jueves, 6 de marzo de 2025

Metafísica feminista

Metafísica feminista

José Antonio Robledo y Meza

 

Dos son las preguntas que quiero resaltar: ¿Qué sabemos acerca de la condición femenina en el pasado y el presente? ¿Es posible una mejor sociedad sin la mejora de la condición femenina? Para responderlas es necesario romper con la persistencia de un estilo autoritario, que no deja espacio para el diálogo amoroso.

La aventura de hacer cosas nuevas con la tradición es un imperativo para transformar la realidad. Reconocer el valor de lo que sabemos y de lo que ignoramos nos da la oportunidad de plantearnos problemas. El amor es uno de los más claros ejemplos de ese doble resultado de nuestro saber-ignorar que nos lleva a cavar y ahondar en nosotros mismos y, simultáneamente, a salir de nosotros y realizarse en otro. Hay en la vida de cada humán una serie de períodos que son también rupturas y reconciliaciones. Cada una de estas etapas es una tentativa por evitar el sentimiento de soledad en ambientes extraños por medio del amor.

Reconocer que entre mujeres y hombres desde siempre han existido vínculos amorosos nos permiten reconocer que, por ejemplo, una mujer es mucho más que una simple mujer también es un testimonio del origen del mundo. ¿Qué sabemos acerca de la condición femenina? Hemos afirmado que “nuestro conocimiento en torno a la circunstancia femenina no es más que un grano de arena en la inmensa playa de nuestra ignorancia. Y, cada vez que conseguimos ampliar ese grano de arena, se extiende también esa orilla en la que nos enfrentamos a lo desconocido, porque cada conclusión viene acompañada de preguntas que no paran de crecer en número y en complejidad.”

Es en este contexto que la metafísica feminista debe moverse. Mientras la metafísica trata de explicar qué es el universo y cómo es, la metafísica feminista cuestiona cómo las respuestas metafísicas han apoyado, por ejemplo, las posturas que han discriminado a las mujeres de uno u otra forma. La metafísica feminista se relaciona íntimamente con, por ejemplo, campos como la filosofía de la mente y la filosofía del yo. Feministas como Sally Haslanger (Resisting reality : social construction and social critique), Ásta Kristjana (“The Metaphysics of Sex and Gender”), y Judith Butler (El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad) han tratado de explicar la naturaleza del género en aras de promover los objetivos feministas. Filósofas como Robin Dembroff (What Is Sexual Orientation?) y Talia Mae Bettcher (“What Is Trans Philosophy?”) han buscado explicar los géneros de las personas transgénero y no binarias.

La mujer como constructo social

Simone de Beauvoir plantea la necesidad de distinguir el sexo del género, como lo sugiere su frase: “No se nace mujer, se llega a serlo". En El segundo sexo, Beauvoir argumenta que, aunque las características biológicas distinguen a hombres y mujeres, estas características no causan ni justifican las condiciones sociales que perjudican a las mujeres. A partir de estos planteamientos , muchas personas han argumentado que las categorías construidas refuerzan las jerarquías sociales porque parecen ser naturales. Teóricas como Judith Butler desafiarían el compromiso planteado por de Beauvoir con la existencia presocial del sexo, argumentando que el sexo se construye socialmente al igual que el género. Como puede verse la metafísica feminista ha desafiado la aparente naturalidad tanto del sexo como del género. Otro objetivo de la metafísica feminista ha sido proporcionar una base para el activismo feminista al explicar lo que une a las mujeres como grupo.

Hasta cierto momento del siglo XX estas reflexiones se habían centrado en las mujeres cisgénero, pero las preocupaciones más recientes han incluido también a las mujeres transgénero. Robin Dembroff ha introducido una descripción metafísica de los géneros no binarios en "Beyond Binary: Genderqueer as Critical Kind".

¿Podrían las feministas reorientar hoy sus luchas hacia otra interpretación de la igualdad no identificada con el individualismo del mercado, sino con la paridad participativa? Ello exigiría una doble lucha, librada en dos frente al mismo tiempo. Tendríamos que luchar, primero, para desmantelar las jerarquías de estatus tradicionales, que impregnan la protección social de dominación e impiden la plena participación de las mujeres en la vida social. Al mismo tiempo, tendríamos que batallar contra nuevos modos de subordinación impuestos por el mercado, que intensifican la explotación laboral, disminuyen la protección social y presionan la reproducción social hasta una situación límite. Al luchar simultáneamente en dos frentes, modificaríamos de hecho las actuales líneas de fractura políticas. En lugar de aliarnos con la mercantilización en contra de la protección social, podríamos alinear las fuerzas de la igualdad con las de una protección social transformada en la batalla fundamental para afirmar el control democrático sobre unos procesos de mercantilización destructivos.

Termino esta entrega con las preguntas que se formula Nancy Fraser en su libro Fortunas-del-feminismo del capitalismo-gestionado-por-el-estado-a-la-crisis-neoliberal: “Las feministas nos encontramos hoy, en otras palabras, en una disyuntiva. Debemos decidir qué interpretación de igualdad seguir. ¿Tomaremos la senda de la menor resistencia y adoptaremos interpretaciones liberales, meritocráticas, centradas en la elección y el mercado? ¿O seguiremos la senda más ardua y adoptaremos la interpretación democrática radical, que entiende la igualdad como plena paridad de participación en la vida social?”  Estas preguntas deben ser tomadas en cuenta quienes quieran continuar reflexionando en torno a las posturas debatidas alrededor de la condición humana en la historia.

 

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lunes, 3 de marzo de 2025

Maquiavelo y la mujer

Maquiavelo y la mujer

José Antonio Robledo y Meza

 

El presente artículo está íntimamente vinculado a la interpretación de “la cuestión de la mujer” en la obra de Nicolás Maquiavelo que se llevó a cabo desde principios de la década de 1980. Básicamente son dos las autoras a considerar: Hanna Pitkin y Arlene Saxonhouse que representan los dos grandes paradigmas hermenéuticos alrededor de los planteamientos “feministas” en la obra del florentino. Estas propuestas hechas por Pitkin y Saxonhouse hicieron pasar a Maquiavelo “de macho chovinista extremo a «protofeminista», o al menos «defensor de las mujeres»”.

El feminismo radical, desde principios de la década de 1970, proclamó la consigna “lo personal es político”, que aparecería como cristalización de la identificación de autoras como Kate Millet o Nancy Henley de que la participación de toda práctica social, por privada o íntima que fuera, es una relación de dominación, tratando con ello de borrar la frontera trazada entre el Estado (público, político) y la sociedad (relaciones sociales, familia, vida privada) que, aun con sus orígenes teóricos en la Roma de Cicerón y la cristianización de la teología de Aristóteles hecha por Tomás de Aquino en el siglo XIII, se consolidaba en términos de pensamiento político con el liberalismo del siglo XVII.

A inicio de la década de 1980 se analizaron el papel de la mujer en la obra de Maquiavelo en relación a la dicotomía mujer-esfera privada/ hombre-esfera pública, y la idea de la guerra de los sexos bajo el prisma psicoanalítico. McIntosh (The Modernity of Machiavelli, 1984) describirá por vez primera la relación entre los conceptos de virtù y fortuna en Maquiavelo como sorprendentemente sexualizada. Guiado por una actitud hacia la fortuna que, para McIntosh, “combina el narcisismo fálico con el sadismo primario” Maquiavelo aparecerá encarnado en una modificación de la inversión del aforismo de Clausewitz según el cual “política era la continuación del sexo por otros medios”.

Fue en la década de 1980 que la contribución de Maquiavelo a “la cuestión de la mujer” suscitaría un fervoroso interés a raíz de la entrada del feminismo en la historia del pensamiento político. Cabría inscribir aquí las relecturas feministas de la obra de Maquiavelo al calor de la irrupción de la mujer, en tanto que mujer como sujeto político y dentro de la reacción del llamado feminismo de segunda ola, que se opuso a la separación y hermetismo entre la esfera privada -a la que tradicionalmente había sido relegada la mujer- y la publico-institucional en que son llevadas a cabo las decisiones políticas, que históricamente estaban reservadas a los hombres.

Si bien existieron textos que abrieron el camino en lo que a la interpretación de la obra de Maquiavelo desde el prisma de la mujer se refiere, serán los textos de Hanna Pitkin (1984) y de Arlene Saxonhouse (1985) los que operarán como los dos paradigmas hermenéuticos principales en torno a los cuales se articularán los estudios subsiguientes.

Un paradigma parte de nociones esencializadas del género que se consolidó con la obra de Pitkin Fortune Is a Woman. Gender and Politics in the Thought of Niccolò Machiavelli (1984), y el otro paradigma denominado protoconstructivista que surgiría en el libro Women in the History of Political Thought (1985) de Saxonhouse.

Definida como esencialista la corriente capitaneada por Pitkin ya que la mujer, la feminidad y el género son esencializadas; a corriente la iniciada por Saxonhouse fue definida como constructivista, del género, en que la masculinidad o la feminidad, fruto de la educación y de las prácticas, se entrelazarán en la particular mezcla que en cada sujeto cristalice.

Termino esta pequeña reseña para invitar a tod@s nuestr@s lectores a acercarse a las obras antes mencionadas, a casi cincuenta años de publicadas, para discutir y llevar a Maquiavelo más allá de él mismo y, sobre todo, para comprender mejor la función de las mujeres a lo largo de la historia.

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lunes, 24 de febrero de 2025

Breve historia de las banderas de México.

Breve historia de las banderas de México.

José Antonio Robledo y Meza

 

La bandera mexicana actual es el resultado de los decretos de los presidentes Abelardo L. Rodríguez, Gustavo Díaz Ordaz y Miguel de la Madrid. Sobre la disposición de la bandera y su uso; representaron, con algunas variaciones, el expedido por el presidente Carranza. En la actualidad, nuestra bandera nacional es de forma rectangular y está dividida de manera vertical en tres partes iguales. Sus colores son, a partir del asta, el verde, el blanco y el rojo. Sobre la franja blanca lleva el escudo nacional con los elementos que lo constituyen. Al igual que en el caso del himno y el escudo nacionales, el modelo original de nuestra bandera se encuentra en el Archivo General de la Nación y en el Museo Nacional de Historia del Castillo de Chapultepec.

Para reforzar el uso de los símbolos patrios, en 1983 el Presidente de la República Lic. Miguel de la Madrid Hurtado, expidió la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacional. Actualmente cualquier reproducción del escudo nacional debe ser fiel al modelo original, diseñado por el pintor Francisco Eppens Helguera. El escudo sólo puede usarse en monedas, medallas oficiales, sellos y papel oficial, y queda prohibido utilizarlo en documentos particulares. Únicamente puede figurar en él las palabras “Estados Unidos Mexicanos”. Simbolizando así el escudo nacional la unión de los mexicanos y nuestras raíces.

La bandera mexicana es un símbolo mestizo forjado por tres tradiciones que reúne tres historias: símbolos precolombinos y españoles, símbolos de la época colonial y símbolos de la Revolución Francesa y el pensamiento ilustrado. Dentro de los símbolos de la época colonial destacan el pendón de la Virgen de Guadalupe que tomó don Miguel Hidalgo y Costilla del Santuario de Atotonilco, Gto. El 16 de septiembre de 1810. También es digno de mencionar que en 1814, José María Morelos utilizó una bandera con un águila de perfil en un rectángulo de color azul. El águila se encontraba sobre un nopal y éstos sobre un puente formado por tres arcos con las letras VVM (Viva la Virgen María).

En Iguala, Iturbide ordenó la confección de una bandera que utilizaría el ejército trigarante la cual estaba formada por tres franjas diagonales con los colores blanco, verde y rojo con una estrella de cinco puntos en cada franja. Los colores simbolizaban las tres garantías: conservar la religión católica, la independencia bajo la forma de gobierno monárquico moderado y la unión entre europeos y mexicanos. La idea principal era emancipar al pueblo de la esclavitud española; así como para que la nueva bandera sirviera de armonía y unión en la nueva nación.

El tercer elemento que influyó en los símbolos nacionales aparece como el principio de la libertad de los pueblos y la soberanía de la nación, a éstos se unieron los de igualdad y justicia, provenientes del movimiento popular y las ideas del pensamiento político moderno.

Cuando se proclamó el Plan de Iguala el 24 de febrero de 1821, se estrenó la primera bandera nacional, que fue confeccionada por el sastre José Magdaleno Ocampo, quien la elaboró por encargo de Agustín de Iturbide con las siguientes características: tres franjas diagonales, una de ellas roja con una estrella blanca; otra verde con una estrella roja, y la tercera blanca con una estrella verde. Bandera tricolor, cuyos elementos esenciales permanecen en la actual. 

La bandera original de Iguala estaba dividida por tres barras diagonales y no verticales, y en el centro de cada banda había una estrella dorada de cinco puntas. Estas tres estrellas estaban colocadas diagonalmente, pero en sentido inverso al de las barras. Era, pues, aquella, una bandera que significaba unión y armonía, y la conservación de los colores indica que este ideal está todavía vivo en el corazón de los mexicanos. En la franja central tenía una corona imperial dorada y las palabras: “Religión, Independencia y Unión”. Fue llamada “la bandera de las tres garantías”, y representó al ejército “trigarante”.

La bandera de Iguala fue modificada en detalle por el mismo Iturbide el 2 de noviembre de 1821, pocas semanas después de consumada la independencia. Se colocaron las franjas en sentido vertical, pasando el color blanco al centro y quedando a la izquierda el verde y a la derecha el rojo. Desde aquella lejana época, la disposición de los tres colores ha permanecido inalterable hasta nuestros días. En el centro de la barra blanca campeaba un águila posada sobre un nopal en posición de tres cuartos de perfil aproximadamente, ceñida la cabeza con una corona imperial, las alas caídas, y sin serpiente en el pico. A la caída de Agustín de Iturbide desapareció la corona y posteriormente se modificó la posición del águila; sin embargo, en la época de Maximiliano se restableció la bandera el 9 de agosto de 1864 con muy ligeras variantes en lo relativo a los atributos monárquicos. Vencido el emperador Maximiliano de Habsburgo, también desapareció definitivamente esta efímera enseña.

Durante el gobierno del poder ejecutivo el soberano congreso constituyente mexicano, decretó el 14 de abril de 1823 que se conformara el símbolo patrio de acuerdo con la tradición indígena, el águila de perfil posada sobre un nopal devorando una serpiente y sin corona imperial, orlando la figura ramas de encino y laurel. A esta bandera se le agregan las ramas de encina y laurel símbolos republicanos. Al adoptar nuestro país un régimen republicano de gobierno, el 14 de abril de 1823, el Congreso Constituyente decretó que la bandera oficial debería tener tres franjas verticales, verde, blanca y roja, llevar un águila sin corona y con ramas de encina y laurel en la parte inferior. Estos elementos se han conservado desde entonces, aunque el águila ha estado en distintas posiciones: de perfil, en tres cuartos y de frente.

La bandera confeccionada durante el gobierno de Porfirio Díaz se decidió que el águila tuviera las alas abiertas, con una rama de laurel y otra de oliva, en semicírculo y eliminar la corona.

Es con Venustiano Carranza que aparece el águila de perfil, devorando una serpiente. Cuando don Venustiano Carranza tomó el mando en el país después de derrotar al usurpador Victoriano Huerta, decidió rescatar los elementos indígenas que componían originalmente el escudo nacional, por lo que el 20 de septiembre de 1916 expidió un decreto en el que se estipuló que el águila debería ser representada de perfil izquierdo, estar parada sobre un nopal que brota de una peña rodeada de agua y tener ramas de encina y laurel en la parte inferior conforme con las primeras insignias utilizadas por los defensores de la independencia. Sin embargo el decreto no llegó a entrar en vigor. El Congreso Constituyente dispuso cómo debía ser la bandera de México: tendría tres franjas verticales, cada una de diferente color, la franja pegada al asta debía ser verde, la del centro blanca y la del extremo roja. En la franja del centro se encontraría un águila de origen mexicano, sin corona, que estuviera parada sobre un nopal, el cual crecería en una peña rodeada de agua. El águila debía estar posada sobre su pata izquierda, con la derecha agarraría una serpiente en actitud de querer despedazarla con su pico. Además debía estar enmarcada por los símbolos republicanos: ramas de encino y laurel.

Fue hasta el gobierno del presidente Abelardo L. Rodríguez el 5 de febrero de 1934 en el que se conservó el águila de perfil, se estilizó su plumaje y se rectificó la posición de la serpiente. A partir de entonces su diseño fue declarado como oficial y único como emblema nacional.

 

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domingo, 23 de febrero de 2025

Curiosidades en la narrativa de El Quijote

Curiosidades en la narrativa de El Quijote

José Antonio Robledo y Meza

 

Hace 420 años, a comienzos de 1605, fue publicada la primera parte de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha; es la obra más destacada de la literatura española y una de las principales de la literatura universal. Esta primera parte se publicó, a imitación del Amadís de Gaula, en cuatro partes; sus 52 capítulos fueron separados en cuatro partes de 8, 6, 14 y 24 capítulos, Diez años después apareció su continuación con el título de Segunda parte del ingenioso caballero don Quijote de la Mancha.

La palabra "cuatro," aparece en el Quijote 160 veces (frecuencia del 0.04%), sigue como el número más importante de la novela después del “uno” (350 veces (frecuencia del 0.09%)), del "dos" (684 veces (frecuencia del 0.18%)), y del " tres" (233 veces (frecuencia del 0.06%). En el mundo de la geometría el “uno” simboliza el punto, "dos" representa el principio formal de la línea, el "tres" denota el del plano y el "cuatro" se asocia con el del sólido.

En el mundo antiguo el "cuatro" representaba el ciclo de las estaciones del año, aunque a veces se reconocía una quinta estación llamada estío. En este sentido en el Capítulo LIII del Quijote “Del fatigado fin y remate que tuvo el gobierno de Sancho Panza” se encuentra la siguiente reflexión en donde podemos encontrar el contraste entre dos visiones del tiempo, el tiempo cíclico y el tiempo lineal:

«Pensar que en esta vida las cosas della han de durar siempre en un estado es pensar en lo excusado; antes parece que ella anda todo en redondo, digo, a la redonda: a la primavera sigue el verano, al verano el estío, al estío el otoño, y al otoño el invierno, y al invierno la primavera, y así torna a andarse el tiempo con esta rueda continua; sola la vida humana corre a su fin ligera más que el tiempo, sin esperar renovarse si no es en la otra, que no tiene términos que la limiten». Esto dice Cide Hamete, filósofo mahomético; porque esto de entender la ligereza e instabilidad de la vida presente, y la duración de la eterna que se espera, muchos sin lumbre de fe, sino con la luz natural, lo han entendido; pero aquí nuestro autor lo dice por la presteza con que se acabó, se consumió, se deshizo, se fue como en sombra y humo el gobierno de Sancho.

Cide Hamete Benengeli, el historiador del Quijote.

Cervantes menciona en el Quijote tres veces el nombre de Cide Hamete Benengeli, un personaje ficticio, supuesto historiador musulmán quien dejó un manuscrito titulado "La Historia de Don Quijote de La Mancha.” A continuación, estas menciones: 

1) (Capítulo IX): “Cuando yo oí decir «Dulcinea del Toboso», quedé atónito y suspenso, porque luego se me representó que aquellos cartapacios contenían la historia de don Quijote. Con esta imaginación, le di priesa que leyese el principio, y, haciéndolo ansí, volviendo de improviso el arábigo en castellano, dijo que decía: Historia de don Quijote de la Mancha, escrita por Cide Hamete Benengeli, historiador arábigo.”

2) Capítulo XV: “Cuenta el sabio Cide Hamete Benengeli que, así como don Quijote se despidió de sus huéspedes y de todos los que se hallaron al entierro del pastor Grisóstomo, él y su escudero se entraron por el mesmo bosque donde vieron que se había entrado la pastora Marcela” 

3) Capítulo XVI: “Fuera de que Cide Hamete Benengeli fue historiador muy curioso y muy puntual en todas las cosas, y échase bien de ver, pues las que quedan referidas, con ser tan mínimas y tan rateras, no las quiso pasar en silencio; de donde podrán tomar ejemplo los historiadores graves, que nos cuentan las acciones tan corta y sucintamente, que apenas nos llegan a los labios, dejándose en el tintero, ya por descuido, por malicia o ignorancia, lo más sustancial de la obra.”

De regreso al número cuatro, son cuatro elementos (agua, aire, tierra y fuego) a los que se añade la quintaesencia o éter. El cuatro también simboliza las cuatro etapas del hombre: la niñez, la adolescencia, la juventud y la madurez. 

El titulo original del Quijote—Los cuatro libros del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha—modelado sobre el de Los cuatro libros del virtuoso caballero Amadis de Gaula, también alude a la idea cíclica del sino humano. Semejantemente el cumplimiento del destino humano repara en cuatro partidas del caballero manchego de su aldea; tres de las cuales son aventuras caballerescas y la última es su muerte. El movimiento circular también se halla en la acción de la novela, que comienza y acaba en la casa de don Quijote entre numerosas aventuras que ocurren en cuatro lugares distintos: en el camino, en la sierra, en la majada, y en la venta. Los grupos de cuatro también se encuentran en otras situaciones. El nombre entero de la mujer de Sancho es "Teresa Mari Juana Gutiérrez," y cuatro posibles nombres para el protagonista son "Quijote, Quijana, Quejano y Quesada." En la novela hay también poemas de cuatro estrofas.

Celebremos estos 420 años de la publicación de El Quijote golpeando cuatro veces nuestras copas; con la parte superior de la copa tres veces: a la izquierda, al centro y a la derecha y, finalmente, el cuarto golpe, con la parte inferior de la copa.

 

¡¡¡Salud!!!

 

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jueves, 20 de febrero de 2025

Gabino Barreda el poblano cofundador de la república.

Gabino Barreda el poblano cofundador de la república.

José Antonio Robledo Meza

 

Hay en los tribunales de la historia hombres que suscitan el interés de otros por conocerlos y que encuentran por doquier solo resquicios. Hombres que frente a la mirada de otros tienen un velo que los convierten en un auténtico misterio cuya verdad se mantiene en secreto. Hombres cuyos perfiles se adivinan como en la sombra proyectada sobre la caverna platónica, pero cuya alma nunca será accesible si no se está dispuesto a romper con las cadenas.

Este pasado 19 de febrero de 2025 se conmemoró el duocentésimo séptimo aniversario del natalicio de don Gabino Barreda Flores. Barreda el médico, el docente, el hombre de partido y el teórico que relató la historia de México bajo una nueva clave. Barreda el productor consiente, hábil y certero de la vigente legitimidad republicana en México.

Es en estos momentos en que los mexicanos hemos sido convocados a construir una Nueva República sobre la base del principio Pueblo Soberano y a través del segundo piso de la Cuarta Transformación se hace necesario recordar a un poblano de nacimiento, que hizo posible junto con Juárez y otros la vigente república mexicana.

Gabino Barreda Flores nació en la ciudad de Puebla el 19 de febrero de 1818. Los padres de Gabino fueron Don Antonio Barreda y Doña María Dolores Flores Alatorre quienes contrajeron matrimonio en la Villa de Aguascalientes lugar donde la familia Flores Alatorre era muy importante. Al cumplir dos años Gabino, ocurren hechos trascendentales en el interior de la nación española. Al restablecerse la Constitución de Cádiz se inicia un movimiento de independencia en la Nueva España como reacción antiliberal.

Al cumplir Barreda nueve años inicia sus estudios en derecho tradicionales entre la familia Flores Alatorre. Contrario a las expectativas familiares, Gabino se interesará por la química, que estudiará en el Colegio de Minería. En 1836 la Convención de Texas, dirigida por Samuel Houston declara su Independencia de México. Inician en la frontera norte las revueltas abiertas en contra de México.

Las agresiones contra el territorio mexicano continuaban. En 1838, por las armas francesas, sin mayor justificación. Se llegó a afirmar que por las constantes asonadas y cuartelazos los súbditos franceses habían sufrido graves prejuicios. Tan exageradas eran las reclamaciones, que uno sólo de los quejosos, un pastelero de Tacubaya, aseguraba haber perdido, de repostería, la fantástica suma de $600,000. Con razón, el pueblo llamó a esta inicua guerra, la “Guerra de los pasteles”. Durante la década de los 40, México pierde California y Nuevo México, y Yucatán se declara independiente.

Todos estos acontecimientos impactarán a Barreda quien durante su vida verá pasar dos Imperios, tres periodos de repúblicas federales, un período de república central, un periodo aconstitucional centralista y el inicio del periodo constitucional. En total le tocará conocer a 63 presidentes (tres de ellos elementos del triunvirato de 1829), dos monarcas y tres dictadores.

A partir de 1843, a los 25 años, Barreda inicia sus estudios de medicina. Su trayectoria como estudiante fue brillante y titubeante. Barreda realizaba sus estudios de medicina en 1844 cuando los miembros de la cámara baja en el Congreso mexicano debatieron la definición de una provincia de frontera, incluyeron en la lista a Chiapas por el sur, y Alta California, Nuevo México y Texas por el norte (en 1844 todavía México no reconocía la independencia de Texas). La agresión de los EUA continuará durante toda una década ya que EUA mediante una triple maniobra -anexión, conquista y compra-, se hicieron de la mitad de México. En el año de 1845 el Congreso de Yucatán declara su Independencia y proclama un Gobierno Federal al unísono del estallamiento de la guerra entre Estados Unidos y México por la posesión de Texas. Siendo aún estudiante, Barreda inicia sus prácticas médicas durante la guerra contra los EEUUAA y cuando deja de arriarse la bandera de México en California y Nuevo México.

Después de la guerra con los EUA se hizo “una seria reflexión acerca de la realidad mexicana. Se hizo entonces hincapié en la falta de cohesión nacional, llegando algunos a preguntarse si realmente se podía hablar de la existencia de una nación. Dicho cuestionamiento se convirtió en un acicate para la historiografía, ya que sirvió para que personajes de la talla de Lucas Alamán y Luis G. Cuevas produjeran sus magnas obras de revisión histórica, en las que se propusieron mostrar el derrotero equivocado que había tomado México a raíz de su independencia. Fue entonces cuando los miembros de la generación posterior empezaron a mostrar su preocupación por los hechos que acababan de vivir, como fue el caso de los quince autores de los Apuntes para la historia de la guerra entre México y los Estados Unidos, y plantear propuestas para la regeneración del país.

Si bien las ideologías de nuestros historiadores estuvieron encontradas tanto en aquellos años como en los venideros, es evidente que el motivo que los movió a todos ellos fue el mismo: la necesidad de crear una conciencia nacional.

 

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lunes, 17 de febrero de 2025

La soberanía popular derrotó a la idea imperial

La soberanía popular derrotó a la idea imperial 

José Antonio Robledo y Meza


La idea imperial, después del fracaso de Iturbide, llevó a la dictadura de Santa Anna la que, a su vez, condujo al llamado II Imperio con Maximiliano I a la cabeza. En 1863 Elías Federico Forey – quien recibió de Napoleón III poderes políticos y militares absolutos y Rango de Mariscal - reunió a una junta de notables, la que procedió a escoger como sistema de gobierno el monárquico, a designar como candidato a Fernando Maximiliano de Austria y a enviar una comisión de personas que ofrecerían la corona imperial de México. A partir de ese momento puede ya hablarse de un partido monárquico en México, organizado a la sombra del poder de los invasores. Los partidarios de la idea imperial y del nuevo gobierno al revisar el pasado reciente de México creían encontrar en todos sus ensayos políticos la fuente de sus desgracias, hacían profesión de fe monárquica y creían en las ventajas de la protección europea. 


El 3 de octubre de 1863 el archiduque Maximiliano recibió en el palacio de Miramar a la diputación mexicana encargada de comunicarle el decreto de la Asamblea de Notables que lo llamaba al trono de México. José María Gutiérrez de Estrada, presidente de la diputación y principal arquitecto del monarquismo mexicano, fue el portavoz de aquella encomienda. En su discurso habló de que durante más de medio siglo se habían ensayado todas las posibilidades de que son capaces las instituciones republicanas, tan contrarias a nuestra constitución natural, a nuestras costumbres y tradiciones; si la república era la fuente de la grandeza del país vecino del norte, en México era el manantial inagotable de sus desgracias. 


Con Maximiliano en el poder se logrará uno de los grandes objetivos del monarquismo: poner un muro incontrastable a nuestra independencia contra el expansionismo ideológico y territorial de los Estados Unidos. Otro gran objetivo es que las nuevas instituciones serán lo que deben ser para afianzar la prosperidad e independencia de México. 


En la negociación de Miramar el archiduque daba muestras de sus convicciones liberales en el valor que concedía al voto popular. Maximiliano explícita seguir el ejemplo del emperador, su hermano: abrir por medio de un régimen constitucional, la ancha vía del progreso basado en el orden y la moral y una vez pacificado el país sellar con su juramento el pacto fundamental con la nación. Únicamente de ese modo, sigue diciendo Maximiliano, se podría inaugurar una política nueva y verdaderamente nacional, en que los diversos partidos, olvidando sus antiguos resentimientos, trabajarían en común para dar a México el puesto eminente que parece estarle destinado entre los pueblos. 


Como cualquier republicano Maximiliano quería un plebiscito, un régimen constitucional y una política nueva que abriera al país la ancha vía del progreso. Cumplidas las dos condiciones que puso para ceñirse la corona declara que acepta el poder constituyente con que “ha querido investirme la nación; pero sólo lo conservaré el tiempo preciso para crear en México un orden regular, y para establecer instituciones sabiamente liberales”, y tal como lo había anunciado en su discurso del 3 de octubre anterior, reitera que se apresurará a colocar la monarquía bajo la autoridad de leyes constitucionales, tan luego como la pacificación del país se haya conseguido completamente. Con rechazo expreso del poder discrecional que se suponía tan inherente al régimen monárquico, Maximiliano expone que la fuerza de un poder se asegura mucho más por la fijeza que por la incertidumbre de sus límites y piensa probar así que una libertad bien entendida se concilia perfectamente con el imperio del orden.


La lucha de las dos tendencias se conjunta en el esfuerzo común Juárez-Maximiliano: la grandeza de la resistencia constitucionalista y la conformación de una república basada en la soberanía popular. Esta tarea no se cumpliría de manera inmediata. Es la tarea que están haciendo los ciudadanos mexicanos a partir de los resultados de las elecciones del 2018.


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jueves, 13 de febrero de 2025

La historia secreta de las canciones de amor

La historia secreta de las canciones de amor.

José Antonio Robledo y Meza

 

Hace una década que salió a la luz el libro de Ted Giogia, Canciones de amor. La historia jamás contada (2015), y hoy día en vísperas del día del amor y la amistad celebramos ambos acontecimientos. Dice Giogia que la idea inicial provino de su creciente interés por el papel de la música como agente transformador y como fuente de placer en la vida cotidiana. E inspirándose en Arthur C. Danto señala que el futuro del arte estaría marcado por un regreso a lo que siempre fue su sentido fundamental: enriquecer la vida de los individuos, las comunidades y las sociedades: hay que aprender a vivir dentro de los límites del mundo. Eso, tal como yo lo veo, significa volver a poner el arte al servicio de unos fines básicamente humanos.

De los esbozos anteriores Gioia derivo un proyecto que se orientaría por la perspectiva de la vida cotidiana y de las necesidades humanas, y no como una letanía de grandes compositores e intérpretes célebres. Se trataba de construir una historia de la canción, el fenómeno que ha transformado la vida íntima de millones de personas. Dice Gioia que, frente a la inexorable mercantilización del arte, las canciones poseen una fuerza mágica, un encanto, una dimensión metafísica, cuasi espiritual, que se pierde en los relatos de las estrellas del escenario musical. No es casualidad que la palabra latina cantare nos remita también a encantamiento, al conjuro mágico. La magia de la música nos pertenece a todos, desde siempre; y señala Gioia “yo quise escribir una historia de la música que reconociese su potencia”.

Guiado por estos planteamientos, nos comparte Gioia que “Descubrí nuevas perspectivas sobre la música en los sitios menos esperados: el folclore, los mitos, estudios de antropología y sociología, literatura de viajes, diarios y memorias, poesía épica, trabajos científicos, escrituras de distintos credos y sectas, textos cuneiformes o jeroglíficos, y hasta pinturas rupestres, entre otras fuentes bien dispares. A la larga me di cuenta de que podía contar esta historia escondida aislando determinadas hebras del rico tapiz de la canción humana”. El libro Canciones de amor. La historia jamás contada -el tercero de este proyecto-estuvo antecedido por sus complementarios: Work Songs y Healing Songs.

El tema obligó a Gioia a acotar el tema, después de reconocer que la mayor parte de nuestras creaciones musicales desde el inicio de los tiempos han sido de amor. Nos señala Gioia que “Incluso después de haber investigado durante años la historia social de la música, yo dudaba de mi capacidad para acotar el tema. Para más dificultad, la historia de las canciones de amor se ramifica hacia una multitud de otras áreas, cada una de ellas peliaguda y compleja. Comprendí que para contar la historia completa, tendría también que recorrer la historia de los rituales y el romance, del cortejo y el matrimonio, de la moral y la sexualidad, y muchas otras materias que excedían con mucho las que suelen abordar los musicólogos.” La investigación llevó a Gioia a descubrir que la historia de las canciones de amor era una historia secreta.

Continua Gioia “No obstante, armar el rompecabezas de la historia de las canciones de amor me ha demostrado que las innovaciones en esta música provinieron sobre todo de marginados y bohemios, desconocidos y advenedizos, campesinos, esclavos, prostitutas y otros personajes que operaban en las márgenes de la sociedad. Las mujeres, específicamente, jugaron un papel mucho más importante de lo que yo hubiera sospechado en la evolución de esta música; y de hecho ellas, como demostrarán las páginas siguientes, aportaron muchos de los componentes claves que han definido la canción amorosa. No comprendí, hasta haber investigado durante muchos años, cuán radical y disruptiva ha sido la canción de amor durante cada periodo de la historia. Los poderes establecidos se oponen a las innovaciones en la música romántica porque estas canciones con carga emocional originan inevitablemente un mayor sentido del individualismo y de la autonomía personal. A lo largo de los siglos, la canción de amor ha puesto siempre en cuestión el gobierno autoritario y las instituciones patriarcales. Ha exigido no solo libertad en la expresión artística, sino otras libertades tanto íntimas como públicas. Además, estas canciones provenían usualmente de los jóvenes y de aquellos con quienes no se contaba, entrando en escena con un vigor y una insistencia que ponía nerviosos a los de las generaciones más mayores y establecidas. Al principio pensé que tenía que ser pura coincidencia que los nuevos estilos de música romántica siempre parecieran fomentar reacciones violentas y agitación social. Finalmente comprendí que los agentes del poder tenían razones para combatir esta música, y reescribir luego los libros de historia ocultando sus huellas.”

Por lo dicho, les invito a leer el libro de Ted Giogia, Canciones de amor. La historia jamás contada (2015), cuyo índice es el siguiente: I Los pájaros lo hacen!, II Música procreativa, III Safo y Confucio, IV El amor en la antigua Roma, V Doncellas pervertidas y rameras lujuriosas, VI La conexión norafricana y de Oriente Próximo, VII  Los trovadores, VIII El triunfo del romance, IX Un amor supremo, X  Amor profano, XI Divas y desviaciones, XII  Canciones folclóricas y canciones de amor, XIII Canciones de amor para el mercado masivo, XIV  La conexión africana (otra vez), XV  ‘Crooners’, canciones románticas y quinceañeras, XVI El rock’n’roll y el verano del amor, XVII Todo lo obscenos que quieran.

 

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miércoles, 5 de febrero de 2025

La Constitución Soberana

La Constitución Soberana

José Antonio Robledo y Meza

En conmemoración del 108 aniversario de la Constitución

 

En esta reflexión responderemos dos preguntas en torno a la Constitución: ¿Cuál es su sujeto? Y ¿Es o no la fuente de la Soberanía? 

Es de primera importancia reflexionar en torno a la Constitución porque en ella está plasmada la visión filosófica de donde se derivan tres ideas fuerza: Pueblo Soberano, Nueva República y Cuarta Transformación. En el terreno de la metafísica encontramos, o podemos derivar, concepciones en torno al Universo, al Hombre y la Sociedad. En el campo de la ética nos encontramos frente a la posibilidad de discutir en torno a los mundos posibles a los que nos debería conducirnos la política. Finalmente encontramos en la Constitución discusiones epistemológica en torno a los criterios de reforma.


El sujeto de la Constitución.


El autor de la Constitución es el Pueblo Soberano, el cual tiene exacto conocimiento de todo al mismo tiempo. Y, por lo tanto, solo él puede adecuar los enunciados a sus significados y contenidos. El primer significado corresponde al histórico o literal; este significado corresponde al sentido intelectual que supone el literal y en él se fundamenta. Este sentido intelectual se divide, a su vez, en tres: el alegórico (el autor de las constituciones es siempre el Pueblo Soberano), el moral y el anagógico.


La fuente y autoría de la soberanía del pueblo está señalada en los artículos 39, 40 y 41 constitucionales.

Artículo 39. La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

 

Artículo 40. Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos (…) y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental. Los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad se encuentran plasmados en el artículo 1 constitucional.


Artículo 41. El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión (…)


Por otro lado, el principio constitucional de soberanía se ubica en los artículos 133 y 135 de la Constitución Federal. En el artículo 133 establece “Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión.”


El artículo 135 dispone que la Constitución mexicana sólo puede ser reformada o adicionada cuando “el Congreso de la Unión, por el voto de las dos terceras partes de los individuos presentes, acuerde las reformas o adiciones, y que éstas sean aprobadas por la mayoría de las legislaturas de los Estados y de la Ciudad de México”.


Terminaremos esta colaboración respondiendo la cuestión de si es o no necesaria la Constitución. La experiencia histórica de la humanidad y su comprensión del Universo está plasmada argumentalmente en la ciencia. Por esta experiencia científica ha construido un criterio básico que norma sus creencias y conductas: la racionalidad crítica.


Por medio de la racionalidad crítica los humanes pueden estudiar e investigar todo los que exceda a su comprensión. Nada hay por encima de los resultados de la investigación científica realizada por los humanes. Este es el postulado fundamental de una sociedad laica.


En los resultados de la investigación científica se centra la construcción de la sociedad del futuro. Estos resultados deberán tomarse en cuenta en la construcción de mundos posibles (ética) así como de la definición de procesos a ellos encaminados (política).


Es por los resultados de la investigación científica que la Constitución debe formularse y reformarse cuando haya argumentos suficientes para ello.

 

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lunes, 3 de febrero de 2025

La Cuarta Trasformación ¿utopía o ideal?

La Cuarta Trasformación ¿utopía o ideal?

José Antonio Robledo y Meza

 

Si bien es con San Agustín que surge la idea de la Historia como trayectoria hacia delante -idea extraña para el mundo anterior- es con el historicismo laico que empieza a entenderse esta historia como infinitamente perfectible, de modo que el mañana perfecciona el hoy, siempre y sin reservas, y en el curso de la historia misma se vaya haciendo por humanes educándose y enriqueciéndola y recorriendo este camino bajo el signo de la esperanza.  Es esta la idea que se propone dentro de la Cuarta Trasformación y de la que dan cuenta las sentencias “Juntos Hagamos Historia” y “Sigamos Haciendo Historia”.

Concebir que la historia está construida por humanes es lo que nos permite el optimismo de la razón y la voluntad de juzgar la historia y sus horrores. Sólo si se cuenta con un sentido de la dirección de la historia se pueden amar las realidades terrenas y creer —solidariamente— que hay todavía lugar para la esperanza. Es por esto que en la Cuarta Trasformación se habla de la esperanza de construir una Nueva República. La esperanza nos convoca a asumir la propia responsabilidad en relación al mañana que se ha convertido en propuesta común tanto en quienes apoyan a la 4T como a sus adversarios. Los que reaccionan contra la 4T, proponiendo apocalipsis variopintos es porque, en el fondo, le tienen miedo al futuro. La fuerza de los fantasmas reside precisamente en su irrealidad.

La 4T no es una fuga del presente para refugiarse en un futuro inviable sino una propuesta que, a partir de desbaratar las estructuras actuales, instaure con fuerza un orden de valoras también perfectible.

Tras las visiones apocalípticas se hallan grupos humanos oprimidos por graves sufrimientos religiosos, sociales y políticos, los cuales, han visto salida en la acción inmediata, proyectando cotidianamente su intención de ser causa de los cambios. La convocatoria a no asumirse como derrotados ha permitido superar la resignación respecto al presente.

De esta manera, la historia propuesta en la 4T es vista más claramente como un camino hacia una meta dentro de ésta, que no trascendente a ella. Esta perspectiva podría ser expresada mediante tres ideas fuerza: a) la historia posee un sentido, una dirección de marcha, no es un mero cúmulo de hechos absurdos y vanos. b) Este sentido es puramente inmanente y se proyecta dentro de ella, y por lo tanto es objeto de cálculo y esperanza. c) Esta perspectiva no agota, sino que solidifica el sentido de los acontecimientos contingentes: son el lugar ético en el que se decide el futuro metahistórico de la aventura humana. Cada mínimo progreso en este sentido sobre las grandes cosas sencillas de nuestra vida cotidiana significará un paso adelante para compartir las razones de la esperanza. La 4T une así la metafísica, la ética, la política y la epistemología. 

Ante la pregunta que formulamos en nuestra colaboración inmediata anterior de si la 4T es una utopía o un ideal, respondemos que es un ideal. Descartamos que sea una utopía ya que ésta alude a lo irrealizable. Como lo aseveramos la utopía es inexistente en tanto que es un imposible.

Afirmamos que la 4T es un ideal porque exhorta a construir un camino que conduzca a una Nueva República cuyas características relevantes sean el amor, la democracia, la justicia… Es un ideal que prescribe el deber de reconocernos a nosotros mismos en el otro; o que debemos tratar a los otros como si fuéramos nosotros mismos. Tratar a los demás como nuestros iguales y no como nuestros inferiores. 

El camino de la 4T es largo, pero se avanzará en la medida en que no se pierda el rumbo, el ideal.

 

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viernes, 31 de enero de 2025

La democracia ¿ideal o utopía?

La democracia ¿ideal o utopía?

José Antonio Robledo y Meza

 

Son tres los conceptos que se trenzan en la discusión sobre la democracia: soberanía popular, igualdad y autogobierno, siendo el de soberanía del pueblo la hebra principal. El pueblo es soberano en la medida en que todos son igualmente soberanos (una soberanía desigual implicaría que una parte del pueblo es soberana y que otra parte no lo es; de aquí que son inaceptables, la discriminación, el clasismo, el racismo…), y quien es soberano no es el objeto (algo a que se orienta la actividad cognoscente y de otra índole del sujeto), sino el sujeto (el individuo o grupo social actuante y cognoscente, poseedor de conciencia y voluntad) del gobierno, de ahí el autogobierno.

Estos tres conceptos pueden concebirse de dos formas distintas: o descriptivamente o normativamente (deontología). Desde el punto de vista descriptivo a) La soberanía popular es poco más que un principio de legitimidad; b) la igualdad puede reducirse a un igual derecho al voto. Y c) el autogobierno se circunscribe a la microdemocracia.

Desde el punto de vista normativo (deontología) las cuestiones son un poco más complicadas. No es posible discutir fructíferamente ni emplear los conceptos de soberanía popular, igualdad y autogobierno, a menos que establezcamos simultáneamente otras dos cuestiones: a) ¿qué son los ideales normativos? y b) ¿cuál es la naturaleza, función y propósito de los ideales?

¿Qué es un ideal?

Analicemos en torno a esta cuestión utilizando como ejemplo la discusión sobre la igualdad. Para Jefferson era: “todos los hombres han sido creados iguales” (verdad evidente). Esta proposición está sintácticamente construida como una afirmación de hecho. Sin embargo, tan sólo puede defenderse si se vuelve a formular prescriptiva o normativamente: “Considerarás a todos los hombres como si hubieran sido creados iguales” (exhortación). A las objeciones sobre este principio debe responderse correctamente que no es por la vía de los hechos sino de los valores.

La igualdad es un principio valorativo que impone dos normas de conducta tales como el deber de reconocernos a nosotros mismos en el otro; o que debemos tratar a los otros como nuestros iguales, no como nuestros inferiores. El aserto “los hombres no son iguales” puede ser aceptado por un demócrata, porque no constituye una objeción.

¿Naturaleza y función de los ideales?

El perfeccionista toma a los ideales por lo que no son e intenta maximalizar los ideales sin controlarlos. El perfeccionismo (hiperidealismo) se ha desarrollado en dos vías a) El paso de un perfeccionismo contemplativo a un “perfeccionismo activo” y b) por la desaparición del sentido de “lo imposible”.

El perfeccionismo activo es el paso del deseo o diseño de un mundo ideal (contramundo ideal) al activismo perfeccionista. Es el paso de la filosofía a la política. Platón, en su doctrina del estado de naturaleza (que a través de la Edad Media recogió Rousseau) proporcionó un parámetro ideal no sólo para valorar el mundo real, sino también (en su desarrollo de los derechos naturales) para el establecimiento de valores en el mundo real. En ambos casos, se descubrió un estado de perfección, que coincidía con un estado de contemplación. En el caso de Platón la solución era el rey-filósofo. En cuanto al estado de naturaleza la solución era recobrar el paraíso perdido. El rey-filósofo se transformó en el filósofo-revolucionario de Marx. El filósofo revolucionario sabe que la acción revolucionaria es la que hace lo real. Con Marx el perfeccionismo deja de ser intelectual y el activismo perfeccionista entra en la política.

La otra vía que conduce al perfeccionismo radica en la desaparición del sentido de “lo imposible”. El perfeccionismo avanza a medida que los imposibles retroceden. Y de esto da cuenta la alteración del significado del concepto de utopía. Para Tomás Moro, el inventor del concepto- la utopía denotaba un mundo inexistente. El utópico desea su mundo perfecto pero no cree en su realización. Lo que distingue a la utopía del “mito” y del “idealismo” es que un estado de cosas utópico no se encuentra en ninguna parte, sino además en ningún tiempo, en ningún futuro. La utopía es inexistente en tanto que es un imposible.

Varios pensadores han colaborado en el proceso de destrucción del concepto de utopía (destrucción de la correspondencia entre la palabra y su función significadora): a) Karl Mannheim: es un estado del espíritu que “trasciende” la realidad existente en una dirección revolucionaria. Lo específico aquí es la “función revolucionaria”. Lo que trasciende la realidad en un sentido conservador es según Mannheim “ideología”; Oscar Wilde: “el progreso es la realización de las utopías”; Alfonso Lamartine: “es posible que las utopías de hoy se conviertan en las realidades del mañana”; c) Karl Mannheim: “las utopías son con frecuencia sólo verdades prematuras”; d) Hebert Marcuse: “el camino real al socialismo puede proseguir desde la ciencia a la utopía y no desde la utopía a la ciencia”. Esta manipulación de los significados y de las definiciones anteriores se puede probar cualquier cosa y, por lo tanto, eliminamos de nuestro vocabulario político un término que significa lo irrealizable.

Dicho lo anterior cabe la pregunta; ¿la Cuarta Trasformación es una utopía o un ideal? Esta pregunta la responderemos en nuestra siguiente colaboración.

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