Juárez en la historia de las ideas políticas. México siglos XIX-XXI.
Un ejemplo de un estudio ejemplar para un interesado en la historia de México lo encontramos en el libro de Jacqueline Covo, 1983, Las ideas de la Reforma en México (1855-1861). México, UNAM. Prólogo de Moisés González Navarro. (Tesis de doctorado realizado en 10 años)
¿Qué es lo que Covo realiza en su estudio? Fundamentalmente disociar dos espacios importantes que parecían corresponder a dos momentos de la evolución de las ideas de la Reforma:
1) Uno en torno a la reunión del Congreso Constituyente de 1856-1857, que provoca el brote de las ideas reformistas;
2) Dos a partir del golpe de Estado del presidente de Comonfort, que condujo a la realización del Congreso bajo la forma de las leyes de Reforma, y en el cual Covo creía ver una radicalización del primer espacio.
Al penetrar Covo en el debate de ideas de 1856-1857, encuentra que las leyes de 1859, lejos de ser una segunda etapa ideológica de la Reforma estaban ya contenidas en las controversias de 1856. Había varias visiones de ellas:
1) Juzgadas necesarias a menudo desde esa época, no se rechazaron sino para tratar de desarmar a la oposición; fue en balde.
2) Era la vindicta misma del enemigo la que hacía ahora indispensable, para acabar con él, se creía, las decisiones extremas.
3) Las Leyes de Reforma no eran sino el resultado lógico de la Constitución de 1857, y en ello, una vez más, los hombres de 1859 no eran sino los portavoces de un movimiento que se les adelantaba.
La segunda parte del estudio de Covo, la más importante para nosotros, presenta la interrogación fundamental de la que nace la Reforma. Esta segunda parte es el estudio circunstancial de la implantación de la Reforma. Sin embargo, la lectura del conjunto del estudio realizado por Covo nos permite esclarecer la mentalidad de los hombres que edificaron la Reforma, y que así contribuyeron a la evolución del país, con sus metas y motivaciones, así como sus límites, dentro de la diversidad de sus personalidades. Covo nos señala que para lograr la comprensión de este proceso es preciso olvidar los prejuicios propios de nuestro tiempo.
Cronología de la historia a contar por Covo.
1855
09.08 Triunfa el Plan de Ayutla con la huida del general Santa Anna. Empieza el período llamado “Reforma” que, bajo una forma parlamentaria, en torno al Congreso Constituyente de 1856-1857 primero, con las Leyes de Reforma, en plena guerra civil después, iba a sentar las bases de la lenta transformación política, cultural, social y económica de México, que conduciría al Porfirismo y a la Revolución.
1861
19.03 Una caricatura de Guillermo Tell representa a Juárez, quien afirma a tres hombres del pueblo que el país les debe la libertad y el progreso y haciéndoles promesas, y luego a un ujier, quien les dice que el presidente no recibe.
09 y 10.04 José Rivera y Río dice: “Al pueblo está tan miserable, tan desmoralizado, tan lleno de necesidades como ayer...” (“Principios-Intereses”, Boletín de Noticias).
08.06 “Hasta entonces la Reforma sólo había sido un movimiento de opinión por aplicar. Lo propio de una revolución, escribe José María Vigil, es destruir y luego organizar; la obra de demolición se acabó, los que se oponían al progreso y a la democracia están vencidos. Ahora hay que organizar la reforma.” (“La Convención”, El país, no. 147, 3)
22.03 Muerte de Miguel Lerdo de Tejada desorganizó al grupo de Veracruz, dejando el campo libre a Juárez. Fue entonces que fue nombrado presidente. Se preparaba la intervención.
03.06 Asesinato de Melchor Ocampo.
Las Leyes de Reforma.
1855
22.11 Ley que lleva el nombre de Juárez: suprime los tribunales militares y eclesiásticos, establece
a) La igualdad jurídica. Esta ley está lejos de ser “sumamente subversiva” y es además imperfecta, puesto que dejaba subsistir una jurisdicción eclesiástica para los asuntos penales y fue corregida en un sentido radical por el artículo 13 de la Constitución de 1857 que suprime los tribunales especiales, de hecho, era el término de una corriente de pensamiento democrático venido de muy lejos y que excede singularmente la persona de su signatario. (Durante la discusión, Ezequiel Montes, miembro del gobierno, recuerda que sesenta años antes el virrey Revillagigedo reclamaba ya la abolición de los “fueros”, lo que, por lo tanto, no es una idea nueva. Zarco: 1956. Historia del Congreso Extraordinario Constituyente (1856 y 1857)
b) Pero sobre todo, no hay que olvidar que el movimiento ideológico que hace de Juárez, autor de la ley del 22.11.55, el fundador de la Reforma, es el mismo para quien la igualdad jurídica es la única base de la democracia: “La igualdad ante la ley, artículo de fe del credo democrático”, escribe Justo Sierra (Juárez, su obra ..., 75; “Abolidas las clases privilegiadas, la Justicia, la Igualdad y la Democracia se abrían paso en nuestra historia”, dice P. Parra, Sociología..., 66-67)
1859
12.07 Reforma: la primera de las Leyes de Reforma, base y cimiento de las demás, vio la luz en la forma de un decreto presidencial que nacionalizaba los bienes del clero.
Reforma: la separación de la Iglesia y el Estado.
Reforma: la exclaustración de monjas y frailes y la extinción de corporaciones eclesiásticas.
23.07 Reforma: el registro civil para los actos de nacimiento, matrimonio y defunción.
31.07 Reforma: la secularización de los cementerios.
11.08 Reforma: la secularización de las fiestas públicas.
1860
04.12 Reforma: la libertad de cultos. Vino anunciada en el programa en los fastos de la historia mexicana.
Descripción del proceso de Reforma.
A partir de: un grupo heterogéneo, humillado, inculto y miserable;
Se llega a: una nación demócrata, libre, consciente y próspera, digna, en fin, de entrar en la vía del progreso.
Los medios:
1) Se reconocía que la reforma política y moral hacía necesario tres cosas: a) cambiar a los hombres, sacar a las conciencias de la abyección en que se habían mantenido siglos de tiranía; b) la destrucción de ese largo acondicionamiento pasaba por el ejercicio de la democracia y la emancipación de las conciencias, es decir, por la libertad religiosa; c) la construcción del hombre nuevo se realizaría gracias a la educación leit motiv del siglo diecinueve.
2) Se reconocía que lo anterior no bastaba: sería preciso modificar las estructuras socioeconómicas para que todo el pueblo mexicano se beneficiara de las riquezas nacionales y no solamente unos pocos privilegiados. (Comenta Covo: pero les faltó atrevimiento y originalidad en la acción; no supieron encontrar las soluciones apropiadas (542))
Para Covo dos eran los problemas:
1) Consientes: ¿Cómo reducir la oposición de los cuerpos privilegiados, y del primero de ellos, la Iglesia? El poder de la Iglesia, fincado en sus bienes, podía afectarse con las reformas. ¿Cómo en el estado de penuria en que se hallaba el erario, reunir los fondos necesarios para las reformas materiales, creación de escuelas, carreteras, ferrocarriles? Se carecía de tiempo y estabilidad.
2) Inconscientes: la contradicción (para nosotros) entre los fines perseguidos y la ideología profesada. El liberalismo individualista, que limita al máximo la acción del Estado para dejar libre al individuo en su desarrollo, en todos los dominios, ¿era la filosofía más apropiada para destruir los abusos del pasado e instaurar estructuras nuevas, para hacer, como dicen los reformistas, una “revolución”? Conceder a todos los mexicanos las mismas “libertades”, ¿no equivalía a sancionar el Estado de hecho?
Por el contrario, ¿no se necesitaría la autoridad del Estado para llevar a buen término la revolución deseada? Tan es así que, en la realidad, nunca la Reforma puso en práctica el liberalismo y la democracia.
La dictadura, llamada “provisional”, las Leyes de Reforma, la exigencia del juramento a la Constitución, la exclusión de ciertas categorías de ciudadanos de la vida política son otros tantos golpes de fuerza del Estado que, por parecer indispensables no son, por ello, menos arbitrarios.
El rechazo de la libertad de comercio –dice Covo- señala aún mejor lo inadecuado de una filosofía exótica a las estructuras del México de entonces. En el sistema de gobierno que preconizan los liberales, las garantías del individuo como el arbitraje del Estado se ajustan dentro de un marco legal definido por y para Occidente, y del que no se puede salir. Ese respeto absoluto a la legalidad -a cierta legalidad- en sus aspectos más formales, impone esquemas, el del federalismo por ejemplo y sobre todo paraliza los conatos de acción de los reformistas. Es el sistema de gobierno el que prohíbe estudiar una legislación social que se juzga necesaria: la ley no debe entrar en esos pormenores; el que hace intocable la propiedad privada.
Continúa diciendo Covo: es por lo contradictorio de sus concepciones y la ambigüedad de sus soluciones lo que hace de la Reforma mexicana un campo rico en investigación. Algunos reformistas pusieron en duda las capacidades de la ley para resolver los problemas. Otros dudaron de los datos de esos problemas y de la amplitud de las soluciones que propusieron.
El pueblo es soberano; pero, ¿quién es el pueblo? ¿El propietario, el intelectual o el campesino despojado, el indio bárbaro? ¿El pueblo o el “vulgo”? Todos los mexicanos son iguales, pero esta igualdad es estrictamente política. Se debe educar al ignorante, pero sólo dentro de los límites que le permitan comprender el mecanismo de las instituciones democráticas y votar por ellas -pero no pretender salir de su condición, a menos de caso excepcional. El proletario, el indio han de poder evadirse del monopolio del propietario, pero la libertad de empresa -de este último- es un elemento intocable del credo liberal. Han de gozar de los beneficios de la propiedad, pero la propiedad privada es sagrada, las comunidades indígenas desamortizadas, las propiedades del clero se venderán al mejor postor, los “baldíos” se cederán a los colonos extranjeros. La reforma no ha de tocar sino lo que obstaculiza la concepción legalista de la democracia, es decir,
a) las supervivencias del pasado;
b) el régimen comunitario, contrario a la libre competencia,
c) el poderío de la Iglesia que frena el libre desarrollo del individuo.
Contradicciones, ambigüedades y límites se hallan enteras en la personalidad de nuestros liberales, jóvenes provincianos instruidos, ávidos de promoción social.
¿Inconciencia? ¿Mala fe? ¿Proyección de las ambiciones propias de una clase sobre las realidades nacionales?
Covo nos formula el tema de su investigación de la siguiente manera: no es la historia de los acontecimientos. Es el análisis de las ideas políticas (el liberalismo y la democracia), la religión y el clero, los clubes políticos y las Leyes de Reforma. Estudia la historia de las ideas, más bien que la ideología, porque ésta, en su opinión, supone unidad, un sistema coherente de pensamiento, mientras la historia de las ideas estudia lo concreto, lo múltiple y lo ambiguo. La historia de las ideas de 1855 a 1861. Estudia con cuidado a Michoacán, uno de los focos principales de la Reforma.
De esta manera circunscribe Covo su objeto de estudio: la irrupción en la vida política de una opinión pública ampliada. En la vida económica, la irrupción de una clase media naciente. Aprender la aparición en la escena política de un grupo social (“la masa del auténtico pueblo”) que, quizá por primera vez, iba a tomar la palabra.
De lo que se trata, reitera Covo, es estudiar en el grupo de reformistas, su visión de la crisis mexicana, sus motivaciones, su forma de pensamiento, las soluciones que preconizaban para resolver los problemas planteados por la situación de México.
Todo dentro de la multiplicidad de los puntos de vista, el florecimiento de ideas, el desorden del entusiasmo, las divergencias y contradicciones. Se trata de saber quiénes eran los promotores de la reforma, tratar de definirlos, de saber si merecían la fama de ateísmo, de idealismo, saber por cuál o cuáles tipos de transformación trabajaban, identificar las propuestas de los congresistas de 1856, recuperar su público, lectores de periódicos o firmantes de petición.
Se trata de no limitarse al estudio de la perspectiva progresista de los reformistas sino matizarla con la de los conservadores y explicar la una con la otra. No se puede hacer tabla rasa de un pasado que había asistido al nacimiento del pensamiento liberal mexicano, que seguía influyendo a nuestros reformistas, y explicaba a veces sus tomas de posición.
El problema a resolver por Covo es: ¿Qué es la Reforma?
De acuerdo a su tema, la historia de las ideas y no la ideología, sus fuentes no son los archivos oficiales, los documentos diplomáticos y las memorias de los grandes hombres, sino la prensa -que la victoria liberal de 1855 había hecho florecer, estrechamente relacionada con la tentativa de democratización de la sociedad-, los debates parlamentarios en el Congreso Constituyente, correspondencias y memorias de la época, opúsculos, folletos, y panfletos, etc. Y es así que los fondos utilizados por Covo se localizan en México, en Madrid, en París. Consulta los artículos publicados en la prensa liberal de la capital y de los estados, la prensa conservadora, las revistas, los periódicos de la capital y de los estados citados por otros periódicos.
La metodología utilizada por Covo fue el análisis del vocabulario utilizado por los reformistas; en este análisis Covo encontró las orientaciones políticas, las imágenes del pasado, las imágenes del presente, las imágenes del futuro.
Las conclusiones de la investigación de Covo fueron las siguientes:
1) La Reforma fue una manifestación del liberalismo individualista en sus prolongaciones y su funcionamiento.
2) Las particularidades debidas a un marco histórico y geográfico preciso hacen del debate de ideas de la reforma una etapa del proceso formador de la nación mexicana en sus componentes políticos, culturales, sociológicos y económicos,
2.1) heredera de los problemas legados por los periodos precedentes y
2.2) responsable, por sus ambigüedades y contradicciones, de la evolución posterior de México.
3) La Reforma fue la expresión de un grupo de intelectuales, esbozo de clase media; no es la obra de un hombre ni del pueblo mexicano, cuya creación, justamente, se propone. Fue la expresión de una colectividad y, por lo tanto, no fue unitaria, unívoca, coherente; fue, por el contrario, multiforme, proteiforme, y todas las opiniones tuvieron cabida en ella, (ver el editorial de N. Pizarro en el no. 1 de La opinión Liberal del 05.09.61) las que, medrosamente, frenaron el movimiento, las que, atrevidamente, avanzaron y las que trataron de salir de los caminos trillados para trazar otros nuevos. De modo que la Reforma, movimiento de opinión, se salió del marco estrecho del liberalismo ortodoxo. Si fue anticlerical, se debió a que la Iglesia institucional, por su fuerza temporal y espiritual, cerraba la puerta a la evolución deseada; según expresión de Nicolás Pizarro, la reforma quiso ser el: “... hasta aquí de la Teocracia.” Si fue utópica, lo fue en la medida en que, a menudo, estimó la democracia formal capaz de sanar unas heridas sociales.
Es el libro de Covo un ejemplo que ayuda a la comprensión del proceso que tiene como divisa el Pueblo Soberano como base, la Nueva República como fin y la Cuarta Transformación como medio.
Puebla, Pue., Paseo de las Fuentes, 19 de julio de 2019