Convertir a las universidades públicas en un bien público
José Antonio
Robledo y Meza
Es una clara demanda popular realizar cambios en todas las instituciones mexicanas. Sobre todo, en las instituciones de Educación Superior (IES). El pueblo demanda se lleven a cabo trasformaciones donde no se permita el influyentismo, la corrupción, el racismo, el clasismo, los contratos a grupos con intereses creados y eliminar los innecesarios contratos de publicidad.
¿Es posible
pensar en la vigencia de la Universidad Pública bajo el marco coyunturalmente
adverso que hoy existe?
Si la
respuesta es NO. Vayámonos a casa que estamos perdiendo el tiempo.
Si la respuesta es SI. Tenemos que partir de aceptar al menos cuatro cosas: cambio en la organización de los saberes y conocimientos, la apertura de la universidad a la sociedad e incrementar el pluralismo y la libertad, construir un ambiente cada vez más democrático que obliga a realizar cambios en su estructura de gobierno.
Concepción de la vida como un proceso de solución de problemas. Concepción de una universidad propensa a la solución de problemas.
Problemas
inmediatos:
1) Construir
un sistema universitario propenso a la solución de problemas.
2)
Reorganización del sistema en su estructura académica teniendo como horizonte
la interdisciplinariedad.
3) Reconstrucción del subsistema político-administrativo de las Instituciones de Educación Superior.
La solución de problemas requiere de propuestas audaces; de soluciones provisionales, seguidas por la crítica y la auténtica posibilidad de cambio a la luz de las críticas. Se requiere incrementar el racionalismo-crítico.
¿Es
posible construir un mejor sistema universitario?
La respuesta
es SI lo cual requiere ajustarse a dos principios básicos (en un ambiente
de convivencia democrático) que son los principios generales de la política
pública:
1) Reducir al
mínimo el sufrimiento evitable; minimizar las desventajas; localización y
solución de males sociales específicos por los que están sufriendo determinados
seres humanos.
2) Aumentar al máximo la libertad de los individuos para vivir como quieran; subvención y promoción masiva de la educación, las artes, la vivienda, la sanidad y todos los aspectos de la vida social, pero siempre con el efecto de extender el margen de elección y, por tanto, de libertad al alcance de los individuos.
La
racionalidad, la lógica y el enfoque científico ha derivado, en términos
generales, en la construcción de dos tipos de instituciones:
1)
instituciones centralizadas, planificadas y ordenadas rígidamente Y
2) a)
instituciones “abiertas” y pluralistas, en las que se expresan puntos de vista
incompatibles y se persiguen fines conflictivos;
b)
instituciones en la que todo mundo puede investigar situaciones problemáticas y
proponer soluciones;
c)
instituciones en la que todo mundo es libre de criticar las soluciones
propuestas por otros, especialmente las del gobierno, tanto en proyecto como en
plena aplicación; y, ante todo,
d)
instituciones en la que la política cambia a la luz de las críticas.
e) Es
requisito fundamental que los que se hallan en el poder puedan ser relevados de
sus cargos a intervalos razonables y sin violencia, y remplazados por otros con
diferentes programas.
f) Hay que
considerar a la democracia en términos de la preservación de cierto tipo de
institución, concretamente la que permite a los gobernados criticar a sus
gobernantes y sustituirlos sin violencia.
g) En instituciones abiertas existen los principios de revocabilidad y relevo.
Es necesaria, por lo tanto, una tecnología política (o administrativa), una tecnología que incorpore una actitud permanente de crítica respecto a los medios de organización disponibles, a la luz de los cambios de objetivos. Mayor democracia para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos es definir políticas de gobierno racionales y críticas.
Debe
considerarse la concepción de una universidad propensa a la solución de
problemas.
1) Construir
un sistema universitario propenso a la solución de problemas sociales.
2)
Reorganización del sistema en su estructura académica teniendo como horizonte
la interdisciplinariedad.
3)
Reorganización del subsistema político de las IES.
La solución
de problemas requiere de propuestas audaces; de soluciones provisionales,
seguidas por la crítica y la auténtica posibilidad de cambio a la luz de las
críticas. Se requiere incrementar las actividades críticas.
No se trata de trabajar por la Universidad, sino a pedir a los universitarios que trabajen por el pueblo. El pueblo cumple sosteniendo a la Universidad y ahora es menester que ella corresponda.
Estos fenómenos se presentan debido a la composición del subsistema político-burocrático que se ha sostenido por años al interior de las IES constituyéndose en uno de los obstáculos para hacer efectivo el Derecho a la Educación en la coyuntura actual.
Es en las IES que deberá convertirse a la educación pública media y superior en un bien público de acceso universal gratuito. Las tareas a realizar son enormes. Exige aprovechar e incrementar las capacidades de las IES en materia de infraestructura, personal académico, en materia de innovación tecnológica y de gestión; por otro lado, significa desarrollar procesos de descentralización, diversificación y especialización regional de las IES. ¿En este contexto cuáles son las políticas y programas para reforzar a las instituciones públicas educativas existentes? ¿Cuál debe ser el rol de las IES en relación con el sistema universitario “Benito Juárez” y las escuelas normales y la Universidad Pedagógica? ¿Cuáles deben ser los mecanismos de coordinación y cooperación entre IES públicas emanadas en momentos y procesos diversos dando origen a las actuales problemáticas de atomización, heterogeneidad y ausencia de acciones de acompañamiento y complementariedad de las políticas públicas en materia de educación superior?
La experiencia pasada del confinamiento escolar ¿cómo debe aprovecharse? ¿Cómo revertir el desprestigio de las autoridades escolares?
Todo pasa por adoptar una visión amplia -en tiempo y espacio- del sistema escolar.
Se trata de convencer a la sociedad de que conviene proteger la excelencia intelectual que es el principal patrimonio de la BUAP; impulsar los cambios en su estructura administrativa derivados de la nueva reorganización del conocimiento y saberes.
Se trata de defender los derechos fundamentales de la Universidad: autonomía asociada a la libertad de cátedra e investigación lo que obliga a las administraciones universitarias a cumplir con la austeridad republicana y combatir la corrupción.
Concluyo
señalando al menos cuatro características de una universidad pública: conservar
una tradición de valores (crítica, democracia, divergencia de opiniones, fines
e intereses) y de libertad; promover el mejor y más elevado trabajo
intelectual; proteger el disenso; educar a los jóvenes al margen del racismo,
del clasismo y la corrupción.
robledomeza@yahoo.com.mx
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