viernes, 28 de junio de 2024

La Cuarta Trasformación como parte de la cultura popular. Problemas.

La Cuarta Trasformación como parte de la cultura popular. Problemas.
José Antonio Robledo y Meza

Abordar “la cultura popular como problema” implica la realización de dos tipos de acciones. La primera tiene que ver con el acopio y sistematización de la información histórica que nos conduzca a la mejor formulación de las preguntas a responder. La segunda que partiendo de las preguntas formuladas se de a la tarea de formular las respuestas correspondientes. 

Ya que el tema en torno a la cultura popular es filosófico-histórico tenemos que reconocer que hoy día existe una dispersión temática y metodológica de la historia; es hoy por hoy un problema generalizado, en parte consecuencia del crecimiento y de la especialización, cuyo antídoto no consiste en retroceder a un discurso historiográfico monocorde, limitado en sus temas y encerrado sobre sí mismo. sino en conservar el vigente y necesario concepto de una historia total de la sociedad, alternando síntesis con análisis, pactando con las disciplinas vecinas sin por ello diluir el papel de la historia y sus métodos ni renunciar a su aportación clave en el conjunto de la filosofía y las ciencias sociales.

La cultura popular en México durante la Cuarta Trasformación ha producido un cambio en la mentalidad del mexicano en todo el mundo y contagiado a los “no-mexicanos” del planeta. Al hablar de “mentalidad” nos referimos a la manera de pensar, de sentir, de imaginar y de actuar, de los mexicanos y que ha contagiado a quienes se encuentran a su alrededor. Para comprender tal fenómeno es necesario aproximarnos analíticamente a una realidad subjetiva que se presenta en la realidad como un mestizaje de elementos simples que constituyen en suma un sistema mental.

La mentalidad que se busca tiene íntima relación con la filosofía y la historia. La sociedad que nos interesa es global desde cuatro puntos de vista: a) formas mentales complejas como la memoria, las actitudes, las creencias, las virtudes y los valores; b) mentalidades en función de un complejo: tiempo, espacio, naturaleza, soberanía, justicia, amor, igualdad, paz, felicidad, bienestar, trasformación, trabajo, poder, institución, acontecimiento, propiedad, dinero, locura, vida, muerte; c) mentalidades (revolución de las conciencias) en función de individuos de diferentes clases, profesiones, géneros, grupos de edad, minorías, nación, civilización; d) mentalidades en función de un periodo temporal concreto." Por ejemplo, de 2018 a 2024.

Este proyecto tendría que considerar, al menos, tres elementos: la mentalidad global y sus componentes; las fuentes y el método; el resultado será un producto mexicano y universal.

Los componentes de la mentalidad universal son básicamente cinco: lo crítico-racional, lo emotivo, lo imaginario, lo inconsciente y la conducta.

En la dimensión de lo crítico-racional. Se encuadran básicamente cuatro aspectos: a) la historia cultural e intelectual de las ideas y de la filosofía; b) en el terreno estrictamente de la historia social, la exploración de la conciencia c) De la antropología orientada hacia el estudio de las culturas primitivas d) y de la psicología interesada por la vida mental de los niños. 

En el plano de lo emotivo. "formas de sentir y de pensar". las características de una historia de los sentimientos y la sensibilidad, animando temas como el miedo, el terror, la muerte y el sentimiento de seguridad. Para lo imaginario, -el sector de las mentalidades colectivas- ocupadas por la imaginación en cuanto a capacidad mental que interviene en los procesos de conocimiento que estimula en tal medida la acción humana colectiva. ¿Qué es el imaginario? El conjunto de las representaciones mentales -ante todo reproducciones gráficas: imágenes- por medio de las cuales los hombres reconstruyen un mundo interior distanciado de la realidad material, que deviene así en realidad construida. La historia de las mentalidades como historia del imaginario ha tomado de la a) antropología, métodos para analizar imágenes y símbolos b) de la historia del arte y de la literatura y de sus fuentes específicas, se concentrará en el estudio de las representaciones sociales, noción utilizada por los historiadores en su expansión actual hacia la c) psicología social

El concepto de Cuarta Trasformación así considerad será la representación social que abarque el dominio original de lo imaginario como mero simbolismo, facilita la conexión de las representaciones mentales con las totalidades sociales y la utilización de todo tipo de fuentes históricas, además de las iconográficas y literarias, con el fin de investigar el imaginario colectivo

Lo inconsciente
La aplicación de los descubrimientos de Freud a la historia fueron considerados por autores freudomarxistas como Wilhelm Reich, una corriente historiográfica norteamericana y la psicohistoria que han promovido el estudio de la historia por medio de categorías psicoanalíticas.

La conducta.
Lo que el hombre hace -que incluye lo que dice, es decir, al lenguaje. Aparece la alianza entre la historia, la lingüística y la psicología científica en sus distintas tendencias: a) psicología conductista b) psicología cognitiva c) psicología analítica (psicoanálisis). De la actividad práctica de los hombres destacan los siguientes temas historiográficos: el vocabulario, la vida cotidiana, la violencia (como criminalidad y como represión), la violencia colectiva (estudio de la historia de los conflictos, las revueltas y las revoluciones).

robledomeza@yahoo.com.mx
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viernes, 21 de junio de 2024

MORENA, el movimiento popular y cosmopolita

MORENA, el movimiento popular y cosmopolita
José Antonio Robledo y Meza

Para mi amigo Miguel Ángel Damián Huato

Construir una gran hermandad universal es lo que -a partir del primer tercio del siglo XXI- MORENA se propuso. Es una propuesta humanista que propiciará una vida humana en armonía con la naturaleza y la expansión de la amistad universal entre los hombres. 

La Nueva República a construir será una sociedad cosmopolita en cuyo seno se presente una variopinta diversidad de culturas, creencias religiosas, categorías sociales e ideologías políticas. Dicha diversidad no debe atentar contra el deseo común de quienes pertenecen a Morena, perfeccionarse a través del diálogo y el ejercicio de la solidaridad, por medio de la formación ética e ilustrada basada en tres ideas fuerza: la Soberanía del Pueblo, la trasformación permanente y la belleza.

Este es el ideal que ha seducido a los espíritus más sensibles y a las mentes más numerosas de la historia de México a formar parte de Morena. De la extensísima lista de representantes en esta pretensión de fundar una sociedad cosmopolita podemos mencionar a Miguel Hidalgo y Costilla, Benito Juárez, Francisco I. Madero, Lázaro Cárdenas, Andrés Manuel López Obrador, y a nivel internacional tenemos a Alejo Carpentier, Gilbert Chesterton, Arthur Conan Doyle, Nicolas de Condorcet, Rubén Darío, Charles Dickens, Denis Diderot, Jean le Rond d’Alembert, Voltaire, el Barón de Montesquieu, Alexandre Dumas, José de Espronceda, Johann Gottlieb Fichte, Carlo Goldoni, Ramón Gómez de la Serna, Santiago Ramón y Cajal, Félix Samaniego, Leandro Fernández de Moratín, Moisés Mendelssohn, Johann H. Pestalozzi, José Ortega y Gasset, Luigi Pirandello, Rudyard Kipling, Salvatore Quasimodo, Rabindranath Tagore, Walter Scott, Stendhal, Jonathan Swift, Alexander Pushkin, León Tolstoi, Mark Twain, Albert Schweitzer, Imanuel Kant, Juan Sebastián Bach, Louis Armstrong, Count Basie, Duke Ellington y Wolfgang Amadeus Mozart. 

La música, considerada en el aspecto ético y que ya los antiguos griegos habían tenido en cuenta, ha sido siempre una de las artes más apreciadas dentro de la cosmovisión cosmopolita. La música siempre ha sido considerada como un complemento coadyuvante en el camino de perfeccionamiento del hombre y de construcción de la Humanidad por medio del ejercicio de la tolerancia y el rechazo a todo tipo de exacerbación irracional de las pasiones.

En el llamado período clásico, el ideal apolíneo del equilibrio y la proporción desplazó al ideal dionisíaco y desmesurado del barroco para hacer surgir el estilo clásico cosmopolita quien difundió los principios rectores de laicismo, libertad, igualdad y fraternidad, y propugna por un intercambio recíproco y un trabajo común entre los hombres para hacer progresar a la humanidad sirviéndose del arte y la ciencia. 

Un músico impulsor de estos valores fue Mozart quien en su obra La flauta mágica de 1791, expresa sus convicciones cosmopolitas y populares. En esta ópera, Mozart expone con toda claridad las diversas fases que conforman el proceso que conduce a los hombres hacia la sabiduría. Al mismo tiempo quedan expuestos de un modo contundente los principios de libertad, igualdad y fraternidad. Por eso podemos afirmar que La flauta mágica es ciertamente una obra militante, didáctica y proselitista. Estas intenciones explicarían las razones por las cuales Mozart y Schikaneder -el libretista de La flauta mágica - eligieron como género el popular singspiel antes que la ópera dramática. El singspiel es la ópera cómica alemana, emparentada con la opera comique francesa, la opera buffa italiana y con la ballad opera inglesa, pero con algunas características propias que lo diferencian. En el Singspiel se alternan números cantados o arias con largos pasajes en los que los personajes en vez de cantar hablan.

Otro detalle de su compromiso con el pueblo y que no debe pasar desapercibido es el hecho de que La flauta mágica, por su evidente denuncia hacia los valores representados por el Antiguo Régimen, fue estrenada en un lugar alejado del foco de atención del poder como el Theater auf der Wieden ubicado en los arrabales de Viena, para un público no ilustrado de extracción prácticamente rural. No obstante, estas cuestiones de orden fáctico, los vínculos estrictamente ideológicos de La flauta mágica vinculados con el cosmopolitismo popular surgen del libreto mismo y de la propia música. La partitura, al margen de todo elemento argumental, se encuentra plagada de simbología popular como, por ejemplo, que el esquema tonal brinda varias pistas como la triada, símbolo de perfección y armonía.

Para seguir leyendo:
Kant. Ideas para una historia universal en clave cosmopolita

Conde José Luis. Historia ideológica de la música

Para escuchar:
Mozart. La Flauta Mágica [Subtítulos Español]



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miércoles, 12 de junio de 2024

La iglesia (pueblo) católica participó en el triunfo de la Cuarta Trasformación

La iglesia (pueblo) católica participó en el triunfo de la Cuarta Trasformación

José Antonio Robledo y Meza

 

El término Iglesia del griego ekklesia, que quiere decir asamblea de ciudadanos libres; en un principio se usaba para referirse a la asamblea de ciudadanos para tratar de asuntos políticos. A partir de lo dicho, sostengo que un buen número de católicos constituyeron una gran fuerza política y social que le dieron el triunfo en México a Claudia Sheinbaum Pardo en las elecciones del 2024. Por otro lado, el alto clero católico participó de la derrota al promover a la coalición “Fuerza y Corazón por México”, reeditando la derrota que sufrieron junto con el Partido Conservador en 1867, y del Partido Católico Nacional en 1914.

La política mexicana tanto del pasado como del presente está impregnada de principios católicos. Incluso los liberales radicales, los de la reforma decimonónica que transformó a México, eran católicos.

Católicos eran los que fundaron tanto el Partido Conservador en 1849 como el Partido Católico Nacional en 1911 que les permitió participar en la organización de la vida política. Ambos paridos tuvieron por promotor al alto clero. Las derrotas de ambos partidos fueron derrotas de la jerarquía católica, no de la iglesia católica.

Tanto la Revolución mexicana como la Cuarta Trasformación plantearon inéditas formulaciones políticas y nuevos sectores sociales. y en estos dos contextos la catolicidad siguió estando presente como práctica política. Entender el papel de la catolicidad en los movimientos políticos de la historia de México es una tarea a realizar.

Buena parte de la historiográfica en el presente, nos presenta que, en diferentes épocas, los principios y normas católicas han sido calificados como reaccionarias y se ha tratado de marginarlas de la vida nacional considerando que su participación es solo parte de un proceso ya pasado y vivido. La tradición católica, aun cuando el número de creyentes ha disminuido, sigue estando presente en el medio mexicano.

Al acercarse a los estudios e investigaciones realizadas hasta ahora nos podemos encontrar a católicos comprometidos tanto con la modernidad y su propia tradición. Algunos fueron federalistas y progresistas, otros fueron centralistas y conservadores radicales y otros reaccionarios. Pero en esa gama de diferencias, todos fueron modernos y, simultáneamente, tradicionalistas.

El drama, las contradicciones y las crisis de los católicos en el México de los siglos XIX, XX y principios del XXI, nos muestran que el catolicismo revolucionario, posrevolucionario y bajo la Cuarta Trasformación, no han sido suficientemente estudiadas.

Las posiciones ideológicas de los católicos a lo largo de la historia han sido impactadas por los acontecimientos de su presente que los conmovieron y trascendieron su concepción del mundo y de la sociedad.

En otro orden de cosas, no se puede olvidar que el gran embate a la catolicidad provino del seno de la misma Iglesia que, después de 1929, desconoció a sus fanáticos reaccionarios que le dieron la espalda al compromiso social.

 

robledomeza@yahoo.com.mx

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lunes, 10 de junio de 2024

La dialéctica histórica entre el liberalismo y el conservadurismo mexicanos.

La dialéctica histórica entre el liberalismo y el conservadurismo mexicanos.
José Antonio Robledo y Meza

Hasta la guerra con Estados Unidos, de 1846 a 1848, tanto los liberales como los conservadores compartieron con los primeros obispos mexicanos -propuestos por el gobierno mexicano para ocupar las sedes vacantes del país-, el deseo de construir una nación moderna, poderosa y católica. También coincidieron en el deseo de fortalecer una Iglesia nacional mexicana, independiente de Roma. 

Los antecedentes de estos acuerdos los expone Charles A. Hale en su obra El liberalismo mexicano en la época de Mora 1821-1853, quien, con el propósito de ofrecer una definición del liberalismo mexicano en su época, encontró que los liberales y los conservadores compartían ideas y proyectos. El Vaticano había percibido desde 1865 que las diferencias entre los mexicanos, en cuestiones de ideología, no eran notables. En las instrucciones que el cardenal Giacomo Antonelli, secretario de Estado de Pío IX, le entregó al nuncio y delegado apostólico Pier Francesco Meglia, enviado a México ante el emperador Maximiliano, le indicaba que tuviera cuidado con los mexicanos porque, de manera independiente a la ideología que sostuvieran, todos eran adeptos de la Reforma. Para Antonelli la diferencia que mediaba entre los proyectos era el ritmo con que deseaban la Reforma en su aplicación.

Los estudios realizados muestran que el sentimiento conservador era heterogéneo y que se fue modificando con el correr de los años. En un inicio buscaba “conservar las estructuras sociales y los valores tradicionales morales y católicos de la Colonia”, en el marco de la estructura republicana. Es de notar que Tenenbaum (Barbara A., México en la época de los agiotistas, 1821-1857, México: Fondo de Cultura Económica, 1985). remarcaba que “Alamán y los conservadores creían que una monarquía mexicana encabezada por un príncipe europeo relacionado con todas las demás casas reales satisfacería los deseos de seguridad de los inversionistas y les tentaría depositar sus fondos en México”. Esa postura, a favor de la monarquía, sería reforzada durante la Guerra de Reforma (1858-1861), que culminaría con la intervención francesa en 1862 y el establecimiento del imperio de Maximiliano de Habsburgo en 1864. 

Hoy día existe una gran variedad de obras colectivas sobre la Iglesia, el Estado y la sociedad en el siglo XIX. El interés por los conservadores también condujo al estudio de la Iglesia católica, su jerarquía y laicos. De estas últimas obras me ocuparé en otra colaboración.

El estudio de Patricia Galeana de Valadés, Las relaciones Iglesia -Estado durante el Segundo Imperio (1991), se concentra en el análisis de las relaciones Estado-Iglesia entre 1825 y 1878. Comienza cuando el gobierno de la primera República Federal envía como representante mexicano ante la Santa Sede al canónigo de Puebla, Francisco de Pablo Vázquez, a fin de arreglar los asuntos eclesiásticos que estaban pendientes de resolución desde la independencia: el patronato y el nombramiento de los obispos diocesanos. Concluye en 1878, cuando fallece el pontífice Pío IX. La fecha de arranque de este estudio responde a una circunstancia específica: durante el periodo de la negociación diplomática del enviado mexicano (1825-1831) se pusieron las bases para la fundación de una Iglesia nacional mexicana, que se caracterizó por la defensa de la libertad y autonomía que habían alcanzado con la independencia y la ruptura del patronato regio. Fue una negociación de seis años y complicada por los debates nacionales sobre el derecho de la nación al patronato y la realidad internacional que situaba en el centro del debate al Vaticano por el reconocimiento que daba al rey de España, Fernando VII. El papa Pío IX se involucró en los acontecimientos políticos mexicanos desde su proclamación en 1846.

El obispo de Puebla (1855-1863) y también arzobispo de México (1863-1891) Pelagio Antonio de Labastida y Dávalos, es el personaje central de la obra de Galeana. Pelagio Antonio disfrutaba de la amistad y el reconocimiento de Pío IX, y gracias a esa amistad y respeto por el entonces obispo de Puebla, aquél criticó de forma áspera el proyecto reformista de los triunfadores del Plan de Ayutla y la Constitución de 1857. Pío IX también se negó a aceptar al enviado mexicano del presidente Ignacio Comonfort, Ezequiel Montes, por el rechazo de Labastida a éste ya que había sido clave en su destierro de 1856. Entre 1861 y 1862, Pío IX apoyó firmemente la aventura monárquica de los conservadores que encabezaba Pelagio Antonio, quien le había presentado un escrito sobre las razones para aspirar al establecimiento de la monarquía en México. De esa manera, Labastida fue un actor fundamental en la historia del siglo XIX mexicano.

Con la muerte de Pío IX en 1878, el arzobispo Labastida perdió un gran amigo, y ya que su sucesor León XIII, no lo era permitió con esa distancia actuar con mayor libertad y autonomía hasta su muerte, en febrero de 1891. Ya para ese momento el anticlericalismo en México había crecido.

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