Mtro. José
Antonio Robledo y Meza
wa: 2223703233
Introducción.
Muchas son las
interrogantes existentes en torno a la naturaleza y legitimidad del
bachillerato público (BP). Tenemos, por ejemplo, la problemática definida por
las cuestiones siguientes: ¿Cómo concebir la forma de educación en las
instituciones públicas? ¿La educación pública debe ser un fin en sí misma o
debe ser pragmática y orientada a una profesión? ¿Qué tipo de aprendizajes debe
atender el BP y de qué manera está vinculada la educación general con él?
¿Conforme a qué criterio de cultura (calidad y cantidad de las materias de
enseñanza), deben formularse los planes de estudios del BP? ¿Cuáles deben ser
las actividades a desarrollar por los estudiantes del BP? ¿Qué áreas de
conocimiento y disciplinas deben proponerse?
En este trabajo
definiré las características básicas de la naturaleza de la educación en el BP.
Mostraré que su condición tiene dos fuentes de legitimidad. En primer lugar, el
de ser público y, en segundo lugar, por su especificidad de ser universal. Esto
nos conduce a la necesidad de referirnos a los fundamentos epistemológicos que
pueden sustentar la educación pública. Formular tal epistemología requiere de
formular una concepción de la enseñanza y una del aprendizaje, con la
definición, por supuesto, del tipo de conocimientos que justifiquen ambas
teorías. A partir del análisis realizado derivaremos cuatro conclusiones
básicas relacionadas con la caracterización del bachillerato público, las
metas, los fines y los objetivos del bachillerato público. Es a partir de estas
conclusiones que inferiremos una propuesta en torno a la ley reglamentaria del artículo
tercero constitucional.
El trabajo está
compuesto de las siguientes siete partes: El Bachillerato Público, Características
del Bachillerato Público, Fundamentos epistemológicos del Bachillerato público,
Saber y conocer, Aprendizaje, Docencia y Propósitos de la docencia.
El Bachillerato Público
En la historia de
México la enseñanza pública ha estado ligada a otras manifestaciones socio-culturales
como la religión, la ciudadanía, la alfabetización, la moralidad y el
patriotismo. Los nexos de la educación con la moral y la religión se
debilitaron en distintos momentos históricos y se volvieron más relativas. La
alfabetización incluyó la lectura, la escritura y la comprensión de ideas y al
expandirse el núcleo común de conocimientos necesarios se volvió fragmentado.
El patriotismo ha incorporado perspectivas críticas del propio país y de sus
instituciones, y, por esto, las expectativas hacia la educación crecieron hasta
incluir la igualdad de oportunidades.
Hoy día, podemos
decir que la escuela pública se configura como el recurso central de la
oportunidad y la igualdad, de la reforma social, de la justicia social, de la
productividad económica y del aprendizaje individual y socialmente relevante.
Esto lo podemos
constatar si observamos el marco jurídico de la educación pública en nuestro
país.
De acuerdo con el
Artículo 3§ Constitucional y la Ley Federal de Educación (LFE), la educación es
un derecho individual y social, y como tal "es medio fundamental para
adquirir, transmitir y acrecentar la cultura; es proceso permanente que
contribuye al desarrollo del individuo y a la transformación de la sociedad, y
es factor determinante para la adquisición de conocimientos y para formar al
hombre de manera que tenga sentido de solidaridad social" (art. 2, LFE).
En este contexto la educación tendrá, entre otras, las siguientes finalidades:
"Promover el desarrollo armónico de la personalidad... proteger y
acrecentar los bienes y valores que constituyen el acervo cultural de la nación
y hacerlos accesibles a la colectividad... enriquecer la cultura con impulso
creador y con la incorporación de ideas y valores universales... vigorizar los
hábitos intelectuales que permiten el análisis objetivo de la realidad...
propiciar las condiciones indispensables para el impulso de la investigación,
la creación artística y la difusión de la cultura... lograr que las
experiencias y conocimientos obtenidos al adquirir, transmitir y acrecentar la
cultura, se integren de tal modo que se armonicen tradición e innovación"
(art. 5, LFE)
En el artículo 44
del mismo documento encontramos que "el proceso educativo... desarrollará
la capacidad y las aptitudes de los educandos para aprender por sí
mismos..."
El artículo 45§
señala "el contenido de la educación se definirá en los planes y programas,
los cuales se formularán con miras a que el educando: desarrolle su capacidad
de observación, de cuestionamiento,
análisis, interrelación, deducción e inducción;
reciba armónicamente los conocimientos teóricos y prácticos de la educación;
adquiera visión de lo general y lo particular; ejercite la reflexión crítica;
acreciente su aptitud de actualizar y mejorar los conocimientos; y, se capacite
para el trabajo socialmente útil".
En relación con
los valores democráticos y de justicia social se señala en el artículo 5§ que
la educación deberá contribuir a perfeccionar el régimen democrático mediante:
el conocimiento de la democracia: participar en la toma de decisiones
orientadas a la transformación y mejoramiento de la sociedad; el conocimiento
pleno de los derechos individuales y sociales, así como de los valores que los
sustentan; la creación de condiciones adecuadas para una distribución
equitativa de los bienes materiales y culturales; el aprecio por la dignidad de
la persona; los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los
hombres; las actitudes solidarias que permitan el logro de una mayor y más
justa convivencia.
De acuerdo con el
artículo 10§ tenemos que "los servicios de la educación deberán extenderse
a quienes carecen de ellos, para contribuir a eliminar los desequilibrios
económicos y sociales".
De esta manera
destacan entre los fines educativos nacionales los valores de justicia,
igualdad y libertad que permitirán preservar nuestra independencia -que permita
la identidad nacional y formar la conciencia histórica y cultural- y
perfeccionar el sistema democrático.
La sociedad
mexicana -como sociedad democrática- al estar fincada en el sufragio universal
está indisolublemente unida a la escolarización universal. El sufragio sin escolarización
de la mejor calidad posible produce demagogia, da lugar a un electorado
ignorante y equivale a una mistificación de las instituciones y procesos
democráticos.
Una sociedad
democrática debe capacitar para el diálogo racional, para los acuerdos responsables
y una conducta apegada a la ley, por ello debe proporcionar igualdad de
oportunidades educativas: dando la mayor cantidad -y de la mejor calidad
posible- de educación pública. Los cambios que precisamos deben asegurar la
continuidad en la historia de nuestra sociedad e instituciones.
En otro
instrumento jurídico -la Declaración de los Derechos Humanos- se alude, en su
segundo párrafo, a los fines de la educación y a los valores que han de
inspirarla, poniendo énfasis en aspectos que contribuyen a la formación de los
ciudadanos del mundo: la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas
las naciones y grupos étnicos o religiosos, así como la promoción de las
actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.
En la ley que regule
la educación del bachillerato público debe establecer claramente que el BP tiene
por objeto contribuir a la prestación de los servicios educativos en el nivel
medio; realizar investigación y coadyuvar al estudio, preservación,
acrecentamiento y difusión de la cultura. Para ello se regirá por los
principios normativos básicos de las libertades de cátedra, de expresión e
investigación.
Con estas
premisas podemos derivar que el marco jurídico aludido expresa nuestros
propósitos comunes, nuestro pluralismo, nuestro deseo de igualdad y excelencia
educativa. Esto queda claramente expresado en la demanda de que cada uno de los
planteles del BP -en los niveles básico y medio- proporcionen a los futuros
ciudadanos el conocimiento, las actitudes y los instrumentos que les permitan
participar plenamente en la vida democrática y ejercer sus derechos y obligaciones.
Para alcanzar esto se requiere de una educación que favorezca la adquisición de
conocimientos básicos, el pensamiento crítico y la imaginación. Estas tres
cosas es lo que definirían una educación con orientación a la excelencia. Cada
retroceso en este sentido devaluaría a los estudiantes y pondría en peligro nuestra
democracia.
¿Cómo puede el BP
involucrarse en esta empresa social? Veámoslo.
Características del Bachillerato Público
La finalidad
última del BP es la promoción del desarrollo de los bachilleres en una doble dimensión:
su nivel de competencia para aprender y su nivel de conocimientos mediante el
aprendizaje de las experiencias culturalmente organizadas y a través de la
asimilación de las destrezas, las habilidades, los conceptos, las normas y los valores,
racionalmente pertinentes.
De este
compromiso es que la escolarización en el BP está, ineludiblemente, vinculado a
la promoción de la inteligencia de los alumnos. De aquí la exigencia a los
estudiantes a pensar por sí mismos y motivarlos a responder preguntas
importantes. El BP debe capacitar a los estudiantes para que puedan desarrollar
argumentaciones y con ello defender puntos de vista, entender puntos de vista
opuestos y para tomar en consideración las alternativas.
Si en conjunción
con esto último consideramos que el BP es el ciclo educativo posterior a la enseñanza
básica y preámbulo de la educación superior, es lógico derivar como tarea de
aquél el dotar a los alumnos de los instrumentos intelectuales necesarios para
el aprendizaje superior. Esto requiere un compromiso del BP con la
alfabetización básica, científica y en computadoras.
De lo dicho se
desprende la función del BP como un recurso del Estado que promueve de manera simultánea
la igualdad de oportunidades educativas y la excelencia académica. Nada está más
alejado de los verdaderos derechos de los bachilleres que una educación
mediocre teniendo la posibilidad de algo mejor. De aquí que se proponga como
metas educativas el desarrollo de la expresión imaginativa y del pensamiento
crítico. La llave de la inteligencia flexible es el pensamiento imaginativo y
crítico.
Al cultivar la
expresión imaginativa sólo se estaría cultivando una capacidad inherente a los
estudiantes y que necesita ser liberada. Sin embargo, el cultivo del
comportamiento imaginativo, requiere de una guía bien pensada cuidadosa y disciplinada.
Esta enseñanza no debe confundirse con el simple dejar correr libremente la
imaginación, al margen de las restricciones de las normas, de las instituciones
o del conocimiento. La expresión imaginativa debe estar apoyada de conocimientos,
técnica, disciplina y propósito. Es necesario reconocer que, la imaginación
hace posible ver el mundo de otra manera, permite ver posibilidades y fomenta
una percepción de las alternativas.
Hay que aceptar,
en relación al pensamiento crítico, que éste es una perspectiva, una forma de
buscar relaciones y sentidos más allá de la rutina y el lugar común. Esto
no es lo mismo, como generalmente se malentiende, con estar siempre "en
contra" de todo.
Pensar
críticamente significa, fundamentalmente, tres cosas actuar sobre un cuerpo de
conocimientos, actuar sobre un conjunto de hábitos y actitudes con el objeto de
probar, analizar y resolver cuestiones problemáticas y evaluar los resultados.
El pensamiento crítico no se da en el vacío: el dominio del conocimiento y de
información es esencial. Para que los estudiantes sean críticos necesitan algo
sustancial en qué pensar.
Pero el
pensamiento crítico va más allá de una mera adquisición de conocimientos e
información. Involucra una comprensión de la naturaleza de ese conocimiento y
de esa información y de las inevitables predisposiciones que son parte del
conocimiento. Significa reconocer los límites de la certeza o la posibilidad de
un conocimiento completo, los límites impuestos al conocimiento científico por
el problema a tratar, por los datos buscados y utilizados o por el método de
interpretar esos datos. Significa comprender la "interpretación" en
historia, literatura u otras disciplinas.
Desarrollar la
capacidad para pensar críticamente es importante para decidir y escoger lo que
está construido con fundamento de lo que está sin él; para separar lo serio de
lo trivial; lo significativo de lo insustancial; para rehuir las modas,
trivialidades y cultos de toda clase.
Establecer el
pensamiento crítico como meta educativa es poner un especial énfasis en
problemas que no tienen respuestas claras y que son asuntos controvertidos.
La complejidad
tecnológica, la interrelación y la confusión entre los problemas políticos,
científicos, sociales y económicos, las fluctuación y divergencia de valores
entre diversos grupos y un ejército de otras incertidumbres, ponen en tensión
nuestra capacidad de conocer y de cumplir con nuestras obligaciones, de decidir
y actuar por nuestro propio bien y por el de la sociedad.
La capacidad de
pensar críticamente no ofrece certezas ni promete decisiones buenas y
correctas; permite hacer elecciones libres, informadas por la inteligencia,
decisiones que afirman la voluntad humana y la dignidad del individuo.
La expresión
imaginativa y el pensamiento crítico son, pues, fundamentales para cualquier
definición de excelencia en la educación.
Volviendo a la
Ley Federal de Educación, el artículo 17§ establece para los estudios medios su
carácter formativo lo que significa que la enseñanza está estrechamente
vinculada con la educación general.
El BP mediante la
educación general debe orientarse para los cinco siguientes propósitos:
preparar a los estudiantes para que vivan dentro de una sociedad democrática en
cambio permanente, preparar no para un trabajo específico sino para un cambio
de trabajo, orientar hacia la excelencia intelectual, liberar la mente y abonar
el terreno para el aprendizaje superior.
Fundamentos epistemológicos del Bachillerato público
El BP como una
institución con finalidades primordialmente académicas orienta la conducta de
sus integrantes hacia la búsqueda de un valor: la verdad.
Decir que la
búsqueda de la verdad es el fin último que orienta nuestras exigencias
cognoscitivas es imponer un código de conducta. Es señalar que los aprendizajes
suscitados estén subordinados a aquellos conocimientos obtenidos con método,
con coherencia, con inteligencia, con paciencia, con seriedad y con escrúpulo.
Entender la
verdad de esta manera nos permite entender por qué la misión de la educación -y
en esto el BP está involucrado- incluye aspectos como formar los investigadores
que la sociedad requiere, formar y seleccionar su propio cuadro docente,
conservarse como un lugar de tradición cultural y de renovación social todo
unido a las funciones de enseñar, producir, divulgar y usar conocimientos.
Para mayor
claridad sobre estos compromisos haremos un acercamiento al significado básico
de los términos "saber", "aprendizaje",
"enseñanza" e "investigación".
Saber y conocer
En español el
término "saber" se usa de diversas maneras pero los usos que aquí nos
interesan son tres.
El primer sentido
es el de "saber (+ infinitivo)" o saber hacer... Este uso incluye una
cierta disposición psicofisiológica, una cierta habilidad o capacidad de
responder adecuadamente a determinados estímulos y de realizar determinadas acciones;
"saber hacer..." se emplea seguido de un verbo, generalmente un
infinitivo, que menciona una actividad que no es verdadera o falsa, simplemente
existe o no. Este uso no describe propiamente un conocimiento sino lo tangible
de una acción o de un conjunto coordinado de acciones. Menciona una habilidad
más o menos grande, que puede ir desde la simple posibilidad de ejecutar una
actividad hasta el logro de una destreza o pericias especiales.
Al "saber
hacer" se le puede describir en términos de “conocer cómo hacer algo”. No
requiere conocer que la habilidad es tal cual. La adquisición de una habilidad
requiere el manejo de técnicas y se constituyen mediante el entrenamiento, en
forma gradual, por medio de intentos o acciones repetidas. Los criterios que se
emplean para decidir cuándo se ha adquirido una habilidad varía de contexto a
contexto. Enseñar "hacer algo" requiere el conocimiento y la
conciencia del camino que lleva a la excelencia y dar a los estudiantes una
conciencia análoga, a pesar de que se puede no tener la esperanza de
entrenarlos hasta el grado de la excelencia. A veces hay que conformarse con desarrollar
las habilidades hasta donde sea viable, y dando pistas del camino que conduce a
la excelencia.
Un segundo
sentido es el de "saber que..." o saber ideático. Este uso plantea la
posibilidad de poseer un sistema conceptual (se que la tierra gira alrededor
del sol) y se emplea seguido de una oración que menciona un hecho. Al referirse
a una proposición se le conoce como saber proposicional.
A este tipo de
saber se le acepta en el medio educativo como creencia racional. De esta
manera, el que alguien sepa algo significa:
1.- que cree
asertivamente en algo;
2.- que la
creencia es verdadera;
3.- que la
creencia está justificada. Justificar la creencia significa apoyarla a) con
evidencias o certezas, b) con recuerdos claros, c) con testimonios fiables de otros
acerca de lo que sienten, perciben o recuerdan, d) con argumentaciones científicas.
Por último, el
tercer sentido que nos interesa es el de "saber (+ pronombre
interrogativo)", como por ejemplo, sé quien mató a Julio César. Este uso
se puede reducir al “saber ideático”.
Analizando este
uso del término "saber", nos percatamos de porque, hasta cierta
manera, resulta obvio decir que la educación está estrechamente ligada al
conocimiento. Tal afirmación apunta al hecho de que quien está enseñando lo
está porque posee información, esto es, a "saber (+ pronombre
interrogativo)". Este saber puede adquirir en el salón de clases una doble
modalidad: saber responder a una determinada pregunta, significa que, a) se
sabe dar una respuesta a esa pregunta y, por lo tanto, b) implica que se sabe
la respuesta correcta.
Saber, en este
caso, significa ser capaz de responder a la pregunta que comienza por dicho
pronombre interrogativo:
- decir que X
sabe quien hizo algo equivale a decir que X sabe responder la pregunta ¿quién
hizo eso?
- decir que X
sabe dónde ocurrió algo significa que X sabe responder a la pregunta ¿dónde
ocurrió eso?
- decir que X
sabe por qué pasó aquello equivale a que X sabe responder a la pregunta ¿por
qué pasó aquello?
El haber hecho
este repaso acerca de los principales usos del término "conocimiento"
nos permite estar atentos y no descartar en lo absoluto a ninguno de ellos
cuando se hable de conocimiento en el BP.
Aprendizaje
En relación al
aprendizaje en el BP es necesario reconocer dos cosas: que los bachilleres
pueden aprender cualitativamente más de lo que aprenden ahora y de que el mismo
puede y debe constituirse en una puerta de acceso al aprendizaje significativo
y proporcionarse las orientaciones para explorarlo.
Reconocer la
importancia de esto es reconocer que el desarrollo mental, moral e intelectual puede
y debe proseguir a lo largo de toda la vida.
El aprendizaje
puede mejorarse sustancialmente, pero esto significa reconocer que el
aprendizaje implica tomar en cuenta varios puntos de vista, entender las
diferencias, ser capaz de ver a través de los estereotipos y trascender las
costumbres donde esto sea apropiado, o de apoyarlas -y lo que significan- cuando
proceda. El aprendizaje es objetivo, apasionado y social.
El aprendizaje no
debe verse como si tuviera un fin específico. Todas las etapas del aprendizaje
deben estar marcadas por el desarrollo de manera que cualquier experiencia del aprendizaje
amplíe las posibilidades del mismo.
Esta concepción
del aprendizaje nos permite ir más lejos que el punto de vista común de que las
escuelas deben primero enseñar los conocimientos básicos y, solo después, cosas
más creativas y complejas. Los conocimientos básicos como leer, escribir y
hacer operaciones, no pueden ser efectivas o significativamente aprendidos si
se separan de metas educativas como la expresión imaginativa, el pensamiento
crítico y de la estética. La enseñanza que asume los niveles mínimos de
capacidad no es atractiva y no motivará a los estudiantes a seguir aprendiendo
ni a los maestros seguir enseñando.
Para concluir -y
en relación al aprendizaje-, en el BP son necesarias tres cosas: a) que los alumnos
conozcan la naturaleza de las disciplinas que aprende y las relaciones que existen
entre ellas, b) comprendan el papel de las disciplinas para almacenar ordenadamente
el conocimiento y c) tener la habilidad de estudio, la disciplina intelectual y
la habilidad para comprender textos.
Esto es, en pocas
palabras, lo que da sentidos a frases como el de "suscitar el aprendizaje
significativo".
Docencia
Dos son los usos
que nos interesan del "término" enseñanza": como intento o
propósito (es el intento de que alguien aprenda algo) y como éxito o logro
(conseguir que alguien aprenda). Tal conjunción reúne el sentido más relevante
y fuerte, tanto en el lenguaje común como en el medio escolar. En ambos casos,
por enseñanza se insinúa una intención, unas actividades y el logro de lo
propuesto: suscitar conocimientos.
Describir la
enseñanza es importante porque al ser ésta una acción polimorfa siempre es
posible que al intentarla se pueda estar haciendo otra cosa como adoctrinar,
catequizar, amenazar, obligar, etc.
La descripción de
la enseñanza debe hacerse no sólo en función a su realización sino también
necesita relacionarse a ciertas normas propias de su institucionalidad. Dentro
de estas normas podemos señalar que el objetivo es la realización de una persona
con una concepción y una forma de vida considerada deseable y valiosa; en otras
palabras la acción docente pretender en todos los casos el mejoramiento de las
personas y que éstas tengan una mejor perspectiva cognitiva de las cosas.
Es necesario
tener en cuenta que la enseñanza, como acción humana tiene tres características
relevantes: es mediada- compleja-y-convencional.
Al hablar de la
enseñanza, como acción mediada-compleja-y-convencional, nos referimos al
proceso de comunicación racional que se establece entre seres humanos, y que se
lleva a cabo en las áreas específicas llamadas "salón de clases". En el
BP la enseñanza -que pretende suscitar aprendizajes significativos de
conocimientos- es importante la participación recíproca y comprensiva de todos
aquellos que en ella participan.
De esta manera,
el salón de clases adquiera la condición de una institución social donde el
alumno aprende a explicarse, a comunicarse, a comprender, a criticar y a
recibir críticas.
Para mejor
entender el significado del término "enseñanza" haremos referencia a
los tres elementos básicos que componen la misma. El primer elemento, es el
agente o autor de la elección de enseñar: el docente (D).
El segundo
elemento es el contenido que la acción de D intenta enseñar (@).
El tercer
elemento es el aprendiz (A).
El BP deberá enseñar
distintos tipos de capacidades y entre éstas la de aprender significativa y
racionalmente es el logro más amplio y fundamental desde el punto de vista
educativo.
Si bien el BP no
crea esa capacidad mucho puede hacer por desarrollarla al enseñar información
teórica (no solo información), cultivar habilidades de estudio y dotar al bachiller
de los tipos de comprensión que les permitan ajustarse con mayor facilidad a
los cambios que ocurran en el transcurso de su vida. El tipo de comprensiones
que fortalecerá el BP serán las relacionadas con la alfabetización básica, la
alfabetización científica y la alfabetización en computadoras.
Por último, el
elemento @ está definido por la conexión entre el docente y el aprendiz se
establece por medio de la intención que el docente tiene de que ocurra @. Tal @
ocurre mediante la interferencia del docente, mediante su voluntad.
Considerar al BP como
un sistema de comunicación racional es aceptar que para su buen funcionamiento se
deben cumplir los elementos normativos de las creencias. Dos son las normas
-que son interdependientes, complementarias y que justifican la tolerancia-: la
norma a favor de la verdad y racionalidad de la creencia, llamada norma para la
creencia (es la buena fundamentación de las pruebas que asegura la verdad a largo
plazo) y la norma a favor de la exactitud que es la llamada norma para la
afirmación de la creencia.
Estas dos normas
son los límites que circunscriben las libertades a las que la ley hace
referencia, esto es, la libertad de cátedra, de expresión y de investigación.
Frente a otras
posturas es necesario reconocer que es obligación de D el suscitar @. La causa
o autoría de @ es D, lo sucedido es obra suya. Esta condición de causalidad es
lo que hace necesario que D sea consciente del cambio que intenta suscitar y
del proceso que puede posibilitarlo. De esto se desprende que la enseñanza no
podrá, jamás, ser una actividad automática, irreflexiva, o desatenta ya que
exige la definición previa de los mensajes y canales pertinentes para suscitar
los aprendizajes definidos. Para que esto ocurra es necesario que D sepa cómo
realizar la enseñanza. Un docente será tal cuando tenga la capacidad de
explicitar y jerarquizar sus objetivos, mostrar que los objetivos últimos son
compatibles entre sí y que, por lo tanto, este sistema de objetivos es viable.
En resumen, ya
que se ha mostrado que entre la enseñanza y el aprendizaje existe una relación
causal e intencional podemos derivar la conclusión de que la docencia como
actividad mediada, depende de la intención de D, de los medios que utilice para
suscitar @ que se ha propuesto y del conocimiento de las uniformidades de la
condición humana, todo lo cual permite manejar las variables más significativas
para predecir el aprendizaje. Bajo estas consideraciones es posible aceptar que
la docencia tiene todas las características de una actividad racional.
Cualquier
situación que nos ocurra para ejemplificar la docencia nos planteará de
inmediato la cuestión de que para llevar a cabo esta acción es necesario
ejecutar una serie de actividades ninguna de las cuales por separado provoca el
aprendizaje pero que juntas constituyen la docencia. Las lecciones y los cursos
son elementos que constituyen la docencia. El aire de familia de estas
actividades está determinado por la intención de D en suscitar el @ programado
y, por supuesto, por la naturaleza del mismo.
Así la docencia es
una acción compuesta por una secuencia de actividades ordenadas donde cada una
de ellas responde a la situación planeada por D como la acción de la enseñanza.
Pero además, la
complejidad de la docencia no depende sólo de sus actividades componentes sino,
también del hecho frecuente de que deben ejecutarse frente a un grupo de
alumnos. En la enseñanza grupal el docente realiza la acción compleja de
enseñar a cada estudiante del mismo. El enseñar a un estudiante determinado no
es causa sino componente de enseñar a todo el grupo; y, para que el docente
pueda realizar la enseñanza grupal tiene que intentar el aprendizaje de cada
uno de los alumnos. No logrará su propósito si alguno de ellos no satisface sus
expectativas.
Teniendo como
base lo anteriormente expuesto es que estamos justificados en creer que a medida
que el grupo crezca también crecer la complejidad de la docencia. De aquí, y
las limitaciones humanas, es que resulta razonable, la demanda de los D de
atender a un número limitado de alumnos.
Afirmar que la docencia
es una acción convencional es acentuar el hecho de que ésta será eficiente
cuando se realice bajo ciertas circunstancias que deberán existir en el salón
de clases y en la institución de la que es parte.
Las
circunstancias más importantes están definidas, en primer lugar, por las
informaciones culturales que por medio de la enseñanza se intentan trasmitir.
Hablar de informaciones culturales es hablar de una comunicación de cosas que
compartimos los miembros de la sociedad de la que formamos parte pero sobre todo
de valores y virtudes vinculados con el desarrollo del conocimiento, de la
comprensión, la tecnología, el arte, la justicia social, la libertad y la
democracia. Valores que quedan articulados y sedimentados en el concepto de
educación.
En segundo lugar,
las circunstancias de la docencia están también
determinadas por el tipo de métodos que se utilicen para suscitar los
aprendizajes; cualquier método exige el uso de lenguajes y todos ellos son
convencionales.
En tercer lugar,
las circunstancias están determinadas por las condiciones cognitivas de los
estudiantes, lo que obliga a los docentes a conocer los elementos psicológicos
necesarios para detectar la situación concreta de cada estudiante al iniciar
una lección o curso.
En cuarto lugar,
estas circunstancias están determinadas por el desarrollo y el grado de
sistematización del saber específico que se intenta transmitir. Fundamental
para muchos conocimientos son sus condiciones mínimas necesarias: la condición
de creencia, la condición de evidencia y la condición de verdad; para otros estas
condiciones están por demás pero entonces adquiere relevancia la condición
operacional.
En quinto lugar,
por el grado de perfección que las teorías del aprendizaje han logrado. En
sexto lugar, por las características específicas de los docentes. En séptimo
lugar, están ciertas normas relacionadas con la docencia eficiente. Normas que
dependen de la estructura interna del objeto que va aprenderse, de los
criterios para evaluar, del estilo del docente, del proyecto de educación que la
institución se formule, etc.
Otro tipo de
circunstancias de segundo orden, pero de influencia definitiva si se descuidan,
son las condiciones materiales en las que el salón de clases se encuentra y el
tipo de servicios de apoyo a la docencia.
En resumen, las
circunstancias fundamentales son las condiciones, los resultados y la
evaluación del aprendizaje simbólico y significativo.
Propósitos de la docencia
En conclusión,
los propósitos básicos que deben orientar a la docencia en el BP están
definidos por las consideraciones planteadas con anterioridad. Esto es, los estudiantes
deben ser alentados para pensar por sí mismos y a tomar sus propias decisiones.
Se les debe alentar a ser críticos de las opiniones de sus compañeros, de sus
maestros y de los libros y materiales con los que trabajan.
Existe una íntima
conexión entre la democracia y la educación y es necesario reconocer que se
requiere que las oportunidades intelectuales sean accesibles a todos en
términos razonables e igualitarios. Una sociedad que sea libre, que esté llena
de canales para la distribución de un cambio que esté ocurriendo en cualquier
lado, debe, para eso, ver que sus miembros estén educados para tomar
iniciativas personales y adaptarse. Sin acceso al conocimiento, los ciudadanos
se sentirán oprimidos y separados de las responsabilidades de la ciudadanía y
con esa separación, la democracia estaría perdida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario