martes, 19 de abril de 2022

Comprender las derrotas de los Conservadores

Comprender las derrotas de los Conservadores


José Antonio Robledo y Meza


Las derrotas políticas del “conservadurismo” mexicano están asociadas a una falta de planeación histórico-filosófica. Esta falta de planeación les impide el cálculo y la evaluación de su actuar político y con ello están garantizando sus próximas derrotas a mediano y largo plazo. Por el contrario, de capital importancia resultan las “mañaneras” en la difusión de una concepción histórico-filosófica conocida como 4T que incluye permanentemente cálculo, evaluación y planeación.


De lo que se trata en estos momentos es el evaluar las dos fuerzas de la política mexicana a partir de la imaginación histórica-filosófica que las sostienen y sus aportes en la construcción de la conciencia histórica en el México del siglo XXI. Para ello necesitamos de algunos elementos para medir y comparar estas fuerzas y así poder determinar cuál de ellas cuenta con ventaja para imponerse en el conflicto.


Para el Estado la política es lo más importante e ignorarla atenta contra el Estado mismo. El principio fundamental de la política consiste en ser capaz de ganarse el apoyo del pueblo. Para quien gobierna la política es siempre una cuestión de vida o muerte.


La política configurada desde la 4T tiene el propósito de defender el Estado mexicano corrigiendo las injusticias históricamente reconocidas. Cada una de las tres transformaciones aludidas se llevaron a cabo para beneficiar al pueblo corrigiendo cada una de ellas una injusticia: darle fin a la esclavitud (1810), terminar con los privilegios de algunos (1858-1861) y acabar con la dictadura (1876-2018). A partir del 2019 se abrió la posibilidad de construir un régimen basado en la Soberanía del Pueblo. Esta es básicamente parte de la narrativa identificada con la 4T.


La propuesta democrática ha dividido a la población. Por un lado, los impulsores de la soberanía popular y por otro lado, consciente o inconscientemente, los defensores de las injusticias del pasado: esclavitud-privilegios-dictadura. La 4T es un sostenido intento de mediar entre el campo histórico y un público. Los actores políticos a favor o en contra de la 4T determinan los registros históricos sin pulir que serán considerados en las narraciones históricas por venir.


Llama la atención la casi nula participación de la contraparte política a la 4T en el debate ideológico. Los negadores de la 4T están en franca desventaja política: nulos son los ritos asociados a la cultura e historia “conservadora”; nulos son los personajes históricos ejemplares en el campo conservador, nula es su narrativa histórica como también es nula la articulación filosófico-científico en una propuesta de proyecto político. El conservadurismo no cuenta más que con creyentes dispersos porque no cuentan con un proyecto que articule el tiempo (pasado-presente-futuro) histórico.


¿Cuál es la función de la “historia” en el actual debate en torno a la construcción de una nueva nación?
Toda propuesta histórica es una estructura verbal en forma de discurso en prosa narrativa que dice ser un modelo, o imagen, de estructuras y procesos pasados con el fin de explicar lo que fueron representándolos. Las historias (y también las filosofías de la historia) son productos de combinar cuatro aspectos: 1) cierta cantidad de “datos”, 2) conceptos teóricos para “explicar” esos datos, 3) una estructura narrativa para presentarlos como la representación de conjuntos de acontecimientos que supuestamente ocurrieron en tiempos pasados. En toda narrativa histórica hay un contenido estructural profundo de naturaleza poética, y lingüística de manera específica, y que sirve como paradigma precríticamente aceptado y que funciona como elemento “metahistórico”. Es en este nivel profundo de conciencia que el político escoge estrategias conceptuales por medio de las cuales explica o representa sus datos.


Dicho lo anterior es sencillo inferir las debilidades de la postura conservadora frente a la fortaleza de los creyentes de la 4T.


Los conservadores no cuentan con los mínimos recursos de conceptualización de toda obra histórica: una crónica y un relato. En relación a la crónica no cuentan con los elementos del campo histórico organizados mediante la ordenación de los hechos que se deben tratar en el orden temporal en que ocurrieron. Al no tener una crónica en la cual basarse tampoco cuentan con una ordenación de los hechos como componentes de un “espectáculo” o proceso de acontecimientos, que se supone tiene un comienzo, medio y fin discernibles. No contar con un relato histórico es carecer de la caracterización de algunos sucesos de la crónica en términos de motivos inaugurales, de otros sucesos en términos de motivos finales, y de otros más en términos de motivos de transición.


En la lucha política es necesario contar con una narrativa de significación jerárquica, asignando las diferentes funciones como elementos del relato de modo que revelan la coherencia formal de todo un conjunto de acontecimientos, considerado como un proceso comprensible con un principio, un medio y un fin discernibles. Esta ordenación plantea preguntas que los conservadores deben responder en el curso de la construcción de su narrativa histórica: ¿Qué pasó después? ¿Cómo sucedió eso? ¿Por qué las cosas sucedieron así y no de otro modo? ¿Cómo terminó todo? Esas preguntas determinan las tácticas narrativas que el político-historiador debe usar en la construcción de su relato.


Las preguntas anteriores no deben confundirse con las preguntas que tienen que ver con la estructura del conjunto completo de hechos considerado como un relato completo y piden un juicio sinóptico de la relación entre determinado relato y otros relatos que podrían ser “hallados”, “identificados” o “descubiertos” en la crónica. Las preguntas en torno al proceso histórico total son ¿Qué significa todo eso? ¿Cuál es el sentido de todo eso? Son preguntas “filosóficas” que se pueden responder de tres maneras: 1) explicación por la trama (modo de tramar), 2) explicación por argumentación (modo de argumentación), y 3) explicación por implicación ideológica (modo de implicación ideológica).
En política ninguna de las preguntas anteriormente formuladas debe estar falta de respuestas.


robledomeza@yahoo.com.mx
Cel: 2223703233


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