La importancia de la “traición de Judas”
José Antonio Robledo y Meza
Para el año 2025 el calendario señala la fecha del 18 de abril para el día llamado viernes santo y el 20 de abril para el domingo de resurrección. La llamada semana santa inició el domingo 13 (domingo de ramos) y terminará el 20 de abril (domingo de resurrección). Originalmente la redención del hombre y la resurrección de Cristo son los eventos centrales de la semana santa y del cristianismo en general.
La semana santa como parte de la tradición occidental está estrechamente vinculada con el filósofo Agustín de Tagaste (354-430) quién introduce la idea del progreso y de la historicidad del hombre. Las dos efemérides - la redención del hombre y la resurrección de Cristo- hicieron posible la concepción del tiempo lineal y la adopción de un marco cronológico único para todos los acontecimientos, como lo es el calendario vigente.
Para Agustín de Tagaste la redención del hombre y la resurrección de Cristo son la razón de tres aspectos del manejo del tiempo: 1) la idea de la unidad de la historia universal, 2) la periodicidad de la historia desde el principio hasta el fin de los tiempos, y 3) la concepción de la marcha progresiva del género humano elevándose por “edades” sucesivas de la ignorancia a la verdad, del tiempo a la eternidad (el no tiempo).
La celebración de la semana santa se debe a la adopción del calendario gregoriano. Este es un calendario originario de Europa, actualmente utilizado de manera oficial en casi todo el mundo y es así denominado por su promotor el papa Gregorio XIII (1502-1585). El vigente calendario sustituyó en 1582 al calendario juliano, utilizado desde que Julio César lo instaurara en el año 46 a.C. El papa promulgó el uso del calendario actual por medio de la bula Inter Gravissimas.
En nuestra civilización occidental hemos conocido sólo dos eras auténticas: la era “ab urbe cóndita” (que se inicia con la fundación de Roma en el año 753 a.n.e.), y la era “ab incarnatione Dómini” (desde la Encarnación del Señor), que propuso en el año 527 el monje Dionisio el Exiguo, y que en el año 607 asumió como propia el papa Bonifacio IV. Esta fecha se fijó en el 25 de marzo (fiesta de la Anunciación y por tanto de la Encarnación) del año 753 ab urbe cóndita; luego se desplazó hacia el 25 de diciembre (nacimiento de Cristo) y el 1 de enero (principio del año). Está clara la incongruencia de celebrar en días distintos el nacimiento de Cristo y el principio del año, cuando se pretende que la cuenta de los años empieza en este acontecimiento.
Dos preguntas en torno a la semana santa.
Si reflexionamos en torno a las efemérides relevantes del cristianismo -la redención del hombre y la resurrección de Cristo- no podemos evitar plantearnos dos cuestiones: ¿cuál es el valor de la “traición de Judas”?, y ¿cuál es la relación de la “traición de Judas” con la redención?
Hablemos de ellas a continuación. La "traición de Judas" se refiere a la acción de Judas Iscariote, uno de los doce discípulos de Jesús, de entregar a Jesús a las autoridades judías a cambio de treinta piezas de plata. La traición de Judas es un episodio crucial en la historia del cristianismo, ya que condujo a la detención, juicio y crucifixión de Jesús. Según la tradición cristiana, la muerte de Jesús en la cruz fue un acto de redención, ya que se cree que su sacrificio expió los pecados de la humanidad y abrió el camino a la salvación y la vida eterna. Si esto es así, entonces la llamada “traición de Judas” fue necesaria para que se cumplieran las profecías bíblicas que anunciaban la muerte de Jesús. En ese sentido, se puede entonces decir que la “traición de Judas” fue una acción necesaria del plan divino para redimir a la humanidad. Por lo tanto, la “traición de Judas” fue un paso de primera importancia en el proceso de la redención de la humanidad. Sin la acción de Judas ¿hubiera habido redención?
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