martes, 27 de junio de 2023

Del Big Bang a la visión cultural de la 4T. Proyecto de difusión de las humanidades.

Del Big Bang a la visión cultural de la 4T. Proyecto de difusión de las humanidades.

José Antonio Robledo y Meza

 

La cultura y educación en la divisa “El Pueblo Soberano como base, una Nueva República como fin y la Cuarta Transformación como medio”.

 

El Universo tiene una historia que va del Big Bang a la computadora, a la Inteligencia y Conciencia Artificiales, a la imitación de la vida, a la civilización cosmopolita, a la visión cultural del universo. Esta historia puede construirse gracias al proceso de continuidad y evolución de la mente.

En esta historia hay tres momentos notables: la aparición de la vida, la aparición de la vida mental y la aparición de la evolución por el amor creador.

Los científicos han estimado que el Universo tiene más de 14.000 millones de años, cifra que zahiere nuestros tres millones de años como especie inteligente. 

Husmeemos en los tres últimos segundos finales del Universo. 

11:59:58 p.m.: civilización maya; dinastía sung china; imperio bizantino; invasión mongol; las cruzadas…

A las 11:59:59 p.m., último segundo del primer año cosmológico: renacimiento en Europa; viajes de descubrimiento desde Europa y China (dinastía Ming); surgimiento del método experimental de la ciencia.

¡Ahora mismo!: el primer instante del primer día del segundo año cosmológico: extendido desarrollo de la ciencia y tecnología; surgimiento de una cultura global; adquisición de los medios de autodestrucción humana; primeros pasos en la exploración planetaria en naves espaciales, la búsqueda de la inteligencia extraterrestre y primeros artefactos producto de los proyectos de Inteligencia y Conciencia Artificiales.

En la actualidad el malestar cultural revela un síntoma: el amor por los demás y por lo que se hace es una práctica cada vez menos aceptada. Eso es un indicio del fracaso de los promotores de las humanidades. No es un buen augurio para la cultura que el amor por los demás y por lo que se hace empiece a parecer inaceptable y hasta ridículo. Cuando se produce únicamente lo que tiene mercado o patrocinio, hace falta un milagro para que la cultura no termine siendo conformista.

En México ha llegado la oportunidad de que esto, nuevamente, no sea así. En México, a principios del siglo XX, aparecieron diferentes representaciones o modelaciones de la realidad: mitos, religiones, poesía, pinturas, música, artes plásticas, ciencias… todo lo anterior es cultura y con todo ello México comenzó a existir. Con estas representaciones la mente del mexicano adquirió la capacidad para controlar las condiciones de su existencia. En esas representaciones hay un valor de supervivencia; con ellas los mexicanos  nos hemos apropiado del orden de la existencia y llevarlo a servir propósitos humanos con la compañía de la computadora como instrumento para estudiar la realidad y con ello la posibilidad de simularla así como a la mente misma.

Y puede verse en lo que los jóvenes intentan de que, nuevamente, el sostén último de las obras objetivamente valiosas está en el trabajo personal: en creer en lo que se cree, a pesar de las opiniones de los otros, a pesar de las consecuencias deprimentes que eso tiene en la práctica. Hasta ahora el financiamiento de lo más valioso que en cultura se produce tiene su origen en el trabajo personal. Puede seguir el apoyo de la familia, de los mecenas, del mercado y del Estado. Lo importante es tener la conciencia de que toda vida puede ser creadora de muchas maneras, y lo mejor sería que, sobre la marcha, aprendamos a convertir nuestra opresión en libertad, nuestra vida cotidiana en alegría.

De acuerdo con la UNESCO la cultura puede considerarse como el conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o a un grupo social. En tanto por arte se entiende la generación de elementos estéticos en las expresiones del quehacer humano. 

A partir de nuestra experiencia de más de 30 años promoviendo relaciones culturales diversas podemos decir que impulsar una política pública cultural sería fomentar e impulsar la cultura en cualquier localidad, rural o urbana, con actividades que difícilmente pueden ofrecerse en esa zona por su lejanía con la capital del estado o por las condiciones precarias de existencia.

Al brindar actividades diferentes a las acostumbradas en una comunidad, se pretende enriquecer el proceso de aprendizaje ampliando el espectro de conocimientos tanto de niños como de jóvenes y adultos. A la vez se busca fomentar valores de solidaridad, respeto, inclusión e identidad, de forma que los aprendizajes adquiridos se puedan aplicar en la cotidianidad, mejorando la calidad de vida de los habitantes. Con lo anterior se crearía un punto de partida para que las personas, todos los ciudadanos, tomen ejemplo y emprendan iniciativas para mejorar la situación de sus familias y comunidades, al tiempo de aportar herramientas a los ciudadanos para que estos tomen conciencia de sí mismos y del papel que juegan dentro de la sociedad, adaptando el lenguaje a cada grupo de edad y al entorno cultural; esto para que la transmisión del mensaje sea efectiva y la creatividad artística refleje la pluralidad cultural del estado y del país.

La política cultural no debe ser una mera reproducción del enfoque de los grupos dominantes que asumen la perspectiva de los centros de poder; es, por el contrario, generar la perspectiva que fomente y apoye las ideas de un pueblo, con un enfoque multi-inter-transdiciplinario que rompa con la parcialización y la híper especialización del conocimiento y de la especialización de la cultura. Que impulse y fortalezca las acciones que permitan a las comunidades desarrollar sus propias capacidades de gestión y desarrollo a partir de incorporar los elementos que ellas decidan o elijan para su autogestión.

Asumir e impulsar como estrategia eje de las políticas públicas la masificación de la cultura y la democratización del saber pasa por reflexionar y debatir también en torno a la institucionalidad cultural requerida –la Secretaría de Cultura-, la manera descentralizada o concentrada de coordinar e implantar las acciones Se requiere formular una agenda de trabajo para profundizar el debate sobre la vida cultural y su proyección social.

De manera sintética las actividades que pudieran impulsarse son:

- Temporadas de conciertos de música (cámara, sabatinos y dominicales), de presentación de rondallas y estudiantinas denominados “Roberto Reyes Garrido”; encuentros Corales.

- Temporadas de danza, teatro (festival internacional “Héctor Azar”) y exposiciones de artes plásticas.

- Presentación de discos y libros.

- Concursos de canto, oratoria y/o declamación.

- Exposiciones artísticas, recitales y demostraciones.

- Encuentros escolares y universitarios culturales denominados “Encuentros Gabino Barreda Flores”.

- Olimpiadas culturales y paseos culturales.

- Conferencias, mesas redondas, coloquios y foros con temáticas diversas, orientadas a abordar problemas culturales y artísticos de actualidad.

- Multiplicar y fortalecer ejercicios de cine-club, con ciclos dedicados a fomentar la cultura cinematográfica, a ver al cine como instrumento didáctico y como expresión de la realidad social.

- Impulsar talleres artísticos, clínicas, cursos y seminarios sobre temas diversos.

Nuestra propuesta consiste en construir redes ciudadanas en y para la cultura, entendiendo que las redes se constituyen en espacios de debate, de aprendizaje y de concertación. Se pretende, como estrategia, crear redes de Promoción Cultural para proyectar al conjunto social los productos de la investigación científica, la creación artística y del quehacer cultural. Es por su cultura que México ganó presencia y avanza en el contexto global; el criticismo y la creatividad han sido su sello. Es por ello en la gran importancia que tiene la reforma educativa. La educación del mexicano en la Cuarta Transformación es premisa para la consolidación de la Soberanía Popular y la construcción de una Nueva República.

El Pueblo Soberano como base, una Nueva República como fin y la Cuarta Transformación como medio.

 

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lunes, 26 de junio de 2023

Numeralia e información en torno a la Marcha del Orgullo LGBT+

Numeralia e información en torno a la Marcha del Orgullo LGBT+

José Antonio Robledo y Meza

 

¿Por qué se celebra la Marcha del Orgullo LGBT+?

En México y otros países, junio es el mes del Orgullo LGBT+ en conmemoración de los disturbios de Stonewall, Nueva York, que ocurrieron el 28 de junio de 1969 y que marcan el inicio del movimiento de liberación homosexual.

26 de julio de 1978 es el antecedente más remoto de la marcha del orgullo en el país, cuando un grupo de 30 personas identificadas como parte del Frente de Liberación Homosexual de México (FLHM) participó en una marcha en apoyo a la Revolución Cubana.

Según el INEGI, en México, cinco millones de personas (5,1% de la población) se autoidentifica con una orientación sexual y de género LGBT+.

La población LGTB+ sufre una tasa de intento de suicidio tres veces mayor que la población general, en gran parte debido al rechazo que sufren dentro de los entornos familiares y sociales.

Mas de 40 organizaciones de la sociedad civil participan desde 2020 en la marcha en Ciudad de México.

El tema de la marcha de este año 2023 es “Libertad, Justicia y Dignidad ¡A nosotres nunca nos borrarán!”.

Las demandas específicas de este año están enfocadas en las exigencias de los grupos históricamente vulnerados, como las personas LGBT+ indígenas, quienes viven con VIH, privados de a libertad, trabajadoras sexuales, neurodivergentes, intersexuales y asexuales.

La cuadragésima quinta marcha del orgullo en la capital concentró más de 250.000 asistentes.

13 fueron los contingentes que desfilaron en el evento: Contingentes de Poblaciones Históricamente Vulneradas; Poblaciones Trans /No Binarias; Familias Diversas; Contingentes de Organizaciones de la Sociedad Civil LGBTTTIQA+; Contingentes Estados de la República Mexicana;

Agentes Diplomáticos y Embajadas; Contingentes Estudiantiles; Contingentes Artísticos y de Entrenimiento; Contingentes Religiosos; Contingentes de Sindicatos; Empresas; Sociedad Civil en General; Caballos.

¿En qué otros estados hay marchas del Orgullo LGBT+?

Durante junio, mes del Orgullo LGBT+, todos los estados se realizan al menos una marcha conmemorativa. Las previstas son:

Junio

Puebla capital el sábado 17 de junio.

Oaxaca: 18 de junio.

Tijuana y Ensenada, Baja California: 24 de junio.

Playa del Carmen, Quintana Roo: 24 de junio.

Guasave, Sinaloa: 24 de junio.

Ameca, Tecolotlán, Atotonilquillo y Autlán, Jalisco: 24 de junio.

Las Varas, Nayarit: 25 de junio.

Campeche: 25 de junio.

Tecoaltiche, Jalisco: 25 de junio.

Timún, Yucatán: 26 de junio.

Temáx, Yucatán: 26 de junio.

Jacona, Michoacán: 29 de junio.

Arandas, Jalisco: 29 de junio.

Martínez de la Torre, Veracruz: 30 de junio.

Marchas en julio, agosto, octubre y noviembre

Tezutitlán, Puebla: 1 de julio.

Chihuahua, Chihuahua: 1 de julio.

Tecate, Baja California: 1 de julio.

Xilitla, San Luis Potosí: 1 de julio.

Durango: 2 de julio.

Cocula, Jalisco: 8 de julio.

Tequila, Jalisco: 8 de julio.

El Seco, Puebla: 22 de julio.

Zacatecas: 22 de julio.

Jalpa, Zacatecas: 22 de julio.

Cuernavaca, Morelos: 26 de agosto.

Guadalupe, Zacatecas: 12 de agosto.

Toluca, Estado de México: 12 de agosto.

Jérez, Zacatecas: 19 de agosto.

Fresnillo, Zacatecas: 14 de octubre.

Costa Sur, Jalisco: 21 de octubre.

Chapala, Jalisco: 18 de noviembre.

 

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domingo, 25 de junio de 2023

Filosofar acompañado de la pintura y de la música

 

Filosofar acompañado de la pintura y de la música

El éxtasis de Santa Cecilia

José Antonio Robledo y Meza

Curso-taller “De la ignorancia al filosofar” para los docentes de las preparatorias de la BUAP

Dirección General de Educación Media Superior BUAP

 

Rafael, éxtasis de Santa Cecilia, oleo, templo de San Giovanni in Monte de Bolonia, 1514

La pintura representa a Santa Cecilia, la patrona de los músicos y de la música sacra, escuchando a un coro de ángeles en compañía de San Pablo, San Juan Evangelista, San Agustín y María Magdalena. Realizada por encargo de una iglesia en Bolonia y ahora cuelga en la Pinacoteca Nacional, o Galería Nacional de Pintura.​

Resultados de la observación.

1) Se pueden distinguir tres secciones horizontales: superior, medio e inferior. Podemos distinguir que la sección inferior ocupa por sí sola aproximadamente las cuatro quintas partes de la altura total de la obra.



La parte superior y la inferior están separadas mediante una voluta de nubes.

En la parte superior un coro de ángeles parece estudiar la partitura abierta frente a ellos; tan solo un ángel (el segundo comenzando por la izquierda) muestra la boca claramente entreabierta; las de los demás parecen cerradas o apenas entreabiertas. Estos ángeles se distribuyen en dos grupos alineados; el ángel situado más a la izquierda dentro del grupo derecho señala algo en la partitura de su vecino.


Los personajes


Santa Cecilia situada en el centro y rodeada de cuatro santos: san Pablo, san Juan Evangelista, san Agustín y santa María Magdalena.

Santa Cecilia mira hacia arriba, sobrecogida por algo que ve o escucha. San Juan y san Agustín, en segundo plano, parecen mirarse el uno al otro; en primer plano, san Pablo dirige la vista al suelo y santa María Magdalena, hermosa y serena, mira hacia el espectador.

 


Los cuatro santos están descalzos mientras unas sandalias cubren los pies de santa Cecilia.

 

San Pablo y san Juan Evangelista, representantes del amor divino, y san Agustín y santa María Magdalena, pecadores arrepentidos.

 

Santa Cecilia sostiene un pequeño órgano.

Santa Cecilia aparece rodeada de ángeles músicos y de instrumentos musicales. Los instrumentos diseminados a sus pies están rotos, y las únicas criaturas que parecen hacer música son los ángeles, no los hombres.

En la parte inferior del cuadro advertimos una tercera sección que permite, ver, en continuidad con la parte central, el suelo sobre el que se apoyan los santos. Esta superficie está llena de instrumentos musicales tirados en desorden. Este desorden contrasta con el orden que reina en las secciones primera y segunda.

Examinemos con mayor detalle los instrumentos representados.

Hay doce en la parte inferior del cuadro (además del órgano que sostiene santa Cecilia, perteneciente a la sección central). Seis de ellos se incluyen en la familia de las «percusiones», otros cinco son de viento y hay una viola de gamba. De izquierda a derecha se advierte un triángulo (de grandes dimensiones), un instrumento difícil de identificar que podría ser una flauta grande, una especie de tamboril sin membrana con pequeños címbalos semejantes a los de una pandereta, una pequeña flauta dulce y una viola de gamba con su arco; un examen atento revela una cuerda de viola, rota, que serpentea de modo sinuoso sobre el instrumento (detalle verdaderamente difícil de percibir en cualquier reproducción); detrás de la viola vemos dos pequeños timbales (¿o panderetas?), junto a la viola, una tercera flauta, y, cerca del pie derecho de María Magdalena, dos instrumentos de viento difíciles de identificar (flageolets o, más bien, instrumentos de la familia de las chirimías); a la derecha del cuadro, un tamboril bastante similar a la pandereta, aunque dotado de membrana y provisto de dos hileras de pequeñas sonajas; por último, un par de címbalos.

En primer plano, delante de la viola, una misteriosa pieza de madera, el único resto de un gran instrumento o de otro objeto irreconocible.

 

 

viernes, 23 de junio de 2023

Una tarde sin Dios en la Academia de Letrán


Una tarde sin Dios en la Academia de Letrán

 

El 22 de junio de 1818 nace en San Miguel el Grande Guanajuato, Juan Ignacio Paulino Ramírez Calzada, también conocido por su seudónimo periodístico “Nigromante”. A sus 19 años ingreso a la academia literaria de San Juan de Letrán integrada por los hombres más ilustrados de la época. Es celebre en los anales literarios de México, la presentación del Nigromante en dicha academia, donde leyó un discurso tan controversial por incluir la afirmación “Dios no existe; los seres de la naturaleza se sostienen por sí mismos”.

A continuación, el testimonio de Guillermo Prieto de la célebre presentación de Ignacio Ramírez en la academia literaria de San Juan de Letrán.

 

Guillermo Prieto. De Memorias de mis tiempos, tomo i, 1828 a 1840, París; México: Librería de la Vda. de C. Bouret, 1906, 188-193 pp.

 

Una tarde de Academia, después de obscurecer, percibimos, al reflejo verdoso que comunicaba a la luz, el velador de la bujía que nos alumbraba, en el hueco de una puerta un bulto inmóvil y silencioso, que parecía como que esperaba una voz para penetrar en nuestro recinto.

Lo vio el Sr. Quintana [Roo], y dijo: ¡adelante!

Entonces avanzó el bulto, y con una claridad muy indecisa, vimos acercarse tímido a la mesa del Presidente a un personaje envuelto en un capotón o barragán desgarrado, con un bosque de cabellos erizos y copados por remate.

—¿Qué mandaba usted?

—Deseo leer una composición para que ustedes decidan si puedo pertenecer a esta Academia.

Sntese usted.

Sentóse [Ignacio] Ramírez junto al Sr. Quintana, y entonces, dándole de lleno la luz en el semblante, le pudimos examinar con detención.

Representaba el aparecido 18 o 20 años. Su tez era obscura, pero con el obscuro de la sombra sus ojos negros parecían envueltos en una luz amarilla tristísima; parpadeaba seguido y de un modo nervioso; nariz afilada, boca sarcástica. Pero sobre aquella fisonomía imperaba la frente con rara grandeza y majestad, y como iluminada por algo extraordinario.

El vestido era un proceso de abandono y descuido: abundaba en rasgones y chirlos, en huelgas y descarríos.

En el auditorio reinaba un silencio profundo. Ramírez sacó del bolsillo del costado, un puño de papeles de todos tamaños y colores; algunos, impresos por un lado, otros en tiras como recortes de molde de vestido, y avisos de toros o de teatro. Arregló aquella baraja, y leyó con voz segura e insolente el título, que decía: No hay Dios.

El estallido inesperado de una bomba, la aparición de un monstruo, el derrumbe estrepitoso del techo, no hubieran producido mayor conmoción.

Se levantó un clamor rabioso que se disolvió en altercados y disputas.

Ramírez veía todo aquello con despreciativa inmovilidad.

El Sr. Iturralde, Rector del Colegio, dijo:

—Yo no puedo permitir que aquí se lea eso; este es un establecimiento de educación.

Y el Sr. Tornel, Ministro:

—Este es un cuarto en que todos somos mayores de edad.

—Que se ponga a votación si se lee o no —dijo Munguía.

—Yo no presido donde hay mordaza —dijo Quintana, levantándose de su asiento.

Iturralde:

—No se hará aquí esa lectura.

Tornel:

—Se hará aquí o en la Universidad.

—O en mi casa —dijo D. Fernando Agreda, que asistía como aficionado.

Cardoso:

—Señor Doctor: no le ha de costar a Dios la silla presidencial esa lectura…

—Eso será un viborero de blasfemias.

—¡Triste reunión de literatos —exclamó el P. Guevara— la que se convierte en reunión de aduaneros, que declaran contrabando el pensamiento; y triste Dios y triste religión, los que tiemblan delante de ese montón de papeles, bien o mal escritos!

—Que hable Ramírez.

—Que sí… que no; … ¡que hable!, ¡que hable! Se hizo el silencio, y después de un exordio arrebatador, y como calculada divagación, pasó en revista el autor los conocimientos humanos; pero revestidos de tal seducción, pero radiantes de tal novedad, pero engalanados con lenguaje tan lógico, tan levantado, tan realzado con vivo colorido, que marchábamos de sorpresa en sorpresa, como si estuviéramos haciendo una excursión al infinito por senderos sembrados de soles.

Astronomía, matemáticas, zoología, el jeroglífico y la letra, y el dios…

Y todo esto sin esfuerzo, resonando la trompa épica de lo sublime y el tamboril de los pastores de Virgilio; empleando el decir fluido de Herodoto, o la risa irónica y picaresca de Rabelais.

A las exclamaciones de horror y de escándalo se mezclaban palmadas, gritos de admiración y vivas entusiastas.

El Sr. Quintana, muy conmovido, ponía su mano sobre la cabeza de Ramírez, como para administrarle el bautismo de la gloria.

La discusión se abrió, y si se hubiera dado a la prensa formaría época en la historia del progreso intelectual de México.

¡Qué erudición de Carpio y Pesado!, ¡qué tersura de dicción, qué lógica, qué poderosa palabra la del Doctor Guevara!, ¡qué destreza, qué irradiación, qué flexibilidad admirable en el decir de Lacunza!,¡cuánto talento de Eulalio Ortega!

Ramírez a todos replicaba: unas veces sabio, las más insolente y cínico.

Iturralde le argüía que la belleza de Dios se veía en sus obras.

—De suerte —replicaba Ramírez— que Ud. no puede figurarse un buen relojero jorobado y feo.

Sabía de memoria los griegos y latinos; Voltaire y los enciclopedistas le eran familiares, especialmente D’Alambert, a quien profesaba veneración.

Exagerábale Guevara el amor a la patria.

—Sí, señor, de ese amor nos han dado ejemplo los gatos…

—¿Qué le gusta a Ud. más de México? —le preguntaba Tornel con énfasis.

—Veracruz —respondió—; porque por Veracruz se sale de él.

La composición de Ramírez era visiblemente un pretexto para hacer patentes sus estudios de muchos años, y como a su pesar se traslucía su jactancia de malas cualidades que no tenía, fue aceptado con entusiasmo y cariño, aun por los que se presentaron con el carácter de enemigos.

D. Fernando Agreda ofreció a Ramírez su amistad, y puso recursos a su disposición.

Cardoso, que tenía la cualidad preciosa de admirar y ensalzar el ajeno mérito, se convirtió en el panegirista de Ignacio, y fue de sus amigos más constantes y consecuentes, y Olaguíbel expeditó su recepción de abogado, y le nombró su secretario en el momento de tomar posesión del Gobierno del Estado de México.

En cuanto a mí, le quise con entrañable ternura y admiración sincera, uniéndonos desde el primer día, haciéndonos inseparables, participando en común de nuestras penas, triunfos y miserias, y bebiendo yo —tan insaciable como desaprovechado— los raudales que brotaban de su inteligencia privilegiada.

A Ramírez se le ha juzgado con justicia como gran poeta y como gran filósofo, como sabio profundo y como orador elocuente, y Ramírez era en el fondo la protesta más genuina contra los dolores, los ultrajes y las iniquidades que sufría el pueblo.

En política, en literatura, en religión, en todo era una entidad revolucionaria y demoledora; era la personificación del buen sentido, que, no pudiendo lanzar sobre los farsantes y los malvados el rayo de Júpiter, los flagelaba con el látigo de Juvenal y hacía del ridículo la picota en que a su manera les castigaba. Pero para esto necesitaba un gran talento, un corazón lleno de bondad y una independencia brusca y salvaje sobre toda ponderación.

 

Las imágenes forman parte del mural Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947) de  Diego Rivera. Es la principal obra en exhibición permanente del Museo Mural Diego Rivera.

 

domingo, 18 de junio de 2023

La paternidad como símbolo de autoridad política. Hidalgo el padre de la patria excomulgado y degradado.

La paternidad como símbolo de autoridad política. Hidalgo el padre de la patria excomulgado y degradado.

José Antonio Robledo y Meza

 

Padre de la Patria o de la Nación es un término usado por varios países para describir a un líder político o simbólico visto como un padre fundador de la nación. Suele ser una figura clave en la historia nacional cuyo percibido heroísmo y autoridad moral hacen de él una fuente de inspiración patriótica digna de respeto y veneración. Su imagen es a menudo elevada a la categoría de símbolo nacional y es muy probable que se muestre en artículos tales como billetes y sellos. En algunos países se establece también un culto a la personalidad.

“El 30 de agosto del 2010, el arzobispado de México dio a conocer su postura en torno a la excomunión y degradación de los curas Miguel Hidalgo, “Padre de la Patria”, y José María Morelos, “Siervo de la Nación”, respectivamente, en el contexto de los festejos del Bicentenario de la Independencia a celebrarse este año. El sacerdote Gustavo Watson, director del archivo histórico del arzobispado, declaró que los próceres de la Independencia “no murieron excomulgados, sino en condición de sacerdotes, y por lo mismo es necesario hacer en los libros de historia las correcciones del caso” (La Crónica, 31 de agosto de 2009).

Fue el alto clero católico quien se opuso y combatió al movimiento de Independencia: condenó a los insurgentes, aplicó juicio inquisitorial a los sacerdotes que simpatizaban con aquéllos, celebró misas con Te Deum las victorias de los realistas y negó la absolución a quienes comulgaban con las ideas de libertad. La jerarquía católica afirma que la excomunión decretada por Manuel Abad y Queipo en 1810 no fue válida, bajo el argumento de que éste era obispo electo de Valladolid, Michoacán, sin la correspondiente consagración episcopal.

Al hablar de la excomunión de Hidalgo, es obligado remitirse a un “conjunto de edictos de excomunión”. Están documentados por lo menos seis, de diferentes obispos, en donde sistemáticamente se descalifica al “Padre de la Patria”; se agregan a aquéllos, el juicio inquisitorial y la degradación sacerdotal de la que fue objeto.

Manuel Abad y Queipo publicó, el 24 de septiembre de 1810, un edicto en el que excomulgaba al Cura de Dolores y a sus partidarios: “Un sacerdote de Jesucristo […] el Cura de Dolores don Miguel Hidalgo, levantó el estandarte de la rebelión y encendió la tea de la discordia y la anarquía, y seduciendo a una porción de labradores inocentes, les hizo tomar las armas… En este concepto, y usando de la autoridad que ejerzo como Obispo electo y Gobernador de esta Mitra, declaro que el referido D. Miguel Hidalgo, Cura de Dolores y sus secuaces […] son perturbadores del orden público, seductores del pueblo, sacrílegos y perjuros, y que han incurrido en la excomunión mayor del canon Siquis Suadente Diabolo […] Los declaro excomulgados vitandos, prohibiendo, como prohíbo, el que ninguno les dé socorro, auxilio y favor, bajo pena de excomunión mayor ipso facto incurrenda”.

La anterior excomunión fue ratificada por otros obispos, entre ellos el arzobispo de México, Francisco Javier Lizana y Beaumont. Como hubo quien pusiera en tela de juicio la legitimidad de Abad y Queipo, por haber sido nombrado por la Regencia, el arzobispo Lizana expidió un edicto el 11 de octubre de 1810 en el que declara que la censura del obispo electo era válida e impuesta conforme a los cánones: “Nos, D. Francisco Javier de Lizana y Beaumont, arzobispo de México […] Habiendo llegado a nuestra noticia que varias personas de esta ciudad de México y otras poblaciones del arzobispado disputan y por ignorancia o malicia han llegado a afirmar no ser válida ni dimanar de autoridad legítima la declaración de haber incurrido en excomunión las personas respectivamente nombradas e indicadas en el Edicto que con fecha de 24 de septiembre último expidió y mandó publicar D. Manuel Abad y Queipo […] por lo cual hacemos saber que dicha declaración está hecha por un superior legítimo con entero arreglo a derecho, y que los fieles cristianos están obligados […] bajo pena de pecado mortal y de quedar excomulgados, a la observancia de lo que la misma declaración previene, la cual hacemos también Nos por lo respectivo al territorio de nuestra jurisdicción […]. Mandamos por el presente Edicto, bajo pena de excomunión mayor ipso facto incurrenda, que no se dispute la mencionada declaración de excomunión hecha y publicada por el obispo electo”.

En este tenor, el jesuita José Gutiérrez Casillas, en su obra Historia de la Iglesia en México que cuenta con las debidas licencias eclesiásticas aporta un dato concluyente: “Abad y Queipo fue ciertamente dispensado de la irregularidad de su nacimiento, pues era hijo natural. Además, la elección como obispo fue válida y legítima”. El arzobispo de México, días antes de la citada ratificación, había dirigido una exhortación a los habitantes de su diócesis, el 28 de septiembre de 1810, en la que les prohibía “que se unieran a la revolución”, asemejando a Hidalgo con el anticristo: “Al frente de los insurgentes se halla un ministro de Satanás, preconizando el odio y exterminio de sus hermanos y la insubordinación al poder legítimo. Mirad qué precursor del anticristo se ha aparecido en nuestra América para perdernos […] Yo no puedo menos de manifestaros que semejante proyecto no es ni puede ser de quien se llama cristiano […] Si el observar lo que él mismo nos manda os conducirá al cielo, el practicar lo contrario [luchar por la Independencia] os llevará infaliblemente al infierno”.

Los obispos de Guadalajara, Antequera (Oaxaca) y Puebla, siguiendo el ejemplo del arzobispo Lizana, expidieron sus propios edictos de excomunión. El obispo de Guadalajara, Juan Ruiz y Cabañas, en su edicto del 24 de octubre de 1810, escribió: “…adoptamos y vibramos la misma censura [excomunión] que fulminó el obispo de Valladolid…”. En otra exhortación episcopal, dicho prelado etiquetaba a los insurgentes de “apóstatas, cismáticos, perjuros, sediciosos, seductores y opositores a Dios, la Iglesia y la religión”. Los obispos Antonio Bergosa y Manuel González del Campillo, de Antequera y Puebla, respectivamente, dictaron sendas excomuniones al interior de sus diócesis. En lo sucesivo, otros documentos episcopales condenaron a los insurgentes, a quienes acusaron de herejes, ladrones, ignorantes, sacrílegos y otros tantos calificativos. Vieron a la insurgencia como una “enfermedad”, y a los insurgentes como “cetáceos, animales mitológicos y encarnaciones de Satanás”.

Manuel López Gallo, en su libro Economía y Política en la historia de México, transcribe una de las “excomuniones”: “…Que el Padre que creó el hombre le maldiga; que el Hijo que sufrió por nosotros le maldiga; que el Espíritu Santo que se derrama en el bautismo le maldiga; que la Santa Cruz de la cual descendió Cristo triunfante sobre sus enemigos le maldiga; que María Santísima, Virgen siempre y Madre de Dios, le maldiga […] Sea condenado Miguel Hidalgo y Costilla en dondequiera que esté, ya sea en la casa, en el campo, en el bosque, en el agua o en la Iglesia. Sea maldito en vida y muerte. Sea maldito en todas las facultades de su cuerpo. Sea maldito comiendo y bebiendo, hambriento, sediento, ayunando, durmiendo, sentado, parado, trabajando o descansando y sangrando. Sea maldito interior y exteriormente; sea maldito en su pelo, sea maldito en su cerebro y en sus vértebras, en sus sienes, en sus mejillas, en sus mandíbulas, en su nariz, en sus dientes y muelas, en sus hombros, en sus manos y en sus dedos. Sea condenado en su boca, en su pecho, en su corazón, en sus entrañas y hasta en su mismo estómago. Sea maldito en sus riñones, en sus ingles, en sus muslos, en sus genitales, en sus caderas, en sus piernas, sus pies y uñas. Sea maldito en todas sus coyunturas y articulaciones de todos sus miembros; desde la corona de su cabeza hasta la planta de sus pies, no tenga un punto bueno. Que el Hijo de Dios viviente con toda su majestad, le maldiga, y que los cielos de todos los poderes que los mueven, se levanten contra él, le maldigan y le condenen, a menos que se arrepienta y haga penitencia. Amén, así sea, Amén”.

El juicio inquisitorial de Hidalgo

El Tribunal de la Inquisición presentó 53 cargos contra Hidalgo, excepto la acusación de concubinato en el que incurría la mayor parte de sacerdotes, incluidos los miembros del propio tribunal atribuyéndole delitos de todo género “contra la fe”: “herético, apóstata, impío, materialista, deísta, libertino, insurgente, cismático, judaizante, luterano, calvinista, criminal, violador de las leyes divinas y humanas, sacrílego, implacable enemigo del cristianismo y del Estado…”.

El 13 de octubre de 1810, la Inquisición excomulgó a Hidalgo, acusándolo de “intenciones subversivas, malicia, depravación, avaricia, infamia, envidia, proclividad al crimen, animadversión, engaño y perfidia”. La persecución del tribunal del Santo Oficio hacia los próceres de la Independencia fue más allá de los citados edictos de excomunión; al caer los jefes insurgentes en sus manos, fueron sometidos con saña a denigrantes procesos, acusándoles de todos los males posibles y, por último, victimados, tras infligirles crueles torturas.

Degradación sacerdotal

El proceso degradatorio de Hidalgo se llevó a cabo el 29 de julio de 1811, en Chihuahua. El derecho canónico de la época prohibía, bajo pena de excomunión, privar de la vida a un eclesiástico, por lo que el alto clero tuvo que proceder a la degradación sacerdotal del “Padre de la Patria”. El doctoral de la Iglesia de Durango, Francisco Fernández Valentín,  fue el responsable del acto en comento. Mientras le arrancaba la sotana y el alzacuello, pronunció las siguientes palabras: “Por la autoridad de Dios Omnipotente, Padre, Hijo y Espíritu Santo y la nuestra, te quitamos el hábito clerical, te desnudamos del adorno de la religión y te despojamos de todo orden, beneficio y privilegio […] y por ser indigno de la profesión eclesiástica, te devolvemos con ignominia al estado seglar”.

Fernández Valentín raspó con un cuchillo la piel de la cabeza del reo, las palmas de sus manos, las yemas de sus dedos y cortó parte de su cabello, con el fin de “despojarle” del orden sacerdotal. Hidalgo fue fusilado en Chihuahua, como generalísimo del ejército insurgente, el 30 de julio de 1811, después de haber sido degradado de sacerdote. El fusilamiento del “Padre de la Patria” fue celebrado el 10 de agosto de 1811 por el clero de México con Te Deum solemne. Como la palabra “escarmiento” y “advertencia” estaban a la orden del día, los cuerpos de Hidalgo, Allende, Aldama y Jiménez fueron decapitados, y las cabezas conducidas a la ciudad de Guanajuato, en donde fueron clavadas en garfios y colocadas en los cuatro ángulos de la Alhóndiga de Granaditas.

 

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miércoles, 14 de junio de 2023

La banal “Consulta universitaria para la revisión, actualización y armonización de la Ley de la BUAP.”

La banal “Consulta universitaria para la revisión, actualización y armonización de la Ley de la BUAP.”

José Antonio Robledo y Meza

 

El objetivo de la mencionada consulta se redujo a responder a la pregunta “¿Estás de acuerdo en que la Rectora de la Institución, Dra. María Lilia Cedillo Ramírez, presente una solicitud dirigida al Gobernador del Estado, a fin de llevar a cabo el proceso legislativo correspondiente, para la revisión, actualización y armonización de la Ley de la BUAP?”

“Estás de acuerdo” aquí caben dos respuestas; si o no. El propósito era obtener el mayor número de respuestas afirmativas o decir que se obtuvieron para que con la afirmativa justificar dos cosas: a) que la ilegal ocupante de la rectoría presionara al ejecutivo estatal y comprometer su autoridad y b) hacerlo cómplice de “llevar a cabo el proceso legislativo correspondiente, para la revisión, actualización y armonización de la Ley de la BUAP.”

En el contexto actual el proceso legislativo correspondiente para “la revisión, actualización y armonización”, cualquier cosa que esto signifique, es un asunto de secundario interés para quienes están interesados en el proceso electoral del 2024.

La banalidad de la consulta mencionada radicó en su orientación administrativo-burocrático. No apuntó a ninguna pregunta básica en torno a la relación entre la universidad pública y la sociedad, al no discutir su carácter antidemocrático y mantener el voto ponderado en la elección de sus representantes. Nada hay en torno a la relación entre el saber, el poder y la autonomía de la Universidad Pública.

En fin, ¿la consulta ayudó a clarificar la relación entre la Universidad Pública Mexicana y el saber, el poder y la autonomía? ¿Ayudó a la comunidad y a la sociedad a pensar y, por ende, de producir nuevas maneras de ver la BUAP? ¿De formular preguntas para visualizar lo importante y por qué? ¿Permitió el diálogo entre las mentes dispuestas a ello? ¿Se reflexionó en torno a los problemas estratégicos y tácticos de la universidad pública?

La gran “Consulta universitaria para la revisión, actualización y armonización de la Ley de la BUAP” terminó en una banal reforma para favorecer a la estructura administrativo-burocrática endógena y exógena a la BUAP.

 

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