José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
WA: 2223703233
En 1850 José María del
Castillo Velasco[1] “Exaltaba ampliamente al
movimiento insurgente y a su primer caudillo, Miguel Hidalgo, el cual
comenzaría a surgir con sus características de padre de la patria, “un ministro
de paz, anciano débil y sin recursos, sin más auxilios que los del cielo, al cual
imploraba para que fueran libres sus hermanos”. José Ignacio Esteva[2],
repite la imagen de paternidad y de vejez se asocia frecuentemente con la de
protector; Hidalgo lo es de los indios, idea fundamental en su concepción
liberal. Según Castillo, no fue ninguna casualidad que recurriese a los indios
para llevar a cabo su “heroica empresa”, pues ellos eran “descendientes de los
antiguos y legítimos dueños del país” Como padre del indio, Hidalgo ofrece una
imagen sugestiva; el anciano venerable y sabio que intentó otorgar la
regeneración a una raza oprimida.
Un reconocimiento a la
pluralidad se da en 1852 cuando Melchor Ocampo incluye en su discurso[3] las
siguientes palabras:
...subdividida la
inteligencia casi en tantas opiniones como hay cabezas que piensan,la
inteligencia, primer poder del hombre y de la sociedad, se halla como
diluida... en tantos pareceres diversos: no hay por lo mismo opinión, no puede
crearse un espíritu público, porque no hay una fe uniforme.
En 1853 el discurso de
Gabriel Sagaseta[4], presenta la obra de
Hidalgo en un movimiento de reacción contra las ideas y principio liberales que
surgían en Europa.
... en el mundo viejo, a
fines del último siglo todo se había conmovido; torrentes de sangre inundaron
Europa, se destruyeron las leyes, en que desde siglos antes estaban asentados
los gobiernos... Los sucesos del extranjero y los de la metrópoli inspiraron a
los buenos mexicanos la noble idea de poner a México a cubierto de los rudos
golpes con que la guerra consternaba a España.
En la ciudad de México
Santa Anna decreta el 17 de septiembre se adornen puertas y ventanas los días
de fiestas nacionales y se declara caballeros grandes cruces de la orden de
Guadalupe a Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y José María Morelos y el decreto
del 25 del mismo mes a Ignacio López Rayón y Mariano Matamoros.
En 1854 bajo el gobierno
de Santa Anna el 15 de septiembre se estrena el himno nacional y uno de sus
autores –de la letra- fue uno de los oradores de la función. El texto original dedica
varias estrofas a Iturbide y ninguna a los héroes insurgentes. Se canta por primera
vez el Himno Nacional en el gran teatro de Santa Anna de la ciudad de México,
interpretado por la soprano Enriqueta Sontag. A partir de este año se integra
oficialmente el Himno Nacional a las fiestas patrias.
Himno
Nacional Mexicano (Completo, con letra y audio HQ)
En el año de 1855
Guillermo Prieto dice en su discurso[5]
El cristianismo era y es
todo un símbolo de libertad; el Evangelio, la revolución terrible contra todos
los privilegios, contra la maquinación sacrílega de vivir los pocos a expensas
de los muchos, de convertir en estancos el poder, la conciencia, la fuerza, el
pensamiento, para desheredar, corromper, debilitar y embrutecer al pueblo.
... Mientras esa idea
del evangelio se conservó pura, el cristianismo todo lo conquistó cambiando la
faz del mundo; pero ya no fue lo mismo cuando los sucesos de los hombres de la
fe quisieron desvirtuar esa idea sublime, haciéndola servir al apoyo de
intereses menguados, porque desde ese día se hizo estéril, y el libro del
pueblo se convirtió en el código de los privilegiados. No señores, los hombres
que han hecho esto, no son los que conservan pura, ni la fe de Cristo, ni la
tradición de sus discípulos, y es preciso que llegue el día en que el pueblo
apoyado en el Evangelio, reconquiste los derechos que éste le aseguró poniendo
en todo su vigor su espíritu democrático.
... ¡El párroco del
pueblo, encorvado por los años, con su frente encanecida, teniendo tan cerca el
lecho de la muerte, endereza sus pasos y marcha resuelto al cadalso de los
héroes!
Se compara a Hidalgo con
Moisés, no solamente por su vejez, sino también por su fortaleza física e
intelectual, y por sus aptitudes para el liderazgo.
La revolución de Hidalgo
fue la revolución por excelencia, la revolución democrática sin liga impura, ni
contemporizaciones traidoras... Eso mismo decía de la revolución de Juan
Alvarez.
En 1856 Ignacio
Comonfort imprime nuevas características a la fiesta. El festejo incluye una
gran verbena popular, con programas patrióticos en los teatros, cañonazos y
repiques generales y con un banquete organizado en la calzada de La Piedad, en
donde el presidente repartió ramos de flores y onzas de oro. Comonfort decreta
que el callejón de Dolores se abra hasta salir y comunicar con la calle de San
Juan de Letrán, la cual deberá denominarse “Calle de la Independencia”.
Miguel Buenrostro en su
Oración[6],
señala que “El evangelio es democrático y el cristianismo republicano, porque
ambos proclaman la igualdad.”
En el año de 1857 la
Constitución y las leyes de Reforma eliminan el sentido religioso y le dan un
tono completamente laico a la conmemoración. Aparece un Hidalgo ya
no de bronce, sino de carne y hueso y, sobre todo, que comienza a adquirir las
características del padre de la patria; envejece rápidamente. A menudo se le
menciona como un hombre sabio para oponerse a quienes califican su movimiento
de bárbaro; se destacan sus actividades como agricultor y hombre filantrópico,
y sobre todo, se insiste en su entrega al estudio de las ideas ilustradas y su
preocupación por los males de la patria.
En 1858 Melchor Ocampo[7],
establece que “
Jesucristo se airaba de que
los mercaderes del templo hubieran vuelto caverna de ladrones la casa de Dios.
¿Qué diría hoy si viese a una parte de los guardianes mismos del templo empuñar
la espada contra el César o emplear los tesoros del templo en volverse
asesinos, dije mal, fratricidas mendantes?
Ocampo percibía muy
lúcidamente el mal que había ocasionado la educación en manos de religiosos,
pues únicamente se había inculcado la moral católica, desechando los valores
democráticos; esto había llevado a formular aseveraciones tan ridículas como
la siguiente:
...el hombre es más
inclinado al mal que el bien...esta es la idea que quieren que nos formemos
del hombre, los mismos que nos enseñan que ha sido criado a imagen y semejanza
de Dios. Tal aseveración de que el hombre, la copia, es más malo que bueno ¿no
es una blasfemia flagrante contra el original?
En 1859 el general
Miguel Miramón inicia los festejos con una solemne función religiosa en la
Catedral, junto con las demás autoridades conservadoras se dirigieron
posteriormente al Palacio Nacional para recibir un sinnúmero de felicitaciones,
de ahí pasaron a la Alameda Central donde Tomás Sierra y Rosso pronuncia un
discurso alusivo al Grito de Dolores. Más tarde el presidente y su comitiva,
desde el balcón de Palacio Nacional, presenciaron un desfile de la guarnición.
Miramón dirigió un mensaje a los presentes en Palacio Nacional en el que
esperaba la pronta reanudación de la paz. Por la noche los fuegos artificiales
y las funciones en los teatros pusieron fin al regocijo del día.
En 1861 Juárez celebra
en el Teatro de Oriente, en donde se cantó el himno patriótico alternándose con
discursos, poesías y piezas de canto. A las once de la noche se salió a las
calles con banderas, luces y cohetes. Al día siguiente se dio un baile especial.
En 1862 Ignacio Manuel
Altamirano[8],
recomienda lo siguiente:
El mejor modo de honrar
a los muertos ilustres es imitarlos; la muerte de un gran varón debe ser un
estímulo, lejos de ser motivo de desconsuelo. El alma del invicto Zaragoza se
ha unido ya a la de sus padres Hidalgo, Morelos y Guerrero... Zaragoza tiene
dignos ciudadanos, y su muerte no ha hecho más que centuplicar nuestros
esfuerzos, y como Zaragoza, morirán otros mil; pero la idea quedará en pie,
porque es la idea de la independencia y de la Democracia...
En 1863 el 6 de junio
Juárez establece mediante decreto que quedaba erigido en ciudad la Villa de
Dolores, Hidalgo, y mandó construir un monumento a don Miguel Hidalgo;
convirtió a su vez en propiedad de la nación la que fuera casa de este héroe.
En 1864 Maximiliano
celebra por primera vez en Dolores Hidalgo. A las once de la noche, en la casa
de Hidalgo salió al balcón y vitoreó a los héroes de la Independencia. En el
álbum depositado por Juárez en la casa de Hidalgo, Maximiliano dejó inscrita la
siguiente frase: “Un pueblo que bajo la protección y con la bendición de Dios
funda su Independencia sobre la Libertad y la Ley tiene una sola voluntad, es
invencible y puede elevar su frente con orgullo. Maximiliano”.
En 1865 Ignacio Manuel Altamirano[9],
rinde loas a Juárez diciendo que (Juárez es) el gran sacerdote de la
República... nuestro inmortal presidente.
En el año de 1867 Juárez
celebra las fiestas del 15 de septiembre en el Teatro Principal. Se leyó el
Acta de Independencia formulada por el Congreso de Chilpancingo en 1813, y se
pronunciaron después los discursos oficiales. A las once de la noche el
presidente vitoreó a los héroes, a la Independencia y la República, y las
bandas y músicos militares tocaron dianas. Al mismo tiempo, en los otros
teatros de la ciudad y en el Zócalo se realizaron diversos actos, encabezados
por representantes oficiales. Al día siguiente por la noche se prendieron
fuegos pirotécnicos en la Plaza de la República.
José María Morelos y el Congreso de Anáhuac:
hacia el México Independiente
En este año es cuando en
Guanajuato pronuncia su famosísima “Oración cívica” Gabino Barreda.
Lee la “Oración cívica”
de Barreda
Escucha la cuarta parte de la obra de teatro Coatl
y Cuatli de Felipe Galván.
[1] Oración cívica pronunciada en la Alameda de México el 16 de
septiembre de 1850, aniversario del glorioso grito de Dolores, por el ciudadano
licenciado... México, Imprenta de Ignacio Cumplido. 21p.
[2] “Discurso pronunciado en la plaza principal de la H. Veracruz, el
día 16 de septiembre de 1850, aniversario de la Independencia nacional, por el
ciudadano..., comisionado al efecto por la junta patriótica”, en Colección de
composiciones.
[3] “Discurso pronunciado el 16 de septiembre de 1852” (dicho en
Morelia), En Obras completas. Escritos políticos, t. II, prólogo de Ángel Pola.
México, Ediciones El Caballito, 79-88.
[4] Discurso pronunciado en la festividad nacional de la capital de
la república, el 16 de septiembre de 1853, por el Lic. don... minsitro honorario
de la Suprema Corte de Justicia y rector del ilustre y nacional Colegio de
Abogados de México. México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 12p.
[5] Oración cívica pronunciada por el ciudadano..., en la Alameda de
México el día 16 de septiembre de 1855, aniversario del glorioso grito de
Independencia dado por el cura de Dolores en 1810. México, Imprenta de Ignacio
Cumplido, 14p.
[6] Oración patriótica pronunciada en la Alameda de México por el
licenciado... el 16 de septiembre de 1856, aniversario de la Independencia
nacional. México, Imprenta de José A. Godoy, 14p.
[7] Discurso pronunciado en la alameda de la H. C. De Veracruz la
tarde del 16 de septiembre de 1858 por el ciudadano..., ministro de
Gobernación. Veracruz, Imprenta de Rafael de Zayas, 12p.
[8] “Discurso en la Alameda de México, el 16 de septiembre de 1862”,
en Obras completas..., t. I. 99-109.
[9] “Discurso en el campamento de la Sabana junto a Acapulco, por
encargo de la junta patriótica de la misma ciudad, que con la población se
había trasladado al expresado campamento, el 16 de septiembre de 1865”, en
Obras completas..., t. I. 126-132.
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