Palabras en el centenario del PCM
José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
wa: 2223703233
El día de ayer 24 de noviembre de
2019 se cumplieron 100 años de la fundación del PCM y esta conmemoración abrió
sus actividades en esta plaza denominada “de la Democracia”. Simbólicamente
esto es relevante.
Como partido comunista basó su
ideología y prácticas políticas en la teoría marxista y la
implementación de una sociedad comunista. El partido debía ser una organización
cohesionada y disciplinada, compuesto por revolucionarios que guiarán el
proceso político hacia el socialismo.Como norma debía organizarse en torno a
los principios del centralismo democrático, manteniendo la libertad de
crítica y autocrítica para mantenerse como vanguardia.
El PCM hoy es reconocido como un
partido histórico de la izquierda mexicana; a lo largo de su historia resistió
escisiones, reunificaciones, pasos por la clandestinidad, guerra sucia y
cambios doctrinarios. Una de las virtudes reconocidas es que fomentó la
formación de varios de los sindicatos nacionales de la industria, de múltiples
organismos independientes de campesinos y sectores populares en la historia de
México. El PCM es considerado como el partido fundacional de la izquierda
mexicana, a pesar de sus años de clandestinidad.
Al PCM lo conocí a través de varios
de sus miembros de entre los cuales los había quienes promovían la competencia
solidaria entre los universitarios lo que dio como resultado un ambiente laico
de criticidad y creatividad. Los institutos de investigación y la extensión
universitaria son el resultado de la conjunción de esfuerzos de los
universitarios a secas y de los universitarios comunistas. Como en tiempos
lejanosse propuso estudiar y explicar la naturaleza acudiendo a la naturaleza
misma. Las hipótesis sobrenaturales quedaban fuera de las reglas del juego. Se propuso
comprender lo humano por lo humano mismo dejando fuera las hipótesis
sobrehumanas. Los centros de investigación hoy existentes tienen en aquellas
batallas su génesis.
¿Cómo sustituir los dogmas
sobrenaturales y sobrehumanos? La propuesta fue: estudiando, investigando y
discutiendo. Aceptar solo aquello que resistiera las críticas más feroces. Así fueron
estimulados los talantes crítico y creativo característicos de los humanes.
Quienes se dedicaron a estas actividades tuvieron que defenderlas de aquellos
que quisieron silenciarlas. Así se fue consolidando el laicismo a lo largo de
la historia. Fue la lucha de la autoridad epistemológica frente a las
autoridades religiosas y políticas quienes querían imponerse.
¿En qué descansan las distintas
autoridades? Las autoridades religiosas descansan en argumentos teológicos y en
libros que contienen la “verdad revelada”. Las autoridades políticas combinan
los argumentos teológicos y jurídicos en textos constitucionales cuya verdad es
producto del consenso y de la historia. La autoridad epistemológicadescansa en
la racionalidad crítica y está soportada en métodos racionales y eso es
laicismo.
Con el Programa de “Universidad
crítica, democrática y popular” el PCM en la UAP encabezó la defensa del
laicismo al promover los espacios que permitían pensar al estimular el talante
crítico y creativo: esta racionalidad crítica y laica generó la competencia
solidaria haciendo posible la condición pública y laica de la institución. La
implementación de este programa se desarrolló frente a la oposición de
autoridades dogmáticas: religiosas, políticas y académicas. El ejercicio de la libertad
de pensamiento abría paso al laicismo y éste fue el principal logro del PCM y
lo que hoy reclama la sociedad es que se integren nuevamente a la construcción
de una sociedad laica. Este reclamo se hace frente a la entrada principal de la
institución que constitucionalmente está mandatada a ser pública, autónoma,
crítica y democrática. Una universidad organizada con los recursos del pueblo
debe servir al pueblo. Frente a la postura actual debemos proyectar una
universidad que concrete en conjunción los conceptos de “autonomía”, “pública”
y “laica”. Comprender el sentido de la autonomía de las universidades públicas
y su proyección al futuro, es entender la evolución y aplicación del principio
laico en México como república.
El principio del laicismo ha sido uno
de los fundamentos de la cultura mexicana y, por lo tanto, ha resultado
indispensable a la vida y al desarrollo de todos sus aspectos. El laicismo es
en el plano de las relaciones de las actividades humanas, lo que la libertad en
el plano de las relaciones de los hombres entre sí: es el límite o la medida
que garantiza a esas actividades la posibilidad de organizarse y desarrollarse,
como la libertad es el límite y la medida que garantiza a las relaciones
humanas la posibilidad de mantenerse y desarrollarse. El saber humanístico y el
conocimiento científico exigen la autonomía de sus reglas, o sea el laicismo.
Aquí respondo a las preguntas ¿a
quién interesa la defensa del laicismo? ¿La defensa del laicismo es de interés
público? El principio del laicismo interesa a todos porque hace posible que las
administraciones del Estado, las ciencias, la cultura, la educación y, en
general, de todas las esferas de la actividad humana, se organicen y rijan por
principios que puedan ser reconocidos por todos, y que resulten independientes
de la inevitable disparidad de creencias y de ideologías y que, por lo tanto,
hagan eficaces y fecundas todas las actividades.
El criterio laico es el fundamento
del principio de la autonomía de las actividades humanas, o sea la exigencia de
que tales actividades se desarrollen según reglas propias, que no le sean
impuestas desde fuera, con finalidades o intereses diferentes a los que ellas
mismas se dan. Este principio es universal y puede ser invocado a nombre de
cualquier de cualquier actividad “legítima” (que no obstaculicen, destruyan o
imposibiliten a las demás). El principio de autonomía ha servido para sustraer
la esfera del saber, a las influencias extrañas y deformadoras de las
ideologías políticas, de los prejuicios de clase o de raza, etc.
No otro es el sentido que el México
republicano vigente se acompañara de la reforma educativa encabezada por Gabino
Barreda Flores en 1867 donde la Ley Orgánica de Instrucción organiza la
enseñanza laica.
El principio del laicismo y la lucha
por la autonomía en los campos de la enseñanza y la investigación ha sido uno
de los fundamentos de la cultura moderna y, por lo tanto, ha resultado
indispensable a la vida y al desarrollo de todos sus aspectos.
El laicismo es en el plano de las
relaciones de las actividades humanas lo que es la libertad en el plano de las
relaciones de los hombres: es el límite o la medida que garantiza a esas
actividades la posibilidad de organizarse y desarrollarse, como la libertad es
el límite y la medida que garantiza a las relaciones humanas la posibilidad de
mantenerse y desarrollarse. El saber humanístico y el conocimiento científico
exigen para su desarrollo de la autonomía de sus reglas.
A décadas de haber obtenido la autonomía
varias de las universidades públicas resulta relevante que a partir del
principio de laicidad que da sentido a la autonomía se dé respuesta a las
muchas son las interrogantes existentes en torno a la naturaleza y legitimidad
de la Universidad pública.
Hoy día, podemos decir que la escuela
pública debe configurarse como el instrumento central de la oportunidad y la
igualdad, de la reforma social, de la justicia social, de la productividad
económica y del aprendizaje individual y socialmente relevante.
La sociedad mexicana -como sociedad
democrática- al estar fincada en el sufragio universal está indisolublemente
unida a la escolarización universal. Una sociedad democrática debe capacitar
para el diálogo racional, para los acuerdos responsables y una conducta apegada
a la ley, por ello debe proporcionar igualdad de oportunidades educativas:
dando la mayor cantidad -y de la mejor calidad posible- de educación pública.
Los cambios que precisamos deben asegurar la continuidad en la historia de
nuestra sociedad e instituciones.
En otro instrumento jurídico -la
Declaración de los Derechos Humanos- se alude, en su segundo párrafo, a los
fines de la educación y a los valores que han de inspirarla, poniendo énfasis
en aspectos que contribuyen a la formación de los ciudadanos del mundo: la
comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y grupos
étnicos o religiosos, así como la promoción de las actividades de las Naciones
Unidas para el mantenimiento de la paz.
Con estas premisas podemos derivar
que nuestra Constitución Política expresa, hoy día, nuestros propósitos
comunes, nuestro pluralismo, nuestro deseo de igualdad y excelencia educativa.
Esto queda claramente expresado en la demanda de que cada uno de los planteles
del sistema educativo proporcione a los futuros ciudadanos el conocimiento, las
actitudes y los instrumentos que les permitan participar plenamente en la vida
democrática y ejercer sus derechos y obligaciones. Para alcanzar esto se
requiere de una educación que favorezca la adquisición de conocimientos
básicos, el pensamiento crítico y la imaginación. Estas tres cosas es lo que
definirían una educación con orientación a la excelencia. Cada retroceso en
este sentido devaluaría a los estudiantes y pondría en peligro nuestra democracia.La
consolidación de una sociedad laica es la tarea de hoy.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario