La narrativa política de la 4T
José Antonio Robledo y Meza
La narrativa política debe construirse como concepto en los comienzos del siglo XXI y comenzar haciéndolo formulando una doctrina para ser discutida ampliamente. México es un ejemplo para considerar a la narrativa de la 4T un fenómeno “normal” que exige incluirlo en la categoría de los instrumentos de análisis político.
Conviene hablar de la narrativa política como de la instancia intelectual y práctica que el pensamiento político debe delimitar e identificar, tanto por la dificultad de fijar sus relaciones con la mitología, como por la de distinguirlo del concepto de “ideología” y, finalmente, porque es un recurso racional de la política.
La narrativa política es un acto del intelecto, analítico y abstracto convertido en un acto de voluntad colectiva, fundado sobre la adquisición intuitiva de una verdad vinculada “a las más fuertes tendencias de un pueblo, de un partido, de un grupo o clase”, y por lo tanto particularmente idóneas para sostener la acción política popular.
La narrativa de la 4T está tratando de suministrar al “pueblo” un tipo de conocimiento político inmediatamente verdadero, que explicita de manera directa su conciencia colectiva. El ataque de la 4T está dirigido al neoliberalismo, que ha provocado un conocimiento distorsionado según los intereses del poder del dinero. La narrativa política de la 4T alude toda forma de acción y de pensamiento organizado desde abajo, está destinado a restituir al pueblo su soberanía.
La propuesta de la 4T es una respuesta al sentido de crisis y de desconfianza común en el pueblo que veían en la sociedad de fines de siglo XX e inicios del XXI una realidad en imparable “decadencia”.
Es sobre este tema donde se ubica la dialéctica de la cual nace la problemática de la narrativa política. Las transformaciones sociales del periodo, provocaron la crisis del pensamiento neoliberal. Esta crisis lleva por una parte a la búsqueda de las formas de conocimiento alternativas respecto de aquellas de las ciencias, y por otra a una creciente atención por la psicología social y por los comportamientos populares, que destaca los componentes irracionales en el sentido de que no puede remitirse a una exacta determinación causal y utilitaria.
Desde un punto de vista intelectual, la superación al individualismo y al racionalismo clásicos ha provocado una nueva meditación en el campo de las ciencias humanas, permitiendo la superación del mecanismo utilitarista y la modificación del mismo concepto de cientificidad con la comprensión del pensamiento simbólico y del proceder colectivo.
En el caso mexicano se ha propuesto al humanismo mexicano como
doctrina de la narrativa política llamada 4T; humanismo que por ser mexicano debe
responder también a valores universales. La doctrina del humanismo mexicano debe
construirse con la participación de todos los interesados.
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