Milei revolucionario
José Antonio Robledo y
Meza
La democracia surgió de creer que los que son
iguales en un aspecto cualquiera son iguales en absoluto; la oligarquía parte de
suponer que los que son desiguales en un solo punto son desiguales en todo: por
ser desiguales en bienes suponen que son desiguales absolutamente. Aristóteles, Política, libro V.
Una revolución (del latín revolutio 'una vuelta') es un cambio social fundamental en la estructura del poder o la organización que toma lugar en un periodo relativamente corto. Lo que Milei pretende es una modificación radical de tres subsistemas argentinos: el cultural, el económico y el político.
Usando la democracia Milei atenta contra ella al aspirar al cambio de un principio y de un hecho corrompiendo el lenguaje al denominar al autoritarismo como libertario.
Intenta cambiar el principio de la soberanía popular por, en los hechos, de que las personas renuncien a influir sobre su propia condición jurídica -derechos políticos y humanos-, esto es, renuncien a su libertad.
En los hechos pretende que los legisladores defiendan los intereses oligárquicos controlando el destino de todo el pueblo. Así, con la apariencia del ejercicio de su libertad, los argentinos deben aceptar una condición que no les permita ejercer sus derechos políticos y humanos.
La persona, en calidad de persona, es su propio fin. La cuestión entonces reside en saber si solo algunos argentinos son personas o si algunos argentinos existen exclusivamente para el provecho y placeres de unos cuantos.
Todos los argentinos son personas y, por lo tanto, son jurídicamente, su propio fin y, moralmente, existen para ellos formando una sola Nación.
Por consiguiente, la justicia reclama para los argentinos, sin excluir a ninguno, una parte igual en la organización de la sociedad.
La revolución pretendida
por Milei, por caminar contra los derechos de las personas, no debe ser apoyada
políticamente por quienes tienen por principio la Soberanía del Pueblo.
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