Colegio
de Filosofía, FFyL-BUAP
Cel.
2223703233
¿Qué debe saber hacer un estudiante que egresa de una universidad se le enseñe o no? La respuesta depende de la intención del estudiante en cuestión. ¿Quiere un certificado? ¿Quiere ser profesor? ¿Quiere aprender a pensar? De esta última cuestión me ocuparé.
Todo problema como tal nace
cuando el espíritu se halla en una situación intermedia entre la
ignorancia y el saber. No hay problema para el ignorante, como
tampoco lo hay para el sabio. La noción misma de problema va unida a
la de filosofía, es decir, de deseo o amor a la sabiduría.
¿Qué debe saber hacer un estudiante que egresa de una universidad se le enseñe o no? La respuesta depende de la intención del estudiante en cuestión. ¿Quiere un certificado? ¿Quiere ser profesor? ¿Quiere aprender a pensar? De esta última cuestión me ocuparé.
Los
humanes sabemos muchas cosas, tenemos información que nos interesa
de muchos tipos: de valor histórico, de interés intelectual, de
importancia práctica (tecnología) de profundo conocimiento
teorético (filosofía, teología, geometría, matemáticas y
ciencia) que nos procuran comprensión del mundo y el Universo; pero
también reconocemos que es infinita nuestra ignorancia. Adquirimos
conciencia de nuestra ignorancia por: a) el conocimiento adquirido en
la vida cotidiana y en el campo de las ciencias; b) la reflexión que
a cada paso que damos en la solución de un problema nos permite
descubrir nuevos problemas incluso ahí donde creíamos estar en
terreno firme.
¿Cómo
adquirimos saberes y conocimientos? Al estudiar aprendemos;
adquirimos saberes y conocimientos, y, con esto, desarrollamos las
condiciones para formular nuevos problemas ya que el estudio al mismo
tiempo que nos abre las puertas de los saberes y conocimientos, nos
da conciencia de nuestra ignorancia. El estudio hace posible que
adquiramos distintas habilidades y capacidades -como las de dudar y
sorprendernos y la creatividad-. El estudio al ayudarnos a formular
problemas nos conduce a pensar, a investigar. Por lo dicho, los
humanes reconocemos que día a día crecen nuestros saberes y
conocimientos pero al mismo tiempo que nuestra ignorancia es casi
infinita. Y esta tensión entre saber e ignorancia se mantiene todo
el tiempo.
Todo
saber es para el pensador una fuente de problemas y es con problemas
que se mantiene vivo el pensar. Son los problemas -la tensión entre
saber, conocer e ignorar lo que le dan sentido al pensar. Después
sigue el análisis del problema y los ensayos de solución y su
correspondiente argumentación.
Una
fuente del pensar nos lo proporcionan las contradicciones contenidas
en nuestros saberes y conocimientos; otra son las contradicciones
presentadas entre los saberes y los hechos a los que se pretende dar
cuenta. Sea uno u otro el caso el problema es conceptual ya que si el
problema viniera del mundo práctico esto nos obligaría a meditar,
teorizar, especular, dando con ello lugar a conceptualizaciones.
Continuemos
con un par de ejemplos. Imaginemos que nos preguntamos ¿Qué es la
vida humana? Antes de ir por la respuesta es necesario saber qué
tipo de pregunta se está uno haciendo. Y la pregunta que nos hacemos
es conceptual ya que la pregunta: ¿Qué es la vida humana? exige una
definición del concepto "vida humana". Y aquí surgen más
preguntas. ¿Por qué puede uno preguntarse tal cosa? ¿Por qué es
uno capaz de preguntarse tal cosa? ¿Eso tiene el sentido de por qué
es necesario preguntarse tal cosa? La legitimidad de la pregunta es
epistémica ya que el hombre siempre se ha mostrado como un animal
curioso que sabe muchas cosas pero que también ignora muchas más.
Otra pregunta derivada de la original sería: ¿Uno tiene el derecho
de saber que es la vida humana? Esta pregunta apunta por la necesidad
biológica de saberlo. ¿Es necesario saberlo? Esta pregunta apunta
por las razones, esto es, por la necesidad de explicar por qué hay
vida humana.
Hemos
repetido varias veces el por qué tal o cual cosa lo que equivale a
preguntarse por las causas de la vida humana, o en otras palabras, la
vida humana es efecto de qué circunstancias. Finalmente podemos
preguntarnos por las características de la vida humana ¿Cómo se
manifiesta? ¿De qué manera? ¿En qué forma? ¿Qué sería un
ejemplo de vida humana?
Ahora
hagamos un pequeño ejercicio. Supón que eres astronautas, y que tu
nave espacial cae en un planeta desconocido para ti. ¿Qué es lo que
harías una vez recobrado el conocimiento? Lógicamente, las cuatro
primeras preguntas que un humán haría en tales circunstancias
serían: ¿dónde estoy?, ¿cómo lo sé?, ¿qué debo hacer?, ¿cómo
le hago? Estas preguntas, fundamentales para el estudio de la
existencia y por ende, para la supervivencia humana, son respondidas
por las cuatro primeras ramas de la filosofía: metafísica (¿dónde
estoy?, ¿de dónde vengo?, ¿a dónde voy?), epistemología (¿cómo
lo sé?), ética (¿qué debo hacer?) y política (¿cómo le hago?).
¿Dónde
estoy? Los aportes del pensar no me dirán si estoy en Cholula o en
Ámsterdam o en otro lugar (aun cuando me dará las herramientas
necesarias para averiguarlo); sin embargo, ayudará a comprender el
dilema: ¿estoy en un mundo gobernado por leyes estables, firmes,
cognoscibles, absolutas? ¿O estoy en un caos incomprensible? ¿Las
cosas a mí alrededor son reales, o son sólo una ilusión? ¿Existen
independientemente de mi voluntad o son creadas por mi mente? ¿Puedo
cambiarlas según mi voluntad o no? De estas preguntas se ocupa la
Metafísica, que es el estudio de la naturaleza de la existencia como
tal.
¿Cómo
lo sé? Como el humán no es omnisciente ni infalible, debe descubrir
el mundo, averiguar qué es el conocimiento y cómo probar la validez
de sus conclusiones al respecto. ¿Adquiere saber por un proceso
racional o por una súbita revelación, o por instintos, o por acto
reflejo? ¿Es la razón competente para descubrir la realidad o el
humán posee alguna otra facultad superior o paralela a la razón?
¿Puede estar seguro de algo o está condenado a vivir en una duda
perpetua? De todo ello se ocupa la epistemología, que estudia el
conocimiento y el medio de adquirirlo.
¿Qué
debería hacer? Las investigaciones a las dos primeras preguntas
determinarán la respuesta a la tercera. ¿Qué es bueno y malo para
el humán, y por qué? ¿Su preocupación debería ser alcanzar la
felicidad o huir del sufrimiento? ¿Debería perseguir sus propias
metas, o subordinarse a las de los demás? De ello se ocupa la ética,
rama del pensar que estudia el modo en que un hombre debería
comportarse.
A
su vez, la respuesta que da la ética determina cómo el humán
debería tratar con otros humanes, lo que involucra la cuarta rama de
la filosofía, la política, directamente basada en las primeras
tres, que define los principios de un sistema social adecuado.
Analiza
cada pregunta y te percatarás que algunas tienen tanto componentes
teóricos como prácticos. Lo dicho hasta aquí nos permite inferir
que:
1)
No hay problema sin ignorancia.
2)
No hay problema sin conocimientos y saberes.
3)
No hay pensar sin ignorancia.
4)
No hay pensar sin conocimientos y saberes.
5)
No hay pensar sin problemas, i.e., sin ignorancia y conocimientos y
saberes.
Si
retomamos la pregunta inicial ¿Qué debe saber hacer un estudiante
que egresa de una universidad se le enseñe o no? concluyo que es el
reconocimiento de que la ignorancia nos pone en el camino del estudio
y de los problemas, y son el carácter y la cualidad de éstos -los
problemas- juntamente con su análisis, la audacia y singularidad de
las soluciones propuestas lo que determina el valor o falta de valor
del pensar. Y una forma de problematizar es formulando preguntas así
que un estudiante que aspire a formarse como pensador no debe
conformarse con repetir soluciones sino, por el contrario, debe
habilitarse como un formulador de preguntas.
Puebla,
Pue., Plazas de Guadalupe
16
de mayo del 2019
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