jueves, 29 de agosto de 2024

Fundamentos filosóficos de la trasformación a la universidad pública mexicana

Fundamentos filosóficos de la trasformación a la universidad pública mexicana

José Antonio Robledo y Meza



Varias son las cuestiones que deben abordarse en la discusión en torno a la trasformación de la universidad pública mexicana. Principios ontológicos -como es el universo y el mundo-y metodológicos; problemas gnoseológicos, de racionalidad, en torno a las capacidades humanas y la libertad que hagan posible la creatividad humana y de las herramientas intelectuales en qué apoyarse.

Una idea central debe ser aceptada y es que el Universo se autogenera y autotrasforma. No hay nada más allá del Universo. Es a partir de esta idea que deben acompañarse como objetivos las respuestas a las siguientes preguntas: ¿qué es el universo?, ¿qué es el hombre?, ¿cuál es el lugar del hombre en el universo?, ¿cuál es la relación del hombre con el mundo que lo rodea (implicaciones morales)?, y ¿cómo comunicar los avances, esto es como educar a las nuevas generaciones?

A las preguntas anteriores deben responderse las siguientes preguntas: ¿qué método seguir para obtener conocimiento?, ¿hay mejores capacidades humanas por encima de la racionalidad crítica?, ¿cuáles son los alcances de vincular la racionalidad crítica y la libertad que haga posible la creatividad-?, ¿cómo es el mundo?, ¿en qué modelo (herramienta intelectual) apoyarse que vaya en armonía con las investigaciones científicas y filosóficas?

Dos son los principios elementales que se derivan de lo anterior. Un principio ontológico: todo el universo es uno y lo mismo y un principio metodológico: el racionalismo crítico (demostración y verificación) es el mejor camino para buscar la verdad.

Todo ello sirve para caracterizar a la universidad mexicana como una institución que haga viable una universidad que integre las siguientes características: una responder a las necesidades de los mexicanos con preponderancia de los ciudadanos en más desventaja social, y dos hagan posible el ingreso a ella con criterios democráticos. No otra cosa es lo que dará viabilidad a la excelencia intelectual y el respeto y promoción de los derechos humanos y la justicia social.




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miércoles, 28 de agosto de 2024

Hacia una teoría sobre la universidad.

Hacia una teoría sobre la universidad.

José Antonio Robledo y Meza

 

Una de las principales tareas en la construcción de una posible teoría sobre la universidad sería un análisis minucioso y completo de su historia en relación a los elementos, construcción y composición, abarcando diversas épocas y diferentes pueblos. Dicho estudio se debería hacer en el marco de tres cuestiones: 

1) el procedimiento, el análisis, limita con el campo de la filosofía y las ciencias «positivas». Esto marca los amplios campos de los saberes y conocimientos humanos;

2) el ritmo que atienda a la naturaleza del desarrollo, limita con el campo filosófico;

3) la necesidad de un cierto desarrollo (probablemente irregular u ondulante, pero que en la historia de la universidad sigue una línea) que plantea la posibilidad de formular leyes con respecto al desarrollo humano en general.

El análisis en el campo de la filosofía y las ciencias tiene que ver con la expectativa de tratar todo aquello de lo cual es razonable esperar que exista un sistema conceptual que dé cuenta del orden -real o supuesto- invariante del universo. Esto abarca todas las formas de orden como las creadas por los seres humanos: ley, religión, economía, sociedad, literatura y arte. 

Notemos de paso que el redescubrimiento de olvidadas nociones correspondientes a las primeras épocas de los saberes y conocimientos sólo se puede llevar a cabo mediante un arduo trabajo que deje de lado el temor a la “descomposición” o “muerte” o “superación” de sistemas conceptuales, si las enseñanzas “«superadas» yacen en las obras vivas tan profundamente que sólo con gran esfuerzo se las puede sacar a la luz, sus efectos no serán “perjudiciales” salvo para quien esté dominado por el miedo y la ignorancia.

Las investigaciones que sirvan de base a la nueva ciencia sobre la universidad tendrían dos metas y responderían a tres tipos de requerimientos: a) los requerimientos de la ciencia en general, que nacen del impulso de conocer, desligado de necesidades prácticas: la ciencia #pura”, b) requerimientos con respecto al equilibrio de las fuerzas creadoras, que se pueden clasificar como intuición y cálculo; son las llamadas ciencias “prácticas” y c) el requerimiento de posibilitar la especulación filosófica.

Todas las investigaciones se deben realizar con espíritu verdaderamente sistemático, según esquemas claros aún en aquellos casos que se presenten como un nebuloso laberinto cuyo desarrollo posterior es imposible prever.

La primera pregunta oscura se refiere, naturalmente, a los elementos relacionados con las investigaciones y enseñanzas, que son el material de construcción de cada disciplina y variarán por lo tanto según cada campo de saber y conocimiento.

Muchas son las tareas que deben realizarse en la construcción de una teoría sobre la universidad y lo peor que podemos hacer es no iniciarlas.

 

robledomeza@yahoo.com.mx

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martes, 27 de agosto de 2024

Discutir la autonomía universitaria en tiempo de reformas y trasformaciones sociales

Discutir la autonomía universitaria en tiempo de reformas y trasformaciones sociales

José Antonio Robledo y Meza

 

El concepto de autonomía surge en términos dialécticos entre la libertad ética (auto obligarse a una norma) y límite. Hoy día la democracia directa (autogobierno) es inviable en el sentido de que todos gobiernan ya son gobernados a la vez porque la extensión territorial del gobierno es grande. En este caso debe pretenderse muy poca democracia directa porque la "extensión" del autogobierno requerido es ya tal, que admite sólo una interpretación metafórica del concepto. Autogobierno no significa ya, en este punto, gobernarse por sí, sino más bien ser gobernado de cerca más que de lejos; es decir, que el concepto de autogobierno mantiene todavía un significado concreto en antítesis a "centralización".

Hoy día las democracias no indican democracias que se autogobiernan, sino formas de democracia representativa en las que somos gobernados por interpósitas personas. Si aplicamos lo anterior a la noción de autonomía universitaria veremos que la noción varía en función de lo que entendamos por autonomía y universidad y en qué circunstancias. No será la misma noción si se aplica a la universidad en 1956 cuando albergaba cientos de universitarios en un área localizada en el centro histórico de Puebla que cuando alberga a decenas de miles en todo el territorio del estado de Puebla. Hablar de una autonomía perenne que se concibió desde 1956 en la entonces Universidad de Puebla debe discutirse y reformularse en 2024.

Si asociamos la noción de autonomía con el criterio laico veremos cómo como la noción se ha politizado y juridizado. El criterio laico surge con la doctrina de las dos espadas en el siglo IV que sirvió para definir la autonomía de la autoridad papal con respecto a la del monarca. La autonomía surge por una necesidad política de la separación de poderes. La autonomía es fundada en principios teológicos y, por lo tanto, se adecúa a la visión cristiana del mundo, pero marcada por dos luchas ideológicas; la primera entre el papado y el imperio y después entre el catolicismo y el protestantismo. En los dos casos el discurso sobre la autonomía se configura a partir de Platón y Aristóteles y es un discurso que conjunta indisolublemente lo ético con lo político. La ética ha variado, ha pasado por los perfiles naturalista, psicologísta, teológico y juridizada que debate el problema del "bien" en nombre de lo que es "justo", invocando la justicia y las leyes. La doctrina del derecho natural, en sus sucesivas fases y versiones, resume bastante bien esta amalgama de normativa jurídica y de normativa moral. En todos estos sentidos, y también en otros, la política no se configura en su especificidad y autonomía hasta Maquiavelo.

 

La autonomía de la universidad.

Cuando hablamos de la autonomía de la universidad, el concepto de autonomía no debe entenderse en sentido absoluto, sino más bien relativo. Hay que partir de que la universidad es diferente. Afirmar que la universidad es diferente equivale a poner una condición necesaria, no todavía una condición suficiente (de la autonomía). A pesar de ello, toda la continuidad del discurso queda estrechamente condicionada por este punto de partida. ¿Diferente de qué? ¿De qué modo? ¿Hasta qué punto?

La universidad se diferencia de la moral y de la religión. Es ésta una primera y nítida separación y diferenciación. La moralidad y la religión son, ciertamente, ingredientes fundamentales de la cultura y la política; pero a título de instrumentos.

Sin embargo, hay un problema que hay que resolver de antemano: no existe una teoría de la universidad. Es necesario hacerla y quienes deben hacerla son los propios universitarios. La teoría sobre la universidad no se debe limitar a señalar la diferencia entre la universidad, la política y la moral; es necesario partir de una vigorosa afirmación de su autonomía: la universidad debe tener sus leyes, leyes que el universitario "debe" aplicar. La teoría universitaria debe constituirse no con la deducción sino con la abducción. Observando el “mundo real” y explicarse con lo que ocurre en el mundo de la economía, la política y la cultura. Su identidad es el cambio permanente porque cambian las ciencias que explican los fenómenos tanto naturales como sociales y que además cuentan con un instrumento como la Internet. La teoría de la universidad no debe construirse solo con valores sino, con los resultados de la investigación científica y con la forma de hacerlo: el método científico. La teoría debe construirse a dos voces; una la ciencia y otra la filosofía.

La autonomía de la universidad con respecto al Estado (política) presupone otras diferencias: la de la esfera económica y cultural. La autonomía universitaria debe ir unida a la democratización de la política y encontrar en esta referencia tanto su fuerza como su límite. Su fuerza porque la verticalidad democrática se caracteriza por un desenvolvimiento ascendente, de tal modo que los sistemas de democracia política resultan sistemas que típicamente reflejan y reciben las demandas que salen de abajo. Su límite, porque este hilo explicativo se caracteriza por una verticalidad descendente, por el predominio de órdenes que descienden.

En estos momentos puede apreciarse que la polémica sobre la identidad y también sobre la autonomía de la universidad no puede ser más abierta. Un hecho es indudable: la ubicuidad y por lo tanto la difusión de la universidad en el mundo con temporáneo. Este hecho puede ser interpretado de distintas maneras. Puede respaldar la tesis que reduce la universidad a otra cosa, subordinándola de distintas maneras al sistema social y a las fuerzas económicas o políticas; es la tesis de la heteronomía, pero también, en su forma extrema, de la negación de la universidad. O bien puede valorar la tesis opuesta, la que observa que el mundo jamás ha estado tan "politizado" como hoy. En medio de estas dos tesis opuestas, se sitúan las incertidumbres de identificabilidad, la dificultad de ubicar la universidad. A esta dificultad se puede vincular una tercera tesis; la que ve en la dilución, y por lo tanto en la pérdida de fuerza de la universidad, un eclipse de la universidad (pero no su heteronomía).

En estas circunstancias se pueden plantear tres tesis: extinción, eclipse o triunfo de la universidad. Toca a los universitarios iniciar cuanto antes discutir en torno al concepto de autonomía y socializar al resto de la población y persuadirlos de la necesidad de evitar que continue el eclipse que llevaría a la extinción de la universidad y, por el contrario, acompañe a los universitarios hacia su consolidación y triunfo.

Para ello no basta con reformar la estructura académica (planes y programas de estudio) sino llevar a cabo una radical trasformación de su estructura política-burocrática.

Con los aires que corren de reformas y trasformaciones en la sociedad mexicana el tiempo es corto.

 

robledomeza@yahoo.com.mx

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domingo, 25 de agosto de 2024

La Cuarta Trasformación como mito fundador

La Cuarta Trasformación como mito fundador

José Antonio Robledo y Meza


Bajo el principio de la soberanía del pueblo y la intención de construir una república ha surgido en México y para el mundo, una nueva narrativa fundadora llamada Cuarta Trasformación. El Creador, el Héroe civilizador y Transformador son un uno y único personaje: el Pueblo. El Pueblo es el centro de ciclos narrativos que son a la vez cosmología e historias de la filosofía, ciencia y derecho.

Los resultados político electorales en México en 2018 y 2024 nos dan indicios de que se trata de un cambio profundo de la civilización, de una transición del reino del esfuerzo obligatorio hacia otro dónde predominan los derechos fundamentales de cada uno al bienestar inmediato. La inversión del sentido no se operó de un día para otro. Quienes enarbolan el Mal en la figura del comunismo o de la venezuelización presentan un enemigo más ridículo que aterrador. El miedo de estos promotores es en realidad un miedo a la creciente democratización en el mundo. Los combates ideológicos titánicos entre el bien y el mal han cedido definitivamente su lugar a múltiples luchas restringidas: a la discriminación, el clasismo, el racismo, la violencia y la corrupción.

El mito fundacional

El mito fundacional de la Cuarta Trasformación -mito etiológico (en griego aition). Explica tres cosas:

1) los orígenes de un ritual: el grito del 15 de septiembre;

2) la etnogénesis de una nación presentada como una genealogía con un padre fundador (Hidalgo) y, por tanto, de una nación (natio, 'nacimiento'): México;

3) los orígenes espirituales de una creencia, filosofía, disciplina o idea - presentados como una narración: el humanismo mexicano

Un principio fundamental de la Cuarta Trasformación es la relación entre el Pueblo Soberano y el pueblo histórico. Ambos conjuntados en el artículo 39 de la vigente Constitución Política de los Estados Unidos Mexicano: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno.”

El mito fundacional de la Cuarta Trasformación tiene la peculiaridad de estar ligado a la humanidad toda y a ningún grupo local prominente ni localidad específica. El rito vinculado a esta pretensión es universal el 15 de septiembre. Tanto mito como rito tienen un fondo laico, esto es, de racionalidad crítica vinculada a la promoción de los derechos humanos individuales y sociales.

El mito fundacional de la Cuarta Trasformación encarna una justificación para el derrocamiento de todo orden basado en la violencia, la discriminación, el clasismo y el racismo. Valoriza las prácticas comunitarias. Es una narrativa simbólica de "importancia colectiva" enriquecida con metáforas para dar cuenta de las cronologías tradicionales, y construyendo una etiología plausible para el pueblo. El mito de la Cuarta Trasformación el pasado tiene profundas raíces en el tiempo histórico y está vinculado por un árbol genealógico de trasformaciones vinculadas a valores y virtudes personales y civiles.

Finalmente, la narración de la Cuarta Trasformación manifiesta la creciente confianza en sí misma de la población mundial. Confianza en la fraternidad universal. El héroe más grande de esta narrativa es el Pueblo sin distingos de ninguna especie.

 

robledomeza@yahoo.com.mx

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jueves, 15 de agosto de 2024

1492 marca el inicio de la construcción de Iberoamérica

1492 marca el inicio de la construcción de Iberoamérica

El 12 de octubre desembarcan los tres navíos de Cristóbal Colón en la isla Guanahaní (Bahamas). La fecha es conocida por la historiografía tradicional como el comienzo de la colonización del continente (hoy llamado América) por los europeos.

Alrededor de esta fecha se produjeron grandes cambios en las distintas lenguas e idiomas del mundo y con ello una trasformación significativa en las nociones del tiempo y espacio y es así que se dota de nuevo significado a los conceptos de “viejo mundo” y “nuevo mundo”. 

Los Reyes Católicos, casi simultáneamente, derrotan a musulmanes después de casi 800 años de dominio islámico en la península ibérica y firman el Edicto de Granada (vigente hasta el año 1969) con el que se expulsa a los judíos sefardíes de España. Se estima que fueron exiliados entre 150 000 y 200 000 judíos. Se imprime la primera copia de la Torá. 

En el mundo de la ciencia y la política se suceden varios acontecimientos significativos. El 25 de julio, en Roma fallece el papa Inocencio VIII tras un intento fallido de transfusión de sangre vía oral usando la sangre de tres niños de diez años de edad quienes también murieron por choque hemorrágico; esta es la primera trasfusión registrada en la historia. Semanas después -el 11 de agosto- el cardenal español Rodrigo de Borja es elegido papa, tomando el nombre de Alejandro VI. El 3 de septiembre: Francia e Inglaterra firman la paz mediante el tratado de Étaples.

Todo lo anterior ocurrió previo al desembarco de los tres navíos de Cristóbal Colón -el 12 de octubre- en la isla Guanahaní (Bahamas). El hecho será conocido por la historiografía tradicional como el descubrimiento de América, que marca el comienzo de la colonización del continente por los europeos.

Es por esta época que se empieza a tener conciencia de la necesidad de defender el principio de autonomía de la ciencia con respecto a la ideología, aunque esta liberación del mundo de los valores, ha encontrado obstáculos varios.  Conocemos bien esta parte de la historia: Copérnico (1473-1543) se atrevió a publicar los resultados de sus observaciones y cálculos que abogaban a favor de una concepción heliocéntrica del mundo, superando el temor a enfrentarse a la jerarquía religiosa; Giordano Bruno (1548-1600) pereció en las llamas por haber afirmado que el universo es infinito y no tiene centro; Galileo que se vio obligado a renegar, aun cuando estaba convencido de la verdad de aquello que expresaba.

Un movimiento tan poderoso no dejó indemne el conocimiento del mundo humano. Durante el siglo de Galileo (1564-1642), Spinoza (1632-1677) llevó el debate entre los humanistas hasta el terreno más peligroso que existía, el de la interpretación de la Biblia. Oponiéndose a las escuelas exegéticas tradicionales que sostenían con seguridad que la Biblia decía en todo y por todos lados la doctrina cristiana oficial, Spinoza reclamaba la introducción, también en ese terreno, de un nuevo método de investigación. ¿En qué debía consistir? «Para abreviar, resumiré este método diciendo que no se diferencia en nada de aquel que seguimos en la interpretación de la Naturaleza, sino que concuerda en todo con el mismo.» (Tratado de teología política) Esto quiere decir que esta interpretación renuncia a las instrucciones sobre lo que debe ser el sentido del texto bíblico, renuncia por lo tanto a servirse de una verdad preestablecida como medio de análisis; y que se contenta con recoger informaciones imparciales acerca del sentido de las palabras en la época de la creación del libro, acerca de las circunstancias históricas en las que esa creación tuvo lugar, acerca de las relaciones que se establecen entre los distintos pasajes del mismo libro. En vez de servirse de la «verdad» doctrinal para iluminar el sentido de los pasajes oscuros y tender a la edificación de los creyentes, Spinoza quiere utilizar el método de los naturalistas —la observación y el razonamiento— para buscar la verdad del texto; la edificación de los fieles ya no forma parte de sus preocupaciones manifiestas. El objetivo del conocimiento es la verdad, no el bien.

La intervención de la ideología (encarnada en 1492 por la ortodoxia católica) resulta perjudicial, en cada caso, para el progreso del conocimiento; recíprocamente, la ciencia avanza tanto más rápidamente cuanto más desembarazada se halla de la tutela religiosa y se somete únicamente a sus propias reglas: la observación empírica y el razonamiento lógico. 

Con la excepción de algunos escasos momentos de oscurantismo militante, la libertad de las ciencias naturales parece haberse vuelto, desde la época de Galileo, un principio generalmente admitido. La explicación de este hecho es muy simple: es así como las ciencias más rápidamente progresan, y conducen a resultados prácticos que sirven a los pueblos. Ese principio está hoy presente en la cultura laica del pueblo mexicano.

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domingo, 4 de agosto de 2024

La Cuarta Trasformación una fiesta popular.

La Cuarta Trasformación una fiesta popular.

José Antonio Robledo y Meza

 

Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador varios aspectos de la vida cotidiana mutaron significativamente; entre ellas destacan el lenguaje y los ademanes del titular del ejecutivo en las llamadas “Mañaneras”. Durante éstas se elaboraron formas diferentes de la comunicación política, francas y sin constricciones, que abolían toda distancia entre los ciudadanos y el presidente de la República. Ciudadanos en comunicación, liberados de las normas corrientes de la etiqueta y las reglas de conducta. Esto produjo el nacimiento de un lenguaje relacionado con el mundo de los ideales contenido en la expresión “Cuarta Trasformación”, una trasformación que puso en contacto los tiempos pasado y futuro con el presente trasformador.

Las mañaneras tuvieron un contenido esencial, un sentido profundo: expresaron una concepción del mundo. Su construcción fue expresión no solo del mundo de los medios y condiciones indispensables del presente, sino del mundo de los objetivos superiores de la existencia humana, es decir, el mundo de los ideales. Sin esto, las mañaneras no hubieran tenido una relación profunda con el tiempo de los mexicanos.

En la base de las mañaneras hubo siempre una concepción determinada y concreta del tiempo cósmico (la grandeza del pasado), biológico (niñez, juventud, vejez de los miembros de la sociedad) e histórico (de la primera a la cuarta trasformación). Además, las mañaneras, al considerar las fases históricas, ligó los períodos de crisis (el neoporfirismo, el neoliberalismo), de trastorno de las campañas negras, en la vida de la naturaleza, de la sociedad y del hombre. La muerte y la resurrección, las sucesiones y la renovación constituyeron siempre los aspectos esenciales de las mañaneras. Son estos momentos precisamente, bajo las formas concretas de las diferentes etapas, los que crearon el clima típico de la mañanera.

La mañanera con los objetivos superiores de la existencia humana, la resurrección y la trasformación, sólo podía alcanzar su plenitud en el proceso electoral como una fiesta popular y pública.

La política en estas circunstancias se convertía en la forma que adoptaba la vida del pueblo, que temporal y espacialmente penetró en el reino utópico de la universalidad, de la libertad, de la igualdad y del bienestar; en una palabra, de la democracia.

Las mañaneras y la elección de la primera mujer presidente en México se conjuntaron para contribuían a fortificar el régimen de la Cuarta Trasformación. Con este proceso político los ciudadanos volvieron a sentirse seres humanos entre sus semejantes.

El humanismo que caracteriza estas relaciones no es en absoluto fruto de la imaginación o el pensamiento abstracto, sino que se experimenta concretamente en ese contacto vivo, material y sensible. El ideal utópico y la realidad se conjuntaron en la visión ofrecida por la comunicación de las mañaneras, única en su tipo.

En conclusión, la eliminación a la vez ideal y efectiva, de las relaciones jerárquicas (racistas, clasistas, discriminatorias) entre los individuos, creó -en las mañaneras y en las urnas- un tipo particular de comunicación inconcebible en situaciones “normales”.

 

robledomeza@yahoo.com.mx

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Las mujeres y las luchas por sus derechos

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