Gonzalo
Salgado Villa
gvilla_salgado@hotmail.com
En
cuarentena, filosofando.
El
escepticismo, filosóficamente hablando, fue uno de los principales medios para
la construcción del conocimiento. No está por demás mencionar a los
presocráticos que se negaron a creer del todo que las respuestas a los fenómenos naturales se
encontraban en lo mitos. Ellos trataron de sintetizar un cumulo de
conocimientos convergentes en la Grecia del siglo VII a. c. atribuyendo a una
causa material el origen de las cosas. Sin embargo, así como se separaron de
las cosmologías tradicionales, y por lo tanto religiosas, se convirtieron en
fieles optimistas de encontrar en un
elemento de la naturaleza (o más de dos)
la respuesta a las dudas originales.
Pirrón
(s. IV a. c.), es el máximo exponente del escepticismo clásico. De manera
general, su filosofía se basaba en tomar distancia de aquellos conocimientos imposibles, como la de las causas de las
cosas. Éste afirmaba que la felicidad solo se puede obtener mediante la
suspensión de juicio porque para el conocimiento humano las cosas son
inaprensibles, de esa manera el ser humano no puede afirmar de ninguna cosa que
sea verdadera o falsa, justa o injusta; y así en todo lo demás. Esta suspensión
lleva a admitir que cualquier cosa es indiferente para el hombre y evita que se
conceda ninguna preferencia a una cosa más que a otra. De modo que la suspensión
del juicio es ya por sí misma ataraxia, ausencia de toda turbación o pasión.
Por
otro lado, el escepticismo también era característico del padre de la filosofía
moral y ética Sócrates (s. IV a. c.). A diferencia de Pirrón, el no tomar
partido de alguna verdad era el inicio del conocimiento, la ignorancia era la
evidencia de aquello que se afirma en un principio porque la duda te permite posicionarte en un lugar
primordial para construir las ideas pero desde un juicio propio. Es decir,
Socrátes —como dicen en mi tierra— no le
sacaba a los problemas, partía de saberse ignorante y se aventuraba a dialogar con los expertos
sobre la virtud y sobre la justicia. Como bien lo predijo el oráculo de Delfos,
es el hombre más inteligente porque el no saber es la disposición para el saber.
En
el Renacimiento y en la Época Moderna
también podemos encontrar un
escepticismo, (no tan radical como el de
Pirrón) en: Hume (1711-1766), un escepticismo metafísico; en Montagne
(1533-1592), un escepticismo ético; y en Descartes (1596-1650), un escepticismo
metódico. Husserl, padre dela fenomenología hace lo propio para entender fuera
de las teorías psicologistas la realidad, decide dudar y por medio de la “epojé”
encontrar en lo dado a la consciencia los fragmentos complementarios de la
cosas.
Pero
un caso particular es el escepticismo mexicano. No tiene la estructura de los filósofos occidentales pero
si pregunta y toma una postura contraria a la postura original. El escepticismo
mexicano se encuentra en lo político y sale a relucir en la adversidad, en este
caso en la contingencia generada por el covid-19. Y es que al inicio de la
pandemia, cuando el virus se empezaba a esparcir en México, muchos creyeron que
éste era solo un distractor del gobierno, inclusive se llegó a pensar en la
inexistencia del virus ¿en verdad existe o es un invento? Continúo en el origen
o su causa: ¿se originó naturalmente o fue un producto de un laboratorio? Si es
así ¿cuál es el fin?
Las
dudas siguen en el aire pero ahora como teorías conspiratorias ¿es en verdad
una forma de reivindicar el poder y la forma de sometimiento de los
capitalistas a las naciones? ¿Es una forma desesperada de hacerse presente por
parte de la autoridad tradicional del capital? Ya en plena contingencia aún
está en el aire el creer que los casos reportados oficialmente son verdaderos,
corresponden con la realidad ¿se tiene el material suficiente para hacer
muestras de covid19 a toda la población? ¿por qué no hay insumos? Aquí sale una
duda más sobre el sector administrativo tradicional ¿su actitud y su función es
la de organizar los recursos en favor de obtener ganancias para la empresa
(cuidarle el bolsillo al patrón)? Si la respuesta es afirmativa el covi19 nos
demuestra que tenemos que cambiar la idea de la administración empresarial a
favor de sostener la estructura humana y material-económica de cada empresa.
La
oposición política duda sobre todas las medidas hechas por el mandato actual y
se pregunta ¿el Gobierno está haciendo lo necesario para mantenerse equilibrado
o evitar y afrontar la debacle
económica? Se les olvida que ellos
estuvieron en el poder y ya hicieron lo suyo y no salió del todo bien; no había
cuestionamiento a su proceder. No obstante, invitan y difunden información a la
población con la finalidad de hacer frente al gobierno.
Hugo
López Gatell, el vocero oficial del gobierno para la prevención de la salud, es
otro caso particular de combatir las afirmaciones de ese escepticismo de la
oposición oportunista, con la proposición más filosófica que hubiera escuchado
en años en uno de los representantes de gobierno: “Es metodológicamente erróneo
afirmar que solo existe aquello que se ve, y viceversa, que no existe aquello
que no se ve”. Hay que suspender todo juicio cuando antes de recurrir a una
forma de percatarse de los acontecimientos derivados del covid19: ya sea desde
una postura empírico-materialista o idealista-racionalista.
En
el grueso de la población surge un escepticismo que deriva de la ignorancia
(llamémosla así por ser una forma de hacer un juicio sin argumentos sólidos) y
de la necesidad (o del colmillo para seguir realizando actividades habituales):
su postura es la de afirmar todo lo relacionado con la pandemia como una mentira,
empíricamente, recurre a experiencias vividas en gobiernos pasados en donde se
desviaron recursos y se aprovecharon de la fuerza de su trabajo, de su
ingenuidad y de su pasividad; se mantiene escéptico ante la pena de no tener un
lugar en donde sacar el sustento diario, por las empresas cerradas, porque no
hay trabajo y se depende de ellas para ¡vivir al día! Culpa al gobierno de sus
males y se deja llevar por los dimes y las opiniones contrarias, por el
recuerdo chupacabrezco; se lanza a los hospitales y agrede a su personal: los
médicos son les asesinos profesionales, emisarios del gobierno. ¡Bendito
internet difusor de las noticias falsas!
Esto
es un ejemplo de lo paradójico que puede resultar lo mexicano en la actualidad
(si hablamos del comportamiento del pueblo): por un lado existe la creencia
férrea a manera de la religión; y por otro, es un escéptico de los hechos (del
gobierno), reflejando así una de sus principales características: la
politicidad de su actuar en la sociedad ¡ya no quiere que le sigan dando más
atole con el dedo! La cualidad del escepticismo mexicano como actitud o forma
de actuar es la de construir, pero no solo el conocimiento, sino una idea
llamada Nueva República.
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