MORENA, el movimiento popular y cosmopolita
José Antonio Robledo y Meza
Para mi amigo Miguel Ángel Damián Huato
Construir una gran hermandad universal es lo que -a partir del primer tercio del siglo XXI- MORENA se propuso. Es una propuesta humanista que propiciará una vida humana en armonía con la naturaleza y la expansión de la amistad universal entre los hombres.
La Nueva República a construir será una sociedad cosmopolita en cuyo seno se presente una variopinta diversidad de culturas, creencias religiosas, categorías sociales e ideologías políticas. Dicha diversidad no debe atentar contra el deseo común de quienes pertenecen a Morena, perfeccionarse a través del diálogo y el ejercicio de la solidaridad, por medio de la formación ética e ilustrada basada en tres ideas fuerza: la Soberanía del Pueblo, la trasformación permanente y la belleza.
Este es el ideal que ha seducido a los espíritus más sensibles y a las mentes más numerosas de la historia de México a formar parte de Morena. De la extensísima lista de representantes en esta pretensión de fundar una sociedad cosmopolita podemos mencionar a Miguel Hidalgo y Costilla, Benito Juárez, Francisco I. Madero, Lázaro Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, y a nivel internacional tenemos a Alejo Carpentier, Gilbert Chesterton, Arthur Conan Doyle, Nicolas de Condorcet, Rubén Darío, Charles Dickens, Denis Diderot, Jean le Rond d’Alembert, Voltaire, el Barón de Montesquieu, Alexandre Dumas, José de Espronceda, Johann Gottlieb Fichte, Carlo Goldoni, Ramón Gómez de la Serna, Santiago Ramón y Cajal, Félix Samaniego, Leandro Fernández de Moratín, Moisés Mendelssohn, Johann H. Pestalozzi, José Ortega y Gasset, Luigi Pirandello, Rudyard Kipling, Salvatore Quasimodo, Rabindranath Tagore, Walter Scott, Stendhal, Jonathan Swift, Alexander Pushkin, León Tolstoi, Mark Twain, Albert Schweitzer, Imanuel Kant, Juan Sebastián Bach, Louis Armstrong, Count Basie, Duke Ellington y Wolfgang Amadeus Mozart.
La música, considerada en el aspecto ético y que ya los antiguos griegos habían tenido en cuenta, ha sido siempre una de las artes más apreciadas dentro de la cosmovisión cosmopolita. La música siempre ha sido considerada como un complemento coadyuvante en el camino de perfeccionamiento del hombre y de construcción de la Humanidad por medio del ejercicio de la tolerancia y el rechazo a todo tipo de exacerbación irracional de las pasiones.
En el llamado período clásico, el ideal apolíneo del equilibrio y la proporción desplazó al ideal dionisíaco y desmesurado del barroco para hacer surgir el estilo clásico cosmopolita quien difundió los principios rectores de laicismo, libertad, igualdad y fraternidad, y propugna por un intercambio recíproco y un trabajo común entre los hombres para hacer progresar a la humanidad sirviéndose del arte y la ciencia.
Un músico impulsor de estos valores fue Mozart quien en su obra La flauta mágica de 1791, expresa sus convicciones cosmopolitas y populares. En esta ópera, Mozart expone con toda claridad las diversas fases que conforman el proceso que conduce a los hombres hacia la sabiduría. Al mismo tiempo quedan expuestos de un modo contundente los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Por eso podemos afirmar que La flauta mágica es ciertamente una obra militante, didáctica y proselitista. Estas intenciones explicarían las razones por las cuales Mozart y Schikaneder -el libretista de La flauta mágica - eligieron como género el popular singspiel antes que la ópera dramática. El singspiel es la ópera cómica alemana, emparentada con la opera comique francesa, la opera buffa italiana y con la ballad opera inglesa, pero con algunas características propias que lo diferencian. En el Singspiel se alternan números cantados o arias con largos pasajes en los que los personajes en vez de cantar hablan.
Otro detalle de su compromiso con el pueblo y que no debe pasar desapercibido es el hecho de que La flauta mágica, por su evidente denuncia hacia los valores representados por el Antiguo Régimen, fue estrenada en un lugar alejado del foco de atención del poder como el Theater auf der Wieden ubicado en los arrabales de Viena, para un público no ilustrado de extracción prácticamente rural. No obstante, estas cuestiones de orden fáctico, los vínculos estrictamente ideológicos de La flauta mágica vinculados con el cosmopolitismo popular surgen del libreto mismo y de la propia música. La partitura, al margen de todo elemento argumental, se encuentra plagada de simbología popular como, por ejemplo, que el esquema tonal brinda varias pistas como la triada, símbolo de perfección y armonía.
Para seguir leyendo:
Kant. Ideas para una historia universal en clave cosmopolita.
Conde José Luis. Historia ideológica de la música.
Para escuchar:
Mozart. La Flauta Mágica [Subtítulos Español]
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