jueves, 14 de abril de 2022

El viernes santo y nuestra forma de contar sistemáticamente el trascurso del tiempo.

El viernes santo y nuestra forma de contar sistemáticamente el trascurso del tiempo.

La redención del hombre y la resurrección de Cristo son los eventos centrales de la semana santa.


José Antonio Robledo y Meza

Dedicado a Osvaldo Antonio Tamain Rossi



El día de hoy el calendario marca como fecha el 15 de abril del 2022 y es el día llamado viernes santo.

¿Qué hizo posible la concepción de una historia que englobara al conjunto de la humanidad? ¿Qué hizo posible una concepción universalista de la historia que se concretara en la adopción de un marco cronológico único para todos los acontecimientos, como lo es el calendario vigente? La razón es teológica y tiene que ver con la concepción monoteísta católica.

Durante el siglo XVI, en la medida en que la realidad física no era más una entidad sagrada y de que el hombre ganaba presencia como la criatura más relevante de la creación -debido a que era agente de un acto histórico- la mirada de los hombres se hacía histórica. La historia del hombre era la historia de su salvación. Esta mirada era obligada después de aceptar la noción de un Dios único, creador del universo y la fórmula de la creación ex nihilo. Si el universo y el hombre tenían un principio, deberían tener también un final. Hechos irrepetibles serían la creación, el fin y, lo que resulta de suma importancia para los cristianos son la caída, la redención del hombre y la resurrección de Cristo. Redención del hombre y resurrección de Cristo son los eventos centrales que se recuerdan en la semana santa.

El que hoy sea viernes 15 de abril del 2022 se debe a la adopción del calendario gregoriano. Este es un calendario originario de Europa, actualmente utilizado de manera oficial en casi todo el mundo y es así denominado por su promotor el papa Gregorio XIII. El vigente calendario sustituyó en 1582 al calendario juliano, utilizado desde que Julio César lo instaurara en el año 46 a.C. El papa promulgó el uso de este calendario por medio de la bula Inter Gravissimas. El germen del calendario gregoriano fueron dos estudios realizados en 1515 y 1578 por científicos de la Universidad de Salamanca, que fueron remitidos al Papa. Del primero hizo caso omiso y el segundo -63 años después- fructificó en el actual calendario occidental. Los primeros países en adoptar el calendario gregoriano fueron España, Italia y Portugal en 1582. Gran Bretaña y sus colonias americanas no lo hicieron hasta 1752, 170 años después.

La concepción monoteísta actual es el resultado de los esfuerzos del pasado por construir una conciencia histórica, una idea de historia. En la concepción monoteísta se manifiesta la larga y múltiple experiencia humana para llegar “a experimentar la necesidad de un Redentor y a asumir su mensaje, ya que en consecuencia era necesario que el hombre hiciera en el tiempo el aprendizaje de la divinidad que lo haría apto para recibirla un día.” Esta experiencia renovó la tradición y helénica con respecto a la idea de historia y renovó las concepciones del Antiguo Testamento, la filosofía griega y el derecho romano para que el hombre fuera actor histórico de la Alianza con Dios. La aceptación de redención colocó al pueblo de Israel en una perspectiva histórica universal. La idea de un Dios trascendente modificó el valor del cosmos dado por los griegos transformándolo en una criatura más dentro de los objetos de creación.

Con las anteriores tesis se abrió la posibilidad de una concepción del tiempo orientado con un sentido progresivo, un pasado (que va de la creación a la caída, y a la redención) y un futuro (que va de la redención al fin de los tiempos). Así se fue desarrollando una concepción de la historia como un drama cósmico que se desarrolla entre un comienzo y un fin y que tiene como punto culminante la aparición del Salvador. En la justificación de esta visión jugó un papel importante Agustín de Tagaste (354-430 d.C.). Con Agustín aparece la posibilidad de la historia universal al introducir al Imperio romano en el horizonte de la metafísica de la historia.

La idea de la unidad mística de la humanidad en Jesucristo hacía posible por primera vez la concepción de una historia que englobara al conjunto de la humanidad: una concepción universalista de la historia que se concretó en la adopción de un marco cronológico único para todos los acontecimientos. A partir del supuesto teológico del progreso (la inmanencia de la verdad final y total de las intuiciones formuladas en el pasado) Agustín de Tagaste formula por primera vez la idea de un progreso interno en la evolución de las ideas religiosas. Tal idea le da sentido a la historia.

Con Agustín de Tagaste la historia profana se carga de un fin providencial. Se volverá semejante a Dios o se degradará conforme se vuelva hacia los bienes espirituales o hacia el cuerpo. De allí el carácter eminentemente histórico del ser del hombre. El hombre tiene una historia a causa de su libre albedrío que en cierta medida lo hace capaz de determinar el lugar que ocupar en la jerarquía de los seres: es capaz, por decisión de su libre arbitrio, de crecer o decrecer en tanto que participación divina. Agustín dará el paso decisivo al introducir el Imperio romano en el horizonte de esta metafísica de la historia. Sin embargo, la historia, en Agustín, dejaba de ser objeto de una ciencia verdadera; le preocupaban las cosas humanas pero esa preocupación no tomaba la forma de un relato verídico de los acontecimientos o de un análisis coherente de las relaciones reales.

Otra aportación de Agustín de Tagaste fue la refutación del eterno retorno, sin la cual no habría el concepto moderno de la historia. Tal refutación se funda únicamente en el argumento sobrenatural de la Pasión y de la Resurrección de Cristo. Con ella se introduce la noción de un tiempo orientado en un sentido progresivo, un antes y un después, un pasado que va de la creación a la caída, de ésta a la redención, un porvenir que va de la redención al fin de los tiempos: la propia historia profana está sostenida por la historia sagrada. A pesar de la subordinación de la historia profana a la historia sagrada “dio nacimiento a tres ideas directrices de la conciencia histórica moderna: la idea de la historia como “educación del género humano”, la idea de una evolución de la humanidad comparable a las diversas edades de la vida y, finalmente, la idea de la “pretendida historia universal”.

En la celebración de la semana santa podemos reconocer el proceso de evolución de la conciencia histórica que el cristianismo dejo sentadas las bases para comprender el pasado y el porvenir en tanto que perspectivas ordenadoras de la existencia, y mostrar en la historia la revelación y la realización de un orden de fines trascendentes a los de la naturaleza y el cosmos.

La semana santa, forma parte de la tradición occidental. La idea de la unidad de la historia universal, la periodicidad de la historia desde el principio hasta el fin de los tiempos, la concepción de la marcha progresiva del género humano elevándose por “edades” sucesivas de la ignorancia a la verdad, del tiempo a la eternidad. Con Agustín de Tagaste se introduce en la filosofía la idea del progreso y de la historicidad del hombre como carácter fundamental de su estructura y desde la filosofía se socializa el vigente calendario.




Cel: 2223703233

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