martes, 12 de mayo de 2020

En cuarentena, filosofando.


Gonzalo Salgado Villa
gvilla_salgado@hotmail.com

En cuarentena, filosofando.
El escepticismo, filosóficamente hablando, fue uno de los principales medios para la construcción del conocimiento. No está por demás mencionar a los presocráticos que se negaron a creer del todo que  las respuestas a los fenómenos naturales se encontraban en lo mitos. Ellos trataron de sintetizar un cumulo de conocimientos convergentes en la Grecia del siglo VII a. c. atribuyendo a una causa material el origen de las cosas. Sin embargo, así como se separaron de las cosmologías tradicionales, y por lo tanto religiosas, se convirtieron en fieles optimistas de encontrar en  un elemento de  la naturaleza (o más de dos) la respuesta a las dudas originales.
Pirrón (s. IV a. c.), es el máximo exponente del escepticismo clásico. De manera general, su filosofía se basaba en tomar distancia de aquellos conocimientos  imposibles, como la de las causas de las cosas. Éste afirmaba que la felicidad solo se puede obtener mediante la suspensión de juicio porque para el conocimiento humano las cosas son inaprensibles, de esa manera el ser humano no puede afirmar de ninguna cosa que sea verdadera o falsa, justa o injusta; y así en todo lo demás. Esta suspensión lleva a admitir que cualquier cosa es indiferente para el hombre y evita que se conceda ninguna preferencia a una cosa más que a otra. De modo que la suspensión del juicio es ya por sí misma ataraxia, ausencia de toda turbación o pasión.
Por otro lado, el escepticismo también era característico del padre de la filosofía moral y ética Sócrates (s. IV a. c.). A diferencia de Pirrón, el no tomar partido de alguna verdad era el inicio del conocimiento, la ignorancia era la evidencia de aquello que se afirma en un principio porque la duda  te permite posicionarte en un lugar primordial para construir las ideas pero desde un juicio propio. Es decir, Socrátes —como dicen en mi tierra—  no le sacaba a los problemas, partía de saberse ignorante y  se aventuraba a dialogar con los expertos sobre la virtud y sobre la justicia. Como bien lo predijo el oráculo de Delfos, es el hombre más inteligente porque el no saber es la disposición para el saber.
En el Renacimiento y en la Época Moderna  también  podemos encontrar un escepticismo, (no  tan radical como el de Pirrón) en: Hume (1711-1766), un escepticismo metafísico; en Montagne (1533-1592), un escepticismo ético; y en Descartes (1596-1650), un escepticismo metódico. Husserl, padre dela fenomenología hace lo propio para entender fuera de las teorías psicologistas la realidad, decide dudar y por medio de la “epojé” encontrar en lo dado a la consciencia los fragmentos complementarios de la cosas.
Pero un caso particular es el escepticismo mexicano. No tiene la  estructura de los filósofos occidentales pero si pregunta y toma una postura contraria a la postura original. El escepticismo mexicano se encuentra en lo político y sale a relucir en la adversidad, en este caso en la contingencia generada por el covid-19. Y es que al inicio de la pandemia, cuando el virus se empezaba a esparcir en México, muchos creyeron que éste era solo un distractor del gobierno, inclusive se llegó a pensar en la inexistencia del virus ¿en verdad existe o es un invento? Continúo en el origen o su causa: ¿se originó naturalmente o fue un producto de un laboratorio? Si es así ¿cuál es el fin?
Las dudas siguen en el aire pero ahora como teorías conspiratorias ¿es en verdad una forma de reivindicar el poder y la forma de sometimiento de los capitalistas a las naciones? ¿Es una forma desesperada de hacerse presente por parte de la autoridad tradicional del capital? Ya en plena contingencia aún está en el aire el creer que los casos reportados oficialmente son verdaderos, corresponden con la realidad ¿se tiene el material suficiente para hacer muestras de covid19 a toda la población? ¿por qué no hay insumos? Aquí sale una duda más sobre el sector administrativo tradicional ¿su actitud y su función es la de organizar los recursos en favor de obtener ganancias para la empresa (cuidarle el bolsillo al patrón)? Si la respuesta es afirmativa el covi19 nos demuestra que tenemos que cambiar la idea de la administración empresarial a favor de sostener la estructura humana y material-económica de cada empresa.
La oposición política duda sobre todas las medidas hechas por el mandato actual y se pregunta ¿el Gobierno está haciendo lo necesario para mantenerse equilibrado o  evitar y afrontar la debacle económica?   Se les olvida que ellos estuvieron en el poder y ya hicieron lo suyo y no salió del todo bien; no había cuestionamiento a su proceder. No obstante, invitan y difunden información a la población con la finalidad de hacer frente al gobierno.
Hugo López Gatell, el vocero oficial del gobierno para la prevención de la salud, es otro caso particular de combatir las afirmaciones de ese escepticismo de la oposición oportunista, con la proposición más filosófica que hubiera escuchado en años en uno de los representantes de gobierno: “Es metodológicamente erróneo afirmar que solo existe aquello que se ve, y viceversa, que no existe aquello que no se ve”. Hay que suspender todo juicio cuando antes de recurrir a una forma de percatarse de los acontecimientos derivados del covid19: ya sea desde una postura empírico-materialista o idealista-racionalista.
En el grueso de la población surge un escepticismo que deriva de la ignorancia (llamémosla así por ser una forma de hacer un juicio sin argumentos sólidos) y de la necesidad (o del colmillo para seguir realizando actividades habituales): su postura es la de afirmar todo lo relacionado con la pandemia como una mentira, empíricamente, recurre a experiencias vividas en gobiernos pasados en donde se desviaron recursos y se aprovecharon de la fuerza de su trabajo, de su ingenuidad y de su pasividad; se mantiene escéptico ante la pena de no tener un lugar en donde sacar el sustento diario, por las empresas cerradas, porque no hay trabajo y se depende de ellas para ¡vivir al día! Culpa al gobierno de sus males y se deja llevar por los dimes y las opiniones contrarias, por el recuerdo chupacabrezco; se lanza a los hospitales y agrede a su personal: los médicos son les asesinos profesionales, emisarios del gobierno. ¡Bendito internet difusor de las noticias falsas!  
Esto es un ejemplo de lo paradójico que puede resultar lo mexicano en la actualidad (si hablamos del comportamiento del pueblo): por un lado existe la creencia férrea a manera de la religión; y por otro, es un escéptico de los hechos (del gobierno), reflejando así una de sus principales características: la politicidad de su actuar en la sociedad ¡ya no quiere que le sigan dando más atole con el dedo! La cualidad del escepticismo mexicano como actitud o forma de actuar es la de construir, pero no solo el conocimiento, sino una idea llamada Nueva República.


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