Las
visiones liberal y conservadora sobre el 16 de septiembre en el año de 1840
José
Antonio Robledo y Meza
En 1837 se inauguran las fiestas del 27 de septiembre, que conmemora la entrada del ejército Trigarante a la ciudad de México. Esta festividad abarca la República centralista, su caída y los intentos por definir el rumbo del país hasta que llega la última dictadura de Santa Anna. En el periodo 1837-1854 surge la visión integral del movimiento de independencia, que concibe los movimientos de Hidalgo e Iturbide como parte de un mismo proceso de búsqueda de la independencia nacional. En los discursos de este periodo son frecuentes las palabras de orden, armonía, unión, y otras similares para calificar el movimiento iturbidista”.
En 1840 la lectura de la Oración en Puebla recayó en Félix Beístegui y Azcué, en ella asentaba que los preceptos de 1824 eran impracticables en México, en donde el pueblo estaba acostumbrado al yugo y unas clases poderosas no permitirían que sus privilegios terminaran: “(dicha) constitución (estaba) mal avenida a nuestras costumbres porque suponía virtudes republicanas que no conocimos y desterraba vicios con nosotros nacidos. Una constitución donde las corporaciones notables veían la progresiva ruina de sus intereses... hubo de ser simiente fructuosísima de desavenencias internas y levantamientos.” (Oración que pronunció en Puebla el 16 de septiembre de 1840, el ciudadano Félix Beístegui y Azcué. México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 18p.)
Al mismo tiempo en Oaxaca Benito Juárez se refería así de la gesta de 1810: “¡Oh Sol de 16 de Septiembre de 1810! Tú, que en sesenta lustros había alumbrado nuestra ignominiosa servidumbre, esclareces ya nuestra dignidad, y tus lucientes rayos surcan ya la frente de un republicano, que ha jurado vengar nuestra afrenta.” (Discurso que el ciudadano Benito Juárez pronunció el día 16 de septiembre de 1840, en el aniversario del glorioso grito de independencia, dado en el pueblo de Dolores. Oaxaca, impreso de Ignacio Rincón, 14p.)
En ese año de 1840, causaba gran escándalo la propuesta que Gutiérrez de Estrada había hecho al presidente Anastasio Bustamante para instaurar un sistema monárquico en México. Esta situación influyó en la celebración hecha en la capital; el orador, José María Tornell, quien formaba parte del supremo poder conservador, definía que el mejor sistema para México era republicano, y que los problemas del país se debían no a ese sistema, sino a que no se seguían sus principios. (Discurso que pronunció el Excmo, señor general don José María Tornell individuo del Supremo Poder Conservador, en la Alameda de la ciudad de México en el día del solemne aniversario de la Independencia (dicho el 16 de septiembre de 1840). México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 16p.)
Juárez en 1840 planteaba la necesidad de desterrar de una vez las estructuras coloniales: “Para que la obra de la independencia que nos dejó encomendada el héroe de Dolores reciba su más perfecta consolidación, necesitaremos... desechar de nuestro sistema político las máximas antisociales, con que España nos gobernó y educó por tantos años... No es mi intento renovar heridas, que deben cicatrizarse con el bálsamo saludable de un patriotismo ilustrado. Hablo de España conquistadora, y no de España amiga de la justicia. Sólo recuerdo sus pasados extravíos para deducir de ellos consecuencias saludables a mi patria... En este discurso Juárez desarrollaba los temas principales de la leyenda negra al referirse a la colonia; condenaba la preponderancia del fanatismo, y en cambio promovía una “obediencia ciega al imperio de las ciencias y de la ilustración”. En el mismo sentido, reprobaba la cerrazón de una sociedad estamental al comercio y a la inmigración extranjera y en la cual, por este mismo hermetismo, se daban inevitables odios entre las clases. Más adelante se refería a los vicios que estos males heredados provocaron en la nueva nación, tales como “...la estúpida pobreza en que yacen los indios nuestros hermanos. Las pesadas contribuciones que gravitan sobre ellos todavía. El abandono lamentable a que se halla reducida su educación primaria. Por otra parte, la intolerancia política por la que se persigue y se aborrece al hombre, porque haciendo uso de su razón, piensa esto o de otro modo. El menosprecio de las artes y de las ciencias. El aborrecimiento al trabajo, y el amor a los vicios y a la holgazanería. El deseo de vivir de los desatinos públicos y a costa de los sudores del pueblo... Todos estos defectos son todavía las reliquias del gobierno colonial... son los verdaderos obstáculos de nuestra felicidad, y son los gérmenes positivos de nuestras disensiones intestinas..”. Juárez compara a Hidalgo con Moisés, no solamente por su vejez, sino también por su fortaleza física e intelectual, y por sus aptitudes para el liderazgo.
De esta manera Juárez se distanciaba de lo dicho por José María Tornell y Mendívil quien decía de la joven República mexicana: “...comenzó a existir el 16 de septiembre de 1810... (y) mutilada y enfermiza vive todavía; pero su vida es un suplicio, porque se le esconde hasta la esperanza de felicidad. Aquí recuerdo treinta años de padecimientos continuos, treinta años en que hemos navegado por un mar de lágrimas y sangre, sin acercarnos jamás al puerto. (Discurso que pronunció el Excmo, señor general don José María Tornell y Mendívil. individuo del Supremo Poder Conservador, en la Alameda de la ciudad de México en el día del solemne aniversario de la Independencia (dicho el 16 de septiembre de 1840). México, Imprenta de Ignacio Cumplido, 16p.)
Como
puede verse, ya en 1840 estaba claro que la lucha era por un proyecto de nación.
La alternativa en cuanto al régimen a construir era o la República o la
Monarquía.
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