martes, 26 de febrero de 2019

Universitarios en la transformación


Pensar para discutir la BUAP

A continuación se presentan dos discursos vinculados a la historia de la Universidad Pública mexicana. El primero es el discurso de Justo Sierra en el acto de la inauguración de la Universidad Nacional de México, el 22 de septiembre de 1910.
El segundo Discurso de José Vasconcelos pronunciado en la Universidad en 1920 al ser nombrado el 9° rector de la Universidad Nacional de México.

El propósito de compartirlos es de pensar en el pasado, presente y futuro de la hoy BUAP. Se trata de pensar en las relaciones que la universidad pública poblana ha establecido con la sociedad en el pasado, las relaciones que tiene en el presente y las que puede tener en el futuro.
No debemos caer en el error de desconocer su pasado pero tampoco quedarnos en su glorificación.

No debemos tampoco de dejar de reconocer que el presente está lejos de satisfacer las exigencias sociales y que los universitarios intuitivamente sentimos limitada en su potencialidad al grado que la universidad se percibe como una institución ajena a su naturaleza y que se encuentra en el dintel de un futuro incierto. Prueba de esta incertidumbre se refleja en el discurso oficial que reitera tanto un supuesto perfil de excelencia académica que suscita dudas. Tanto humanistas como científicos sabemos que lo que se reitera como valor es inexistente en los hechos. La trampa hasta ahora operante es el de hablar de un valor como si de una realidad se tratara y, por lo tanto, que alguien es el creador de dicha condición. Si la excelencia académica tiene que ver con el incremento de sabiduría para poder resolver problemas –propios y de otro tipo- la situación es contundente: la BUAP hoy día esta más lejos de poder hacerlo. No puede resolver sus propios problemas como el de formar a la nueva generación de académicos aprovechando la experiencia de las viejas generaciones; no puede resolver sus problemas de un trato digno en la jubilación de sus viejos académicos; no ha podido aliviar el sufrimiento de las familias poblanas que ven como se pone en riesgo el futuro de sus hijos al rechazarlos en sus aulas; no ha podido conservar el perfil de muchos de sus egresados como líderes académicos, políticos y sociales...

El control ejercido hasta ahora a impedido que las competencias básicas para un ciudadano participativo se limiten en cuanto a su talante crítico, deliberativo, de razonamiento, de creatividad. ¿Acaso el que el Consejo Universitario y los Consejos de Unidad operen sin deliberación es una buena escuela para que la universidad pueda alcanzar sus objetivos? ¿No es signo de deterioro que los espacios de deliberación, de creatividad colectiva se hayan convertido en espacios de anuencia unánime en las propuestas de algunos?

Una política que mucho daño a causado al aprendizaje colectivo es la desaparición de la identidad estudiantil; al impulsar la atomización de los estudiantes por medio del sistema de créditos que en su modalidad actual ha provocado que se pierdan oportunidades valiosas para que unos aprendan de otros y al limitar este aprendizaje se han puesto cotas ínfimas a la creatividad individual y colectiva.

Frente a este panorama algunos sostienen una actitud de pesimismo que debe superarse de inmediato. He escuchado análisis que la universidad está en agonía debido a que está matando sus características más valiosas: el talante crítico y creativo de sus miembros y su comunidad.

Muere la universidad sosteniendo relaciones de control político –no de poder, que es otra cosa- mediante prácticas fraudulentas de obtención del consenso, mediante prácticas autoritarias ocultas mediante un discurso supuestamente democrático. Muere la universidad mediante la defensa de intereses personales de su ejecutivo y acaso de su reducido grupo, frente a los intereses más globalizados de los individuos de su comunidad y de la sociedad que la alberga.

Muere la universidad cuando se elogia el término medio desconociendo que el término medio queda definido no por el mismo sino por la osadía de los extremos. Si todo fuera término medio nada sería término medio. El término medio tiene sentido solo por los extremos que lo definen.

Sin crítica, sin creatividad, sin inconformidad no tiene sentido el término medio.
Sin dejar de participar en el descontento de la mayoría queremos convertir este descontento en un acto de creatividad colectiva para sacar a la BUAP del proceso que conduce a su ruina. Incluso estamos seguros que quienes han impedido hasta ahora el talante crítico y creativo van a “convertirse” en sus promotores por una sencilla razón: también sus intereses están en riesgo. Así pues, frente al apoliticismo, a la apatía, a la desidia y al inmovilismo hoy reinante proponemos más reflexión, más discusión, más crítica, más acción universitaria. Esa es la salida más tolerante porque nadie queda excluido, incluso deben participar aquellos que defienden otro tipo de proyectos para la BUAP  por reaccionarios que parezcan.

Es necesario que los objetivos declarados de una institución como la nuestra no se encuentren divorciados con las prácticas cotidianas. En fin, el espacio de discusión es un modo de participar en el rediseño de nuestra institución y es una invitación a todos sin excepción –universitarios o no- a pensar la BUAP y en la BUAP para actuar en consecuencia con los consensos críticos.

Somos muchos los que cuestionamos los contenidos y mecanismos que actualmente sustentan y determinan a la universidad. No obstante, este cuestionamiento por sí solo resulta insuficiente. Pensamos que si bien la subversión de todo el engranaje, de los componentes y producciones de la universidad debe estar en el punto de mira de la reflexión y de la acción, también las formas de las acciones deben ser revisadas y, sobre todo, creadas ex novo.

Las formas con que se responde actualmente a la maquinaria universitaria y a lo que la arropa constituyen verdaderos lastres que vacían de sentido cualquier acción, provocando inmovilismo y desidia. Por ello, es imprescindible pensar formas de disidencia y antagonismo que asuman la inseparabilidad de contenidos y prácticas para evitar el divorcio entre medios y fines, o lo que es lo mismo, que tomen en consideración que en las formas de hacer están inscritos el sentido y la concreción de las acciones. Y una magnífica forma de hacerlo es manteniendo vivo el espacio de discusión al que convocamos hoy día.

“Universitarios en la Transformación”

Promotores:
José Antonio Robledo y Meza, Colegio de Filosofía.
Karla Pérez Rodríguez, Preparatoria “2 de octubre de 1968”.
Guadalupe Angélica Salazar Ruiz, Colegio de Filosofía.
Martín González Rojas, Colegio de Filosofía.
Miguel Saúl Mones Azcatl, Colegio de Filosofía.
Arturo Vargas Olazagasti, Ciudadano Universitario.
S.C. Infancia Protegida ONG

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