Hablemos
de la rosca de reyes…
Dra. Alejandra
López Camacho
Cualquier aspecto culinario me
resulta en un conjunto de historias que en algún momento tuvieron un origen, un
punto de partida que, si bien comenzaron como una idea con determinados
significados que obedecían a una necesidad, con el pasar de los años aquella
idea se enriqueció o trasformó hasta producir otra historia, convirtiéndose así
en una leyenda. Esto ocurre con la tradicional rosca de reyes que comemos el 6
de enero.
Cuando era más joven, me causaba
gracia el hecho de que un pan enorme con forma de rosca tuviera en su interior
niños dioses, más aún que algunos de los comensales que salían agraciados con
uno de aquellos niños en su rebanada de rosca lo escondieran en sus bocas. El
caso era tratar de disimular y engañar al anfitrión porque, si éste lo
percibía, entonces había que ofrecer tamales el 2 de febrero, día de La
Candelaria, día cuando se visten a los niños dios para presentarlos ante la
virgen.
Se dice que la rosca o roscón de
reyes remonta a los romanos, a una fiesta pagana que se hacía en honor a
Saturno, dios de la agricultura, se trataba de una celebración que involucraba los
tiempos de luz por venir y la prosperidad. Emilio del Río comenta que, en
aquella celebración realizada en el mes de diciembre, se elaboraba una torta
redonda que semejaba al sol y hacía alusión a los días de luz más largos por
venir. Esta torta que se endulzaba con miel y contenía higos, dátiles y un haba
seca en su interior, era un pan democrático que se repartía por igual a
plebeyos y esclavos. El haba representaba fortuna, y quien la obtuviera era
nombraba rey por un determinado periodo.
Aun cuando la llegada del
cristianismo modificó determinadas celebraciones que comenzaron con un
significado, como es el caso de las fiestas de Saturnalia que incluían mucha
diversión y regalos, el roscón también lo haría. No se sabe exactamente cuando
esta rosca se asoció con los reyes magos que, por cierto, no eran reyes sino
sabios de Oriente, según se dice en la biblia. En diccionarios españoles de
finales del siglo XIX se habla de un roscón, pero solo como una rosca de masa
muy dulce. Cristina Barros y Marco Buenrostro comentan que la rosca de reyes
tuvo su origen en la Edad Media y que fue traída por los españoles, no
obstante, en México la receta de una rosca de reyes se encuentra principalmente
en recetarios del siglo XX.
Sea
cual sea su origen, con el transcurrir del tiempo y en específico para las
roscas que se preparan en México y que están muy relacionadas con tradiciones
católicas, aquella haba dentro del roscón se cambiaría por un niño dios
escondido, el roscón incluiría azúcar en lugar de miel y ralladura de naranja
que da el sabor característico al pan, los frutos secos sobrevivirían y se
añadirían otros como el acitrón o los ates de guayaba, frutos propios de la
parte americana.
Comamos
pues una rosca de reyes y si les sale el niño dios y como decimos en México, “no
se hagan rosca” y se traguen al niño dios. Creo que todavía hay por ahí algunas
personas que me deben tamales o, ¿será que yo los debo?
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