Verástegui y la mezquindad de la derecha mexicana
José Antonio Robledo y Meza
El mundo de la oposición en México es un territorio sombrío. En este mundo los días se arrastran cansados y agobiados bajo el sol monótono, y los escritores que los apoyan envejecen sin causar tristeza o alegría. En este contexto se integra José Eduardo Verástegui Córdoba con el propósito de representar a la derecha mexicana en las elecciones para elegir presidente en el 2030; antes debe pasar la aduana del 2027. El actor, productor, excantante y activista político, ha formulado ideas políticas descritas como de derecha. En sus discursos Verástegui intenta atraer a los votantes y libertinos mexicanos a su causa asustándolos con el comunismo. Es curioso constatar que en un grupo donde sólo los eruditos conocen algún par de libros, el pobre de Marx siga siendo el espantapájaros, la bestia negra de los piadosos.
Actualmente, Verástegui dirige el movimiento Viva México. El pasado 7 de septiembre de 2023, se registró como aspirante a candidato independiente para las elecciones presidenciales de México de 2024; el Instituto Nacional Electoral le negó su registro al no lograr recabar a tiempo las 961,405 firmas requeridas por ley para candidatos independientes, consiguiendo solo 154,828 (16.10%) firmas válidas.
Un año después, en febrero de 2025, Verástegui generó polémica al realizar un aparente saludo nazi al finalizar su discurso en la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Estados Unidos. Tras pronunciar “mi corazón va con todos ustedes” y tocarse el pecho, levantó su brazo derecho con la mano extendida, imitando el gesto fascista. Sin embargo, la polémica llegó a su fin sin trascender. La causa de su intrascendencia es inversamente proporcional a la expectativa generada por el principio “Por el bien de todos, primero los pobres” y directamente proporcional a la hipocresía de sus propuestas que van acompañadas de, por ejemplo, formulaciones hechas por Donald Trump y Javier Milei.
Verástegui se opone al aborto legal y para ello participa en la plataforma “Derecho a vivir”, una iniciativa de participación ciudadana provida. También se opone a la eutanasia, al matrimonio igualitario y a la adopción homoparental. Mediante el establecimiento de la compañía “Metanoia Films”, Verástegui y su equipo de trabajo han pretendido realizar producciones cinematográficas que generen conciencia en el espectador sobre temas sociales y familiares. Ejemplo de esto son producciones como Bella, largometraje sobre el aborto, Crescendo, cortometraje en el que la futura madre del genio musical Ludwig van Beethoven decide traer al mundo a su bebé a pesar de las difíciles circunstancias, Little Boy, largometraje en el que un niño le demuestra a sus mayores el valor de la amistad y La otra parte, un documental en el que el hijo de un narcotraficante relata su experiencia y expresa su deseo de redención. En palabras de Verástegui, “el arte tiene el potencial de tocar el corazón de la persona y cambiar su manera de pensar: cómo vive, cómo sueña y cómo se comporta”.
En febrero de 2007, Verástegui fundó “Manto de Guadalupe”, una organización sin ánimo de lucro encargada de realizar misiones a diferentes lugares del planeta acosados por la pobreza extrema, con el fin de colaborar en la construcción de viviendas, donar alimentos y medicamentos y brindar asistencia en general.
La postura de Verástegui es resultado de contemplar el triste espectáculo que ofrece la derecha mexicana, atascada de manera innoble de una vida mediocre y sin meta. Verástegui ve en la política de la derecha mexicana una postura del mínimo de trabajo y el mínimo de inteligencia. Sin embargo, la postura de Verástegui, al igual que el de la derecha tradicional mexicana, es una política del pesimismo. Ve a México como un país como lo ve Trump. Un país que vale solo por su cercanía geográfica con USA.
Con su visión providencialista, Verástegui aseguró “Dios mediante, si logramos todo, entonces podremos apoyar a un candidato patriota, conservador de derecha, provida, profamilia y defensor de las libertades fundamentales. Ustedes serán quienes lo elijan, y yo siempre estaré dispuesto y a la orden para apoyarlo, sea quien sea”.
El actor ha causado controversia por sus posturas. Desde sus redes sociales ha hecho publicaciones en contra de la homosexualidad y el aborto; también ha publicado mensajes respaldando a los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump, y de Argentina, Javier Milei.
Verástegui es solo un hombre a la altura de las ideas de la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC). El conservadurismo construido por la CPAC le ha quitado tanta importancia al hombre que le ha convertido en un insignificante autómata de un planeta igualmente insignificante. Este conservadurismo producido desde los Estados Unidos es, desde un punto de vista político, una doctrina ambigua y para los países hipócritas. Es un escudo para los apetitos inconfesables. Así, un país pragmático puede ser imperialista para fuera y liberal para dentro, monárquico en unas cosas y republicano en otras.
Los conservadores invocan para su causa el tema de la cultura. Pero ¿existen focos de cultura especialmente en México? Hay que reconocer que no los hay. En todas sus peroratas se encuentra la misma letanía carente de originalidad y bríos. Así el partido político al que Verástegui aspira construir no se diferencia en nada al de sus antecesores; usan las mismas ideas y los mismos lugares comunes.
El conservadurismo político mexicano esta atado a condiciones de antepasados, de aprecio a una postura defensiva. El México que defienden en su mezquindad se derrumba y no se atreven a colaborar en la construcción de otro mejor.
robledomeza@yahoo.com.mx
2223703233
No hay comentarios.:
Publicar un comentario