El miedo y temor al obradorismo. Primera de
dos partes.
José Antonio Robledo y Meza
Muy a
menudo la forma de una especulación filosófica es: probemos buscar por acá.
La experiencia mexicana conocida como obradorismo no solo está afectando a la sociedad mexicana, está afectando al sistema mundial -a la economía, a la política y la cultura- y es por esto, que sus opositores son polifacéticos y no solo se encuentran en México.
El obradorismo ganó en 2018 con 30,113,483 millones de votos. El PAN obtuvo 12,610,120, el PRI 9,289,853. Juntos el PAN y el PRI obtuvieron 21,899,973. Hoy día todo apunta a que la candidata obradorista gane con más votos que en 2018. ¿Cuántos votos obtendrá la coalición Fuerza y Corazón por México en el 2024? ¿Superará los 20 millones? Entre más lejos estén de esta cifra más cerca estará el Plan C (la mayoría calificada) de concretarse. Si comparamos las tendencias marcadas por las encuestas salta a la vista la enorme distancia entre las candidatas. En este escenario intentemos responder las cinco preguntas siguientes: ¿En qué consisten el miedo y el temor en torno al obradorismo? ¿Son reales o ficticios? ¿Intentan inducirlos o no? Si logran inducirlos ¿con qué propósito? ¿A qué intereses responde la difusión mundial del miedo y del temor al obradorismo? Estas preguntas las responderemos en la segunda parte de esta reflexión. Por el momento, esbozaré un panorama general como premisa.
Si pensamos en el mundo capitalista como un sistema intencional entonces debemos explicar la conducta de los actores mencionados en el primer párrafo. ¿Cómo hacerlo? A partir de atribuirle al sistema creencias y deseos. Señalemos que el sistema al que nos referimos, es el capitalismo financiero. Para llegar a establecer una predicción o situación del sistema capitalista es necesario: tener, por lo menos, algunas suposiciones acerca del diseño funcional de este sistema, independientemente de su constitución física o las condiciones de sus entrañas.
Según Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff (Esta vez es distinto, Ocho siglos de necedad financiera, 2012 ) son cinco problemas que enfrenta el capitalismo hoy día:
1) No apreciar adecuadamente los bienes públicos, aire y agua limpios y el fracaso de los esfuerzos para evitar un cambio climático global.
2) Desigualdad social. La creciente brecha es, en parte, una consecuencia de la innovación y el espíritu empresarial. La gran riqueza permite a ciertos grupos comprar poder e influencia política, que a su vez contribuye a generarles aún más riqueza.
3) Suministro de atención médica. El coste de los servicios sanitarios en proporción al ingreso ha aumentado a medida que las sociedades se han hecho más ricos y, posiblemente, superará el 30% del PIB en las próximas décadas.
4) Subestimar el futuro de las próximas generaciones que para la mayoría de las generaciones desde la Revolución Industrial esto no ha importado, gracias al continuo avance tecnológico. Por lo general, cada generación ha vivido significativamente mejor que la anterior. Pero, con la población mundial superando los 7.000 millones de habitantes, no existen garantías que demuestren que esta trayectoria es sostenible y
5) Las crisis financieras que han provocado la mayoría de los anteriores problemas. En el mundo de las finanzas, la innovación tecnológica no se ha utilizado para reducir los riesgos sino más los han magnificado.
Si el capitalismo es un sistema económico y social basado en que los medios de producción son privados y el mercado el mecanismo para asignar los recursos de manera eficiente y el capital sirve como fuente para generar riqueza, entonces es este sistema de creencias el que nos permite predecir el mal funcionamiento y criticar al sistema, y poder decir que existen enormes diferencias entre los objetivos propuestos como capitalistas y los logros obtenidos.
Y son estos los resultados los que hacen evidentes la irracionalidad del sistema capitalista a principios del siglo XXI. Las metas del sistema por emerger deberán estar definidas en función de las necesidades de la mayoría de los humanes y eso es lo que hace el obradorismo. Es necesario pues, construir una nueva situación intencional (el obradorismo propone una nueva república, más democrática, más justa y más amorosa, sin corrupción, sin hipocresía, sin racismo, sin clasismo… ) y esto pasa por la predicción de la conducta de un sistema adscribiéndole al mismo la posesión de cierta información y suponer que lo dirigen ciertas metas. La información puede ser considerada como creencias, y las metas y submetas como deseos. Por supuesto que el sistema capitalista no tiene realmente creencias y deseos, sino que uno debe atribuírselos para poder explicar y predecir su conducta. Al hacerlo uno se aproximaría a elaborar una “teoría de la conducta” para ese sistema.
Una pregunta que dejo para que entre todos la respondamos es ¿qué sería lo más racional que debe hacerse dadas las metas x, y, z,..., las restricciones a, b, c,..., y la información acerca del presente estado de cosas p, r, s..?
Un obstáculo a vencer es el sentido común. El sentido común tiene muchas formas de manifestarse; nos muestra que quienes lo enarbolan tienen vidas mentales de tipos confusos de prever. El sentido común no es suficiente ya que:
1) Deja sin resolver demasiados problemas apremiantes.
2) Se entrega con frecuencia a intuiciones persuasivas que se contradicen.
3) Lo que para una persona es un fundamento sólido para otro es un vestigio falsamente convincente.
4) Algunos aspectos pueden ser ilusiones cognitivas de nuestra especie, abrumadoramente persuasivas para nosotros debido a la existencia de ciertos atajos en el diseño de nuestros sistemas cognitivos.
5) Algunas versiones del sentido común no son más que versiones popularizadas y atenuadas de la ciencia de antaño.
Clasificar estos aspectos del sentido común en
verdaderos, falsos, engañosos e indignos de confianza es un buen trabajo por hacerse.
Sin embargo, no es ahora una tarea sistemática, accesible a un enfoque
puramente básico o axiomático. Más bien tenemos que arremeter cuando sea
oportuno e intentar alcanzar una visión estable oponiendo entre ellas una gama
de intuiciones, descubrimientos y teorías empíricas, argumentos rigurosos y
experimentos imaginativos del pensamiento. Esto es lo que plantea el
obradorismo y que de manera simplificada se le ha nombrado en México como el
segundo piso de la 4T
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