domingo, 10 de marzo de 2019

Sentido de la educación en el Bachillerato Público


Mtro. José Antonio Robledo y Meza
wa: 2223703233

Introducción.
Muchas son las interrogantes existentes en torno a la naturaleza y legitimidad del bachillerato público (BP). Tenemos, por ejemplo, la problemática definida por las cuestiones siguientes: ¿Cómo concebir la forma de educación en las instituciones públicas? ¿La educación pública debe ser un fin en sí misma o debe ser pragmática y orientada a una profesión? ¿Qué tipo de aprendizajes debe atender el BP y de qué manera está vinculada la educación general con él? ¿Conforme a qué criterio de cultura (calidad y cantidad de las materias de enseñanza), deben formularse los planes de estudios del BP? ¿Cuáles deben ser las actividades a desarrollar por los estudiantes del BP? ¿Qué áreas de conocimiento y disciplinas deben proponerse?

En este trabajo definiré las características básicas de la naturaleza de la educación en el BP. Mostraré que su condición tiene dos fuentes de legitimidad. En primer lugar, el de ser público y, en segundo lugar, por su especificidad de ser universal. Esto nos conduce a la necesidad de referirnos a los fundamentos epistemológicos que pueden sustentar la educación pública. Formular tal epistemología requiere de formular una concepción de la enseñanza y una del aprendizaje, con la definición, por supuesto, del tipo de conocimientos que justifiquen ambas teorías. A partir del análisis realizado derivaremos cuatro conclusiones básicas relacionadas con la caracterización del bachillerato público, las metas, los fines y los objetivos del bachillerato público. Es a partir de estas conclusiones que inferiremos una propuesta en torno a la ley reglamentaria del artículo tercero constitucional.

El trabajo está compuesto de las siguientes siete partes: El Bachillerato Público, Características del Bachillerato Público, Fundamentos epistemológicos del Bachillerato público, Saber y conocer, Aprendizaje, Docencia y Propósitos de la docencia.

El Bachillerato Público

En la historia de México la enseñanza pública ha estado ligada a otras manifestaciones socio-culturales como la religión, la ciudadanía, la alfabetización, la moralidad y el patriotismo. Los nexos de la educación con la moral y la religión se debilitaron en distintos momentos históricos y se volvieron más relativas. La alfabetización incluyó la lectura, la escritura y la comprensión de ideas y al expandirse el núcleo común de conocimientos necesarios se volvió fragmentado. El patriotismo ha incorporado perspectivas críticas del propio país y de sus instituciones, y, por esto, las expectativas hacia la educación crecieron hasta incluir la igualdad de oportunidades.

Hoy día, podemos decir que la escuela pública se configura como el recurso central de la oportunidad y la igualdad, de la reforma social, de la justicia social, de la productividad económica y del aprendizaje individual y socialmente relevante.

Esto lo podemos constatar si observamos el marco jurídico de la educación pública en nuestro país.

De acuerdo con el Artículo 3§ Constitucional y la Ley Federal de Educación (LFE), la educación es un derecho individual y social, y como tal "es medio fundamental para adquirir, transmitir y acrecentar la cultura; es proceso permanente que contribuye al desarrollo del individuo y a la transformación de la sociedad, y es factor determinante para la adquisición de conocimientos y para formar al hombre de manera que tenga sentido de solidaridad social" (art. 2, LFE). En este contexto la educación tendrá, entre otras, las siguientes finalidades: "Promover el desarrollo armónico de la personalidad... proteger y acrecentar los bienes y valores que constituyen el acervo cultural de la nación y hacerlos accesibles a la colectividad... enriquecer la cultura con impulso creador y con la incorporación de ideas y valores universales... vigorizar los hábitos intelectuales que permiten el análisis objetivo de la realidad... propiciar las condiciones indispensables para el impulso de la investigación, la creación artística y la difusión de la cultura... lograr que las experiencias y conocimientos obtenidos al adquirir, transmitir y acrecentar la cultura, se integren de tal modo que se armonicen tradición e innovación" (art. 5, LFE)

En el artículo 44 del mismo documento encontramos que "el proceso educativo... desarrollará la capacidad y las aptitudes de los educandos para aprender por sí mismos..."

El artículo 45§ señala "el contenido de la educación se definirá en los planes y programas, los cuales se formularán con miras a que el educando: desarrolle su capacidad de observación, de cuestionamiento, análisis, interrelación, deducción e inducción; reciba armónicamente los conocimientos teóricos y prácticos de la educación; adquiera visión de lo general y lo particular; ejercite la reflexión crítica; acreciente su aptitud de actualizar y mejorar los conocimientos; y, se capacite para el trabajo socialmente útil".

En relación con los valores democráticos y de justicia social se señala en el artículo 5§ que la educación deberá contribuir a perfeccionar el régimen democrático mediante: el conocimiento de la democracia: participar en la toma de decisiones orientadas a la transformación y mejoramiento de la sociedad; el conocimiento pleno de los derechos individuales y sociales, así como de los valores que los sustentan; la creación de condiciones adecuadas para una distribución equitativa de los bienes materiales y culturales; el aprecio por la dignidad de la persona; los ideales de fraternidad e igualdad de derechos de todos los hombres; las actitudes solidarias que permitan el logro de una mayor y más justa convivencia.

De acuerdo con el artículo 10§ tenemos que "los servicios de la educación deberán extenderse a quienes carecen de ellos, para contribuir a eliminar los desequilibrios económicos y sociales".

De esta manera destacan entre los fines educativos nacionales los valores de justicia, igualdad y libertad que permitirán preservar nuestra independencia -que permita la identidad nacional y formar la conciencia histórica y cultural- y perfeccionar el sistema democrático.

La sociedad mexicana -como sociedad democrática- al estar fincada en el sufragio universal está indisolublemente unida a la escolarización universal. El sufragio sin escolarización de la mejor calidad posible produce demagogia, da lugar a un electorado ignorante y equivale a una mistificación de las instituciones y procesos democráticos.

Una sociedad democrática debe capacitar para el diálogo racional, para los acuerdos responsables y una conducta apegada a la ley, por ello debe proporcionar igualdad de oportunidades educativas: dando la mayor cantidad -y de la mejor calidad posible- de educación pública. Los cambios que precisamos deben asegurar la continuidad en la historia de nuestra sociedad e instituciones.

En otro instrumento jurídico -la Declaración de los Derechos Humanos- se alude, en su segundo párrafo, a los fines de la educación y a los valores que han de inspirarla, poniendo énfasis en aspectos que contribuyen a la formación de los ciudadanos del mundo: la comprensión, la tolerancia y la amistad entre todas las naciones y grupos étnicos o religiosos, así como la promoción de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de la paz.

En la ley que regule la educación del bachillerato público debe establecer claramente que el BP tiene por objeto contribuir a la prestación de los servicios educativos en el nivel medio; realizar investigación y coadyuvar al estudio, preservación, acrecentamiento y difusión de la cultura. Para ello se regirá por los principios normativos básicos de las libertades de cátedra, de expresión e investigación.

Con estas premisas podemos derivar que el marco jurídico aludido expresa nuestros propósitos comunes, nuestro pluralismo, nuestro deseo de igualdad y excelencia educativa. Esto queda claramente expresado en la demanda de que cada uno de los planteles del BP -en los niveles básico y medio- proporcionen a los futuros ciudadanos el conocimiento, las actitudes y los instrumentos que les permitan participar plenamente en la vida democrática y ejercer sus derechos y obligaciones. Para alcanzar esto se requiere de una educación que favorezca la adquisición de conocimientos básicos, el pensamiento crítico y la imaginación. Estas tres cosas es lo que definirían una educación con orientación a la excelencia. Cada retroceso en este sentido devaluaría a los estudiantes y pondría en peligro nuestra democracia.

¿Cómo puede el BP involucrarse en esta empresa social? Veámoslo.

Características del Bachillerato Público

La finalidad última del BP es la promoción del desarrollo de los bachilleres en una doble dimensión: su nivel de competencia para aprender y su nivel de conocimientos mediante el aprendizaje de las experiencias culturalmente organizadas y a través de la asimilación de las destrezas, las habilidades, los conceptos, las normas y los valores, racionalmente pertinentes.

De este compromiso es que la escolarización en el BP está, ineludiblemente, vinculado a la promoción de la inteligencia de los alumnos. De aquí la exigencia a los estudiantes a pensar por sí mismos y motivarlos a responder preguntas importantes. El BP debe capacitar a los estudiantes para que puedan desarrollar argumentaciones y con ello defender puntos de vista, entender puntos de vista opuestos y para tomar en consideración las alternativas.

Si en conjunción con esto último consideramos que el BP es el ciclo educativo posterior a la enseñanza básica y preámbulo de la educación superior, es lógico derivar como tarea de aquél el dotar a los alumnos de los instrumentos intelectuales necesarios para el aprendizaje superior. Esto requiere un compromiso del BP con la alfabetización básica, científica y en computadoras.

De lo dicho se desprende la función del BP como un recurso del Estado que promueve de manera simultánea la igualdad de oportunidades educativas y la excelencia académica. Nada está más alejado de los verdaderos derechos de los bachilleres que una educación mediocre teniendo la posibilidad de algo mejor. De aquí que se proponga como metas educativas el desarrollo de la expresión imaginativa y del pensamiento crítico. La llave de la inteligencia flexible es el pensamiento imaginativo y crítico.

Al cultivar la expresión imaginativa sólo se estaría cultivando una capacidad inherente a los estudiantes y que necesita ser liberada. Sin embargo, el cultivo del comportamiento imaginativo, requiere de una guía bien pensada cuidadosa y disciplinada. Esta enseñanza no debe confundirse con el simple dejar correr libremente la imaginación, al margen de las restricciones de las normas, de las instituciones o del conocimiento. La expresión imaginativa debe estar apoyada de conocimientos, técnica, disciplina y propósito. Es necesario reconocer que, la imaginación hace posible ver el mundo de otra manera, permite ver posibilidades y fomenta una percepción de las alternativas.

Hay que aceptar, en relación al pensamiento crítico, que éste es una perspectiva, una forma de buscar relaciones y sentidos más allá de la rutina y el lugar común. Esto no es lo mismo, como generalmente se malentiende, con estar siempre "en contra" de todo.

Pensar críticamente significa, fundamentalmente, tres cosas actuar sobre un cuerpo de conocimientos, actuar sobre un conjunto de hábitos y actitudes con el objeto de probar, analizar y resolver cuestiones problemáticas y evaluar los resultados. El pensamiento crítico no se da en el vacío: el dominio del conocimiento y de información es esencial. Para que los estudiantes sean críticos necesitan algo sustancial en qué pensar.

Pero el pensamiento crítico va más allá de una mera adquisición de conocimientos e información. Involucra una comprensión de la naturaleza de ese conocimiento y de esa información y de las inevitables predisposiciones que son parte del conocimiento. Significa reconocer los límites de la certeza o la posibilidad de un conocimiento completo, los límites impuestos al conocimiento científico por el problema a tratar, por los datos buscados y utilizados o por el método de interpretar esos datos. Significa comprender la "interpretación" en historia, literatura u otras disciplinas.

Desarrollar la capacidad para pensar críticamente es importante para decidir y escoger lo que está construido con fundamento de lo que está sin él; para separar lo serio de lo trivial; lo significativo de lo insustancial; para rehuir las modas, trivialidades y cultos de toda clase.

Establecer el pensamiento crítico como meta educativa es poner un especial énfasis en problemas que no tienen respuestas claras y que son asuntos controvertidos.

La complejidad tecnológica, la interrelación y la confusión entre los problemas políticos, científicos, sociales y económicos, las fluctuación y divergencia de valores entre diversos grupos y un ejército de otras incertidumbres, ponen en tensión nuestra capacidad de conocer y de cumplir con nuestras obligaciones, de decidir y actuar por nuestro propio bien y por el de la sociedad.

La capacidad de pensar críticamente no ofrece certezas ni promete decisiones buenas y correctas; permite hacer elecciones libres, informadas por la inteligencia, decisiones que afirman la voluntad humana y la dignidad del individuo.

La expresión imaginativa y el pensamiento crítico son, pues, fundamentales para cualquier definición de excelencia en la educación.

Volviendo a la Ley Federal de Educación, el artículo 17§ establece para los estudios medios su carácter formativo lo que significa que la enseñanza está estrechamente vinculada con la educación general.

El BP mediante la educación general debe orientarse para los cinco siguientes propósitos: preparar a los estudiantes para que vivan dentro de una sociedad democrática en cambio permanente, preparar no para un trabajo específico sino para un cambio de trabajo, orientar hacia la excelencia intelectual, liberar la mente y abonar el terreno para el aprendizaje superior.

Fundamentos epistemológicos del Bachillerato público

El BP como una institución con finalidades primordialmente académicas orienta la conducta de sus integrantes hacia la búsqueda de un valor: la verdad.

Decir que la búsqueda de la verdad es el fin último que orienta nuestras exigencias cognoscitivas es imponer un código de conducta. Es señalar que los aprendizajes suscitados estén subordinados a aquellos conocimientos obtenidos con método, con coherencia, con inteligencia, con paciencia, con seriedad y con escrúpulo.

Entender la verdad de esta manera nos permite entender por qué la misión de la educación -y en esto el BP está involucrado- incluye aspectos como formar los investigadores que la sociedad requiere, formar y seleccionar su propio cuadro docente, conservarse como un lugar de tradición cultural y de renovación social todo unido a las funciones de enseñar, producir, divulgar y usar conocimientos.

Para mayor claridad sobre estos compromisos haremos un acercamiento al significado básico de los términos "saber", "aprendizaje", "enseñanza" e "investigación".

Saber y conocer

En español el término "saber" se usa de diversas maneras pero los usos que aquí nos interesan son tres.

El primer sentido es el de "saber (+ infinitivo)" o saber hacer... Este uso incluye una cierta disposición psicofisiológica, una cierta habilidad o capacidad de responder adecuadamente a determinados estímulos y de realizar determinadas acciones; "saber hacer..." se emplea seguido de un verbo, generalmente un infinitivo, que menciona una actividad que no es verdadera o falsa, simplemente existe o no. Este uso no describe propiamente un conocimiento sino lo tangible de una acción o de un conjunto coordinado de acciones. Menciona una habilidad más o menos grande, que puede ir desde la simple posibilidad de ejecutar una actividad hasta el logro de una destreza o pericias especiales.

Al "saber hacer" se le puede describir en términos de “conocer cómo hacer algo”. No requiere conocer que la habilidad es tal cual. La adquisición de una habilidad requiere el manejo de técnicas y se constituyen mediante el entrenamiento, en forma gradual, por medio de intentos o acciones repetidas. Los criterios que se emplean para decidir cuándo se ha adquirido una habilidad varía de contexto a contexto. Enseñar "hacer algo" requiere el conocimiento y la conciencia del camino que lleva a la excelencia y dar a los estudiantes una conciencia análoga, a pesar de que se puede no tener la esperanza de entrenarlos hasta el grado de la excelencia. A veces hay que conformarse con desarrollar las habilidades hasta donde sea viable, y dando pistas del camino que conduce a la excelencia.

Un segundo sentido es el de "saber que..." o saber ideático. Este uso plantea la posibilidad de poseer un sistema conceptual (se que la tierra gira alrededor del sol) y se emplea seguido de una oración que menciona un hecho. Al referirse a una proposición se le conoce como saber proposicional.

A este tipo de saber se le acepta en el medio educativo como creencia racional. De esta manera, el que alguien sepa algo significa:

1.- que cree asertivamente en algo;
2.- que la creencia es verdadera;
3.- que la creencia está justificada. Justificar la creencia significa apoyarla a) con evidencias o certezas, b) con recuerdos claros, c) con testimonios fiables de otros acerca de lo que sienten, perciben o recuerdan, d) con argumentaciones científicas.
Por último, el tercer sentido que nos interesa es el de "saber (+ pronombre interrogativo)", como por ejemplo, sé quien mató a Julio César. Este uso se puede reducir al “saber ideático”.

Analizando este uso del término "saber", nos percatamos de porque, hasta cierta manera, resulta obvio decir que la educación está estrechamente ligada al conocimiento. Tal afirmación apunta al hecho de que quien está enseñando lo está porque posee información, esto es, a "saber (+ pronombre interrogativo)". Este saber puede adquirir en el salón de clases una doble modalidad: saber responder a una determinada pregunta, significa que, a) se sabe dar una respuesta a esa pregunta y, por lo tanto, b) implica que se sabe la respuesta correcta.

Saber, en este caso, significa ser capaz de responder a la pregunta que comienza por dicho pronombre interrogativo:

- decir que X sabe quien hizo algo equivale a decir que X sabe responder la pregunta ¿quién hizo eso?
- decir que X sabe dónde ocurrió algo significa que X sabe responder a la pregunta ¿dónde ocurrió eso?
- decir que X sabe por qué pasó aquello equivale a que X sabe responder a la pregunta ¿por qué pasó aquello?

El haber hecho este repaso acerca de los principales usos del término "conocimiento" nos permite estar atentos y no descartar en lo absoluto a ninguno de ellos cuando se hable de conocimiento en el BP.

Aprendizaje

En relación al aprendizaje en el BP es necesario reconocer dos cosas: que los bachilleres pueden aprender cualitativamente más de lo que aprenden ahora y de que el mismo puede y debe constituirse en una puerta de acceso al aprendizaje significativo y proporcionarse las orientaciones para explorarlo.

Reconocer la importancia de esto es reconocer que el desarrollo mental, moral e intelectual puede y debe proseguir a lo largo de toda la vida.

El aprendizaje puede mejorarse sustancialmente, pero esto significa reconocer que el aprendizaje implica tomar en cuenta varios puntos de vista, entender las diferencias, ser capaz de ver a través de los estereotipos y trascender las costumbres donde esto sea apropiado, o de apoyarlas -y lo que significan- cuando proceda. El aprendizaje es objetivo, apasionado y social.

El aprendizaje no debe verse como si tuviera un fin específico. Todas las etapas del aprendizaje deben estar marcadas por el desarrollo de manera que cualquier experiencia del aprendizaje amplíe las posibilidades del mismo.

Esta concepción del aprendizaje nos permite ir más lejos que el punto de vista común de que las escuelas deben primero enseñar los conocimientos básicos y, solo después, cosas más creativas y complejas. Los conocimientos básicos como leer, escribir y hacer operaciones, no pueden ser efectivas o significativamente aprendidos si se separan de metas educativas como la expresión imaginativa, el pensamiento crítico y de la estética. La enseñanza que asume los niveles mínimos de capacidad no es atractiva y no motivará a los estudiantes a seguir aprendiendo ni a los maestros seguir enseñando.

Para concluir -y en relación al aprendizaje-, en el BP son necesarias tres cosas: a) que los alumnos conozcan la naturaleza de las disciplinas que aprende y las relaciones que existen entre ellas, b) comprendan el papel de las disciplinas para almacenar ordenadamente el conocimiento y c) tener la habilidad de estudio, la disciplina intelectual y la habilidad para comprender textos.
Esto es, en pocas palabras, lo que da sentidos a frases como el de "suscitar el aprendizaje significativo".

Docencia

Dos son los usos que nos interesan del "término" enseñanza": como intento o propósito (es el intento de que alguien aprenda algo) y como éxito o logro (conseguir que alguien aprenda). Tal conjunción reúne el sentido más relevante y fuerte, tanto en el lenguaje común como en el medio escolar. En ambos casos, por enseñanza se insinúa una intención, unas actividades y el logro de lo propuesto: suscitar conocimientos.

Describir la enseñanza es importante porque al ser ésta una acción polimorfa siempre es posible que al intentarla se pueda estar haciendo otra cosa como adoctrinar, catequizar, amenazar, obligar, etc.

La descripción de la enseñanza debe hacerse no sólo en función a su realización sino también necesita relacionarse a ciertas normas propias de su institucionalidad. Dentro de estas normas podemos señalar que el objetivo es la realización de una persona con una concepción y una forma de vida considerada deseable y valiosa; en otras palabras la acción docente pretender en todos los casos el mejoramiento de las personas y que éstas tengan una mejor perspectiva cognitiva de las cosas.

Es necesario tener en cuenta que la enseñanza, como acción humana tiene tres características relevantes: es mediada- compleja-y-convencional.

Al hablar de la enseñanza, como acción mediada-compleja-y-convencional, nos referimos al proceso de comunicación racional que se establece entre seres humanos, y que se lleva a cabo en las áreas específicas llamadas "salón de clases". En el BP la enseñanza -que pretende suscitar aprendizajes significativos de conocimientos- es importante la participación recíproca y comprensiva de todos aquellos que en ella participan.

De esta manera, el salón de clases adquiera la condición de una institución social donde el alumno aprende a explicarse, a comunicarse, a comprender, a criticar y a recibir críticas.

Para mejor entender el significado del término "enseñanza" haremos referencia a los tres elementos básicos que componen la misma. El primer elemento, es el agente o autor de la elección de enseñar: el docente (D).

El segundo elemento es el contenido que la acción de D intenta enseñar (@).
El tercer elemento es el aprendiz (A).
El BP deberá enseñar distintos tipos de capacidades y entre éstas la de aprender significativa y racionalmente es el logro más amplio y fundamental desde el punto de vista educativo.

Si bien el BP no crea esa capacidad mucho puede hacer por desarrollarla al enseñar información teórica (no solo información), cultivar habilidades de estudio y dotar al bachiller de los tipos de comprensión que les permitan ajustarse con mayor facilidad a los cambios que ocurran en el transcurso de su vida. El tipo de comprensiones que fortalecerá el BP serán las relacionadas con la alfabetización básica, la alfabetización científica y la alfabetización en computadoras.

Por último, el elemento @ está definido por la conexión entre el docente y el aprendiz se establece por medio de la intención que el docente tiene de que ocurra @. Tal @ ocurre mediante la interferencia del docente, mediante su voluntad.

Considerar al BP como un sistema de comunicación racional es aceptar que para su buen funcionamiento se deben cumplir los elementos normativos de las creencias. Dos son las normas -que son interdependientes, complementarias y que justifican la tolerancia-: la norma a favor de la verdad y racionalidad de la creencia, llamada norma para la creencia (es la buena fundamentación de las pruebas que asegura la verdad a largo plazo) y la norma a favor de la exactitud que es la llamada norma para la afirmación de la creencia.

Estas dos normas son los límites que circunscriben las libertades a las que la ley hace referencia, esto es, la libertad de cátedra, de expresión y de investigación.

Frente a otras posturas es necesario reconocer que es obligación de D el suscitar @. La causa o autoría de @ es D, lo sucedido es obra suya. Esta condición de causalidad es lo que hace necesario que D sea consciente del cambio que intenta suscitar y del proceso que puede posibilitarlo. De esto se desprende que la enseñanza no podrá, jamás, ser una actividad automática, irreflexiva, o desatenta ya que exige la definición previa de los mensajes y canales pertinentes para suscitar los aprendizajes definidos. Para que esto ocurra es necesario que D sepa cómo realizar la enseñanza. Un docente será tal cuando tenga la capacidad de explicitar y jerarquizar sus objetivos, mostrar que los objetivos últimos son compatibles entre sí y que, por lo tanto, este sistema de objetivos es viable.

En resumen, ya que se ha mostrado que entre la enseñanza y el aprendizaje existe una relación causal e intencional podemos derivar la conclusión de que la docencia como actividad mediada, depende de la intención de D, de los medios que utilice para suscitar @ que se ha propuesto y del conocimiento de las uniformidades de la condición humana, todo lo cual permite manejar las variables más significativas para predecir el aprendizaje. Bajo estas consideraciones es posible aceptar que la docencia tiene todas las características de una actividad racional.

Cualquier situación que nos ocurra para ejemplificar la docencia nos planteará de inmediato la cuestión de que para llevar a cabo esta acción es necesario ejecutar una serie de actividades ninguna de las cuales por separado provoca el aprendizaje pero que juntas constituyen la docencia. Las lecciones y los cursos son elementos que constituyen la docencia. El aire de familia de estas actividades está determinado por la intención de D en suscitar el @ programado y, por supuesto, por la naturaleza del mismo.

Así la docencia es una acción compuesta por una secuencia de actividades ordenadas donde cada una de ellas responde a la situación planeada por D como la acción de la enseñanza.

Pero además, la complejidad de la docencia no depende sólo de sus actividades componentes sino, también del hecho frecuente de que deben ejecutarse frente a un grupo de alumnos. En la enseñanza grupal el docente realiza la acción compleja de enseñar a cada estudiante del mismo. El enseñar a un estudiante determinado no es causa sino componente de enseñar a todo el grupo; y, para que el docente pueda realizar la enseñanza grupal tiene que intentar el aprendizaje de cada uno de los alumnos. No logrará su propósito si alguno de ellos no satisface sus expectativas.

Teniendo como base lo anteriormente expuesto es que estamos justificados en creer que a medida que el grupo crezca también crecer la complejidad de la docencia. De aquí, y las limitaciones humanas, es que resulta razonable, la demanda de los D de atender a un número limitado de alumnos.

Afirmar que la docencia es una acción convencional es acentuar el hecho de que ésta será eficiente cuando se realice bajo ciertas circunstancias que deberán existir en el salón de clases y en la institución de la que es parte.

Las circunstancias más importantes están definidas, en primer lugar, por las informaciones culturales que por medio de la enseñanza se intentan trasmitir. Hablar de informaciones culturales es hablar de una comunicación de cosas que compartimos los miembros de la sociedad de la que formamos parte pero sobre todo de valores y virtudes vinculados con el desarrollo del conocimiento, de la comprensión, la tecnología, el arte, la justicia social, la libertad y la democracia. Valores que quedan articulados y sedimentados en el concepto de educación.

En segundo lugar, las circunstancias de la docencia  están también determinadas por el tipo de métodos que se utilicen para suscitar los aprendizajes; cualquier método exige el uso de lenguajes y todos ellos son convencionales.

En tercer lugar, las circunstancias están determinadas por las condiciones cognitivas de los estudiantes, lo que obliga a los docentes a conocer los elementos psicológicos necesarios para detectar la situación concreta de cada estudiante al iniciar una lección o curso.
En cuarto lugar, estas circunstancias están determinadas por el desarrollo y el grado de sistematización del saber específico que se intenta transmitir. Fundamental para muchos conocimientos son sus condiciones mínimas necesarias: la condición de creencia, la condición de evidencia y la condición de verdad; para otros estas condiciones están por demás pero entonces adquiere relevancia la condición operacional.
En quinto lugar, por el grado de perfección que las teorías del aprendizaje han logrado. En sexto lugar, por las características específicas de los docentes. En séptimo lugar, están ciertas normas relacionadas con la docencia eficiente. Normas que dependen de la estructura interna del objeto que va aprenderse, de los criterios para evaluar, del estilo del docente, del proyecto de educación que la institución se formule, etc.
Otro tipo de circunstancias de segundo orden, pero de influencia definitiva si se descuidan, son las condiciones materiales en las que el salón de clases se encuentra y el tipo de servicios de apoyo a la docencia.
En resumen, las circunstancias fundamentales son las condiciones, los resultados y la evaluación del aprendizaje simbólico y significativo.

Propósitos de la docencia

En conclusión, los propósitos básicos que deben orientar a la docencia en el BP están definidos por las consideraciones planteadas con anterioridad. Esto es, los estudiantes deben ser alentados para pensar por sí mismos y a tomar sus propias decisiones. Se les debe alentar a ser críticos de las opiniones de sus compañeros, de sus maestros y de los libros y materiales con los que trabajan.

Existe una íntima conexión entre la democracia y la educación y es necesario reconocer que se requiere que las oportunidades intelectuales sean accesibles a todos en términos razonables e igualitarios. Una sociedad que sea libre, que esté llena de canales para la distribución de un cambio que esté ocurriendo en cualquier lado, debe, para eso, ver que sus miembros estén educados para tomar iniciativas personales y adaptarse. Sin acceso al conocimiento, los ciudadanos se sentirán oprimidos y separados de las responsabilidades de la ciudadanía y con esa separación, la democracia estaría perdida.

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