de sus individuos, independientemente de la actividad a la que se dediquen.

Si entendemos por “reto”, al que alude la convocatoria, a un“objetivo o empeño difícil de llevara cabo, y queconstituye porello unestímuloyundesafíoparaquienloafronta” (rae), y si son cuatro las temáticas que se propone para guiar las discusiones en torno a las humanidades: investigación, docencia y planes de estudio, vinculación y participación social y divulgación entonces derivemos las preguntas que consideramos relevantes en torno a las humanidades: 

a) ¿Qué investigar y cómo hacerlo?
b) ¿Qué enseñar y cómo hacerlo?
c) ¿Qué vincular y cómo hacerlo?
d) ¿Qué divulgar y cómo hacerlo?

Todas las preguntas giran en torno a “las humanidades”. Para proceder filosóficamente es necesario responder antes, las siguientes preguntas fundamentales:

1) ¿Qué son las humanidades? Esta pregunta nos obliga a preguntarnos:
2) ¿Qué han sido?
3) ¿Qué queremos que sean?

Hecho lo anterior debemos responder a las preguntas
4) ¿Cómo lo haremos?
5) ¿Cómo lo sabemos?

Estas preguntas son filosóficas porque implican tener una visión que involucra, al menos, las siguientes áreas de la tradición: metafísica, ética, política, epistemología e historia.

Es un hecho que las humanidades constituyen una cuestión que atañe directamente a quienes las cultivan y difunden pero también es de interés de los ciudadanos que las demandan como parte de su formación. La cuestión de las humanidades es complejo y esto puede apreciarse por las preguntas que se pueden formular en torno a ellas. A continuación formularemos algunas de ellas.

¿Qué son las humanidades? ¿Los ciudadanos tienen derecho a demandar que las humanidades formen parte de su educación? ¿Las humanidades son portadoras de todos los derechos de un ser humano? ¿En qué consisten la dignidad y los derechos humanos y cuál es su relación con las humanidades? ¿Cuáles el papel de las humanidades en el ejercicio de los derechos y libertades de las personas humanas? ¿Por qué es deseable la presencia de las humanidades en el sistema escolar?¿Quién puede estar “en contra” de las humanidades? ¿Qué significa estar “en contra”? ¿Por qué en pleno siglo XXI deben promoverse las humanidades? ¿Por qué hay tanta dificultad para una reforma racional sobre la enseñanza de las humanidades en todos los niveles del sistema escolar? ¿Qué es lo que está en juego? ¿Quién debe decidir sobre como difundir las humanidades?¿Hasta qué punto la sociedad está dispuesta a apoyarlas? ¿Qué es lo que se legisla (aprueba o prohíbe) en México? ¿Se puede cerrar los ojos ante la flagrante desigualdad de acceso a los servicios escolares? ¿Cuáles son las obligaciones del Estado mexicano con respecto a la difusión de las humanidades?

Características del debate actual

El 15 de mayo de 2019 se decreta la reforma del artículo 3º constitucional. Este artículo modificó significativamente la concepción que de la educación se tenía especialmente lo relativo a las humanidades que fueron explícitamente incluidas. Los conceptos filosóficos de persona, justicia, libertad, solidaridad, derechos humanos, igualdad sustantiva, cultura, obligatoriedad, gratuidad, universalidad, laicismo, honestidad, enseñanza, aprendizaje, docencia, valores y público son fundamentales en este texto. Estos conceptos exigen una redefinición en muchos de los aspectos operativos del sistema escolar: docencia, investigación, evaluación, planes y programas de estudio, extensión universitaria. 

En abril del 2002 aparece en la revista Nexos el artículo de Jacques Barzun “Adiós a las humanidades”. A continuación reproducimos los tres primeros párrafos: 

“¡Ay las humanidades! de dientes para afuera todo el mundo habla de su importancia, todo el mundo está de acuerdo en que no hay nada mejor que un humanista completo, pero lo cierto es que ni los estudiantes se humanizan en su contacto con las humanidades ni tampoco las eligen masivamente, y la opinión mayoritaria, aunque velada, es que las humanidades son sólo para quienes quieren dedicarse profesionalmente a alguna de sus ramas.

Si esto es cierto, y tengo muy buenas razones para creer que lo es, eso significa que la atención que se ha dedicado a las humanidades durante su larga y pública agonía ha estado mal dirigida. ¿En qué consiste la equivocación? Para empezar, ¿sabemos realmente cuáles son las humanidades? Por lo general se cuenta el estudio de la lengua y la literatura, la historia de las artes, la filosofía; en ocasiones, la historia, aunque eso depende del capricho de los científicos sociales; en cualquier caso no tiene mayor importancia. La triple división -ciencias, ciencias sociales, humanidades-, útil en términos de organización académica, contiene el germen del mal que ha infectado prácticamente todo intento de dar un nuevo impulso a las humanidades y hacerlas provechosas. El hecho de que se agrupen determinadas “materias” por su oposición a otras materias denominadas no humanistas ha dado lugar a que las humanidades se transformen, al igual que esas otras materias, en meras especializaciones. Como consecuencia, su propósito original se ha perdido o ha quedado pervertido.

Tan es así que la literatura y las artes se estudian ya de una forma puramente técnica. No se estudia poesía y narrativa o arte y música para recibir y disfrutar lo que en sí ofrecen, sino para poner en práctica algún complicado método que excluye cuidadosamente las sensaciones, el placer y la meditación. Estos “enfoques”, como se les denomina (y acertadamente puesto que no llegan al corazón del asunto), pueden ser o no adecuados para aquellos estudiantes que deseen especializarse en lo que alguna vez fue una materia humanística. Lo que importa no es su valor, sino que si las humanidades se convierten en otras tantas ciencias sociales o ciencias de cualquier clase, no puede esperarse que de ello resulte una mayor humanización.”

Los planteamientos de Barzun fueron antecedidos por un debate en los años 80s del siglo pasado. Este debate fue un giro que data del encuentro y la convergencia de varios fenómenos: la creciente especialización de estos saberes, el reorden de los territorios que abarcan antiguas disciplinas, la emergencia de nuevas disciplinas que exigían una definición sobre las particularidades de sus objetivos y procedimientos propios, el afán de producir sitios que hicieran posible el conocimiento multidisciplinario (ecología, urbanismo, teoría de sistemas, etc.). Una de las peculiaridades que caracterizan al desarrollo de las disciplinas contemporáneas es el creciente impacto que ejercen unas sobre otras -la sociología y la antropología sobre la historia, la politología sobre el derecho, la historia sobre la economía, etc.-, así como una separación creciente entre varios campos visibles que se distinguen no solo por sus objetos de estudio sino por la forma como fincan sus procedimientos y cobran legitimidad en tanto que saberes sociales. Grosso modo, y a costa de simplificarlos, se puede distinguir la demarcación de tres campos: a) las ciencias “duras” o “exactas”, cuyo cometido central es la reducción y elaboración de los referentes de la complejidad, b) las ciencias sociales, ligadas al estudio de la  acción social y la formación de decisiones; y c) las humanidades, cuyo objeto central es la producción de sentido y la autorreflexión sobre el ser humano (historia, filosofía, letras, estéticas, derecho, filología, antropología, comunicación, etc.).

Ninguna de estas definiciones es nueva. Al igual que el de “humanidades”, el termino ciencias “exactas” o de la “naturaleza” data del siglo XVII. El concepto de ciencias sociales es más reciente y se remonta al siglo XIX. Uno de los propósitos del foro seria precisamente recorrer la historia de los diversos significados que han adoptado estos conceptos para definir los diversos campos del saber. 

¿Qué tan pertinente resulta hoy en día la división de los saberes en campos que se nutren a sí mismos y se reproducen de esta manera?

En la última reforma al tercero constitucional, la función social de las humanidades se ha ampliado y se ha vuelto más compleja. Su espacio de recepción alcanza a todos los ámbitos de la educación primaria, media y superior. Su divulgación en los medios de comunicación convoca auditorios masivos. Su papel en la formación de identidades públicas es determinante. Son esenciales para el desarrollo de una ciudadanía auténticamente democrática, crítica y consciente de sus derechos y obligaciones. Hoy existe constitucionalmente un mayor respaldo a las humanidades y, por lo tanto, que las instituciones respalden su desarrollo y consolidación.Ciertamente, la constitución no lo puede todo.

Que este foro ayude a sistematizar conceptos y argumentos para disponer de herramientas de pensamiento, sobre las que mantener un debate intelectual honesto y riguroso. Es necesario promover un amplio debate público, con tiempos equitativos en los medios masivos de comunicación. Por ello, la necesidad impostergable de democratizar el tratamiento en torno a las humanidades. Abordar estos problemas implica enfrentar los dilemas que nos plantean el desarrollo científico y tecnológico, la razón y la libertad. No es posible formular la complejidad de las cuestiones asociadas con las humanidades en un maniqueo posicionamiento de “a favor” o “en contra”. 

Este es un documento general. Para cada cuestión planteada habrá una reflexión aparte.

Mtro. en Historia José Antonio Robledo y Meza, P.I. Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP y fundador y director del proyecto “México el árbol de los mil frutos”.
Miguel Nava, Coordinador de la Asociación Filosófica de Puebla A.C., “Ecos del Espejo”.
C. Mtra. en Filosofía UNAM Karla Pérez Rodríguez, profesora Escuela Preparatoria 2 de Octubre de 1968, BUAP y Secretaria de actividades y proyectos de la Asociación Filosófica de Puebla A.C., “Ecos del Espejo”.
Lic. en Filosofía BUAP Lizzet González García, profesora del Colegio Liceo Reforma.
Lic. en Filosofía BUAP Gonzalo Salgado Villa, profesor del Instituto de estudios superiores VW.
Estudiante del Colegio de Filosofía BUAP, Martín González Rojas, miembro de Sphaera.
Estudiante del Colegio de Filosofía BUAP, Angélica Guadalupe Salazar Ruiz, miembro de Sphaera.

Proyectos participantes:

México el árbol de los mil frutos.












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Asociación Filosófica de Puebla A.C. Ecos del Espejo





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