martes, 16 de junio de 2020

La autonomía universitaria a debate


La autonomía universitaria a debate
Tercera parte

José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
wa: 2223703233

Para definir AUTORIDAD debe uno preguntarse a qué género o categoría de objeto pertenece. Solo hay tres categorías, la de las cosas, que incluye seres de carácter autónomo, que no se poya en otro concepto (nombres propios, conceptos primitivos, básicos, fundamentales o nociones primitivas no definidos en un contexto determinado). La categoría de las propiedades, que se refiere a las cualidades de alguien (la altura de una montaña, la inteligencia de alguien), y la categoría de las relaciones, que no son nombres absolutos sino relativos.

La Constitución en México define la autoridad de una universidad pública y una jerarquía entre autoridades en el sistema educativo mexicano.

Una autoridad escolar se relaciona con su comunidad por algunos atributos que le son reconocidos: saber, presencia, carisma, etc.

Así pues, el concepto de autoridad señala tres términos: un agente (el subordinante), un receptor (los subordinados) y un ámbito. El ámbito o campo de una universidad está constituido por todas las actividades reales o conjunto de órdenes que regulan estas actividades reales, por ejemplo, la docencia, la investigación, la difusión de la cultura, el saber, y los códigos que regulan las prácticas mencionadas. Esos códigos están explicitados en el caso de la BUAP en su Ley que no debe contradecir lo expresado en la Constitución. Su autonomía está vinculada al cumplimiento de esas normas tanto en las relaciones al interior de la institución como en las relaciones hacia el exterior, sobre todo hacia las otras autoridades del sistema educativo. La autoridad en una universidad es básicamente epistemológica, aunque lo más consensual ha sido tener la presencia de autoridades deontológicas en el sentido de autoritarismo.

Con respecto a la autonomía universitaria cuatro tesis se puede sostener al respecto: diferencia, independencia, autosuficiencia y causa primera. Veamos una a una.

1) La universidad es diferente a cualquier otra institución autónoma. Su relación con la enseñanza-aprendizaje entre adultos, su relación con los sistemas conceptuales (teorías científicas, especulaciones filosóficas, metafilosofía…), su relación con la  investigación en torno a problemas originales y su relación con la difusión de la cultura, la hacen única. Estas funciones determinan sus propias normas.

2) La universidad es independiente, es decir que sigue leyes propias, instaurándose literalmente como ley de sí misma; en este sentido cuenta con la libertad ética de autoobligarse a sus propias normas.

3) La universidad es autosuficiente para definirse, autárquica en el sentido de que se basta a sí misma para describirse, explicarse y comprenderse;

4) La universidad es una causa primera, una causa generadora no sólo de sí misma sino también de todo el resto del sistema escolar, dada su supremacía.

La segunda y tercera tesis suelen ir juntas, aunque en rigor el concepto de autonomía debe distinguirse del de autarquía.

La última tesis desborda el ámbito del concepto de autonomía; pero hay que mencionarla porque constituye una posible implicación del mismo.

La tesis capital, la que más importa clarificar, es la primera.

Afirmar que la universidad es diferente equivale a poner una condición necesaria, no todavía una condición suficiente (de la autonomía). A pesar de ello, toda la continuidad del discurso queda estrechamente condicionada por este punto de partida.

¿Diferente de qué? ¿De qué modo? ¿Hasta qué punto? 

¿Existe una teoría sobre la universidad? Es necesario hacerlo y quienes deben hacerlo son los propios universitarios. La teoría sobre la universidad no se debe limitar a señalar la diferencia entre la universidad, la política y la moral; es necesario partir de una vigorosa afirmación de su autonomía: la universidad debe tener sus leyes, leyes que el universitario "debe" aplicar y respetar. La teoría universitaria debe constituirse no con la deducción sino con lo que llamó Pierce la abducción. Observando el “mundo real” y explicarse con lo que ocurre en el mundo de la economía, política y cultura. Su identidad es el cambio permanente como cambian las ciencias que explican los fenómenos económicos, políticos y culturales y contando con un instrumento como la Internet. La teoría de la universidad no debe construirse solo con valores sino, con los resultados de la investigación científica y con la forma de hacerlo: el método científico. La teoría debe construirse a dos voces; una la ciencia y otra la filosofía.

La autonomía de la universidad con respecto al Estado (política) presupone otras diferencias: las diferencias con respecto a las esferas económica y cultural.

La autonomía universitaria va unida a la democratización de la política y encuentra en esta referencia tanto su fuerza como su límite. Su fuerza porque la verticalidad democrática se caracteriza por un desenvolvimiento ascendente, de tal modo que el sistema de democracia política universitaria resulta de los sistemas que típicamente reflejan y reciben las demandas que salen de abajo (académicos y estudiantes). Su límite, porque este hilo explicativo se rompe en el caso de los sistemas de naturaleza dictatorial, a los que se llama "extractivos" precisamente porque se caracterizan por una verticalidad descendente, por el predominio de órdenes que descienden. Esto último es inadmisible por la naturaleza crítica racional de la comunidad.

En estos momentos puede apreciarse que la polémica sobre la identidad y también sobre la autonomía de la universidad no puede ser más abierta. Un hecho es indudable: la ubicuidad y por lo tanto la difusión de la universidad en el mundo con temporáneo.

Este hecho puede ser interpretado de distintas maneras. Puede respaldar la tesis que reduce la universidad a otra cosa, subordinándola de distintas maneras al sistema social y a las fuerzas económicas o políticas; es la tesis de la heteronomía, pero también, en su forma extrema, de la negación de la universidad. O bien puede valorar la tesis opuesta, la que observa que el mundo jamás ha estado tan "politizado" como hoy.

En medio de estas dos tesis opuestas, se sitúan las incertidumbres de identificabilidad, la dificultad de ubicar la universidad. A esta dificultad se puede vincular una tercera tesis; la que ve en la dilución, y por lo tanto en la pérdida de fuerza de la universidad, un eclipse de la universidad (pero no su heteronomía).

Tres tesis, tenemos entonces:
1) heteronomía, o abiertamente extinción;
2) autonomía, predominio o, más categóricamente triunfo;
3) dilución, pérdida de fuerza, y en este sentido eclipse.

Estas tres tesis aluden de diferente manera a la ubicuidad de la universidad, y reflejan una distinta colocación de la universidad, y por lo tanto un modo diverso de percibirla, identificarla y definirla.

No se peca de descuido, entonces, cuando se vincula a la universidad, no tanto con la "cientificidad intrínseca" de la disciplinas sino con la "autonomía" del universitario, es decir con su separación de todos los modos de conocer la universidad que primero fueron abarcados y filtrados por la lente especulativa, ética, jurídica, sociológica, y otras más. Son varias las separaciones, como se ve; pero la decisiva fue la separación de la filosofía. De hecho, ésta hizo posible el surgimiento de una universidad en el sentido lato de la expresión. Todos los saberes y conocimientos son importantes pero ninguno para subordinar la empresa colectiva del sistema.

Finalmente, podríamos definir a la universidad en lo que tiene de irreductible, como el modo autónomo (ni filosófico ni científico de manera separada) de "ver" la universidad en su propia autonomía. Pero en cuanto mira hacia el futuro, la universidad parece destinada a ser reabsorbida por alguno de los otros subsistemas (político o económico). En la medida en que la universidad se consolide, deberá desarrollar una teoría endógena, fruto de la reflexión que la comunidad realiza sobre sí misma.

(Continuará…)

Puedes leer la Primera parte de “La autonomía universitaria a debate” aquí

La segunda parte de “La autonomía universitaria a debate” aquí


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