La música y la física danzan (segunda y última parte)
La música y la física danzan (segunda y última parte)
José Antonio Robledo y Meza
Y valoro por encima de todo las analogías, mis maestras más fiables. Conocen todos los secretos de la naturaleza, y donde menos deberían ignorarse es en geometría.
Johannes Kepler
Einstein es famoso por el don de trascender las limitaciones de las matemáticas mediante la intuición física. Improvisaba recurriendo a experimentos mentales, que le proporcionaban una imagen mental del resultado de experimentos irrealizables. Por ejemplo, Einstein imaginó qué se sentiría cabalgando un rayo de luz. También solía recurrir a la música; Einstein tocaba el piano. Elsa, su segunda esposa, contó que «la música le ayuda cuando está pensando en sus teorías. Se va a su estudio, vuelve, toca unos cuantos acordes en el piano, anota algo y vuelve a su estudio.» Por un lado, Einstein aplicaba el rigor matemático, y por otro la creatividad y la intuición. Era un improvisador igual que Mozart. Como Einstein dijo una vez: «La música de Mozart es tan pura y bella que la contemplo como un reflejo de la belleza intrínseca del universo».
En los últimos discos de Coltrane estaban estos tres: Stellar Regions, Interstellar Space y Cosmic Sound. Coltrane juega con la física en su música y comprendió correctamente que la expansión cósmica es una forma de antigravedad. En los conjuntos de jazz, la fuerza «gravitatoria» emana de la sección rítmica: el bajo y la batería. Los temas de Interstellar Space son una majestuosa exhibición de los solos expandidos de Coltrane liberándose de la atracción gravitatoria de la sección rítmica. Fue un innovador en la música, con la física en la yema de los dedos. No obstante, aquello no era nuevo. Estaban volviendo a representar la conexión entre música y física establecida milenios antes, cuando Pitágoras —el Coltrane de su tiempo— develó por primera vez la matemática de la música. La filosofía de Pitágoras se sintetizaba en que «el número lo es todo», y la música y el cosmos no eran más que manifestaciones de este principio. En la matemática de las órbitas planetarias sonaba «la música de las esferas», con una armonía constituida por los tonos de una cuerda vibrante.
Leer el libro de Stephon es revisitar el mundo antiguo donde la música, la física y el cosmos eran una sola cosa. Veremos que Pitágoras y otros empezaron a comprender el sonido, y cómo sus ideas y prácticas, en las mentes de grandes pensadores como Kepler y Newton, se desarrollaron en nuestra actual comprensión de la dinámica de cuerdas y ondas. Veinticinco siglos después, los autores de la teoría de cuerdas están atareados investigando cómo emplear cuerdas fundamentales para unificar las cuatro fuerzas de la naturaleza. Pero ¿cuántos de ellos recuerdan o reconocen la importancia de que una de las ecuaciones centrales de su teoría, la ecuación de onda, hunde sus raíces en la búsqueda de la conexión universal con la música?
El libro es un ejercicio sobre la potencia de las analogías. Al reconectar las disciplinas de la física y la música a través de la analogía, podemos entender la física a través del sonido. La armonía y la resonancia son fenómenos universales que pueden servir para explicar la dinámica del universo primordial. Descubriremos que un cúmulo de datos cosmológicos revela que hace alrededor de 14.000 millones de años un conjunto relativamente simple de pautas sonoras dio lugar a estructuras como las galaxias y los cúmulos de galaxias, lo que en última instancia permitió la formación de planetas y la aparición de la vida misma. El libro considera los orígenes cuánticos de la vida.
Junto con las matemáticas, una de las herramientas más poderosas a la hora de develar los secretos de las ciencias teóricas consiste en simplificar el sistema y tomar prestada una analogía de una disciplina que a primera vista no parece guardar ninguna relación. En los límites de estas analogías, donde se requiere más investigación, es donde encontramos nuevas vías de descubrimiento. Es como el salto interdisciplinario de la orilla de la ignorancia a la orilla del conocimiento, mientras el ancho río de la vida sigue discurriendo.
Dice Stephon: “Quiero promover la idea de que la física puede entrar en una nueva era más abarcadora e interdisciplinaria: una física improvisativa. Basada en las analogías cruzadas, la física improvisativa empuja las fronteras disciplinarias hasta los límites de la analogía.”
Leer el libro de Stephon es un viaje donde se pueden conocer a figuras influyentes; sacar partido de los compases y ritmos de la teoría musical; seguir la evolución de la estructura de nuestro universo; crear una analogía entre la física y la música. No disponer de una analogía adecuada y necesitar cálculos rigurosos para aclarar las cosas es parte del viaje.
Para escuchar: John Coltrane, Alice Coltrane, Cosmic Music, 1969
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