El humanismo en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla
José Antonio Robledo y Meza
En varias oportunidades miembros participantes del Paro Universitario BUAP 2025 han manifestado luchar por una universidad crítica, democrática, humanista y popular.
Postular una universidad humanista es una invitación a iniciar una deliberación colectiva y, al mismo tiempo, aceptar una responsabilidad igualmente colectiva en lo que se refiere al humanismo. Al hablar de una deliberación y una responsabilidad colectivas es situar ambas actividades en una dimensión política y en el terreno de la política la mayor parte de los debates son complejos porque involucran cuestiones de acción.
Es importante también tomar en consideración que la política es, entre otras cosas, pensamiento y acción; y aun cuando lo fundamental son los hechos, no son menos importantes las definiciones en el terreno teórico; por lo que es importante debatir que es un modelo de gobierno basado en el humanismo. Llamar a la BUAP una universidad humanista (además de crítica, democrática y popular) responde a la necesidad de dotar de un distintivo a la institución pública. Vamos a detenernos un poco en la categoría de humanista.
La primera consideración es que hay que considerar al humanismo como un ethos que obliga a aceptar que nada humano debe resultarle ajeno, que la comunidad universitaria se nutre de ideas universales y, de entre ellas, las ideas que han sido aportes de la cultura milenaria mexicana y su historia política.
Así las cosas, la pregunta sobre el humanismo requiere responder la siguiente cuestión: ¿cuáles son los principios políticos, económicos y sociales del humanismo que se postulan y que inspiran al movimiento estudiantil de la BUAP?
Las respuestas pueden derivarse del contenido de las 57 páginas del Pliego Petitorio General de la Comunidad Universitaria BUAP 2025 y de las 14 páginas del Pliego Petitorio General Preparatorias BUAP.
En lo político los estudiantes muestran no aceptar el derrotismo, lo que significa que los universitarios exigen se les reconozcan sus derechos a la crítica, a la libertad y a la democracia. El movimiento estudiantil es la expresión en contra de unas relaciones burocráticas que les disminuyen sus derechos y expresión en contra de una burocracia que pretende justificarse a sí misma con el beneficio de una paz no fincada en el derecho, sino en la fuerza, una paz que solo beneficia a los burócratas por la vía del control presupuestal. No de otra manera puede interpretarse que, ante las demandas estudiantiles Lilia Cedillo Ramírez haya respondido con una oferta de 160 millones de pesos.
Fiel a su tradición, la burocracia universitaria quiere resolver las demandas de libertad, democracia y excelencia académica por parte de la comunidad con ofrecimientos económicos.
A esta conducta burocrática los paristas han respondido fijando un segundo criterio que fundamenta la política de asignación de recursos. Están claros que no basta el crecimiento de la infraestructura porque este crecimiento sin justicia es retroceso. La postura de los paristas es moral y social, y un rechazo a la obsesión tecnocrática de medirlo todo en función de indicadores de crecimiento que no reflejan las realidades sociales. De lo que se trata, plantean los paristas, es de que la BUAP se convierta en un espacio donde el pueblo que arribó a ella pueda vivir feliz y libre de miserias y temores y que, por lo tanto, es necesario y fundamental desterrar la corrupción y los privilegios para destinar todos los recursos en beneficio de la comunidad y especialmente de los más pobres y marginados.
El movimiento estudiantil a través de sus demandas exige una redefinición de la política social donde se respete, atienda y escuche a todas y todos tanto al interior como al exterior de la institución. Abrir las puertas de la institución a la sociedad, pero sobre todo a quién más la necesita por su condición de desventaja. Para el movimiento estudiantil es importante el apoyo de muchos para que la BUAP se convierta en el instrumento académico que sirva para trasformar la sociedad en una mejor, más justa, igualitaria y fraterna.
La auténtica formación académica es también política y profundamente humana en su fundamento y en su esencia cuando se orienta en practicar el bien hacia los demás y en especial de los pobres.
Finalmente, debemos ver el movimiento estudiantil como una expresión donde los jóvenes muestran una toma de conciencia que les hace exigir una mayor participación en la historia de su universidad y su país.
2223703233
No hay comentarios.:
Publicar un comentario