José Antonio Robledo y Meza
Colegio de Filosofía, FFyL-BUAP
25 octubre de 2018
La clase de hoy será a distancia y utilizaré el blog de México el árbol de los mil frutos.
Iniciaré mencionando a Charles A. Hale un historiador de las ideas –políticas, sociales, filosóficas, morales, educativas, etc.- que dedicó buena parte de sus energías para estudiar el liberalismo mexicano. Cinco trabajos menciono en estos momentos; tres escritos por Hale, el cuarto por Jesús Reyes Heroles y, por último, el que nos ocupa últimamente de Enrique Krauze, El Pueblo soy Yo, 2018.
1) El liberalismo mexicano, Jesús Reyes Heroles, 1974.
2) _El liberalismo mexicano en la época de Mora (1821-1853), 1978.
3) Charles A. Hale, “Los mitos políticos de la nación mexicana: el liberalismo y la Revolución”, Historia mexicana, vol. 46, núm. 4, abril-junio, 1997, p. 820.
4) La transformación del liberalismo en México a fines del siglo XIX, 2002.
El texto de Hale publicado en Historia Mexicana es una crítica a la obra de Jesús Reyes Heroles.
La tercera de forros trae como solapa:
Lo que nos dice que Krauze es un prolífico escritor de la colección “Ensayista Liberal”.
¿De qué liberalismo se trata?
La primera de forros del libro de Krauze es la siguiente:
El dibujo es un fragmento de la portada del libro Leviatán hecha por Abraham Bosse y escrito por Thomas Hobbes.
La portada completa del libro Leviatán es la siguiente:
Las preguntas y comentarios en los comentarios de esta entrada.
En la parte superior del borde de la imagen está el versículo 24 del capitulo 41 de la edición hebrea del libro de Job: ¨Non est potestas Super Terram quae Comparetur¨ ("No hay poder sobre la Tierra que se le compare") es una cita del Libro de Job.
El dibujo original es de 24 X 15.5 cm.
Entre ambas columnas, directamente bajo el Leviatán se encuentra el título del libro ¨Leviathan or the Matter, Forme, and Power of a Common - Wealth Ecclesisticall and Civil. By Thomas Hobbes of Malmesbury", London, Printed for Andrew Crooke, 1651. (“Leviatán o la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil.”)
Thomas Hobbes (Westport, 5 de abril de 1588– Derbyshire, 4 de diciembre de 1679)
Durante los noventa y un años de la vida de Hobbes, Inglaterra vivió uno de los periodos más cruciales de su historia moderna y esto constituirá una influencia en su identidad política, cuyo resultado será su teoría de estado que desarrolla en el Leviathan.
El ambiente intelectual en el que vivió Hobbes se puede apreciar en las obras siguientes:
1533, Holbein, Los Embajadores.
1550 Maquiavelo, El Príncipe.
1762 Rousseau, El Contrato Social.
A continuación el Libro de Job...
Job 41 La Biblia de las Américas (LBLA)
1 ¿Sacarás tú a Leviatán con anzuelo, o sujetarás con cuerda su lengua?
2 ¿Pondrás una soga en su nariz, o perforarás su quijada con gancho?
3 ¿Acaso te hará muchas súplicas, o te hablará palabras sumisas?
4 ¿Hará un pacto contigo? ¿Lo tomarás como siervo para siempre?
5 ¿Jugarás con él como con un pájaro, o lo atarás para tus doncellas?
6 ¿Traficarán con él los comerciantes? ¿Lo repartirán entre los mercaderes?
7 ¿Podrás llenar su piel de arpones, o de lanzas de pescar su cabeza?
8 Pon tu mano sobre él; te acordarás de la batalla y no lo volverás a hacer.
9 He aquí, falsa es tu esperanza; con sólo verlo serás derribado.
10 Nadie hay tan audaz que lo despierte; ¿quién, pues, podrá estar delante de mí?
11 ¿Quién me ha dado algo para que yo se lo restituya? Cuanto existe debajo de todo el cielo es mío.
12 No dejaré de hablar de sus miembros, ni de su gran poder, ni de su agraciada figura.
13 ¿Quién lo desnudará de su armadura exterior? ¿Quién penetrará su doble malla?
14 ¿Quién abrirá las puertas de sus fauces? Alrededor de sus dientes hay terror.
15 Sus fuertes escamas[o] son su orgullo, cerradas como con apretado sello.
16 La una está tan cerca de la otra que el aire no puede penetrar entre ellas.
17 Unidas están una a la otra; se traban entre sí y no pueden separarse.
18 Sus estornudos dan destellos de luz, y sus ojos son como los párpados del alba.
19 De su boca salen antorchas, chispas de fuego saltan.
20 De sus narices sale humo, como de una olla que hierve sobre juncos encendidos.
21 Su aliento enciende carbones, y una llama sale de su boca.
22 En su cuello reside el poder, y salta el desaliento delante de él.
23 Unidos están los pliegues de su carne, firmes están en él e inamovibles.
24 Su corazón es duro como piedra, duro como piedra de molino.
25 Cuando él se levanta, los poderosos tiemblan; a causa del estruendo quedan confundidos.
26 La espada que lo alcance no puede prevalecer, ni la lanza, el dardo, o la jabalina.
27 Estima el hierro como paja, el bronce como madera carcomida.
28 No lo hace huir la flecha; en hojarasca se convierten para él las piedras de la honda.
29 Como hojarasca son estimadas las mazas; se ríe del blandir de la jabalina.
30 Por debajo tiene como tiestos puntiagudos; se extiende como trillo sobre el lodo.
31 Hace hervir las profundidades como olla; hace el mar como redoma de ungüento.
32 Detrás de sí hace brillar una estela; se diría que el abismo es canoso.
33 Nada en la tierra es semejante a él, que fue hecho sin temor.
34 Desafía a todo ser altivo; él es rey sobre todos los hijos de orgullo.
Como puede apreciarse en el libro de Job se describe al Leviatán como un animal marino que domina los mares y que se representa como una enorme ballena, un pez gigante y dentado, un cocodrilo, un dragón o un animal de cuello largo que emerge de los mares, Thomas Hobbes representa al Leviatán como un hombre.
La destrucción de Leviatán, un grabado hecho en 1865 por Gustave Doré. El grabado representa a Dios venciendo al legendario Leviatán. Doré fue inspirado por (Isa 27:1): "En ese día, el Señor castigará con su espada, su espada feroz, grande y de gran alcance, Leviatán la serpiente que se desliza, Leviatán la serpiente enrollada; Él destruirá al monstruo del mar".
En la primera edición de la obra en 1651 Hobbes decide incluir el grabado de un soberano compuesto de hombres que lleva una corona, un cetro en su mano izquierda y una espada en su mano derecha. Este enorme hombre está compuesto por otros, subordina por un lado al ejército y a los poderes civiles, y por otro lado a la Iglesia. El cuerpo de éste con las insignias de la soberanía del poder político y espiritual, gigantesca figura armada con corona, espada y báculo, es precisamente modelada como hombre.
Es el Estado omnipotente. Formado mediante el contrato social de cada uno con cada uno y por la voluntad de sus ciudadanos fundando y garantizando la paz, cubre bajo sus brazos desplegados los paisajes con sus ciudades y aldeas y el mar transitado por naves comerciales en el fondo.
La corona en la figura del Leviatán simboliza la soberanía del Estado;
La espada sostenida en la mano derecha simboliza su poder político
Poder político que triunfa sobre las guerras de las armas descritas en una columna de la izquierda con cinco pictogramas con fortaleza, cañones, mosquetes, banderas y tambores e incluso una batalla con infantería y caballería;
el báculo sostenido en la otra mano simboliza la autoridad espiritual del Estado,
Autoridad espiritual que triunfa sobre la guerra civil de las palabras, descrita en una columna derecha con cinco pictogramas: la Iglesia, mitra obispal, anatemas, las armas lógicas para las disputas de teólogos y filósofos e incluso un concilio religioso.
Recordemos que el título del libro hace referencia al monstruo bíblico Leviatán, que posee un poder descomunal.
En Leviatán libro, Hobbes establece su doctrina de derecho moderno como la base de las sociedades y de los gobiernos legítimos. El trabajo de Hobbes justifica filosóficamente la existencia del autoritarismo estatal.
Dos son, según Hobbes, “los postulados ciertísimos de la naturaleza humana” de los cuales procede toda la ciencia política:
1) La avidez natural por la que cada uno pretende gozar‚ solo de los bienes comunes.
2) La razón natural por la cual cada uno huye de la muerte violenta como el peor de los males naturales.
El primero excluye que el hombre sea por naturaleza un “animal politico”. Hobbes niega la existencia de un amor natural del hombre hacia su semejante. “Toda asociación espontánea nace o de la necesidad recíproca o de la ambición, pero nunca del amor o de la benevolencia hacia los demás”. En consecuencia, para Hobbes no es esta benevolencia el origen de las sociedades más grandes y duraderas, sino sólo el temor recíproco.
La causa de este temor es, en primer lugar, la igualdad de naturaleza entre los hombres, para lo cual todos desean la misma cosa, o sea, el uso exclusivo de los bienes comunes. En segundo lugar, es la voluntad de dañarse mutuamente e incluso el antagonismo que deriva del contraste de las opiniones y de la insuficiencia del bien. El derecho de todos sobre todos y la voluntad natural de perjudicarse mutuamente obran de tal manera que el estado de naturaleza sea un estado de guerra incesante de todos contra todos. En este estado, no hay nada justo: la noción de lo derecho y lo torcido, de la justicia y de la injusticia, nace donde hay una ley y la ley nace donde hay un poder común: donde no hay ni ley ni poder falta la posibilidad de la distinción entre lo justo y lo injusto. Cada uno tiene derecho sobre todo, “cada uno es movido a desear lo que es bueno para él y a huir de lo malo para él, pero sobre todo, a huir del mayor de todos los males naturales que es la muerte”.
Por tanto, las normas fundamentales del derecho natural van dirigidas, según Hobbes, a librar al hombre del juego espontáneo y autodestructivo de los instintos y a imponerle una disciplina que le procure una seguridad, y la posibilidad de dedicarse a las actividades que hacen fácil su vida.
La primera norma, en consecuencia, es: “Buscar y conseguir la paz en cuanto se tiene la esperanza de obtenerla; y cuando no se puede obtenerla, buscar y usar todos los auxilios y ventajas de la guerra”. De esta ley fundamental derivan todas las demás, la primera de las cuales es: “El hombre espontáneamente, cuando los demás también lo hagan y en la medida que lo juzgué necesario para la paz y para su defensa, debe renunciar a su derecho sobre todo y contentarse con tener tanta libertad con respecto a los demás cuanta el mismo les reconoce a los otros respecto de sí”. Los hombres formular en pactos entre sí con los cuales renuncian a su derecho originario o lo transfieren a personas determinadas.
Sobre el Estado, Hobbes nos dice que hay un acto fundamental que señala el paso del estado de naturaleza al estado civil. Ese acto es un contrato por el cual los hombres renuncian al derecho ilimitado del estado de naturaleza y lo transfieren a otros. Sólo cuando cada uno de los hombres somete su voluntad a un solo hombre o a una sola asamblea y se obliga a no hacer resistencia al individuo o a la asamblea a la que se ha sometido, se logra una defensa estable de paz y de los pactos de reciprocidad en que la misma consiste.
Cuando se efectúa esta transferencia, se produce el Estado o Sociedad Civil. Por tanto, puede decirse que el Estado es “la única persona cuya voluntad, en virtud de los pactos estipulados recíprocamente, se debe considerar la voluntad de dichos individuos: “de ahí que pueda servirse de las fuerzas y de los bienes de cada uno de los individuos para la paz y al defensa común”.
La teoría de Hobbes acerca del Estado es una teoría absolutista ya que el insiste en la irreversibilidad del pacto fundamental. Una vez constituido el Estado los ciudadanos no pueden disolverlo negándole su consentimiento: porque el derecho del Estado nace de los pactos de los súbditos entre sí y con el Estado, pero no de un pacto entre los súbditos y el Estado, que podría ser revocado por parte de los primeros. Para Hobbes el poder del Soberano es indivisible en el sentido de que no puede ser distribuido entre poderes diversos que se limiten mutuamente. La teoría de Hobbes no significa que no ponga límites a la acción del Estado, aunque muy pocos, el Estado no puede mandar a un hombre que se mate o se hiera a sí mismo. No obstante, el súbdito es libre sólo en lo que el Soberano ha dejado de ordenar con las leyes.
Un comentario al libro de Hobbes es el de Fray Luis de León registrado en Salamanca, 19 de febrero de 1591.
El libro de Job, Capítulo 41 exposición,
1. No como cruel le despertaré, que ¿quién podrá resistir a mi cara? Prosigue en referir las condiciones monstruosas y fieras de la ballena para el propósito y fin que está dicho. Y porque decía agora que quien osase a entrar en estacada con ella, o verdaderamente quien tuviese ánimo para ponérsele delante y tocarla, no le tendría para resistir a su vista sola, contra quien no hay esfuerzo que baste, y que el más osada quedaría más escarmentado de haberse atrevido, y huiría de volver otra vez; pues porque decía esto, dice agora: No como cruel le despertaré. Que puede tener dos diferentes sentidos. Porque, lo primero, hablando Dios como en su persona y de Sí, quería decir, mas lo que los hombres no pueden ni usan hacer, y si alguno locamente a hacerlo se atreve, es cruel contra su vida y sí mismo; Yo sin ser cruel contra Mí, lo haré; que no solamente con seguridad, mas con suma facilidad pondré mi mano sobre este animal tan monstruoso, y le provocaré a ira, y trabaré contienda con él, y le venceré y le desharé, si quisiere. Porque como dice luego: ¿quién podrá resistir a mi cara?
O de otra manera, que no hable Dios de Sí mismo, sino que imite y refiera las palabras ajenas y diga: Mas cualquiera que no sea loco, dirá, no soy tan cruel contra mí que le despierte, esto es, dirá, que no tiene tan olvidado su bien, ni tan perdido el seso y juicio que quiera trabar pleito con él, ni despertarle o desafiarle riñendo. A que responden las palabras originales, que dicen: No hay cruel que le despierte, esto es, ninguno es tan cruel contra sí, ni tan falto de razón y de seso que le despierte, esto es, que le provoque y irrite.
Y añade: ¿Quién podrá resistir a mi cara?, como arguyendo de lo uno a lo otro, y diciendo: Pues si nadie es poderoso, ni para mirar este pez, ¿quién osará oponerse?, o ¿quién tendrá ánimo para parecer ante Mí? Y si tu saber se agota en el conocimiento de una criatura marina, ¿qué será puesto en mi competencia?
Y añade, como en probanza de esto postrero:
2. ¿Quién me donó para que yo después le diese? Cuanto hay debajo del cielo, mío es. Como diciendo que Él es primero que todos y adelantado en todas las cosas, y que no recibió nada de nadie, y que todos reciben y recibieron de Él todos sus bienes, y que ansí tiene sobre todos infinitas ventajas; y por el mismo caso ninguno es poderoso, no sólo para resistirle, mas ni para mirarle o para parecer en su presencia.
O como dice otra letra: ¿Quién me precedió y perficionaré?; que viene al mismo sentido. Porque en confirmación de su infinito poder pregunta si le precedió alguno, esto es, si hubo otro ante Él que le enseñase y industriase para hacer lo que hizo, esto es, si tuvo maestro alguno en la obra del mundo, o quien le enseñase poner en perfección lo que hizo; como diciendo que ninguno hubo, y afirmando por el mismo caso que Él de suyo es la fuente y el príncipe de todo el poder y saber.
Y añade:
3. No le perdonaré por palabras poderosas, y para aplacar bien compuestas. En que dice que, si acaso hay tan loco alguno que presuma de sí aventajársele en algo, que le irá tan mal de su presunción, que ni ruegos (que ésos llama, palabras poderosas y bien compuestas para aplacar) ni plegarias ni humillaciones no le librarán de su mano.
Mas la letra original mira, a lo que parece, a otra parte, porque dice: No callaré sus miembros, y palabras de fortaleza, y gracia de sus composturas. En que quiere decir y dice que torna a acabar lo comenzado, cuanto a las figuras y disposiciones de esta ballena que pinta; porque estando en la pintura dellas, rompió el hilo con otras pláticas, el cual agora ata y prosigue. Y para proseguir dice que no callará lo que por decirle le faltara, tocante a los miembros y fuerzas y composturas deste animal. Y ansí torna luego a ellas, y dice:
4. ¿Quién descubrirá la cara de su vestidura? Y en su boca, ¿quién entrará? Declarando por esta manera la fortaleza y dureza de su cuero, y la disformidad de su boca espantosa.
Como declara más en lo que luego se sigue, que es:
5. Las puertas de su cara, ¿quién abrirá? Al derredor de sus dientes espanto. Y llama bien puertas de la cara a la boca, porque por ellas entra al cuerpo el manjar que está fuera; y puertas también, por mostrar su desmesurada grandeza, más semejante a puerta que a boca.
Dice más:
6. Su cuerpo como escudos de acero, apiñado de escamas que se aprietan. Que es argumento que habla de algún otro monstruo marino, más fiero y más desmedido que la ballena, porque ésta ni tiene escamas ni conchas, ni aun la dureza de cuero que ha dicho, ni menos lo que se sigue:
7. Una se junta con otra, ni un respiradero pasa entre ellas. Que es decir la juntura estrecha de unas conchas con otras. Y lo mismo dice luego por otra manera:
8. Una con otra se apegan, y asidas no serán apartadas; esto es, no apartará ninguno la una de la otra, por más fuerza que ponga. Prosigue:
9. Su estornudo resplandor de fuego, y sus ojos pestañas de aurora. Del estornudo dice que es fuego, para mostrar el ardor de su aliento; que como la vida de los animales está en el calor, los mayores y más fieros y fuertes tienen calor más sobrado, y ansí su aliento es muy mas encendido.
Mas de los ojos dice que son pestañas de aurora, para decir que son grandes por extremo y muy rasgados y juntamente sangrientos. Porque de ordinario, cuando amanece, la parte del cielo que se viste de luz, se colora con arreboles y parece ansí; y se descubre una veta de luz extendida y enarcada y bermeja, que es como los ojos o las pestañas con que nos comienza a mirar el aurora.
Dice más:
10. De su boca irán llamas de fuego como teas de fuego encendidas; lo cual dice por la razón que está dicha.
Y torna sobre él, y repite:
11. De sus narices procede humo, como de olla encendida y hirviente.
Y luego:
12. Su aliento encenderá brasas, y de su boca llama saldrá. Y pasa adelante:
13. En su cuello hace asiento la fortaleza, y ante sus faces va el asolamiento. El cuello grueso y macizo y nervoso es de cuerpos muy fuertes, y ansí, diciendo que éste tiene fuerte cuello, dice que todo él es fortísimo; y dice que el cuello es fuerte extremadamente, diciendo que la fortaleza hace asiento en él, como diciendo que la tiene y posee toda.
Y dice que el asolamiento va ante sus faces por figura poética, en que se da persona a lo que carece della, y se imagina que lleva al asolamiento como a su lacayo o alguacil delante de sí, para significar que lo asuela todo por donde pasa.
Dice:
14. Las partes de sus carnes apegadas entre sí; enviará rayos contra él, que no irá a otra parte. Que se sigue de lo que luego decía; porque a la fortaleza del cuerpo es natural la macicez de la carne, que los animales de carnes muelles no son señalados en fuerza. Pues dice que las de éste son macizas en sumo grado que un rayo no hará en ellas mella, no hará que se aparten.
Y lo mismo dice del corazón ansí:
15. Su corazón duro como piedra y será apretado como yunque de martillador. El hebreo dice como la piedra molar, que de las dos está debajo, que llamaban antiguamente la piedra yusana, y llaman agora [la cama]. Y entendemos aquí por corazón la parte del cuerpo que tiene este nombre, y la inclinación y afecto del ánimo, que también llamamos corazón por metáfora. Porque la razón pide que la carne de este animal sea durísima y maciza mucho en esta parte de su cuerpo; porque es el corazón la hornaza que contiene y conserva en sí el calor de la vida, y el lugar adonde por medio de este calor la sangre se convierte en espíritu, que derramándose por las arterias alientan el cuerpo; y ansí, cuanto el calor es mayor, tanto conviene que sea más macizo y duro el hogar donde arde, para que no se pierda y derrame. Y como visto habemos, es tan grande el de aqueste dragón, que lanza por la boca llamas y humo.
Y si esto es ansí, a ello se consigue por fuerza que el corazón en la otra manera, esto es, el afecto malo de su inclinación sea desapiadado y crudísimo; esto es, sea duro más que piedra y que yunque en la condición y braveza, porque siempre composturas semejantes de cuerpo acompañan en el ánimo semejantes afectos.
Dice más:
16. Cuando levantado fuere, temerán los ángeles, y los espantados se purgarán. Por los ángeles, otra letra dice los fuertes; y conviene esto bien con lo que hasta agora está dicho; que natural es que lo extraordinario haga espanto, y es muy extraordinaria la figura de este animal, y su fortaleza y fiereza. Por lo cual dice que, en levantándose esta fiera, esto es, cada y cuando que se descubriere y demostrare a la vista de algunos, sacando la cabeza y el pecho del agua, por más valientes y esforzados que sean, temblarán y se purgarán con el miedo; porque el temor, recogiendo al corazón el calor, deja fríos y desatados los cerraderos del vientre.
Prosigue:
17. Cuando te asiere cuchillo no prenderá, ni lanza ni coselete. Y dice otra letra: La espada del que le tocare no estará, esto es, no quedará hincada en él, sino saltará en alto, como si diera en la yunque; que responde a la dureza de su carne y conchas y cuero ya dicha.
Y a lo mismo pertenece lo que se sigue:
18. Reputará como pajas hierro y como leño podrido el bronce. Porque es de cuerpo impenetrable y ansí no le daña arma ninguna ni le teme; que, como dicho habemos, no conviene bien a las ballenas de que tenemos noticia. Mas en la mar hay otros géneros de monstruos fierísimos y grandísimos, de que hacen memoria muchos y diversos autores, y Galeno de algunas ballenas dice que tienen el cuero durísimo.
Y dice más en el mismo propósito:
19. No le ahuyentará hijo de arco, piedras de honda se convierten en astillas. Hijo de arco llama al flechero o a la misma flecha y saeta; y ansí dice que ni teme arco ni se espanta de honda.
Y ni más ni menos:
20. Como astilla estimará la pica, y burlará del blandear de la lanza. La palabra pica [cidon] en el original es ballesta de guerra. Y lo que añade, a lo que entiendo, pertenece a la misma macicez y dureza de cuerpo.
Porque dice:
21. Debajo de sí rayos de sol, y tenderá debajo de sí oro como lodo. O según otra letra: Debajo de sí puntas de teja, tenderse ha agudezas sobre lodo. Que está dicho a la vizcaína, y con falta de algunas palabras, que, si las añadimos, diremos de esta manera: Debajo de sí tiene puntas de teja, y se tenderá sobre agudezas como sobre lodo. Y esta letra y la de arriba vienen a un mismo sentido, que es de encarecer más la firmeza del cuerpo y dureza del cuero de este monstruo marino, que no siente más tenderse, cuando toma reposo, sobre agudísimas piedras que sobre tierra o barro blando y molido.
Pues dice: Debajo de sí rayos de sol, esto es, recuéstase, si le place o cuando le place, sobre los rayos del sol, que llama ansí lo que la otra letra nombra puntas de tejas; que por lo uno y lo otro entendemos las piedras y guijas agudas y ásperas, que suelen estar en lo hondo del agua, que por razón de su agudeza son aquí llamadas rayos, y por causa del resplandor que por la mayor parte muchas dellas tienen, son nombradas oro y rayos de sol. Sobre éstas, pues, hace cama esta fiereza, y descansa en ella como sobre lodo batido y blandísimo.
Dice más:
22. Hará hervir como olla el profundo del mar; ponerle ha como cuando hierven ungüentos. O como dice otra letra, como olla de ungüentos. Lo cual dice para demostrar la fuerza de su movimiento y grandeza, con que meneando el agua y cortándola parece que hierve, y la enciende y hinche de espuma.
Y ansí añade luego:
23. En pos de sí hace relucir la senda, y reputará a la hondura como lleno de canas. Que con la espuma que levanta, deja señalado y blanco el camino por donde ha pasado, y hace que el mar parezca cano y sembrado de espuma blanca, como lo está de canas un viejo.
Y reputará, dice; esto es, hará que parezca ansí a los que caminan y que le estimen por tal.
Y finalmente, concluyendo y resumiéndose, dice:
24. No hay sobre el polvo quien se le compare, que es hecho para no tener miedo. En que en una palabra pone toda esta pintura y encarecimiento en su punto, y antepone aqueste animal marino a todos los que huellan la tierra. Y diciendo no se ha hecho para tener miedo, dice que no tiene en sí parte flaca ni sujeta a peligro, porque en todas es extremadamente fuerte y robusto.
Y ansí fenece, diciendo:
25. Todo lo sublime verá él, rey sobre todos los hijos de soberbia. Verá, dice, esto es, despreciará; que en estas Letras el despreciar y desestimar a uno se nombra ver muchas veces, como en el Psalmo: [Porque de toda angustia me escapó, y en mis enemigos vio mi ojo.] Pues dice que desprecia lo más alto, porque es el mayor en cuerpo, y, más dotado de fuerzas y de fiereza que todos.
Y porque se aventaja a todo lo que es grande en fortaleza y fiereza, por eso dice que es rey sobre todos los hijos de soberbia, porque de ordinario lo valiente y animoso y fiero es soberbio; y llama ansí a todos los animales señalados en braveza y en fuerzas. Por donde algunos intérpretes latinos trasladan sobre todos los monstruos marinos. Los griegos dicen; todos los que moran las aguas. Y el que traslada en caldeo: sobre todos los hijos de los montes.
Las preguntas y comentarios los recibiré por este mismo medio.
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