lunes, 15 de noviembre de 2021

Día internacional del filosofar.

Día internacional del filosofar.

 

Mtro. José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP

 

Reflexionar filosóficamente en torno a la conmemoración oficial de la filosofía es el objetivo de estas líneas. Fue en el año 2005 que la UNESCO comenzó a hacerlo señalando el tercer jueves del mes de noviembre para realizar dicha conmemoración.

Si es cierto que el término fue acuñado por Pitágoras, entonces la práctica del filosofar existía antes de ser nombrada como “filosofía”. La filosofía (de φιλεῖν [fileîn] 'amar' y σοφία [sofía] 'sabiduría'; en latín como philosophĭa, de aquí que el filosofar esté asociado a la búsqueda de la sabiduría.

Por lo anterior, la sabiduría es resultado de un proceso llamado filosofar. En ciencias de la información, la sabiduría constituye el vértice de la pirámide constituida, de menor a mayor complejidad, por dato à información à conocimiento à sabiduría.

Aplicar la inteligencia en la experiencia propia y ajena permite al filósofo inferir conclusiones que le proporciona un mayor entendimiento; este entendimiento lo capacita para reflexionar e deducir conclusiones que le permiten discernir sobre la verdad, lo bueno y lo bello. De esta manera el filósofo obtiene un carácter (perfil) llamado sapiencia​, esto es, la aptitud de valerse del conocimiento y saberes para formular problemas y para resolverlos. Los juicios filosóficos están basados en conocimientos, saberes y entendimiento. La filosofía es el resultado de la sabiduría de los humanes. No hay filosofía si antes no hay humanes que filosofen. Es importante señalar que el filosofar está asociado a verbos como aplicar, inferir, reflexionar, obtener, problematizar, entender, resolver, conocer, saber…

La historia del filosofar nos permite comprender su evolución. Históricamente, el filosofar se aplicaba sobre todos los cuerpos de conocimiento y al practicante se le empezó a conocer como «filósofo». El filósofo era el practicante en busca de la sabiduría.

Dicho lo anterior, el filosofar es una práctica que ha existido siempre en Occidente y Oriente, y se le asocia no solo como actividad racional sino también como forma de vida. El filósofo intenta conjuntar la actividad racional con una forma de vida y esta conjunción está determinada por su propia práctica llamada “racionalidad crítica” que se constituye en parte importante del método de filosofar. La filosofía se distingue del misticismo, el esoterismo, la mitología y la religión por su énfasis en los argumentos racionales sobre los argumentos de autoridad, y de la ciencia porque generalmente realiza sus investigaciones de una manera no empírica, sea mediante el análisis conceptual, los experimentos mentales, la especulación u otros métodos a priori, aunque sin desconocer la importancia de los datos e información empíricos.

Muchos filósofos fueron y son, a la vez, científicos, teólogos o políticos y algunas nociones fundamentales de estas prácticas son objeto del filosofar.

Desde la época de Aristóteles hasta el siglo xix, la «filosofía natural» abarcaba la astronomía, la medicina y la física; el término se menciona en la obra Principios matemáticos de la filosofía natural (1687) de Isaac Newton. De la filosofía de la naturaleza surgen las ciencias de la astronomía, la medicina y la física. A partir del siglo decimonónico muchas otras disciplinas han surgido del filosofar como la psicología, la sociología, la biología, la lingüística y la economía; y a su vez la filosofía es considerada la base de todas las ciencias modernas. Hoy día el filosofar sigue influyendo en los ámbitos de la ciencia, la religión y la política, por ejemplo.

 

El valor del filosofar

Un docente de filosofía en algún momento debe justificar su existencia y sus actividades y, por lo tanto, tiene que hacerse dos preguntas:

1) La primera es plantearse si el trabajo que hace merece la pena.

2) la segunda es preguntarse por qué lo hace, cualquiera que sea su valor.

Las respuestas serán de dos formas, siendo una de ellas ligera variante de la otra.

a) Hago lo que hago porque es la única cosa que yo puedo hacer bien y si una persona tiene un genuino talento debe estar dispuesto a hacer casi cualquier sacrificio para desarrollarlo plenamente.

b) No hay nada que yo pueda hacer especialmente bien. Hago lo que hago porque se interpuso en mi camino. En realidad, nunca tuve una oportunidad de hacer algo diferente.

Cualesquiera que fuera la respuesta los docentes de los cursos de filosofía tenemos nuestro pequeño talento y que difícilmente podemos equivocarnos si dedicamos nuestros mejores esfuerzos a desarrollarlo plenamente.

Un docente de cursos de filosofía también debe, en algún momento, preguntarse que hace un filósofo y encontrarse que lo específico, lo que lo distingue es filosofar, esto es, formular preguntas y, de ser posible, encontrar respuestas.

¿Qué lleva a una persona a filosofar? Los motivos pueden ser múltiples pero hay tres que destacan.

1) El primero (sin el cual el resto no tiene razón de ser) es la curiosidad intelectual, el deseo de buscar la sabiduría.

2) También es por el orgullo profesional, el sentirse satisfecho con el propio rendimiento, la vergüenza que embarga a cualquier artífice que se respete a sí mismo cuando su trabajo es indigno de su talento.

3) Finalmente, la ambición, el deseo de conseguir una buena reputación y una posición, o incluso el poder o el dinero que ello comporta.

La curiosidad intelectual, el orgullo profesional y la ambición son los estímulos dominantes de la práctica de un docente de los cursos de filosofía.

Los argumentos filosóficos, al igual que los de un artista deben ser hermosos; las ideas, como los colores o las palabras, deben ensamblarse de una forma armoniosa. La belleza es la primera señal, pues en el mundo no hay un lugar permanente para los filosofemas feos.

Sería difícil encontrar a una persona educada que sea totalmente insensible a la atracción estética de los filosofemas. Puede ser muy arduo definir este tipo de belleza, pero eso mismo sucede con cualquier otro tipo de belleza. Es probable que no se pueda justificar qué entendemos por un poema hermoso, pero no nos impide reconocerlo cuando lo leemos.

Pocos temas son más populares que los que abordan los filósofos. La mayor parte de la gente tiene un cierto aprecio por ellos, de la misma forma que la mayor parte de la gente disfruta escuchando una excelente melodía.

En México en el año 2019 la reforma al artículo tercero constitucional señala que el filosofar (la filosofía y la investigación filosófica) debe estar presente a lo largo del sistema escolar. Con ello quedó expresada la voluntad del Pueblo Soberano de que los ciudadanos tienen el derecho de recibir permanentemente un  «estímulo» intelectual, y ningún estímulo es mejor que el del filosofar.

Puebla, Puebla, Paseo de las Fuentes.

 


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