lunes, 8 de agosto de 2022

Disfrutar de la vida y ayudar a vivir.

Disfrutar de la vida y ayudar a vivir.

José Antonio Robledo y Meza

 

Algunas veces los médicos se enfrentan con problemas morales de grado variable. Los que suscitan el comienzo y el fin de la vida, como: ¿llevar o no llevar a término el embarazo de un feto afectado de un defecto congénito grave?, ¿salvar o no salvar al neonato muy prematuro?, ¿recetar o no un tratamiento que promete poco y cuesta mucho? y ¿prolongar o no la vida de un paciente terminal que ya no puede disfrutar de la vida?

Los médicos formados científicamente ponen en práctica diariamente, todo un sistema filosófico. Esta cotidiana práctica profesional médica (praxiología) descansa en tres doctrinas filosóficas: una ontología, una ética y una gnoseología. Estas doctrinas justifican que la práctica médica puede evaluarse como una praxiología científica. Esta última, está caracterizada en tres aspectos; un optimismo praxiológico, un escepticismo metodológico, y una visión materialista, sistémica, llamada cientificismo. Veamos brevemente en que consiste la praxiología médica.

Antes de atender a un paciente, los médicos formados científicamente, parten de la siguiente perspectiva.

1) Al comparecer el paciente, el médico da por sentado que se trata de un ser real (realismo ontológico).

2) El médico presupone que el paciente viene a él en busca de ayuda, y, por lo tanto, se apresta a proporcionarle la mejor atención posible y conforme al precepto hipocrático que manda ayudar sin dañar (humanismo).

3) Para averiguar qué trajo al paciente, el médico le pregunta qué le pasa: da así por sentado que hay algo que puede llegar a saber (realismo gnoseológico) y al saberlo está dispuesto a hacer algo (optimismo praxiológico).

4) Las respuestas del paciente podrán suscitar preguntas adicionales, así como una consulta a la historia clínica del paciente. Lejos de creer todo cuanto le cuenta su paciente, el médico lo pondrá en duda (escepticismo metodológico).

Es aquí donde el paradigma indicial empieza a funcionar:

5) Con la información acopiada y sistematizada el médico intentará traducir los síntomas que siente el paciente a signos o indicadores objetivos (biomarcadores) de los procesos biológicos morbosos que le ocurren (materialismo).

6) Para ello usará elementos tecnológicos, desde el estetoscopio hasta el aparato de resonancia magnética. Y no perderá de vista los hechos de que no hay órgano aislado ni paciente en un vacío social (sistemismo).

7) A medida que salen a relucir hechos pertinentes al problema, el médico va concibiendo, sopesando, descartando y reemplazando conjeturas sobre la naturaleza del mal y sus causas. Procediendo así, llega eventualmente a las hipótesis que le parecen más plausibles a la luz de sus conocimientos generales, de su experiencia y de los datos que acaba de recabar. Estas hipótesis son proposiciones de la forma condicional «Si el paciente exhibe el signo o indicador objetivo S, entonces es posible que padezca el trastorno E».



Salvo en el caso de una nueva enfermedad, las conjeturas de este tipo no son improvisadas, sino que figuran en la literatura médica. Y no son arbitrarias ni meras recetas empíricas, sino que se fundan en investigaciones biomédicas, en particular ensayos clínicos controlados.

8) Para averiguar cuál de sus hipótesis es la verdadera, o al menos la más plausible, el médico piensa en lo que ellas implican, y se dispone a ponerlas a prueba. Con suerte, las respuestas a nuevas preguntas confirmarán una de sus conjeturas. De lo contrario, el médico prescribirá la búsqueda de nuevos datos, usando para ello alguna herramienta diagnóstica avanzada, como la radiografía o el análisis de sangre.

9) Tanto al diagnosticar como al recetar, el médico aplica tácitamente el postulado de que la investigación científica es la mejor vía para conocer hechos (cientificismo). Una vez en posesión de la hipótesis más plausible y de los datos supuestamente pertinentes, el médico formulará una diagnosis más o menos provisional y, en seguida después, prescribirá un tratamiento. Pondrá así en práctica la máxima «Conocer antes que actuar» (praxiología científica). En casos sencillos, aquí terminará la tarea del médico. En otros casos, los resultados del tratamiento serán otros tantos elementos de juicio para revisar tanto el diagnóstico como el tratamiento.

10) Tales revisiones se requieren no sólo cuando se advierte que la diagnosis inicial era errada, sino también cuando el sistema inmune del paciente ha fallado y cuando se ha usado un medicamento nuevo, cuya eficacia aún no ha sido probada rigurosamente (aquí interviene la inmoralidad de algunas compañías farmacéuticas.) De modo, pues, que el médico responsable practica la regla que manda dudar cuando algo falle (escepticismo metodológico).

En conclusión, las enfermedades son trastornos biológicos, pero la promoción del miedo a las enfermedades son construcciones sociales que responden a los intereses de la industria farmacéutica y el miedo es antihumanista cuando experimentan con seres humanos imponiendo políticas de sanidad pública.

Los médicos deben proteger a la medicina de las políticas delictivas y de las filosofías morbosas.

 

Sugerencias:

 

1) Dr. House - Consultas -



2) El peculiar "Romance" entre el Dr. House y la Dra. Cameron



3) Bunge, M. Filosofía para médicos, 2012

 

4) El derecho a una vida digna implica el derecho a una muerte digna.

https://www.angulo7.com.mx/2022/04/05/el-derecho-a-una-vida-digna-implica-el-derecho-a-una-muerte-digna/

 

robledomeza@yahoo.com.mx

WA: 2223703233

 

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