José Antonio Robledo y Meza
¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades, y darles fin con atrevida resistencia? Esta es la consideración que hace nuestra infelicidad tan larga. ¿Quién, si esto no fuese, aguantaría la lentitud de los tribunales, la insolencia de los empleados, las tropelías que recibe pacífico el mérito de los hombres más indignos, las angustias de un mal pagado amor, las injurias y quebrantos de la edad, la violencia de los tiranos, el desprecio de los soberbios? William Shakespeare, Hamlet (ca.1600), en el acto tercero, escena primera.
Todos los actores que se manifiestan a favor o en contra de la propuesta de “abrazos y no balazos”, “parecen” (palabra entrecomillada) optar por la no violencia.
La violencia es un tipo de relación entre personas y hay muchas formas de ejercerla. La violencia la ejerce un pedófilo, una persona que no paga sus impuestos, una persona que miente ya sea negando los hechos u omitiéndolos o alterándolos, quien contamina el medio ambiente, quien promueve la venganza, quien acapara recursos violando derechos, quien usa el miedo para manipular, quien maltrata de cualquier forma a otras personas, quien no la previene y solo piensa en castigos, pero usa la corrupción para evitarlos, quién viola los derechos humanos… La violencia puede producirse a través de acciones y lenguajes, de silencios e inacciones, y es valorada negativamente por la ética, la moral y el derecho, que atribuyen generalmente al Estado el monopolio de la violencia.
La violencia es el tipo de relación entre personas, un agresor contra una víctima, entre sujetos (personas, animales, plantas, objetos artísticos o religiosos (iconoclastia) y entornos naturales o medioambientales (contaminación ambiental)) que se manifiesta en conductas o situaciones que, de forma deliberada, aprendida o imitada (humillación, la amenaza, el rechazo, el acoso o las agresiones verbales, emocionales, morales o físicas), provocan o amenazan con hacer daño, mal o sometimiento grave (físico, sexual, verbal o psicológico) a un individuo o a una colectividad, afectando a las personas violentadas de tal manera que sus potencialidades presentes o futuras se vean afectadas. La violencia implica el uso de la fuerza para conseguir un fin, especialmente para dominar a alguien o imponer algo.
Jurídicamente solo el Estado puede hacer uso de la violencia. La autoridad del Estado mexicano, emana del Pueblo Soberano y deposita el poder ejecutivo en el Presidente de la república y, por lo tanto, es quién puede decidir si se usa o no la violencia a la que tiene derecho. Sin embargo, la violencia es valorada negativamente por la ética, la moral y el derecho, aún en casos en los que pueda considerarse legítima.
En el caso de la decisión de AMLO de no modificar la decisión democrática, que no personal, está apoyada por quienes participaron en la elección del 2018 y lo eligieron como el Presidente de los mexicano. La decisión presidencial está apoyada democráticamente y no debe lealtad a ningún grupo en particular, sea religioso, empresarial o político. Su lealtad está comprometida con la voluntad del Pueblo Soberano expresada constitucionalmente, y esa voluntad es que, el Estado use la discusión y no la violencia para dirimir diferencias. El uso de la violencia por parte del Estado lo haría caer en una contradicción insuperable políticamente. El actual Estado caería en la condición de un Estado represor, que es lo que buscan quienes se oponen a la alternativa del amor en lugar de la violencia.
¿Qué implica la presión para que el Estado opte por el uso de la fuerza? ¿Qué fin persigue?
La consecuencia del uso de la fuerza por parte del Estado sería la destrucción, en parte o en todo, del proyecto de la Cuarta Transformación (4T), una revolución no violenta para trasformar, entre otras cosas, la estructura de un estado autoritario y antidemocrático. El fin que persiguen quienes optan por el uso de la fuerza es promover la desconfianza y el miedo sobre el proyecto de la 4T. Pretenden que el ejecutivo al violar la voluntad democrática de los mexicanos dinamite el proyecto que ha propuesto iniciar un proceso que conduzca a una Nueva República. En el fondo sería negar la autoridad del Pueblo Soberano
Frente al dilema de “violencia o no violencia”, la alternativa es “amor o violencia”.
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