jueves, 28 de febrero de 2019

Capacidades o competencias: El desarrollo de las capacidades y los objetivos de la educación


José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
wa: 2223703233

Comencemos con un ejemplo: el ajedrez. Nadie puede negar que el ajedrez exige una capacidad especial que no todos tienen y mejoran. ¿Es una capacidad útil? Por supuesto que sí pero estrecha porque sólo se aplica en una gama de circunstancias asociadas al ajedrez.

Por el contrario, las capacidades para leer, escribir, estudiar, hablar, argumentar y el uso de las matemáticas son capacidades amplias y abiertas porque se aplican en una variedad amplia de circunstancias. Estas capacidades no se dominan totalmente pero hay un criterio de que alguien las tiene; dará pasos que no se le enseñó a dar. “Hacer lo inesperado, hacerlo bien, con eficiencia y en el momento preciso” es la adquisición  de actuar con inventiva. Una persona habrá comenzado a adquirir una capacidad abierta, diferente de una cerrada cuando comience a sentir algún placer en su logro.

Del hecho de que la práctica hábil de las capacidades abiertas depende del dominio de capacidades cerradas no se desprende que es necesario enseñar estas últimas primero.

¿Existen métodos en la enseñanza de capacidades abiertas? La respuesta es sí. ¿Cuáles son? La corrección, la alabanza y la advertencia. Pero por encima está el mostrar cómo se hace algo. El ejemplo adquiere la función de inspirar, generar un tipo de excitación especial; ser un ejemplo es cosa distinta a dar un ejemplo. De esta manera la instrucción adopta la forma de una  exhortación “esperar lo inesperado”.

Las capacidades cerradas.
Estas capacidades permiten un dominio total; pueden convertirse en rutinas y se aprenden, por ejemplo, en casa: vestirse, comer, etc.; en la escuela: restar, sumar...; en el mundo: encontrar el camino a casa, el lugar donde vive, se come, se ora…
Estas capacidades varían mucho por su complejidad.
En el nivel inferior están las “competencias” como pelar una manzana, leer el reloj, usar el calendario.
En el nivel superior  están el dominio de técnicas relativamente elaboradas y el aplicar una capacidad cerrada sobre otras como resolver ecuaciones complejas, pintar una perspectiva correcta, manejar una maquina complicada…

El aprendizaje de una capacidad cerrada puede exigir de los estudiantes largos períodos de preparación, una concentración, una vigilancia y paciencia considerables.
La enseñanza de capacidades cerradas es por medio del adiestramiento y la práctica dirigida; también es posible que se puede practicar de manera equivocada. Por eso es que el maestro debe enseñar “cómo” se hace algo, instruir: muestra que hacer y corrige; ayuda a ver por qué se cometen errores;  alaba al hacer saber al aprendiz que ha hecho correctamente las cosas. También advierte al disuadir al aprendiz de actuar de aquellos modos que le impedirán adquirir la capacidad en cuestión.

Corregir, alabar y advertir son también tres métodos aplicables a la enseñanza de las capacidades abiertas.

El docente debe entender que el adiestramiento en capacidades cerradas es, en sí, una capacidad abierta.

De todas las capacidades amplias la de aprender es la fundamental desde el punto de vista educativo. Las escuelas aunque no crean esa capacidad pueden hacer mucho por desarrollarla.

Por lo dicho, una competencia está en el nivel inferior de las capacidades cerradas.

Las capacidades amplias y abiertas.
Hemos dicho que las capacidades para leer, escribir, estudiar, hablar, argumentar y el uso de las matemáticas son capacidades amplias y abiertas porque se aplican en una variedad amplia de circunstancias.

La capacidad matemática significa estar en posibilidades de adquirir muchas otras capacidades; leer y escribir son medios importantes de aprender y de comunicar  lo aprendido.

Consideremos las supuestas OBJECIONES que algunos “teóricos”  de la educación han enarbolado contra la enseñanza sistemática de las tres capacidades anteriores: leer, escribir y usar las matemáticas.

Primera objeción: son una reliquia del pasado y carentes de valor en la actualidad como caminos reales de aprendizaje. Contraargumento: estas capacidades no son suficientes: hay que enseñar al aprendiz a aprender escuchando, mirando y discutiendo de manera crítica y efectiva.

Segunda objeción: el maestro debe concentrarse en desarrollar la personalidad del alumno. Contraargumento: ninguna de esas capacidades se contrapone al desarrollo de la personalidad del alumno (cualquier cosa que eso signifique).

Tercera objeción: enseñar esas capacidades equivale a imponer a los aprendices valores de la clase media. Contraargumento: no aprenderlas los condena a no distinguir valores.

En otra ocasión trataré el tema de las capacidades didácticas (comunicar, formular y  responder preguntas) y las capacidades lógicas: extraer conclusiones de las premisas y formular hipótesis a partir de la información disponible.

Conclusión general: la escuela debe orientar buena parte de sus energías a la promoción de capacidades amplias y abiertas, no solo competencias. En nuestro medio debe comprometerse a usar las matemáticas, hablar y escribir en un correcto español antes que nada.


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