Fundamento de la República representativa, democrática, laica y federal.
Segunda parte
José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFYL-BUAP
robledomeza@yahoo.com.mx
Cel: 2223703233
El Pueblo Soberano existe y cuando de algo se sabe que existe, hay que averiguar cómo es para que se puede llegar a saber qué es. Del Pueblo Soberano no podemos saber qué es sino qué no es. Al tratar del Pueblo Soberano no podemos centrarnos en cómo es, sino, mejor, en cómo no es. Por lo tanto, en relación al punto de cómo es, o mejor, cómo no es, responderemos tres preguntas: ¿cómo no es?; ¿cómo es conocido?; ¿cómo llamarle?
¿Cómo no es?
El Pueblo Soberano no tiene referente alguno; no es algo que pueda afectar nuestros sentidos; no es un objeto de percepción. Si no es objeto de percepción ¿qué clase de objeto es? Es un objeto ideal, es un objeto concebido por la mente humana. Es un concepto universal y no tiene relación con un tiempo y lugar específico, esto es, no tiene referencia alguna, o dicho de otra manera, su único referente es el Universo. Hablar del Pueblo Soberano es hablar del Universo.
¿Cómo es conocido?
Al Pueblo Soberano se le pueden atribuir todas las virtudes humanas en grado sumo y, en sentido figurado, todo aquello que los humanes consideremos perfecto. En este sentido podemos decir que Pueblo Soberano connota perfección. La expresión Pueblo Soberano es un signo o un símbolo porque se asocia a otros que son su significado. Los significados connotativos del símbolo “Pueblo Soberano” son todos aquellos valores significativos asociados a él y que expresan los mejores sentimientos y emociones humanas. Puede tratarse de connotaciones con valor ideológico, afectivo, estilístico, etcétera. La connotación es producto de los hablantes, en un acto de habla concreto y puede ser de uso general en una cultura dada. El uso más apropiado del símbolo “Pueblo Soberano” es el asociado a los valores universales, puesto que su referente es el Universo. De aquí que Pueblo Soberano puede significar sabiduría, bondad, recuerdos, alegría, fiesta, esperanza…
¿Cómo llamarle?
Diferente es el valor denotativo de la expresión “Pueblo Soberano” ya que su significado objetivos es el de Autoridad Suprema en todos los rubros. Autoridad Suprema es el significado preciso, exacto de “Pueblo Soberano”.
A partir de lo dicho, es necesario justificar una visión laica del Pueblo Soberano. Eso haremos a continuación.
Origen de la Autoridad Política
A lo largo de la historia humana hubo varios intentos de construir una máxima autoridad política indiscutible. Muchos dioses y muchos soberanos y monarcas poblaron el imaginario colectivo hasta la llegada de la edad media dónde se postuló la fe que descansaba en la creencia de que la máxima autoridad era Dios.
Dios como el creador del Universo era quien mandaba y mandaba porque era omnisapiente y bueno. Todo estaba escrito en la Biblia quien registraba la verdad revelada. Así los creyentes aceptaron que manda el que más sabe y se estableció la relación de subordinación entre los que creen y quienes administran la autoridad de Dios (los que decían saber la verdad revelada). La Biblia y los sermones permitieron la multiplicación de creyentes en la proposición “Dios es la fuente de la autoridad y el poder, y los delega en los monarcas y el Papa”; así se legitimaba el poder político por los administradores de la fe. Así surgió la subordinación política. Sin creyentes en la proposición no habría administradores y no habría autoridades y poderes legítimos. A esta visión religiosa que dominaba el imaginario colectivo se le llamaba Fe (dogmas): La Fe contenía proposiciones de verdad absoluta que no se discutían, pero debían creerse. La fe como acto humano es un acto de creencia. La creencia fundamental de esta visión religiosa de la Autoridad y el Poder político era la siguiente: la fuente suprema de la autoridad y el poder político es Dios. Esta proposición hizo las veces de lo que lo que hoy llamamos axiomas.
La Fe como acto de creencia estaba apoyada por proposiciones y argumentos de cuatro tipos: metafísicos, éticos, políticos y epistemológicos.
En la metafísica las premisas eran: Dios es el creador de todo cuanto existe; Dios era, es y será. En la ética la premisa mayor era: Dios es el supremo bien (lo que lo constituía como autoridad ética); en la epistemología la creencia básica era la aceptación de que Dios es omnisapiente (lo que lo constituía como autoridad cognitiva); en el ámbito de la política la creencia dogmática era: Dios es omnipotente (lo que lo constituía como autoridad política). De esta manera, si Dios dice, hace y manda es porque Dios es la máxima autoridad en todos los rubros. El libro que contenía todos los dogmas era la Biblia.
Como puede apreciarse la visión religiosa era total: metafísica, ética, política y epistemológica.
Hoy día, en México, la visión religiosa de la legitimidad de la autoridad política ha sido desplazada por una visión laica. En esta visión laica los axiomas son distintos.
Metafísica: Frente a la fe religiosa están los resultados de la investigación científica, nunca con resultados definitivos y donde prevalece la incertidumbre, la duda, el asombro: investigamos por qué estamos aquí, investigamos de dónde provenimos;
Ética: especulamos y discutimos hacia dónde queremos ir y qué queremos ser; lo que nos permitirá caminar hacia una condición mejor y, en este campo, la creatividad es importante.
Epistemología hemos aprendido que cualquier respuesta, obtenida por medio del estudio e investigación, es provisional porque solemos errar y hemos aprendido a que no puede ser de otra manera. El hombre acepta su insuperable condición de ignorante y falible y lo que le permite sobrevivir, como especie, es su condición crítica y creativa; lo que nos expone a la extinción es la subordinación acrítica e irracional, la apatía.
Política: sabemos que para que la sociedad funcione es necesario establecer relaciones racionalmente críticas de subordinación para hacer posible la coordinación de esfuerzos.
Paseo de las Fuentes, Puebla, Pue. 28 de marzo de 2021
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