miércoles, 29 de junio de 2022

Apuntes sobre la génesis de la masonería en la Nueva España y México (1806-1832)

Apuntes sobre la génesis de la masonería en la Nueva España y México (1806-1832)


José Antonio Robledo y Meza



Estudiar la masonería en México ofrece la oportunidad de hacerlo desde diferentes puntos de vista: su origen, su historia, su presente y proyección; puede analizarse su doctrina, su moral, su filosofía, su organización, su relación con la doctrina católica y el Vaticano, etc. Nada de esto haremos aquí. Solo presentaremos unos apuntes sobre la génesis de la masonería en la Nueva España y México durante los años comprendidos entre 1806-1832.


La masonería en la Nueva España

Mateos dice que en 1806 un tal Enrique Muñi estableció la primera logia en México y que las reuniones se efectuaban en la calle de las ratas # 4, donde vivía el regidor don Manuel Luyando. Participaban en ella el marqués de Uluapa, el licenciado Verdad, Miguel Hidalgo, el corregidor Miguel Domínguez, Ignacio Allende. Según Zalce la masonería fue difundida en la Nueva España no sólo por las tropas realistas sino también por los liberales que huían de la persecución en España después de que Fernando VII volvió a gobernar como monarca absoluto. Uno de estos masones fue Felipe Martínez de Aragón, oidor de México y el decano fue Fausto Elhuyar, suegro de Martínez y director-fundador del Colegio de Minería.

El 22 de enero del año 1809 se proclama la Real Orden para proclamar a las Cortes. Mientras tanto en el local de la Inquisición en Madrid se instaló la Gran Logia Nacional para todas las Españas y, enseguida, un Gran Tribunal o Capítulo del grado 31 del antiguo rito. Un año después se disuelve la logia “Arquitectura Moral”. Dos años después aparecen “Los Guadalupes”, una sociedad secreta con actividad intensa entre 1811 y 1814 impulsada por los ideales liberales insurgentes; tomaron su nombre en honor de la Virgen de Guadalupe como símbolo de unidad nacional. Esta sociedad fue una de las principales precursoras de la Independencia de México. En julio de 1811 se funda en Madrid “por medio del conde de Grace-Tilly, un Consejo Supremo del grado 33 del rito antiguo y aceptado”. Además a llegan a Cádiz -”centro de la masonería española en contraposición al Oriente afrancesado de Madrid”- los representantes de las diversas provincias, convocadas por la Junta Central. El 9 de septiembre el sacerdote Mier fue iniciado en una Sociedad de Americanos, instalada en la casa del argentino Carlos Alvear en la ciudad de Cádiz formada por “la flor de los Americanos”. Esta sociedad fue llamada de “Caballeros Racionales”, porque nada es más racional que mirar por su Patria y sus paisanos. Se sabe de la logia de los Caballeros Racionales en Xalapa gracias a un juicio que se les siguió a varios de ellos. El primer procesado fue el canónigo más antiguo de la catedral de Guadalajara, capellán de honor de su Magestad, don Ramón Cardeña y Gallardo.

En 1813 llegan a México masones en las tropas españolas, cuyos miembros seguían el Rito Escocés, antiguo y aceptado. Se tienen datos muy interesantes sobre la masonería en un interrogatorio inquisitorial a Servando Teresa de Mier. Durante los meses de septiembre de 1820 y enero de 1821 se publican una gran cantidad de folletos relativos a la francmasonería.


La masonería en México

Con la llegada de las fuerzas españolas en septiembre de 1821, que venían con Juan O'Donojú, hubo un gran impulso a la francmasonería, bajo el Rito Escocés. Más tarde Manuel Cordoniú, fundó la logia El Sol y un periódico con ese nombre; su objetivo era sostener el Plan de Iguala, propagar los principios liberales y fomentar la educación sin la participación del clero, para lo cual establecieron escuelas de enseñanza elemental bajo el sistema lacansteriano.

Un año después se funda la Compañía Lancasteriana que fue identificada “con la masonería del rito Escocés y porque el método lancasteriano se había originado en Inglaterra al principio del siglo entre protestantes”. Fueron socios Guadalupe Victoria, Antonio López de Santa Anna, el obispo Pérez de Puebla, Lucas Alamán, José María Luis Mora, Jacobo Villaurrutia, Vicente Rocafuerte, José María Tornel, el Conde de la Cortina, Juan Rodríguez Puebla, Manuel E. Gorostiza, etc.” (Estrada, 1978)

En los días previos a la instalación del Primer Congreso Constituyente abundaron los volantes donde se mencionaba que los diputados eran masones. Los impresos abundaron con el tema religión-diputados-francmasones-herejía. En este mismo año Guadalupe Victoria y el religioso bethlemita Simón de Chávez, de origen cubano, establecieron la Gran Legión del Águila Negra, de tendencia antiespañola y anticlerical, extendiendo su acción a la isla de Cuba, con objeto de hacerla independiente. Denslow afirma que una logia denominada Triunfo de la Libertad se constituyó en Veracruz el 17 de septiembre de 1823.

El Plan de Casa Mata -encabezado por el general José Antonio Echávarri- se puso en marcha en febrero de 1823, Iturbide abdica y se reinstala el Congreso. Se atribuye la redacción de dicho plan al coronel Gregorio Arana, “secretario guarda de honor de Echávarri”, sin embargo, Alamán afirmó que las “bases se habían venido elaborando en las logias masónicas del país, por hombres como Ramos Arizpe y Michelena”.

El 21 de octubre de 1832 se da a conocer la Carta-patente extendida por la logia La verdadera Luz al Oriente del Popola donde se denota una organización ya en varios estados. Se menciona la logia “Aurora Yucateca”, constituida bajo los auspicios de la Arcadia regularmente establecida en la Ciudad de Veracruz, imperio mejicano. En este documento la masonería se declara abiertamente política y en pie de lucha.


Para seguir leyendo:

Denslow, R.V., 1953, “A study of Mexican freemasonery”, Iowa.

Estrada, Dorothy T: 1978. “La educación en la nueva nación” en Historia de México. México, Salvat, t. 9, 1981-2002.

Guedea, Virginia, 1992, En busca de un gobierno alterno: los Guadalupes de México, México, UNAM.

Mateos, José María, 1884, Historia de la masonería en México desde 1806 hasta 1884, México.

Martínez Zaldua, Ramón, 1978, Historia de la masonería en Hispanoamérica, México, Costa-Amic.

Zalce y Rodríguez, L. J., 1950, Apuntes para la historia de la masonería en México, 2 vol. México.



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martes, 28 de junio de 2022

Génesis de los partidos políticos en México

Génesis de los partidos políticos en México

José Antonio Robledo y Meza


Las diferencias y escisiones dieron por resultado a las dos grandes tendencias políticas o “partidos” que iban a cortar en tres al México del siglo XIX: las diferencias existentes entre las clases poseedoras y el resto de la población y dos escisiones, la primera entre el Estado y la Iglesia y la segunda entre el centro y las provincias.

La proclamación de Iturbide como Emperador obligó al surgimiento del movimiento antiiturbidista. Este último se dividió rápidamente en “borbonistas” y “republicanos”. Las élites dirigentes se confrontaron con vehemencia. Oficiales del ejército, profesionistas y clérigos, comerciantes y terratenientes se dividieron en dos tendencias políticas: “monarquistas” y “republicanos”.

El “Partido monárquico” o “borbonista” estuvo formado por los miembros del alto clero, algunos oficiales del ejército, los terratenientes y los miembros de la burguesía que controlaban el comercio y la minería. El “Partido republicano” agrupó de su lado al clero bajo y medio, a los profesionistas y a una facción del ejército.

Estas dos tendencias se agruparían en las primeras organizaciones políticas de México: las logias masónicas. El primero en nacer fue, en 1813, el “Partido escocés”. En su mayoría eran peninsulares y desarrollaron sus actividades con el concurso particular de los oficiales de las fuerzas armadas que constituyeron, de hecho, su principal sostén.

En España, desde 1812, el término “liberal” empiezó a formar parte del lenguaje político de las cortes de Cádiz, para distinguirse del partido servil, y en la literatura, con Madame de Stäél y Sismondi, para indicar una nueva orientación ético-política que se estaba consolidando. De esta manera desde el inicio del siglo XIX el adjetivo “liberal” era acompañado por otros términos políticos que algunas veces negaban o limitaban su contenido. Hubo partidos monárquicos-liberales, liberales-nacionales, católicos-liberales, protestantes-liberales, liberales-democráticos, liberales-librecambistas, liberales-estatalistas.
El término “conservador” aparece en el año de 1818 en su uso político moderno. Se originó con Chateubriand y Lammenais, quienes fundaron juntos un diario llamado Le Conservateur para combatir a los partidarios de la Revolución francesa. En 1820 nace, en Francia, el positivismo europeo quien repudia los principales elementos de la teoría liberal.

El conservadurismo mexicano nace y se desarrolla durante los años 1821-1857 y con él los sinónimos de conservador: tradicionalistas, serviles, iturbidistas, escoceses, novenarios, imparciales, aristócratas, bustamantistas, clericales, monarquistas, centralistas, santanistas, etc.

Durante cincuenta años (1820-1870) se manifestaron varios fenómenos políticos que marcarían el desarrollo del Estado por nacer en México: conflictos ideológicos, confusión política y modificaciones de las doctrinas clásicas del liberalismo. Los años posteriores al 70, con Juárez primero y con Díaz después, fueron de consenso político al mismo tiempo que se manifestaría un conflicto teórico entre el liberalismo clásico o doctrinario y el “positivismo”.

La Constitución de Cádiz se restablece en 1820. Según José María Luis Mora (Revista política de las diversas administraciones de la República mexicana que ha tenido hasta 1837) a mediados de este año se empezaron a manifestarse dos tendencias: una que pretendía cambios políticos radicales y otra que los repudiaba y quería mantener el estado de cosas vigente. Los partidarios de cambios comenzaron por sustituir la palabra Imperio, como denominación del país, por el de República y más tarde agregaron el concepto Federal. Estas tendencias fueron calificadas por Mora de “extra-constitucionales”.


El liberalismo-conservadurismo mexicano. La construcción de las visiones.

Básicamente tres son las versiones de la historia política del México decimonónico. Estas se han diferenciado por dos aspectos: su compromiso ideológico y el uso político de la historia. Las dos visiones tienen su origen en las luchas ideológicas del siglo XIX: la que tiene como origen a Lucas Alamán y la liberal-oficial. La escuela alamanista está representada por José Vasconcelos, Mariano Cuevas y José Bravo Ugarte. La escuela liberal-oficial predominante tiene como representantes más destacados a Justo Sierra, Emilio Rabasa, Jesús Reyes Heroles y Francisco López Cámara. Estas dos escuelas fueron establecidas por las pugnas de los mismos contrincantes de la primera generación después de la independencia y reproducidas posteriormente. En el centro de cada una existió un creciente interés por forjar una nación. Es así que el nacionalismo y el conflicto ideológico han sido los principales determinantes en la historiografía política mexicana.


La tercera versión, iniciada a mediados del siglo XX, autodenominada crítica o no oficial -desconfiaba de la versión oficial y alertada a lo dicho por los representantes de la escuela alamanista y sus estudiosos- está representada por Cosío Villegas, Reyes Heroles, González Navarro, Allan Knight, Charles Hale y Josefina Vázquez.


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sábado, 25 de junio de 2022

El examen de admisión en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) es el inicio de un proceso violatorio a los derechos humanos.

El examen de admisión en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) es el inicio de un proceso violatorio a los derechos humanos.


José Antonio Robledo y Meza



En los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos humanos reconocidos en esta Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado Mexicano sea parte, así como de las garantías para su protección, cuyo ejercicio no podrá restringirse ni suspenderse, salvo en los casos y bajo las condiciones que esta Constitución establece.

Las normas relativas a los derechos humanos se interpretarán de conformidad con esta Constitución y con los tratados internacionales de la materia favoreciendo en todo tiempo a las personas la protección más amplia.

Todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, tienen la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos de conformidad con los principios de universalidad, interdependencia, indivisibilidad y progresividad. En consecuencia, el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos humanos, en los términos que establezca la ley. Artículo 1° de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.



La BUAP como institución no tiene derechos humanos porque no es un ser humano. Por el contrario, los integrantes de la institución, entre ellos los estudiantes y quienes aspiran a ingresar a ella, si son seres humanos con derechos. El artículo tercero constitucional define a la educación como un derecho humano al igual que la comunidad internacional. El derecho a la educación es un derecho que pertenece a la primera generación que consideran todos los derechos de defensa, que exigen de los poderes públicos su inhibición y no injerencia; son derechos contra el Estado y están vinculados con el principio de libertad.

El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales que define los derechos humanos de segunda generación incluye en sus artículos 13 y 14 el derecho a la educación. Siendo México un Estado firmante del pacto mencionado está obligado a exigir a la BUAP su realización efectiva. El derecho a la educación es un derecho sobre el Estado que junto con otros están vinculados con el principio de igualdad derechos económicos, sociales y culturales.

El derecho a la educación está íntimamente relacionado con la calidad de vida de las personas que forman el dominio del Estado mexicano. Los derechos vinculados con la calidad de vida son derechos de la tercera generación de derechos, surgida en la doctrina en los años 1980 y se vinculan con la solidaridad. Los unifica su incidencia en la vida de todos, a escala universal.

Una institución pública como la BUAP no puede contraponer el criterio académico de la autonomía con los principios de libertad, igualdad y solidaridad de los derechos humanos y, por lo tanto, la BUAP como una institución de educación pública mexicana no puede negar el ejercicio del derecho a la educación a los jóvenes que desean ingresar a ella.

Los jóvenes rechazados tienen el recurso del amparo para exigir el respeto a su derecho a la educación y su ingreso a la BUAP.




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jueves, 23 de junio de 2022

El Pueblo Soberano como axioma político

El Pueblo Soberano como axioma político

José Antonio Robledo y Meza




En el principio era el Pueblo, una unidad histórica de costumbres y hábitos de vida en común cuyos integrantes acuerdan formar un Estado para gobernarse mejor en forma soberana (sin otro poder por encima de él). El pueblo constituye el Estado, y debe después controlarlo y cambiarlo si lo cree conveniente. El pueblo no debe nada a sus gobernantes, que son servidores, escribientes o mensajeros de la voluntad popular.

El Estado queda jurídicamente establecido cuando se define constitucionalmente el principio de Autoridad Soberana y cuando la Constitución reconoce a las personas que conforman el Estado.

El axioma de Pueblo Soberano nace junto con unos derechos y garantías constitucionales y, a diferencia del concepto de soberanía nacional, el concepto de Pueblo Soberano implica que los ciudadanos tienen derecho a una actuación directa en el ejercicio y control del Estado ejerciendo plenamente los derechos establecidos constitucionalmente.

Es así que el Pueblo no debe nada a sus gobernantes que son servidores de la voluntad popular; un servidor que no respete el contrato constitucional se hace acreedor a la revocación de mandato.

Adoptar el axioma de Pueblo Soberano exige cambios en la concepción de al menos los siguientes aspectos:

1) la naturaleza del Estado-Nación;

2) el lugar del hombre y la naturaleza en el Universo;

3) la forma de ver y mencionar la realidad (conciencia y autoconciencia);

4) distinguir categorías o géneros de los objetos de la realidad: cosas, propiedades y relaciones;

5) distinguir y relacionar dos tipos de legislación: la social (constitución) y la natural (ciencia)

6) forma de gobierno republicano-democrático-laico.

7) el papel de la violencia en el Estado que se funda en el principio “Pueblo Soberano”.



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martes, 21 de junio de 2022

La lógica en la Nueva Escuela Mexicana.

La lógica en la Nueva Escuela Mexicana.

José Antonio Robledo y Meza


Usar creativamente el castellano, el hacer cosas con palabras, el definir propiedades de las cosas, y establecer relaciones inéditas entre las cosas, nos permitirá producir mejores conocimientos y saberes. Usar creativamente el castellano traerá como consecuencia un mejor desarrollo cultural, económico y político. Usar creativamente el castellano será la causa de una toma de conciencia colectiva y autoconciencia individual crecientes. Usar creativamente el castellano nos permitirá trasformar permanentemente la realidad.

Planteado lo anterior, ¿qué podemos hacer para convertir el estudio de la filosofía en momentos inapreciables para practicar el filosofar? ¿Qué habilidades históricamente reconocidas como valiosas deben adquirirse en la escuela?

El aprendizaje, desarrollo y práctica de dos tipos de habilidades deben ser los objetivos de los cursos del “Filosofar como arte”: las habilidades perceptuales y lingüísticas. El aprendizaje, desarrollo y práctica de las operaciones, los modos y actos lingüísticos deben constituirse en la plataforma del pensamiento crítico para la creación de ideas.

La creación de ideas se evidenciará como el criterio de la calidad de la educación ya que logrará altos niveles de desarrollo del uso del castellano, se traducirá en el acceso a una competencia comunicativa que permitirá experimentar la diversidad discursiva y el poder del discurso argumentado y creativo.

Esta reflexión reconoce deudas que será imposible saldar. Cuatro son las que en este momento quisiera mencionar, pero no son las únicas. La primera es el ejemplo de Carlo Ginzburg; la otra es a los miembros de los Talleres de Didáctica de la Lógica desarrollados desde 1991 en la Escuela Preparatoria Popular Emiliano Zapata y del Colegio de Bachilleres. De unos y otros recibí la inspiración para dar cuerpo a la idea aquí expuesta. La deuda más importante es la de los estudiantes que transitaron por mis cursos de lógica y que con su entusiasmo o desánimo me señalaron las fortalezas y debilidades de mi acción docente. En todos lados aparece la presencia de Charles Sanders Pierce.

La propuesta descansa en un método que internaliza, a fuerza de usarse, la condición lógica de manera relajada, sin sentirse (como se pasa el tiempo cuando se juega), de manera que aflore automática y casi inconsciente en las futuras actividades del estudiante, del ser humano, del profesional, del ciudadano educado. El filosofar debe escapárseles sin que ellos se den cuenta. Y esto es posible porque el arte se adquiere con la práctica. La estrategia propuesta, con sus específicas tácticas son una adaptación de los métodos utilizados por Giovanni Morelli (detalles ilustrados en la historia del arte), Sherlock Holmes (pistas en la criminología), Sigmund Freud (síntomas en el psicoanálisis) y socializados por Carlo Ginzburg (paradigma indicial en la historia). Mención especialísima merece la obra y el hacer de Charles Sanders Pierce.

Considerando el método histórico de Carlo Ginzburg, el método clínico de Freud y el método criminológico de Holmes y que se asemejan al método crítico de Morelli, todos ellos se ajustan al milenario paradigma indiciario del cazador; de lo que se trata es de observar los menores indicios, aquellos que permanecen invisibles para la mayoría de las miradas inexpertas y, a partir de ellos, reconstruir con precisión una realidad a la que el investigador no había tenido acceso. ¿Quién no mantiene en la memoria la actuación de Sherlock Holmes cada que examinaba la escena de un crimen? Actuaba como un rastreador que persigue a su presa en medio del bosque; o como Morelli frente a un cuadro falsamente atribuido a un artista de renombre. En el campo de la literatura policial el método ya había sido anticipado por Edgar Allan Poe en su cuento La carta robada de 1844. Método que repetirá casi inconscientemente el famoso detective creado por Conan Doyle. Por si esto no fuera suficiente Ginzburg nos muestra que el mismo método morelliano es expuesto por Connan Doyle en La aventura de la caja de cartón (1862).

En el Moisés de Miguel Ángel, Freud es muy explícito al respecto: “Morelli murió en 1891. Yo creo que su método se halla estrechamente emparentado con la técnica del psicoanálisis médico. También ésta es capaz de penetrar cosas secretas y ocultas a base de elementos poco apreciados o inadvertidos, de detritos o “desperdicios” de nuestra observación”.

La búsqueda de una explicación de por qué estos autores compartieron el mismo método fue el estímulo que obligó a Ginzburg a buscar su génesis. Encontró en los estudios médicos de los tres personajes, las coincidencias biográficas que lo llevaron a formular su hipótesis del método de los cazadores. Ginzburg encontró que siempre es lo mismo: analizar rastros, huellas, detalles, indicios, piezas de un rompecabezas que tiene que ser construido en un todo con sentido. La habilidad para construir ese todo era el resultado de una práctica reiterada llena de fracasos y aciertos. Ginzburg muestra en sus trabajos sobre el “paradigma de los indicios” o “paradigma indiciario”, de qué manera este método contribuyó para el desarrollo del filosofar en la ciencia y una mejor comprensión de la humanidad. Nada más ni nada menos.

Al igual que Ginzburg, Freud, Conan Doyle, Morelli y los cazadores, los cursos “El filosofar como arte” irá tras la pista de la presa que no es otra cosa que adquirir habilidades lingüísticas y lógicas. No solo adquirir las técnicas del razonamiento válido sino, sobre todo, de usarlas para relacionar objetos que aparentemente no tienen relación alguna. En pocas palabras, de usar la lógica y el castellano de manera creativa. Se trata de construir el logos en la Nueva Escuela Mexicana.

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Lecturas sugeridas:
Edgar Poe, La carta robada, 1844. 
Sigmund Freud, Moisés de Miguel Ángel, 1914. 
Arthur Conan Doyle, La aventura de la caja de cartón, 1862

jueves, 16 de junio de 2022

Pensar la política a través del arte


Diego Rivera, Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central, 1948, fragmento.



Pensar la política a través del arte

José Antonio Robledo y Meza


El punto geométrico es invisible. De modo que debe ser definido como un ente abstracto. Pensado materialmente, el punto semeja un cero. Wassily Kandinsky. Punto y línea sobre el plano.



¿Qué es un artista? ¿Cómo piensa un artista o mejor dicho cómo evoluciona el pensamiento de un artista? ¿Cuáles son la naturaleza y la función del conocimiento de un artista en la habilitación de un pensamiento complejo? La búsqueda de respuestas son las que abordaremos en esta ocasión.

Si meditamos un poco sobre las preguntas anteriores se multiplican las preguntas: ¿que tipo de “realidad” es la que conoce un artista?, ¿cómo la conoce?, ¿cómo sabe que su saber es “verdadero”?, ¿cómo comunica su saber a otros?, ¿cómo intenta persuadir a otros que su “visión” es legítima?, ¿para qué el hombre dedica tantas energías y esfuerzos para producir conocimiento artísticos? Unas preguntas apuntan al 1) objeto de estudio de los artistas, otras 2) al tipo de lenguaje utilizado, otras más 3) al criterio de verdad y finalmente, otras apuntan hacia 4) la intencionalidad que los artistas tienen para producir y transmitir conocimiento artístico. Si los artistas y los filósofos han reflexionado sobre todo lo anterior ¿qué tipo de saber se produce cuando el objeto de estudio es el mismo conocimiento artístico? ¿Cómo se justifica ese saber filosófico sobre los productos artísticos…? Y así consecutivamente.

Dejemos hablar a un artista sobre los asuntos en que se ocupan. El texto es de Wassily Kandinsky (Punto y línea sobre el plano. Edición, Raimon Arola) que reflexiona sobre el significado intrínseco del origen de la “Definición del punto como fundamento de la pintura abstracta”.

Kandinsky reflexiona en torno a los objetos abstractos geométricos y matemáticos (punto, cero), las percepciones (es invisible) y propiedades “humanas”. El punto -el cero- habla con la mayor reserva, es el puente esencial, único, entre palabra y silencio, encuentra su forma ma­terial en la escritura: pertenece al lenguaje y sig­nifica silencio. En la conversación corriente, el punto es sím­bolo de interrupción, de no-existencia (compo­nente negativo) y al mismo tiempo es un puente de una unidad a otra (componente positivo). Tal es en la escritura su significado intrínseco. El punto es un símbolo sonoro. El punto pertenece a los fenómenos cotidianos de la mudez. A causa de su lenguaje monótono, todos los fenómenos corrientemente tradicionales se vuel­ven mudos. No oímos más su voz y el silencio nos rodea. Yacemos muertos bajo lo «práctico-funcional».

Kandinsky reflexiona y sentencia “La nueva ciencia artística sólo podrá surgir cuando los signos se vuelvan símbolos y el ojo y el oído abiertos permitan sal­tar del silencio a la palabra. Quien no sea ca­paz de observar debe dejar en paz el arte teó­rico.

Las tensiones internas del arte surgen una tras otra desde lo profundo de su ser e irradian su influencia y efectos sobre el hom­bre, superando cada vez con mayor facilidad las inhibiciones de la costumbre. Concluye Kandinsky su reflexión señalando que “el punto muerto se vuelve un ser viviente.”

Aquí Kandinsky nos habla que la ciencia artística es un sistema de investigación, un conjunto de métodos. Dicho así el asunto cabe preguntarse ¿qué investiga? ¿cuáles son sus métodos? Si el objetivo es que los humanos superen las inhibiciones de la costumbre a través del desciframiento de su pasado, comprendan las razones que explican su situación presente y las perspectivas de que deben partir en la elaboración de su futuro. Kandinsky define que la tarea de quien reflexiona en torno a las obras artísticas son tres: descifrar el pasado para comprender el presente y con ello elaborar un futuro. Todo ello es una herramienta que sirve para enriquecer la capacidad de comprensión, de crítica y creatividad. Como todo conocimiento deben construirlo los interesados, esto es, es un conocimiento social. Esto nos lleva a preguntarnos sobre la naturaleza del tiempo y el espacio y sobre la comprensión y crítica. ¿Qué significa comprender? ¿Qué significa criticar?

Para responder estas preguntas nos apoyaremos en las experiencias de tres historiadores: Lucien Febvre (Combates por la historia), Marc Bloch (La historia, los hombres y el tiempo), y Pierre Vilar (Iniciación al vocabulario del análisis histórico).

Lucien Febvre establece la condición de la historia como estudio científico y como objeto de estudio de las diversas actividades y creaciones de los hombres de otros tiempos y cuyos resultados son susceptibles de compararse.

Para Marc Bloch la historia es un esfuerzo para conocer mejor una cosa en movimiento como lo es el conocimiento racional. Bloch pone énfasis en la condición histórica del mismo conocimiento histórico pero es significativa la identificación de la ciencia histórica con un tipo de conocimiento racional.

Finalmente, para Pierre Vilar “La investigación histórica es el estudio de los mecanismos que vinculan la dinámica de las estructuras - es decir, las modificaciones espontáneas de los hechos sociales de masas- a la sucesión de los acontecimientos -en los que intervienen los individuos y el azar, pero con una eficacia que depende siempre, a más o menos largo plazo, de la educación entre estos impactos discontinuos y las tendencias de los hechos de masas -.” Lo planteado por Vilar impone la comprensión de los siguientes conceptos: “mecanismos”, dinámica de las estructuras”, “acontecimiento”, “azar”, “impactos discontinuos”, “tendencias” y “hechos de masas”.

Comprender la política, comprender su historia exige el esfuerzo de conocerla como una acción humana, compuesta de actividades e intenciones que producen procesos de creatividad de los hombres de todos los tiempos y conocer la política en su movimiento histórico, conocerla como una acción colectiva racional. Siendo la política un abstracto que pretende comprender cosas concretas, en movimiento, cambios -aparentemente espontáneos- de los hechos sociales de masas y a la sucesión de los acontecimientos que definen procesos distintos.

¡Gulp! Parece que la empresa es harto compleja. Pero no nos amedrentemos y busquemos posibles respuestas a las preguntas originales apoyándonos también en las reflexiones de algunos historiadores del arte. Esto último lo abordaremos en la siguiente entrega.



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martes, 14 de junio de 2022

El valor de la especulación en la historia de la humanidad De la ignorancia al pensar

El valor de la especulación en la historia de la humanidad
De la ignorancia al pensar


José Antonio Robledo y Meza



Para ver un mundo en un grano de arena
y un paraíso en una flor silvestre,
sostén el infinito en la palma de la mano
y la eternidad en una hora.
William Blake, fragmento de Augurios de inocencia.


Los humanos sabemos muchas cosas, tenemos información que nos interesa y de muchos tipos: de valor histórico, de interés intelectual, de importancia práctica (tecnología), de profundo conocimiento teorético (filosofía y ciencia). Estas informaciones nos procuran comprensión del mundo y el Universo; pero también nos permiten reconocer que es infinita nuestra ignorancia. 

Adquirimos conciencia de nuestra ignorancia por el conocimiento adquirido en la vida cotidiana y en el campo de las ciencias, y por la reflexión que a cada paso que damos en la solución de una pregunta que nos permite descubrir nuevas preguntas incluso ahí donde creíamos estar en terreno firme.

Al preguntar y estudiar aprendemos y adquirimos saberes y conocimientos; con preguntas, saberes y conocimientos desarrollamos las condiciones para formular nuevas preguntas-problema y seguir estudiando, y el estudio -al mismo tiempo que nos abre las puertas de los saberes y conocimientos- nos hace estar conscientes de nuestra ignorancia. El estudio hace posible que adquiramos distintas habilidades y capacidades -como las de dudar, sorprendernos y la creatividad-. El estudio al ayudarnos a formular preguntas nos conduce al pensar. 

Por lo dicho, los humanes reconocemos que día a día crecen nuestros saberes y conocimientos, pero al mismo tiempo que nuestra ignorancia es casi infinita. Y esta tensión entre saber, conocer e ignorancia, se mantiene todo el tiempo.

Todo saber-conocer es para el pensador una fuente de preguntas y es con preguntas que se mantiene vivo el pensar. Son las preguntas -la tensión entre saber, conocer e ignorar- lo que da sentido al pensar. Después sigue el análisis de las preguntas y los ensayos de solución y su correspondiente argumentación.

Una fuente del pensar nos lo proporcionan las contradicciones contenidas en nuestros saberes y conocimientos; otra son las contradicciones presentadas entre los saberes y los hechos a los que se pretende dar cuenta. Sea uno u otro el caso, el problema es conceptual ya que si el problema viniera del mundo práctico esto nos obligaría a meditar, a teorizar, a especular, dando con ello lugar a conceptualizaciones.

Hagamos un pequeño ejercicio. Supón que eres astronauta, y que tu nave espacial cae en un planeta desconocido para ti. ¿Qué es lo que harías una vez recobrado el conocimiento? Lógicamente, las cuatro primeras preguntas que un humán haría en tales circunstancias serían: ¿dónde estoy?, ¿cómo lo sé?, ¿qué debo hacer?, ¿cómo le hago? Estas preguntas, fundamentales para el estudio de la existencia y por ende, para la supervivencia humana, son respondidas por las cuatro primeras ramas de la filosofía: metafísica (¿dónde estoy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?), epistemología (¿cómo lo sé?), ética (¿qué debo hacer?) y política (¿cómo le hago?).

A continuación, analiza cada pregunta formulada con negritas y te percatarás que algunas tienen tanto componentes teóricos como prácticos. 

Lo dicho hasta aquí nos permite inferir que:
1) No hay preguntas sin ignorancia.
2) No hay preguntas sin conocimientos y saberes.
3) No hay pensar sin ignorancia.
4) No hay pensar sin conocimientos y saberes.
5) No hay pensar sin preguntas, i.e., sin ignorancia y conocimientos y saberes.

Concluyo que es el reconocimiento de que la ignorancia nos pone en el camino del estudio y de las preguntas; son el carácter y la cualidad de las preguntas juntamente con su análisis, la audacia y singularidad de las soluciones propuestas lo que determina el valor o falta de valor del pensar. Y una forma de problematizar es enunciando preguntas así que un ciudadano formado como pensador no debe conformarse con repetir las soluciones ofrecidas sino debe habilitarse como un formulador de preguntas.

Sugerencia de lectura: João Magueijo. Más rápido que la velocidad de la luz. Historia de una especulación científica


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jueves, 9 de junio de 2022

La existencia del Pueblo Soberano y sus efectos en la política.

La existencia del Pueblo Soberano y sus efectos en la política.


José Antonio Robledo y Meza




Los hombres aprenden uno del otro. Ningún hombre puede darle a otro su capacidad de pensar. Sin embargo, esa capacidad es nuestro único medio de sobrevivir. Ayn Rand


Varias son las preguntas que pueden formularse en torno a la relación entre el Pueblo Soberano y los ciudadanos que gobiernan y son gobernados bajo su Soberanía. ¿Qué podemos saber sobre el Pueblo Soberano? ¿Qué deberíamos hacer como subordinados de su Soberanía? ¿Qué puedo esperar bajo su Soberanía? ¿Cómo lo sabemos? Estas preguntas están relacionadas con las siguientes: ¿qué es una persona?, ¿qué tiene que hacer?, ¿qué sentido tiene la vida? Buscar respuestas es fundamental para la supervivencia humana. Es fundamental responder: ¿por qué vivimos? ¿Por qué hay un mundo? ¿Por qué estamos aquí?

Construir algunas respuestas tomando como fuente la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos es el objetivo de esta reflexión.

¿Por qué el Pueblo Soberano es el principio de Autoridad y del cual emanan todos los poderes?

En el artículo 39 contenido en el Título Segundo, Capítulo I -De la Soberanía Nacional y de la Forma de Gobierno se establece que “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.

El artículo 40 establece que la Constitución es la Ley Fundamental: “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, (…) unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental.”

En el artículo 41 se define que la Constitución es la voz del Pueblo Soberano: “El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de éstos, y por los de los Estados y la Ciudad de México, en lo que toca a sus regímenes interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución Federal”.

El artículo 133 reitera que la Constitución es la Ley Suprema: “Esta Constitución, las leyes del Congreso de la Unión que emanen de ella y todos los tratados que estén de acuerdo con la misma, celebrados y que se celebren por el Presidente de la República, con aprobación del Senado, serán la Ley Suprema de toda la Unión.”

De esta manera, y por lo dicho anteriormente, las relaciones políticas parten de una definición-axioma: Pueblo Soberano es la Persona fuente de toda Autoridad y Poder. Este es el principio incuestionable fundador de la República mexicana. Por afinidad el concepto de persona se aplica a quienes se denomina Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial. De esta manera la Autoridad Soberana le corresponde al Pueblo quién delega Poder al Presidente, a diputados, senadores y jueces. El Pueblo, como Autoridad Soberana, manifiesta su voluntad en la Constitución. La Constitución es la subordinante de todas las relaciones políticas que establezcan las personas en tiempo y espacio distintos.

En el contexto del Derecho la persona definida como Pueblo Soberano es una entidad colectiva abstracta-conceptual fuente y titular de todos los derechos. En el Pueblo Soberano se da el pensar argumentativo y la experiencia que lo verifica; el concepto de Pueblo Soberano es la base de la Unidad Nacional y Cosmopolita y es por ello que el Pueblo Soberano no se compromete con ninguna emoción o pasión particular.

El Pueblo Soberano siempre inspira la consecución de fines racionales y consecuentes con los resultados de la investigación científica. Estos fines están definidos por la ética laica y, por lo tanto, no está subordinada a posturas religiosas, ideológicas, místicas o irracionales. La ética laica hunde sus raíces en el Pueblo Soberano a título de fundamento, ya que todo cuanto es, es en el Pueblo Soberano; y nada puede ser ni concebirse al margen de Él. Y si uno de los atributos del Pueblo Soberano es el pensamiento racional crítico, de eso se sigue que todo es inteligible y obedece a las leyes racionales de la sociedad.

Finalmente, la política es la puesta en marcha histórica de la voluntad del Pueblo Soberano. La política es la interpretación histórica de la voluntad del Pueblo Soberano y como interpretación es corregible a la luz de la racionalidad crítica. En este contexto la política recibe en México el nombre de Cuarta Trasformación.


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martes, 7 de junio de 2022

El amor y el conocimiento en la 4T

El amor y el conocimiento en la 4T

Segunda parte

José Antonio Robledo y Meza
El universo existe sin ninguna razón y no es razonable buscar a un razonador que lo creara. La construcción de un orden –descripción, explicación y comprensión- en el universo es un objetivo humano.

El Universo, la naturaleza y el hombre

La materia está compuesta de neutrones, electrones y protones, que son de tamaño finito, y de los cuales sólo hay un número finito en el Universo. El humán es una parte de la naturaleza y la naturaleza es una parte del Universo, por lo tanto, lo humanes no son algo en contraste con ellos –la naturaleza y el Universo-. Del Universo los humanos son una parte. Su cuerpo, como toda materia, está compuesto de neutrones, electrones y protones, que obedecen a las mismas leyes. El mundo físico es grande comparado con el hombre, mayor de lo que se consideraba en tiempos de Newton, pero no tanto como se cree el día de hoy. En uno y otro extremo, en lo grande y en lo chico, la ciencia parece llegar a los límites. Se piensa que el universo es de extensión finita en el espacio, y que la luz puede recorrerlo en unos cientos de miles de años.

Los pensamientos y movimientos corporales de los humanos siguen las mismas leyes que describen los movimientos de los astros y los átomos. La energía usada en el pensamiento parece tener un origen químico. Los fenómenos cerebrales están unidos a la estructura material. Es tal caso, no podemos suponer que un protón o electrón solitarios puedan «pensar»; como no podríamos esperar que un solo individuo jugase un partido de fútbol. Tampoco podemos suponer que el pensamiento del individuo sobreviva a la muerte corporal, ya que esta destruye la organización del cerebro y disipa la energía que utilizaban los conductos cerebrales.

La filosofía de la naturaleza no tiene que ser indebidamente terrestre; para ella, la tierra es sólo uno de los planetas más pequeños de uno de los astros más pequeños de la Vía Láctea. Sería absurdo deformar la filosofía de la naturaleza con el fin de producir resultados agradables a los diminutos parásitos de este insignificante planeta. El vitalismo, como filosofía, y el evolucionismo, muestran, a este respecto, una falta de sentido de la proporción y de la importancia lógica. Miran los hechos de la vida, que nos son personalmente interesantes, como dotados de un significado cósmico, no de un significado limitado a la superficie de la tierra. El optimismo y el pesimismo, como filosofías cósmicas, muestran el mismo humanismo ingenuo.

Las anteriores consideraciones conducen a un cierto énfasis sobre el elemento del deleite como ingrediente del mejor amor. El deleite, en el mundo real, es inevitablemente selectivo, y nos evita el tener los mismos sentimientos hacia toda la humanidad. Cuando surgen conflictos entre el deleite y la benevolencia tienen, en general, que ser decididos mediante la transigencia, no mediante la entrega completa de cualquiera de ellos. El instinto tiene sus derechos, y si lo violentamos toma venganza de mil maneras sutiles. Por lo tanto, al tender a la vida buena, hay que tener en cuenta los límites de la posibilidad humana. Y otra vez aquí volvemos a la necesidad del conocimiento. Cuando hablo de conocimiento como de uno de los ingredientes de la vida buena no debe pensarse en el conocimiento ético, sino en el conocimiento científico y el conocimiento de los hechos particulares. No existe, hablando en puridad, el conocimiento ético. Si deseamos lograr algún fin, el conocimiento puede mostrarnos los medios, y este conocimiento puede pasar como ético. Pero no se puede decidir la conducta buena o mala como no sea por referencia a sus consecuencias probables. Si nos proponemos un fin, la ciencia es la que tiene que descubrir los medios para lograrlo. Todas las reglas morales tienen que ser probadas examinando si realizan los fines deseados. Digo los fines que deseamos, no los fines que debemos desear. Lo que «debemos» desear es simplemente lo que otra persona desea que deseemos. Generalmente es lo que las autoridades desean que deseemos: padres, maestros, policías y jueces. Si alguien me dice «debe hacer esto y lo otro», la fuerza motriz de la advertencia reside en mi deseo de obtener su aprobación, junto, posiblemente, con premios o castigos unidos a su aprobación o reprobación.

Como toda conducta nace del deseo, es evidente que los conceptos éticos no pueden tener importancia como no influyan en el deseo. Lo hacen mediante el deseo de aprobación y el temor de reproche. Son fuerzas sociales poderosas, y naturalmente tratamos de ponerlas de nuestra parte si queremos realizar cualquier fin social. Cuando digo que la moralidad de la conducta debe juzgarse por sus probables consecuencias, quiero decir que deseo que se apruebe la conducta que vaya a realizar los fines sociales que deseamos, y que se repruebe la conducta opuesta. En la actualidad, esto no se hace; hay ciertas reglas tradicionales según las cuales la aprobación y la reprobación se aplican sin tener en cuenta para nada las consecuencias.

La superfluidad de la ética teórica es obvia en casos sencillos. Supongamos, por ejemplo, que se tiene un hijo enfermo. El amor le hace a uno desear que se cure, y la ciencia le dice a uno cómo tiene que hacerlo. No hay una fase intermedia de la teoría ética donde se demuestre que al hijo de uno le conviene que le curen.

jueves, 2 de junio de 2022

El amor y el conocimiento en la 4T

El amor y el conocimiento en la 4T


Primera parte

José Antonio Robledo y Meza


Sorpresa y perplejidad… fue lo que me provocó estudiar a la 4T y que me hizo reconocer que era mucha mi ignorancia sobre ella… tenía que aprovechar lo poco que sabía para ponerle orden y establecer las dos cuestiones fundamentales que dieran cuenta de mi postura acerca de ella. En primer término, está lo relativo al lugar que ocupan los humanos en el Universo y en segundo término, lo concerniente a la naturaleza del vivir bien. Mi punto de vista será secularista-laico, no providencialista. En esta primera entrega comenzaré con mis reflexiones en torno a la naturaleza del vivir bien, evitando caer en un humanismo ingenuo que lo mismo puede ser optimista o pesimista, y que se presente como una filosofía cósmica. Más bien consideraré el contexto del posthumanismo. En la segunda parte reflexionaremos en torno al lugar de los humanos en el Universo

Para comenzar es necesario distinguir entre dos campos filosóficos: el de la naturaleza (la filosofía del ser)- y el del valor (la filosofía del deber ser). Confundir estos dos campos ha producido daños. Lo que consideramos bueno, lo que nos gustaría, no tiene ninguna influencia sobre lo que es. Por el contrario, no se nos puede prohibir el valorar esto o lo otro basándonos en que el mundo no humano no lo valora, ni se nos puede obligar a admirar algo porque es una ley de la naturaleza. Somos parte de la naturaleza, que ha producido nuestros deseos, nuestras esperanzas y nuestros miedos, de acuerdo con leyes que los científicos investigan. Somos parte de la naturaleza, estamos subordinados a ella, somos el resultado de leyes naturales y víctimas de ellas.

El mundo, tal como lo conocemos por la filosofía de la naturaleza, no es bueno ni malo, ni se preocupa por hacernos felices o desgraciados. Todas las filosofías basadas en un humanismo ingenuo tienen su origen en la autoimportancia que los humanes se dan a sí mismos. Un poco de cosmología es el mejor correctivo.

En la filosofía del valor, la situación queda invertida. La naturaleza es sólo una parte de lo que podemos imaginar; todas las cosas, reales o imaginarias, pueden ser estimadas por nosotros, y no hay patrón exterior que demuestre que nuestra valoración está equivocada. Nosotros somos los últimos e irrefutables árbitros del valor y en el mundo de las valoraciones, la naturaleza es sólo una parte. En este mundo de los valores somos más grandes que la naturaleza. En el mundo de los valores, la Naturaleza es neutral, ni buena ni mala. Los humanos somos los creadores de los valores y nuestros deseos son los que confieren valor. En el mundo de valores somos soberanos, y degradamos nuestra soberanía subordinándonos ante la naturaleza. Nosotros somos los que tenemos que determinar la vida buena, no la naturaleza.

El vivir bien.

En el mundo de los valores se pueden articular conceptos como amor, conocimiento, saber –no ético sino científico, histórico y metodológico-, deleite, benevolencia, bienestar, simpatía, amor sexual, crueldad, frialdad, discriminación, admiración, cariño, soledad, guerra, paz, comprensión, felicidad, intención –fines, objetivos y metas-, deseos, premio, castigo, ética, moral, educación, nobleza, etc.

El ordenar jerárquicamente los conceptos de valor nos permite explicitar el criterio para señalar en que consiste el vivir bien. El criterio es el siguiente: la vida buena está inspirada por el amor y está guiada por el conocimiento. El conocimiento y el amor son extensibles indefinidamente; por lo tanto, por buena que sea una vida, se puede imaginar una vida mejor. El conocimiento sin amor, o el amor sin conocimiento, no pueden producir una buena vida.

En la Edad Media, cuando había peste en algún lugar, los santos aconsejaban a la población que se congregase en los templos y rezase a Dios pidiendo que los librase de la peste; el resultado era que la infección se extendía con extraordinaria rapidez entre las masas de los suplicantes. Este es un ejemplo del amor sin el conocimiento. Las últimas guerras son ejemplos de conocimiento sin amor. En ambos casos, el resultado es la muerte en gran escala.

Aunque el amor y el conocimiento son necesarios, el amor es más importante, ya que impulsará a los inteligentes a buscar el conocimiento –mediante el estudio y la investigación-, con el fin de beneficiar a los que aman. Como el amor es extensibles indefinidamente su límite es el amor al universo. Los fines últimos son el amor y el conocimiento universal. Pero si la gente no es inteligente, porque no estudia e investiga, se contentará con creer lo que le han dicho y dicen, y estos decires pueden hacer mucho daño a pesar de la benevolencia más genuina. No olvidemos a Dante que indicaba que el camino al infierno estaba empedrado de buenas intenciones.

El contexto del posthumanismo.

Posthumano es un concepto originado en los campos de la ciencia ficción, futurología, arte contemporáneo, y filosofía. En las reflexiones posthumanistas de lo que se trata es de superar el humanismo, las ideas y las imágenes provenientes del Renacimiento clásico.

El posthumanismo y la tecnología han ido avanzando de la mano ya que actualmente es una forma de poder acceder al conocimiento. Redes sociales, teléfonos inteligentes y demás son instrumentos que facilitan el acceso al conocimiento. El conocimiento relativista y el cuántico han sido diferentes tipos de conocimiento con el cual se ha ido desarrollando la tecnología debido a que estos surgen propiamente de la física moderna.

El posthumanismo toma cuerpo de naturaleza en la sociedad, las hipótesis sobre el surgimiento de un nuevo prototipo humano que abren la reflexión sobre las posibilidades de la tecnología. Después de la pandemia provocada por el COVID-19, el posthumanismo ha cobrado una mayor importancia, dejando de ser solo existencial, o sea, transformándose en una filosofía que ayuda al ser humano a no solo comprender lo que es el ser humano, sino lo que quiere llegar a ser y en lo que se puede convertir como especie; superar las limitaciones intelectuales y físicas mediante el control tecnológico de su propia evolución biológica (ingeniería genética), emergiendo un estado existencial fisicalista en el que se domine la trascendencia natural de la humanidad.

En conclusión, podemos afirmar que la 4T concebida como un camino que a partir del principio de soberanía popular y que se propone como meta la construcción de una nueva república deberá integrar, paso a paso, los resultados del conocimiento científico y los saberes humanísticos, para con ello, comprender lo que es el ser humano, lo que quiere llegar a ser como especie. Junto con lo anterior, es necesario desplazar las relaciones violentas existentes y sustituirlas por relaciones amorosas. Todo lo anterior implica el estudio y la investigación permanente de todas las personas que forman parte de la sociedad.




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