sábado, 13 de junio de 2020

EL INGENIOSO HIDALGO DON QVIXOTE DE LA MANCHA


EL INGENIOSO HIDALGO DON QVIXOTE DE LA MANCHA
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Numeralia de EL INGENIOSO HIDALGO DON QVIXOTE DE LA MANCHA
Segunda parte

José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
wa: 2223703233

Para todos los comprometidos en avanzar sobre la ruta de la 4T.

La palabra Quijote aparece 2,174 veces (0.57% frecuencia) y la palabra Sancho 2,147 (0.56% frecuencia); el nombre de Dulcinea aparece 282 veces (0.07% frecuencia), el nombre de Rocinante aparece 206 veces (0.05% frecuencia) y el asno que monta Sancho, nombrado por su color, Rucio aparece 119 veces (0.03% frecuencia). A diferencia la palabra Xenofonte solo aparece una sola vez.

La escena en la que el Ingenioso Hidalgo se hace con el dorado yelmo es tan divertida como discreta e instructiva. El portador de éste no es un caballero sobre un caballo rucio rodado, sino un barbero que cabalga a lomos de un asno pardo. Notemos el disimulo de Cervantes cuando relaciona el yelmo dorado con el asno. Algunos alquimistas lo harían con otro lenguaje: ¿no ha escondido Natura fantásticamente el oro ya que el hombre buscándolo afuera, no se da cuenta de que se parece a aquel que, buscando su burro, estaba montado en él?[1].

Lo que se dice a continuación sigue los que Juli Peradejordi ha escrito en “Dichos y refranes de Don Quijote y Sancho”.

Cervantes escribe en el Quijote II (cap. 35): «el asno cargado de oro, sube ligero por la montaña».

Para los antiguos egipcios, el asno pardo era uno de los símbolos de Tifón, el más estúpido de los animales domésticos, cuyo nombre egipcio era Seth, palabra que significa «fuerza opresora y constriñente»[2]. El asno que ha de ser montado corresponde también a lo que los cabalistas llamaban «la mala inclinación». Dos refranes populares se refieren a ello: «el asno y la mala mujer, a palos se han de vencer» y «un asno y un diablo, pareja entrambos». A propósito del asno, Plutarco escribió: pero Manetón afirma que es al mismo tiempo Tifón a quien se llama Bebón. Esta palabra adquiere el sentido de obstáculo, impedimento, como si se quisiera decir que el poder de Tifón se opone al curso natural de las cosas y al empuje que las impulsa hacia donde deben tender[3].

Tanto Plutarco como el Libro de los Muertos explican que Horus, hijo de Osiris, no aniquiló por completo a Tifón, sino que le privó de su fuerza y de su actividad. Por eso se dice que la estatua de Horus que hay en Coptos lleva en una de sus manos el miembro viril de Tifón[4].

Cervantes, mediante un logradísimo símil, nos explica lo mismo cuando compara este barbero a Castor, el cual viéndose acosado de los cazadores se azara y corta con los dientes aquello por lo que él, por instinto natural sabe que es perseguido.

La expresión «corta con los dientes» delata una relación entre la boca, órgano de la palabra y aquello que Tifón simboliza, así como un conocimiento evidente del rito de la circuncisión practicada por los judíos. Esta consta de tres operaciones y, en la tercera, la boca juega un papel muy importante. Hoy en día, los israelitas aceptan que ésta sea sustituida por un pequeño aparato mecánico, aunque éste, como escribe Dominique Aubier, no puede reemplazar a la boca en el complejo de un símbolo sagrado que se refiere a la Alianza. La boca representa demasiado bien la función esencial del hablar cuando hay que poner de nuevo en acción al Verbo que decide el Absoluto[5].

El color pardo del asno evoca al de pelo de Esaú[6]. Al hablarnos Cervantes de un barbero nos da a entender la idea de cortar la barba. Esaú se diferenciaba de Jacob, su hermano gemelo, porque era muy peludo, mientras que el que sería sucesor de Isaac no lo era en absoluto. El Castor y el verbo castorar, del que verosímilmente deriva castrar, parecen referirse a lo mismo, y la historia de Esaú que troca sus derechos de primogenitura por un plato de lentejas puede relacionarse con la del asno de Sileno, en la que Esaú correspondería al asno, que, portador del brebaje de eterna juventud lo cambió por unos tragos de agua.

El Diccionario de la Lengua Española recoge más de 80.000 términos que forman parte del léxico de nuestro idioma. Si se suprimen los arcaísmos, localismos o coloquialismos no compartidos por España y América y se mantienen sólo las acepciones que tienen un uso verificado en el español actual, aún persisten más de 54.000 vocablos. Todos ellos forman parte de lo que se denomina vocabulario, es decir, el conjunto de términos lexicales que se emplean para comunicarse en una lengua.

Al finalizar el primer año de vida, el vocabulario de un niño se limita apenas a una o dos decenas de palabras, a los dos años puede superar las 300 y en torno a los tres años puede haber adquirido cerca de 1.000 términos. A partir de entonces, comienza una larga carrera hasta alcanzar una correcta fluidez verbal que le permita desenvolverse en diferentes ámbitos y que servirá de base para avanzar en todas las áreas cognitivas que forman parte del currículum académico.

Sancho Panza abrazando al rucio en el capítulo 53 de la segunda parte de la novela

La canción del barbero



Man of La Mancha (1972) - I, Don Quixote



The Impossible Dream-Man of La Mancha



El hombre de la mancha subtitulado canción 2



NATI MISTRAL en SUEÑO IMPOSIBLE



Aquí puedes leer la primera parte de la Numeralia de EL INGENIOSO HIDALGO DON QVIXOTE DE LA MANCHA




[1] Citado en Cuatro Tratados de Alquimia, Ed. Visión libros, Barcelona, 1979, p. 13.
[2] De Iside et Osiride, Ed. Glosa, Barcelona, 1978, p. 49.
[3] Ibídem.
[4] 5 De Iside et Osiride, op. cit., p. 55.
[5] Dominique Aubier, La réponse à Hitler ou la mission juive, Ed. Le Qorban, Cabecico del aire - Carboneras, Almería, «La circoncision», p. 236.
[6] Ver al respecto Génesis XXV, 25.

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