martes, 19 de febrero de 2019

In Memoriam: Gabino Eleuterio Juan Nepomuceno Barreda Flores

(Puebla 19 de febrero de 1818-México 20 de marzo de 1881).

201 años de su natalicio 



Quien dirige la mirada hacia el último tercio del siglo XIX mexicano encontrará en el horizonte la figura de un hombre entre real y mítico, fundador y primer director de la moderna Escuela Preparatoria, y que llevó por nombre el de Gabino Eleuterio Juan Nepomuceno Barreda Flores.

El recién nacido fue bautizado el 19 de febrero de 1818. En su acta de nacimiento se lee: “En la Ciudad de los Ángeles veinte de Febrero de mil ocho / cientos diez y ocho años; Yo el Pbro. Dn. Mariano Goya, Tente. / de Cura del Sagrario de esta S. y C. Bauticé solemnemente / a Gavino Eleuterio, Juan Nepomuceno,, que nació el día ante / rior, hijo legítimo del Tente. de Dragones de España Dn. Anto. / Barreda Beltrán y de Da. María Dolores Flores Alator / re Españoles; fueron sus padrinos el Sr. Cura de Pahuatlán, / Licdo. Dn. José Ma. Barreda y Da. Ma. Josefa Flores Ala / torre, y por ausencia de estos, nombre y representacion / lo tuvo Dn. Jph. Franco. Díaz, Vecino de esta otra Ciudad; y / pa. que conste lo firmé. / Mariano Goya. (Archivo del Sagrario Angelopolitano, Puebla, Pue. Libro de bautizos de españoles núm. 102 (1817-1819), f. 66).

Gabino vivió algunos años de su niñez en la ciudad de Puebla. Ciudad que sirvió de refugio temporal a la familia Barreda Flores quien huyó de la violencia producida por el movimiento encabezado por Hidalgo en Guanajuato. Puebla era una ciudad con magníficas Iglesias, grandes abastecimientos de agua y calles tan apacibles que las casas que hay en ellas parecen ser conventos que se siguen unos a otros. Integrado a esto estaba, también la actitud generalizada de los poblanos de piedad religiosa.

A principios del siglo XIX, Puebla estaba vinculada a los intereses españoles como lo había sido desde su fundación y con ello estrechamente con el clero que representaba la figura tanto del Rey como del Papa. Debe recordarse que era el Rey quien nombraba al clero como autoridad suprema del Real Patronato. Así que no es de extrañar que al darse el levantamiento encabezado por Hidalgo algunas familias residentes en Guanajuato emigraran hacia mejores lugares. Para la familia Barreda-Flores ese lugar fue Puebla aunque la situación no era tan buena como a simple vista pareciera. Por ejemplo, para la primera década del siglo XIX, había ojos críticos como la de Alejandro de Humboldt quien culpaba a la Iglesia del retraso económico, sobre la base de que las cuatro quintas partes en Puebla le pertenecían y eran usadas para comunidades religiosas, conventos, hospitales y corporaciones eclesiásticas a perpetuidad. El estudio realizado por Humboldt fue de tal importancia para el futuro médico positivista que incluso colaboró en la fundación de la sociedad científica que llevaría su nombre como más adelante veremos.

En 1820 los usuarios de tierras que rentaba el clero mostraban malestar al tener dificultades para pagar sus adeudos que incluían los intereses moratorios que estas deudas generaban. Esto tenía por causa el “la deplorable condición económica en el que se encontraban los estados durante la guerra de Independencia”.

Aún en estas condiciones Puebla presentaba mejores augurios para los padres de Barreda que decidieron radicar ahí. De éstos poco se sabe. Don Antonio Barreda Beltrán –padre de Gabino- era Teniente de Dragones de España de donde era originario y había pasado con las tropas destinadas a combatir en la guerra de Independencia. En 1819 figura como militar agregado en el Departamento de Capitanía General e Inspección de la Secretaría del Virreinato. Se dice que después de la independencia ocupó el cargo de mayordomo de los propios y rentas del opulento convento de monjas de la Purísima Concepción de México. Agustín Aragón, refiere que Barreda a pesar de que tenía copia de una lista de las propiedades del Convento de la Concepción, que había sido de su padre, nunca denunció los bienes para su adjudicación.

Don Antonio Barreda se casó en la Villa de Aguascalientes con María Dolores Flores Alatorre, miembro de una caracterizada familia originaria de ese lugar, a la que pertenecían algunos destacados funcionarios virreinales.

Los padrinos de Gabino, Don José María Barreda y María Josefa Flores Alatorre, eran tíos del mismo. Del primero se sabe que fue cura vicario de la parroquia de Santiago de Pahuatlán, del 25 de julio de 1802 al 15 de octubre de 1803 y párroco del 16 de octubre de 1803 al 23 de enero de 1825. Después de esta fecha posiblemente pasó a la ciudad de México.

Por parte de la familia materna los tíos de Gabino Barreda eran: José Martín, Ignacio, Félix, Juan José y Francisco. Todos ellos nacidos en Aguascalientes con excepción del último que nació en Puebla.

José Martín Flores Alatorre fue alumno del Colegio de San Ildefonso y Doctor canonista por la Real Universidad de México. Posteriormente fue canónigo doctoral, provisor y vicario general del obispado de Durango, donde falleció.

Ignacio Flores Alatorre fue abogado de la Real Audiencia y del Juzgado General de Indios; y de 1829 a 1832, secretario del Distrito Federal y del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Félix Flores Alatorre fue provisor y vicario general del Arzobispado de México. Entre 1811 y 1813 desempeñó el cargo de vocal de la Junta de Seguridad y Buen Orden Público.

Juan José Flores Alatorre nació en 1766 y murió en México 1851. Estudió en Guadalajara y en San Ildefonso. Se desempeñó como abogado de la Real Audiencia, de pobres y juez de la Acordada, en 1793; diputado en las Cortes por la provincia de Zacatecas; asesor comisionado de la Real Casa de Moneda y oidor honorario de la Real Audiencia de Guadalajara; después de la Independencia, juez del Juzgado de Letras del DF, Magistrado interino en la Audiencia Nacional y Magistrado propietario en la audiencia de Guadalajara, y de 1827 hasta su muerte en 1851, ministro de la Suprema Corte de Justicia. Fue presidente de la Academia de Jurisprudencia.

Francisco Flores Alatorre (Puebla 1838-Puebla 1897). Abogado y político conservador. Fundó el Colegio de Artes y Oficios así como los periódicos El Amigo de la Verdad (1871) y La Voz de Alerta. Fue autor de El pueblo cautivo, Los dos estandartes y Jalapa. Leyendas fantásticas.

La infancia de Barreda es todavía una incógnita. Sabemos que cuando Barreda era aún muy joven la familia Barreda Flores pasó a residir a la ciudad de México y el puesto de mayordomo en el convento de monjas de la Purísima Concepción de México le a su padre tener los suficientes recursos para educar a Gabino quien ingresó al Colegio de San Ildefonso de la Ciudad de México. La información disponible es contradictoria en lo que respecta a sus estudios de leyes iniciados aproximadamente en 1827. Para algunos autores estos estudios los realiza en Puebla lo que es muy improbable y para otros en el Colegio de San Ildefonso. Finalmente, hay quien señala que estos estudios los realiza en la Universidad Nacional y Pontificia a pesar de que no le gustaba la orientación escolástica del currículo.

Según Fuentes Mares “su innata aversión al estudio de conocimientos carentes de demostración al estilo de la ciencia natural -cual la jurisprudencia y la filosofía tradicional-, se traduce en la repulsión del título de licenciado en derecho, a pesar de que sus estudios los había finalizados con inusitada brillantez. Para la Enciclopedia de México no obtuvo el título de abogado por su rechazo a los conocimientos no sujetos a comprobación.

Después de dar por terminados estos estudios, Barreda se interesó por la química que estudió en el Colegio de Minería. La asistencia a este colegio le dejó una mala impresión debido básicamente a dos circunstancias. Los maestros marginaban a los estudiantes externos pues los consideraban intrusos y porque el currículo lo consideraba atrasado, de tal suerte que los conocimientos que se impartían sobre química eran muy limitados y los estudiantes que se formaban ahí no tenían la preparación suficiente. Parece que sólo se enseñaba la historia natural y las matemáticas que sirvieran para los “propósitos” de la minería. Los conocimientos de química eran tan parciales qué materias como la lógica y la física, consideradas como la “quinta esencia” dentro de la preparación de la minería, no cumplían con su cometido. Mientras Barreda notaba la necesidad de una enseñanza más completa de química orgánica, botánica y zoología, sus profesores dedicaban demasiado tiempo en enseñar cómo se aplicaba la prueba del mercurio para la extracción de la plata.

El 26 de octubre de 1843 Barreda se inscribe en el Establecimiento de Ciencias Médicas (la Escuela de Medicina) que también estaba ubicada en el Colegio de San Ildefonso. Declaró depender “de sí mismo" y vivir en la calle de Tacuba número 1. Protestó exhibir su fe de bautismo, certificados de buena conducta y de química. Un año más tarde, el 19 de octubre de 1844, Barreda realiza los exámenes del primer curso obteniendo el primer premio. Al año siguiente, el 5 de noviembre de 1845 realiza los exámenes del 2do curso con la calificación de “A.A.A.S.S.M” y también el primer premio. Durante los días 9 al 11 de diciembre de ese mismo año concursó en las oposiciones sobre ejercicios prácticos de Anatomía y obtuvo el primer lugar. Sus sinodales fueron: Manuel Andrade, José María Vértiz y Luis Muñoz, y como suplentes Ignacio Torres y Luis Hidalgo Carpio. Concursaron, junto con Barreda, Manuel Pastor y José M. Siliceo. El jurado dio el primer lugar por tres votos a Barreda y a Pastor, y el segundo por unanimidad a Siliceo.

Al iniciar los cursos del tercer año, Barreda es admitido bajo nueva protesta de entregar la fe de bautismo y el certificado de haber cursado inglés. Barreda en octubre 26 de 1846 presentó exámenes y resultó aprobado con la calificación “A.A.A.S.S.S”. Sin embargo, seguía debiendo la partida de bautizo.

Durante el año académico de 1846-1847 fue maestro auxiliar de la cátedra de anatomía. El 27 de enero de 1848, Barreda figura todavía como alumno del cuarto año de medicina de tal suerte que presentó el examen del cuarto año volviendo a obtener la calificación de “A.A.A.S.S.S”. Cuatro días más tarde pasa al quinto año con protesta de entregar copia de su partida de bautizo la cual, parece, nunca entrega. ¿Acaso esta negativa muestra ya su rechazo a la autoridad que los papeles eclesiásticos representaban?

Barreda muestra su insatisfacción por estos estudios. Mas adelante comentaría que, a diferencia de los médicos europeos, quienes practicaban la medicina en México carecían de los conocimientos de los últimos avances de ésta. Se sabe que las innovaciones en el terreno de la medicina entraron a México de manera muy lenta y sólo en muy pocas localidades fueron conocidas. En las instituciones de enseñanza imperaba “la tradición medieval que se orientaba hacia una explicación teológica sobre el acontecimiento de los fenómenos naturales”. La enseñanza de la medicina, basada en las obras de Hipócrates y Avicena, persistió mucho tiempo después del periodo colonial en la Universidad Nacional y Pontificia, y mucho después en quienes practicaban la medicina y la cirugía. Así pues, el aprendizaje mecánico y memorista prevaleció durante mucho tiempo y fue desplazado, por el aprendizaje por la observación empírica, tiempo después. Fue hacia 1804 que la anatomía que se estudiaba en México adquirió el perfil práctico. Antes los estudiantes sólo memorizaban los conocimientos de fisiología y copiaban por escrito los nombres de las partes del cuerpo humano. Los doctores y los estudiantes de medicina tenían que obtener conocimientos más avanzados fuera de la universidad, por ejemplo, en los hospitales o en otro tipo de espacios. Se dice que el doctor Luis Montaño fundó una asociación de estudios académicos que prácticamente era una sociedad secreta.

Por los datos mencionados puede apreciarse que la actividad académica más relevante de la época se concentraba en el corazón de la ciudad de México, concretamente en el edificio del Colegio de San Ildefonso. Y lo ocurrido con la escuela de medicina es un ejemplo de lo que por tradición pasaba entre los intereses académicos y políticos. Estos subordinaban, y seguirán haciéndolo, a aquellos. Lo mismo pasará con la escuela dirigida por Barreda. Lo político subordinando a lo académico.

Volviendo a la escuela de medicina de la Ciudad de México estaba o integrada a la Universidad Nacional y Pontificia o se trataba de una institución independiente en función de la facción política en el poder. Se trataba de un constante vaivén, en donde los liberales cerraban la universidad y los conservadores la abrían, hasta que Maximiliano la cerró definitivamente en 1865. El daño que sufrió la vida académica por esta incertidumbre socavó la identidad profesional de los estudiantes. Pero a pesar de todo, la escuela de medicina sobrevivió a estos embates y obtuvo una lenta mejoría. En 1843 la escuela de medicina fue durante un tiempo una institución separada de la Universidad Nacional y Pontificia, y se asoció al Colegio de San Ildefonso, esta administración duró hasta 1847 fecha en la cual el general Winfield Scott entró a la Ciudad de México y le ordenó a las tropas que usaran los edificios de la ciudad como trincheras. Durante la estancia de Barreda la escuela de medicina gozó de una temporal estabilidad y desarrollo ya que al reformarse el currículo se adoptaron algunos libros de texto franceses además de que se ofrecieron cursos de física, química y medicina legal.

Barreda se alistó durante la guerra contra los Estados Unidos en los servicios de sanidad participando en combate. En 1847 sirvió como voluntario en el “Batallón Independencia”, sirviendo en junio en el Cuerpo Médico Militar como cirujano. En compañía del doctor Juan Navarro, catedrático de clínica interna, atendió a los heridos de la batalla de Padierna en un hospital provisional instalado en la “Casa del Risco”, ubicada en la plaza de San Jacinto, en San Ángel la cual se convirtió en el hospital para los soldados mexicanos. Durante esta época enseñó a los que fueron sus profesores. Barreda cayó prisionero después de la batalla del Molino del Rey. Los norteamericanos hicieron prisionero a Barreda en la Casa Colorada cerca de Chapultepec, y años más tarde en 1878 fue condecorado con la medalla de la guerra de México contra los Estados Unidos.

Barreda parte hacia París el 18 de febrero de 1848 donde se encuentra con Pedro Contreras Elizalde quien lo interesó en los cursos de Comte.

Pedro Contreras Elizalde (España 1823-?) era hijo de un militar que había combatido a los insurgentes de Venezuela. Antes de Barreda realizó estudios de medicina en París, y a través de sus maestros, los médicos Robin y Segond, discípulos de Comte, entró en contacto con éste, llegando a pertenecer a la Sociedad Positivista. A su regreso a México en 1855, Contreras Elizalde conoció a Juárez y actuó como diputado por el Estado de Yucatán en el Congreso Constituyente de 1856-1857. Más tarde contrajo matrimonio con Margarita Juárez Maza, una de las hijas del presidente.

Estando en Francia Barreda inicia sus lecciones en la Facultad de Medicina de París, el primero de noviembre de 1848; asiste a las lecciones de clínica que impartió Paul Dubois hasta el 15 de abril de 1849. Durante el año de 1849 Barreda asiste a los curso de Medicina Legal de A. Delon y a las lecciones de Moreau. El once de marzo de ese mismo año Barreda, en el Palais Royal, tiene la oportunidad de escuchar de viva voz a Augusto Comte invitado por Pedro Contreras Elizalde en las sesiones dominicales del “Curso de filosofía sobre la historia general de la humanidad”.

De acuerdo con algunos de sus biógrafos Barreda no aceptó la religión positiva, pero se interesó en “su moralidad”, pues se encontraba “en el momento preciso de su gradual pero rápida emancipación mental espontánea”, que le hacía sentir el vacío de las doctrinas puramente “metafísicas y negativas”, pero “no encontrándose entonces en estado de profundizar las bases de una filosofía tan eminentemente científica, reservó el examen que quería hacer de ella para mejor ocasión”. Al año siguiente el 15 de abril de 1849 Barreda recibe su certificado por el curso de Dubois. Al año siguiente Barreda recibe su certificado por participar en el curso de medicina legal de A. Delon -el 10 de mayo- y su certificado por participar en las lecciones de Moreau -el 20 del mismo mes-.

A su regreso a México lo hizo con varios tomos sobre Positivismo, incluyendo los seis volúmenes básicos del Curso de Filosofía Positivista de Augusto Comte.

Barreda termina la carrera de medicina en la Ciudad de México. El 12 de agosto de 1851 presenta en la Escuela de Medicina las constancias y certificados que acreditaban los estudios realizados en la Facultad de Medicina de París para que dos días después presente su examen del 5to año. Finalmente, presenta los días 1 y 2 de septiembre su examen general ante un jurado de médicos formados por: el doctor José María Vertiz (medicina operatoria), el doctor Ladislao de la Pascua (física médica) y el doctor Juan Navarro (clínica interna) quienes lo premian con los más altos honores -la calificación de A.A.A.S.S.S.-. Fue entonces que empezó a ejercer la medicina y a participar activamente en varias sociedades médicas y científicas. Este mismo año inicia sus escritos. Publica dos artículos “Extracción de cuerpos extraños” y “Tumores mamarios o adenoides”. También impartió cursos en la escuela de medicina y durante este tiempo obtuvo un gran prestigio. Con el tiempo su trabajo como médico lo compartió con las actividades educativas, aunque su interés por la medicina siempre se mantuvo vivo y atento a las técnicas más avanzadas de su tiempo. Barreda fue el primer doctor en México en implementar el uso del cloroformo como anestésico también fue pionero en el uso de importantes vermífugos y terapias, debido a su prestigio y aptitudes formó parte de los doctores que atendieron a Benito Juárez cuando sufrió el fatal ataque cardiaco que lo llevó a la muerte, de hecho, el presidente Juárez murió en los brazos de Barreda según informes de Agustín de Aragón.

El 30 de noviembre de 1851, en la casa del doctor Leopoldo Río de la Loza, Barreda se reúne con un grupo de médicos deseosos de instalar una academia. Entre los fundadores de esta academia estaban Ramón Alfaro, Ignacio Alvarado, Domingo Aramburu, Francisco Armijo, Patricio Balbuena, Gabino Barreda, Manuel Berganzo, Bruno Caso, Manuel Carpio, Carron du Villards, Domingo Calderón, Felipe Castillo, Manuel Cobo, José Ignacio Durán, José María Echeveste, Ignacio Erazo, Ramón Espejo, José Espejo, Miguel Heras, Severiano Hermosillo, Luis Hidalgo Carpio, Miguel Jiménez, Lauro Jiménez, Modesto Jiménez, Sebastián Labastida, Fernando Leguia, Miguel Lerdo, Rafael Lucio, Pablo Martínez del Río, y Luis Martínez del Villar; el presidente: Leopoldo Río de la Loza (26 votos); secretario: Gabino Barreda (24 votos, sobre 2 de Navarro y 1 de Lucio). Aniceto Ortega presenta una memoria acerca de la historia natural y usos terapéuticos de la planta Brayera Anthelmíntica, vulgarmente conocida como “cuso”; alude que su usó se debió a Barreda ya que la trajo de Francia. Barreda presenta unos apuntes sobre tumores mamarios adenoides.

El Periódico de la Academia de Medicina de México circuló durante los dos años siguientes teniendo como editores a Barreda y Río de la Loza.

La participación de Barreda en la Academia de Medicina de México fue durante el año de 1852 destacada. El 31 de enero en una sesión de la academia hace observaciones acerca de la administración del cloroformo; el 31 de marzo participa en una discusión sobre el cáncer. Habla de las ventajas del uso del microscopio para determinar los caracteres distintivos de la enfermedad lo que perdonaba el uso del mismo. Barreda había hecho estudios al microscopio con el doctor Carlos Robin (famoso histólogo que había creado la cátedra de histología de la Facultad de Medicina de París, pero además uno de los discípulos de Augusto Comte, que en compañía de Emilio Littré fundó la primera sociedad de sociología. El 30 de septiembre opina sobre las lesiones patológicas de un paciente.

La primera cátedra de Barreda fue la de botánica, después de historia natural. Es por esta época que se inició en los estudios de la filosofía positivista y que divulgaba en su clase de historia natural.

De acuerdo con algunos biógrafos la carrera como docente Barreda la inicia en el año de 1854 cuando en la Escuela de Medicina dicta la cátedra de física Médica y filosofía médica. Ya para 1855 Barreda es maestro de historia natural y anatomía en la escuela de medicina curso que dictará hasta 1857. También dicta la cátedra de Patología natural.

En 1856, el 31 de enero, interviene en un informe acerca de los problemas del diagnóstico de la neumonía de los niños. El 1 de octubre del mismo año presenta, en la sesión de la academia, un estudio acerca “De la amputación en los casos de gangrena seca”. El 31 del mismo mes, en la sesión de la Academia, interviene durante la discusión acerca de “la influencia paludiana” y su tratamiento con el empleo del ácido arsenioso, cuando la quinina resultaba insuficiente.

El 12 de noviembre de 1856, Barreda publica en el vol II, núm. 6 de La Unión Médica un extenso artículo con el título “Curación del Mal de San Lázaro. Documentos sobre el caso” donde se hace referencia a otro artículo publicado por el Boletín Médico-militar firmado por un señor Tellechea donde aseguraba que la persona que había autorizado el Ayuntamiento para asistir a los enfermos del Hospital de San Lázaro, no había hecho ningún progreso en su curación. Durante los próximos dos años se publica La Unión Médica de México, órgano publicitario de la Academia que logró publicar 29 números, en dos volúmenes. El director de la publicación: Dr. Gabino Barreda. Barreda publica “¿Qué cosa es el ozono?” y durante los años de 1857-58, dirige La Unión Médica de México.

Durante el año de 1857 Barreda continúa con sus actividades profesionales. El 15 de abril comenta en la sesión de la Academia, de como las viruelas también podían presentarse en las personas vacunadas. El 27 de junio del mismo año, Barreda da lectura en la Academia a su estudio “Modos de extraer los anzuelos y otros instrumentos análogos que se hayan por acaso, implantado en las carnes”. El 11 de noviembre Barreda como presidente de la comisión de hospitales, acerca de la solicitud del señor Juan Journé, que pidió continuar curando a los enfermos del Hospital de San Lázaro, como lo había estado haciendo y según las observaciones que había presentado. El 2 de octubre Journé decide retirarse por no poder cumplir con los compromisos que había contraído. Del 18 al 20 de noviembre se presentan actos públicos de física, química y botánica en la Escuela de Medicina; fueron presididos respectivamente por los doctores Ladislao de la Pascua, Modesto Jiménez y Barreda.

El 15 de mayo de 1858, en la sesión de la Academia y en relación a la epidemia de sarampión, Barreda se opuso a que la discusión acerca del dictamen presentado por otros médicos se aplazara hasta que haya pasado aquella. En el año de 1861 Barreda publica el folleto La Homeopatía o juicio crítico sobre este nuevo medio de enseñar a los cándidos.

El 3 de mayo de 1862 –dos días antes de la famosa batalla de Puebla-, a la edad de 44 años, Barreda se casa con Adela Díaz Covarrubias con quien tuvo cuatro hijos. Su padre fue poeta y periodista don José de Jesús Díaz (Jalapa 1809-Puebla 1846), fue un antiguo combatiente del Ejército Trigarante al que se unió a la edad de 12 años y siguió durante varios años la carrera de las armas. A partir de 1829 publicó poesías en periódicos de la época y fue redactor del Diario del Gobierno. Fundó El Zempoalteca. Los hermanos de Adela fueron Francisco, José y Juan Díaz Covarrubias. Los dos primeros también fueron positivistas y contribuyeron a la educación y a la ciencia destacando como colaboradores del gobierno juarista.

Francisco Díaz Covarrubias (1833 Jalapa-1889 Francia) estudió en el Colegio de Minería donde se graduó ingeniero topógrafo (1853) y fue posteriormente catedrático. Contribuyó en el desarrollo de México en muchos aspectos: escribió libros de texto de matemáticas y libros de astronomía y geodesia, junto con Barreda fundó la Sociedad Humboldt. Juárez apreció mucho la participación de Francisco Díaz Covarrubias durante la ocupación Francesa y en 1867 le pidió colaborara en la reforma educativa. Se dedicó a desarrollar el método empírico y a promover los principios positivistas. También enseñó matemáticas en la Escuela Nacional Preparatoria y dirigió el levantamiento de la carta geográfica del valle de México (1855), para lo cual él mismo construyó los aparatos; precisó la posición geográfica de la capital del país corrigiendo a Humbodt; calculó el eclipse de sol que ocurrió el 25 de marzo de 1857, visible en México. Durante la intervención francesa y el imperio residió en Tamaulipas para no servir a Maximiliano. Al ser restaurada la República fue oficial mayor del Ministerio de Fomento. Colaboró al establecimiento de la Escuela Nacional Preparatoria; en 1847 viajó al Japón para observar el paso de Venus por el disco del sol. En 1884 pasó a Francia como cónsul general en París. Al morir era cónsul general en París. Entre las obras que escribió se cuentan: Nuevos métodos astronómicos (1867), Tratado de Topografía, geodesia y astronomía (1870), Determinación de la posición geográfica de México (1870), Sistema métrico decimal (1870), Viaje de la comisión astronómica mexicana al Japón para observar el tránsito del planeta Venus por el disco del Sol (1874 o 76). Cuando murió sus compañeros con quienes compartía sus principios Positivistas manifestaron: “Nuestro amigo no ha muerto, vivirá siempre en su obra”.

Los cuatro hijos tenidos por Gabino Barreda y Adela Díaz fueron una mujer y tres hombres: Sus nombres fueron: Horacio, Octavio y Ernesto. De Ernesto y de la hija se conoce muy poco, pero la obra de Horacio y Octavio fueron de gran importancia. Horacio el hijo mayor a quien le decían de cariño “Gabineto” por el gran parecido con su padre, dedicó la mayor parte de su vida a cultivar el positivismo, enseñó matemáticas, cosmografía y lógica en la Escuela Preparatoria, y estuvo al frente de la Secretaría de Educación, aunque su trabajo más importante fue como co-editor de la Revista Positiva, siendo un sincero devoto del culto Comtiano hacia la humanidad. Combatió a Porfirio Díaz, denunciando a su gobierno como explotador. Horacio sostenía que todos los hombres deberían beneficiarse del orden y del apego a las leyes constitucionales, y que el servicio hacia los semejantes los dignificaba. El talento de Octavio fue diferente al perfil cientificista propio de su familia. Fue editor de El Pródigo, una revista que se dedicaba a publicar ensayos de diversa índole, ahí Octavio anunciaba que: “todos somos hijos pródigos”. La poesía significó para este idealista una invitación a la rebelión y no una forma de evasión de la realidad, sino un deseo de transformarla, de algo estúpido y mecánico a algo más íntegro y libertario.

La vida política de Barreda empieza a ser más evidente con su casamiento. Así, apenas trascurrida una semana de éste, el 9 de mayo de 1862 Barreda suscribe junto con Francisco Díaz Covarrubias, José de Jesús Díaz Covarrubias, Antonio Martínez de Castro y otros 12 miembros del Ayuntamiento de la ciudad de México un Manifiesto celebrando la victoria del cinco de mayo y exhortando a la población a guardar la compostura frente a los prisioneros de guerra, a mostrar que son “un pueblo verdaderamente culto y civilizado”. Esta actividad política lo acompañará el resto de sus días y determinará su actividad como médico, filósofo y educador. Es claro que para Barreda la intencionalidad política del grupo juarista y sus necesidades subordinaron sus demás actividades.

En 1863 Barreda sale para Querétaro acompañando a Juárez y en agosto, el 3 de mayo, publica en El Siglo Diez y Nueve su artículo titulado “De la Educación Moral” el cual fue leído en el seno de una sociedad científica posiblemente la Academia de Medicina de México. Con este artículo nace el filósofo Barreda. Y es claro que fue una respuesta a la urgente necesidad de legitimar nuevas relaciones políticas que más tarde se concretarán. Estas nuevas relaciones quedan perfiladas en este documento en el que se sustituye la autoridad de la Iglesia y religión por las nuevas autoridades seculares. El 27 de noviembre del mismo año, Pedro Contreras Elizalde, José Díaz Covarrubias y otros 73 diputados suscriben un Manifiesto del Congreso de la Unión a sus comitentes contra la intervención francesa. Está firmada en la ciudad de San Luis Potosí. Antes de terminar el año, Barreda gran admirador de Comte, pasa a vivir a Guanajuato, ejerciendo la medicina justificando con ello su negación a aceptar del “gobierno de la intervención todos los honores con que pretendió atraerlo, como el nombramiento de Miembro de la comisión científica de México, no obstante la nota laudatoria de Víctor Duroy, que lo acompañaba” y los honores que otros franceses le ofrecieron. Años más tarde admitió lo difícil que fue resistir al enemigo “desde el frente civil”. Sólo quienes vivieron en México en el caótico y penosos periodo de 1818 a 1867 pudieron realmente entender, lo que Barreda sintió, cuando las tropas francesas dejaron el país. Cuando Juárez regresó a la ciudad de México como presidente, Barreda junto con otros juaristas, se dedicaron a la construcción de la nación que hoy es México. Mientras tanto, junto con su práctica médica Barreda siguió cultivando la ideología positivista.

Con motivo de la aparición de una endemia en la cuenca del río Guanajuato, Barreda se trasladó en 1865 a la ciudad de Irapuato, para estudiarla, atendiendo a una solicitud de la Sociedad Médica de México (institución imperial) que presidía el doctor Miguel Jiménez. Esta institución sobrevivió en la República con designación de Sociedad Médica de México, se originó en la Sección Sexta de Medicina, Cirugía, Higiene, Estadística y Materia Médica de la comisión científica Franco-Mexicana, que organizó en 1864, la Expedition Scientifique du Mexique. Barreda publica durante ese año dos textos en la Gaceta de la Academia de Medicina. En 1866 publica Barreda: “Endemia en Irapuato”.

Con la derrota del II Imperio nuevas oportunidades se presentan y Barreda no las desperdicia. Es así como el 16 de septiembre de 1867 Barreda pronuncia en Guanajuato, a petición del Ayuntamiento, la “Oración cívica” con motivo de la conmemoración de la Independencia. La importancia de este documento está asociada a la génesis de un nuevo mitologema político que permitirá la definición de una nueva legitimidad del poder político mexicano. El análisis del documento lo desarrollaremos en el siguiente capítulo.

A la semana siguiente de leída la “Oración cívica” Barreda se traslada a la ciudad de México y se integra a la comisión General del Plan de Estudios de la Instrucción Pública. Esta comisión queda integrada por Francisco y José Díaz Covarrubias (cuñados de Barreda), Ignacio Alvarado (médico de Juárez), Eulalio María Ortega (defensor de Maximiliano, Mejía y Miramón), Pedro Contreras Elizalde (médico y yerno de Juárez) y nombrada por Antonio Martínez de Castro (Ministro de Justicia e Instrucción Pública). Según Lemoine también participaron el doctor Leopoldo Río de la Loza (fundador y colaborador de Barreda de la asociación de médicos desde 1851), el licenciado Agustín Bazán y Caravantes (colaborador de Martínez de Castro en el ministerio de justicia y futuro maestro de la Preparatoria), el lic. Antonio Tagle (último director del colegio de San Ildefonso y primero de la nueva Escuela de Jurisprudencia) y el Dr. Alfonso Herrera. Como puede verse la característica más relevante de los personajes de la comisión es su filiación juarista.

La instrumentalización de la educación por parte de los juaristas era parte de una visión largamente meditada. Es un hecho qué mientras Juárez fue gobernador de Oaxaca, se esforzó por mejorar las escuelas de ese lugar, y al igual que Barreda, creía que la educación debería puntualizar el aspecto científico y formar una conciencia cívica entre la población y no difundir ningún tipo de religión. De acuerdo con Sierra, Barreda creía que hubiera sido mejor la propagación del protestantismo entre los indios, pues de esta manera se los hubiera obligado a aprender y a escribir. Gracias al apoyo de la administración de Juárez, Barreda disfrutó de una época en donde su obra fue muy fecunda, esto ocurrió en el periodo de 1867 a 1877; durante este tiempo promovió el desarrollo de la educación laica y gratuita, fundó, dirigió y fue maestro de la Escuela Nacional Preparatoria; propagó el positivismo en las clases

En esta etapa Barreda colabora en sus estudios de la cátedra de fisiología experimental con Ignacio Alvarado y juntos elaboran el nuevo plan de estudios de la Escuela Nacional de Medicina, que empezó a regir en 1868, encargándose de la cátedra de patología general, creada entonces y cubierta por él durante nueve años y la cual abandonó por la disposición legal que determinó que no se podía tener dos empleos en instrucción Pública. Impartió también, en esta institución, el curso de lógica, experimentó en el campo de la fisiología y diseñó un nuevo plan de estudios para la mencionada escuela. Entre los años de 1872 y 1875, Barreda ofreció clases gratuitas de biología todos los domingos, también fue autor de importantes ensayos sobre filosofía, educación y medicina. Es evidente que la influencia de Barreda fue mayor durante el gobierno de Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada.

Como director de la Escuela Preparatoria, Barreda realizó un sostenido trabajo político. El 2 de noviembre del mismo año de 1867 sale a la luz pública la Ley de Instrucción Pública. Una quincena después, el día 17 Barreda es nombrado director provisional o interino de la Escuela Preparatoria. El 24 de diciembre realiza sus primeras intervenciones en la Cámara de Diputados bajo la presidencia de Ezequiel Montes.

Al año siguiente el 8 de enero junto con Pedro Contreras Elizalde, José Díaz Covarrubias y otros diputados firman un Manifiesto donde se celebra la instalación del Congreso, la restauración de la independencia y el orden constitucional. En este documento se manifiesta que no se computarán los votos emitidos conforme a la Convocatoria de 14 de agosto sobre reformas constitucionales. El 24 del mismo mes se publica el Reglamento de la Ley Orgánica de Instrucción Pública en el D.F. En marzo Barreda es nombrado presidente de la comisión de Instrucción Pública de la Cámara de Diputados y aparece el Dictamen sobre la Ley Orgánica de Instrucción Pública del D.F. del 2 de diciembre pasado. Barreda dictamina en contra del libro propuesto como texto de moral: el Catecismo Moral de Nicolás Pizarro, por no ser ajeno a los dogmas teológicos y metafísicos. Este Informe fue presentado a la Junta Directiva de Estudios. El 7 de julio toma posesión como director de la Escuela Preparatoria.

En sentido estricto las actividades de la Escuela Preparatoria arrancan propiamente el 3 de febrero de 1868 que es el día en que abre sus puertas. Como director y profesor Barreda se reserva el derecho de dictar la cátedra de lógica. El 28 de noviembre del mismo año Barreda ingresa a la Academia Nacional de Medicina al igual que el dr. Ignacio Alvarado.

Ahora bien, en estos momentos vamos a repasar las actividades realizadas por Barreda para poder mostrar lo que hemos afirmado arriba: que el perfil más importante de Barreda es el político por encima del de filósofo, médico o educador.

Como podemos ver en la cronología que se anexa, Barreda transita por una etapa como médico y académico que va de 1851 a 1862. En esta etapa pública textos médicos participa con responsabilidades en la Academia de Medicina de Mégico, la Unión Médica de México, en la comisión de hospitales, etc. Después de 1862 sólo publica un trabajo relacionado con la medicina en 1866. Su casamiento coincide con el inicio de una participación abiertamente política que durará hasta 1876 año en que polemiza con Sierra y llega al poder el grupo de Díaz. Durante esta etapa Barreda tiene una intensa actividad política: es diputado (en 1862 y 1868) es representante del grupo juarista en eventos como el del 16 de septiembre de 1867. Salen a la luz diversos documentos jurídicos donde la participación de Barreda fue tal que muchos autores consideran son sus documentos. Tiene también una considerable participación en la prensa de la época. Su prestigio le permite seguir participando en distintas instituciones como academias y sociedades académicas y culturales a las cuales representa leyendo discursos. Es notable también la energía invertida para organizar la Escuela Preparatoria. Durante los 10 años que fungió como director leyó tres informes sobre su gestión (1869, 1873, 1877) publica una extraordinaria carta a Mariano Riva Palacio, dicta conferencias dominicales y después de la muerte de Juárez, desempeña una fuerte campaña defensiva contra los que querían anularlo atacando a la Escuela Preparatoria. Los documentos realizados por Barreda adquieren un tono beligerante a partir de 1870 cuando publica la carta antes mencionada. Es en esta época en la que Barreda produce más documentos educacionales intentando legitimar sus reformas educativas además de contar con el apoyo político juarista también con el discurso.

Con la fundación de la “Sociedad Metodófila Gabino Barreda”, en 1877, empieza el ocaso de Barreda. En esta última época se ocupa más de producir documentos filosóficos y científicos. La razón le asiste a Beller cuando señala que el tono de amargura invade al Discurso leído en la distribución de recompensas escolares, acordada por la Junta de Profesores de la ENP y verificada el 8 de septiembre de 1877. Después de ser separado de la dirección de la Preparatoria el 28 de febrero de 1878, y ser enviado a Europa como embajador plenipotenciario en abril del mismo año.

Cuando Barreda dejó el cargo de Alemania en 1880, viajó a París donde conoce a Pierre Laffitte, el heredero intelectual de Comte y líder de los positivistas ortodoxos. Durante su regreso a México Barreda tenía planeado dar una serie de cursos sobre la Religión del Hombre, pero la enfermedad que lo llevó a la muerte se lo impidió. Sin embargo, Barreda regresó a México en 1880, sereno, estoico y quizás mortalmente herido por los esfuerzos tan intensos que realizó. Pasó sus últimos días recluido en la tranquilidad de su casa de Tacubaya, donde murió el 10 de marzo de 1881.

Alberto Cárdenas, Andrés Almaraz y Luis E. Ruiz estuvieron a cargo de las pompas fúnebres que se llevaron a cabo en la biblioteca de la Escuela Nacional Preparatoria. El gobierno del presidente Díaz sufragó los gastos del funeral, y en la ceremonia se presentaron Justo Sierra representando a la Escuela Nacional Preparatoria y el doctor Manuel Domingues representando a la escuela de medicina. En las paredes de la biblioteca habían grandes estandartes con los nombres de las numerosas organizaciones a las cuales Barreda perteneció: Geografía, Historia Natural, Liceo Hidalgo, Academia de Medicina, La Sociedad Metodófila “Gabino Barreda” y las Asociaciones Larrey, Pedro Escobedo y Andrés del Río.

Como parte del funeral, sus amigos colgaron su retrato en la parte posterior de la biblioteca y colocaron encima de éste las palabras “Orden y Progreso” con grandes letras doradas, al pié de su féretro pusieron un volumen abierto de la obra de Comte.

En el epitafio de su tumba, en la rotonda de los hombres ilustres, se lee lo siguiente: “Familia, Patria y Humanidad. Pensar para actuar y actuar con amor”.


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